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10 comentarios:
Enhorabuena a todos, a unos, por la esencia, y a otros, por la reminiscencia, amén del "dominicos" que aparece en el título de este blog. Dicho queda el día de la patrona de mi pueblo, la Virgen de las Nieves.
El recuerdo que tengo es que el 4 de agosto ya estábamos de regreso y se habían acabado las vacaciones; llegaba el encierro durante un año; buena manera de fonentar el cariño familiar. Qué pena, han pasado 60 y pico años, sólo.
Un abrazo "dominguero" y felicidades a los domingos que se asoman a esta ventana.
Creo que ahora Santo Domingo, se celebra el día 8.
El misal que nos presenta el furriel, me recuerda a uno que tuve yo, y que aún lo tengo, que me regalo el día del compañero el P. Benito Armendáriz, pues el primer año me toco él de "compa" en Villava. Recuerdo era de piel y con canto dorado y si no me equivoco era de rito mozárabe. Me encantaba, porque en cada santo, beato o venerable dominicanos del día había una pequeña biografía, que yo me habría leído más de mil veces en las horas de meditación.
Yo creo, José Manuel, que no todos los 4 de Agosto estábamos en el colegio, recuerdo que este día íbamos a comer a Villava, todos los de alrededor, Iturgaiz, Mendivil, Nuín, Egea, Ibarrola, etc. El año que inauguraron el Santuario y que los de Villava fuimos a León, creo que llegamos a finales de Agosto o primeros de Septiembre, por otro lado creo que posiblemente se pasara Santo Domingo en el Colegio. De todas formas las vacaciones eran muy cortas y el contacto con la familia poco. En Villava se empeñaban en jodernos los sanfermines mandándones al campamento Montejurra. En Pamplona el día 8 se celebra en la cuesta de Santo Domingo una fiesta con música y chistorrada y a la noche una cena autogestionada por los vecinos en la Plaza de Santiago, junto a la iglesia de los dominicos, con baile incluido. Eso antes de la pandemia,
Ignoraba que en Casorvida hubiera hacendados como colijo al leer "se habían acabado las vacaciones" en el escrito de el Pitu. En mi caso era la vuelta al cole porque, Cirauqui, nosotros sí teníamos que volver para el 4 de agosto.
Pero ¿vacaciones aquello? ¿El periodo de mayor trabajo? En mi caso, como en el de tantos otros, llegaba al mediodía; nadie esperando en la estación y al llegar a casa un ¡Ah! ¿Ya estás aquí? Come algo, cámbiate y vete a Entregloria, que están cargando el carro (de hierba).
Por eso me ha gustado lo de Trapiello en el anterior Portillo que reproduzco: "Por otro lado, cuando has estado en un internado desde los diez a los dieciséis, los afectos crecen de una manera rara, como los jaramagos en los tejados. Nadie los planta, y nacen donde quieren, normalmente ni nacen"
¡Cómo se ve que va progresando la amnesia senil! En La Virgen, salíamos de vacaciones el 5 de agosto y volvíamos el 13 de septiembre. Así de sencillo y de contundente.
A ver, lo de demencia senil me temo que al "anónimo" le afecta diferentemente que a nosotros. Él ha olvidado poner el nombre, seguro que ha sido un olvido.
Lo de vacaciones en la Paramera. En los setenta íbamos en julio y volvíamos, como decia por una vez bien el Pitu, para la fiesta de Santo Domingo, cuando aquello el 4 de agosto. De ello no tengo dudas. Trabajaba todo el mes metiendo hierba, que era el trabajo más duro del año. Si hubiéramos ido en agosto me hubiera tocado la Trilla del trigo, centeno y cebada, algo que creo me gustaba. Igual porque no volví a hacerlo desde que fui al internado. Así de sencillo y contundente, confirmo.
Y añado: al igual que había "enchufsdos" que tenían dos meses, pero no creo fueran muchos.
Salvo error por mi parte, y a las correcciones pertinentes me atendré, en Corias parece que éramos más ordenados y disciplinados. Las vacaciones, adelantándonos a la eclosión económica y turística, eran, como Dios manda, del 1 de agosto al 1 de septiembre. Durante ese tiempo de asueto, en el pueblo cada cual andaba a su albur. A mí, siendo de Mogarraz, me tocaba regar y también visitar todos los días al P. Segis, el Superior de Corias, que para eso era de Mogarraz. Tras Corias, en el Noviciado, rien de rien, en viaje directo al llegar septiembre, con el hábito y la primera profesión a cuestas, de Palencia a Las Caldas para engolfarse en la Filosofía. Y, desde aquellos "montes altivos", tras pasar tres veranos enteritos en Montesclaros (¡qué tiempos aquellos de olimpiadas festivo-lúdicas y guateques-botellón!), directos a San Esteban de Salamanca para engolfarse aún más en la Teología, donde, hasta ser ordenado presbítero (tercer o cuarto curso), los veranos los pasábamos, cual cabras monteses o montunas, en los riscos de la Peña de Francia. ¡Ah!, pero ahí, como en todos los lugares de la tierra donde hay privilegiados, los lugareños, los serranos, disponíamos a veces de horas o incluso de un día entero o de dos para visitar a nuestros padres y demás allegados en nuestros pueblos. Así que, dependiendo de cómo se mire y valore, triste o gozoso destino el mío y de tantos como yo: trabajamos de niños en el pueblo antes de ir a Corias; seguimos haciéndolo durante las pocas y cortas vacaciones que se nos dieron a lo largo de los años de estudio y... seguimos en la brega, seguramente por deformación profesional, después de cumplir los ochenta. ¡Que aproveche!
Perdón, pues, releyendo lo escrito, creo que he cometido un error en el paso de Las Caldas a Salamanca, cuando, si mal no recuerdo otra vez, se nos daba todo un mes de vacaciones con nuestras familias. Así que la mayoría de nosotros estuvo sin ver a sus padres y demás familiares, por un lado, cuatro años seguidos, los de Noviciado y Filosofía, y, por otro, tres durante la Teología. Si es verdad el dogma de que el Verbo se encarnó, nosotros le llevamos la contraria, pues nos "descarnamos" o descastamos durante unos cuantos años de nuestra vida, dicho sea sin acritud y como memoria histórica de tiempos heroicos.
Nada tengo contra nadie pero ese "amónimo", salvo que sea por error a la hora de enviar, no debería presentarse en público. Hay que dar la cara colo hombres curtidos en una guerra que duró unos cuantos años. Y presentarse para corregir a dos de la promicionona me parece una osadía por su parte; lo que dicen los mayores se acata y punto. Lo dicho, las vaciones en el colegio eran en el mes de Julio. En el noviciado y Caldas nada de nada. Sr. Anónimo, ¿Vd. pasó por el colegio al que nos estamos refiriendo? Yo creo que Vd. estudió en el colegio de ferroviarios. Atrévase y cirríjame, se las verá con el Antoñín Argüeso, casi dos metros de "dalle".
Abrazos dominicales.
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Yo creo que en Villava, nos íbamos antes de vacaciones, después de haber pasado los Campamentos de la OJE en la Ulzama y en el año 1961 nos llevaron a León hacia primeros de Septiembre. cuando se inauguró el Santuario, estábamos allí. Los años siguientes de Agosto a Septiembre. El año 1965, año en que me salí el 28 o 29 de Junio, después de todo un día y una noche de tren llegué a casa muy temprano, saludos, incertidumbre por mi parte, timidez, y me encontré con un trabajo, los días anteriores a San Fermín, para repartir muebles por las casas, trabajo al que se había comprometido mi hermano y me lo encasquetó a mí. Me lo pasé fatal, pero por lo menos saqué pelas para sanfermines, aunque estaba más perdido que un elefante en una cacharrería.
Hace poco tiempo encontré un diario en el que cuento todas mis angustias y dudas de mi salida, ya que desde Navidades quería irme, pero el Padre Ricardo me aconsejó que esperará hasta terminar sexto, así que pasé varios meses terribles, sin decir nada. Estaba aturdido y angustiado y debatiéndome entre la "vida religiosa" y la "vida mundana". ¡Qué dilema!. Ser o no ser, he ahí la cuestión.
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