jueves, 20 de noviembre de 2025

PRESENTACIÓN DE ANTOLOGÍA POÉTICA de Mariano Estrada





Texto de la contraportada

Cuando nos duele una parte del cuerpo solemos ir al médico. ¿Qué solemos hacer cuando nos duele el alma? Yo confieso que exprimo las neuronas como si fueran naranjas hasta que logro extraer un zumo de dolor que, al desgajarse de la intimidad, va adquiriendo la forma de un poema. De este modo consigo que aquello que me tortura quede fuera de mí, evitando un sufrimiento vano. Cada vez estoy más convencido de la utilidad catártica de la poesía, tanto para el que la escribe y la ofrece a los demás como para el que la recibe, la penetra y la asimila, es decir, para el que la reescribe como lector. Por otra parte, declaro sin ambages que, lejos de la pusilanimidad, la poesía me ha hecho fuerte en los momentos difíciles.


Texto de la solapa

Nací en 1947, en un pueblo de Zamora llamado Justel, cuyo censo debía de arrojar un monto de 300 almas si me contaban a mí. A los 10 años mi familia se trasladó a Muelas de los Caballeros, a solo 6 km. de distancia contados en curva. Entre los libros de estos dos pueblos, no había ninguno que fuera exclusivamente de poesía. Pero la poesía estaba allí con nosotros, en el aire, en el humo de las chimeneas, en el vaivén de las mieses bajo la brisa, en el nido amoroso de los pájaros, en las bardas de los corrales, en las flores cárdenas del brezo... 
     De 1960 a 1965 estudié en un internado de dominicos de León, llamado Virgen del Camino, donde se daba una enseñanza humanista que incluía latín, griego, música, poesía y deporte. Allí nacieron, como jugando, mis primeros poemas. De 1965 a 1973 residí en Madrid, donde trabajé lo que pude, estudié menos de lo que debía, me divertí mucho, canté en un coro de folclore ruso y me dieron un Premio de poesía, tras superar una acusación de plagio. Un filólogo de la Universidad sugirió que el mío era un poema perdido de Garcilaso de la Vega o de Calderón de la Barca, lo cual hinchó mi ego de autor.
     A Villajoyosa llegué en un 600 descapotable de color blanco. Era el año 1973. Llevaba conmigo, además de un hatillo de ilusiones, una provisión liviana de dinero, un poco de ropa, los documentos imprescindibles para ser una persona de bien y unos cuantos libros con los que siempre me ha gustado viajar, casi todos autorizados por la censura. Y fue en Villajoyosa donde, en 1984, publiqué mi primer libro, al que siguieron otros 30. Entre ellos están los 19 poemarios de esta Antología que espero que disfruten. ME

 Mariano Estrada 05-03-2025


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Palabras de Mariano Estrada en la presentación de su ANTOLOGÍA POÉTICA en la SEU Universitaria deVillajoyosa.

Buenas tardes
Voy a ser breve, porque creo que lo importante no es lo que pueda decir yo ahora, sino lo que han dicho ya Marta, Maite, Miguel, Manolo y Nicolás.

Empezamos
Yo era un niño de 12 años la primera vez que oí la palabra antológico. Fue en la radio y se refería a un gol que había marcado un brasileiro llamado Pelé. ¡Un gol antológico! Yo no sabía lo que significaba esa palabra, pero mi mente de niño dedujo, por el tono en el que se expresaban los locutores, que era algo grandioso, descomunal, insuperable… Lo que no difiere mucho del significado que le atribuye el diccionario de la RAE, que dice: Antológico: “Digno de ser destacado, extraordinario”. Claro que extraordinario suena un poco más suave que descomunal o grandioso.


     Algún tiempo después, ya en el colegio Virgen del Camino de León, supe que el vocablo antológico era un derivado de la palabra antología. Y que la palabra antología tenía su origen en el griego antiguo, por unión de las palabras ánthos, que significa flor y logíaque significa selección, colección. Etimológicamente, por tanto, antología significa "Selección de flores". ¡Qué bonito! ¿No? Y, por extensión, se refiere a “una colección de obras literarias o artísticas escogidas y representativas”, Pues bien, lo que hacemos hoy aquí es presentar una selección de poemas escogidos y representativos. Es decir, los mejores poemas de cada uno de los libros antologados, según el criterio del autor.
     Pero ninguna explicación se acerca ni de lejos al fogonazo que produjo en mi cabeza aquel gol antológico de Pelé que, a través de las ondas, venía de Brasil con un desorbitado cargamento de decibelios. ¡¡¡Goooool!!! ¡¡¡Gol antológico!!!


Curiosidades antológicas
En el proceso de realización de esta Antología poética, ha habido algunas curiosidades que quiero destacar y compartir. Por ejemplo:

     El número de páginas (312), tal vez os parezca un poco excesivo, pero si le quitamos el prólogo, que tiene 57, quedaría reducido a 245 páginas, que ya es más asumible, teniendo en cuenta que los libros antologados son 19, que hacen un total aproximado de 200 poemas, es decir, el 25% de mi producción lírica.

     Añado que la selección original ocupaba varias páginas más. Lo que quiere decir que se produjo una poda importante. Una poda que siempre es dolorosa cuando es el autor el que tiene que hacerla. Y yo tenía que hacerla porque el editor, con buen criterio y mejor determinación, me hizo ver que el número de páginas resultaba un tanto abultado, cosa con la que yo estaba íntimamente de acuerdo. Menos doloroso resulta cuando el antólogo es otra persona, ya que los aspectos sentimentales no entran en juego y solo hay que atenerse a los criterios puramente profesionales, se supone que en beneficio de la calidad. Me explico: ante el inevitable rechazo de un poema compitiendo con otro, ¿Cual sí, cual no? ¿Por qué tengo que rechazar este, si es igual de bueno (o de malo) que este otro? He ahí el dilema, como diría Hamlet, aunque refiriéndose, obviamente, a una indecisión más profunda: “Ser o no ser”. Al final, y al contrario de lo que hizo Hamlet, que eligió vivir con las penalidades de la vida ante la incertidumbre del más allá, lanzas una moneda al aire y, si sale con barbas, san Antón. Y sigues adelante con los dilemas hasta que cierras el garito de las indecisiones. Creo que con un buen resultado.

El lugar donde he escrito
Todos los poemas de esta Antología poética fueron escritos en la Vila. En realidad, toda mi producción literaria, que hasta ahora es de 31 libros, además de los tres o cuatro que quedan por publicar, ha sido escrita en la Vila. Excepción hecha de unos cuantos poemas, muy pocos, que fueron escritos en León y en Madrid y son poemas mayormente de aprendizaje. Curiosamente, en Muelas de los Caballeros no he escrito ninguno, a pesar de que sobre Muelas he escrito lo que casi no se puede contar. Y aún haré otra excepción: el poema La luna, que dediqué a Federico García Lorca en detrimento de mi mujer, Rosa Corrales García, lo empecé a escribir en un hotel de Baeza y lo acabé rematando en mi despacho Villajoyosa. ¿Tendré que adjudicarle, por esta causa, una doble nacionalidad? No lo sé, habrá que recurrir al fútbol nuevamente, que es donde suele practicarse este tipo de duplicidades.

     Y ya que toda mi obra literaria ha sido escrita en la Vila, ¿no es lógico y razonable que esta Antología poética de 19 libros y 40 años tenga en la Vila una presentación proporcionada y digna? Yo creo que sí, tan proporcionada y digna como la que estamos haciendo hoy aquí los que participamos en ella: Maite Sánchez, Concejala de Servicios Sociales; Miguel Escrig, la voz por excelencia de Villajoyosa, Manolo Palazón, director y actor de teatro y Nicolás Pardo, actor de cine y guionista. Por otra parte, me satisface enormemente que la presentación de este libro haya corrido a cargo de una persona vilera, escogida y representativa, condiciones que se cumplen con creces en la persona de Marta Llinares, cuya presencia se extiente por todos los rincones de la Marina Baixa gracias al prodigio de la radio, otra vez la radio, donde ejerce de periodista y tiene merecidos reconocimientos y cargos relevantes. No haría falta decirlo, pero lo digo: en la Vila, Marta es popular por méritos propios.

Conclusiones
Mi editor, Lalo F. Mayo, periodista que ha sido editor de “La voz de Galicia” durante 4 décadas, me dijo que una Antología poética como esta, que abarca 40 años y 19 libros, merecía ser recibida con palmas por los medios de comunicación y entes culturales de la zona. Y puede que no le falte razón, aunque yo -que después de tanto tiempo estoy acostumbrado a los imperativos de la realidad-, sé muy bien que la realidad de este tiempo no bebe los vientos por la lírica. No obstante, en lugar de encoger el ánimo, yo he asumido estas cosas con deportividad y con un cierto optimismo: soy consciente de que, en términos generales, la poesía no levanta pasiones, pero las excepciones que confirman la regla me han dado muchísimas alegrías. Y me consta, además, que también se las han dado a muchas otras personas, a veces envueltas en lágrimas. ¿Sabéis que hay gente que llora leyendo poesía? ¿Sabéis que hay poemas con los que uno puede partirse de risa? ¿Sabéis que hay versos que llenan de nudos las gargantas y que ponen de punta las emociones? ¿Sabéis que la poesía es catártica hasta el punto de poder sustituir al psicólogo? Será cuestión de que los poetas empecemos a montar chiringuitos de sanación, aunque tengamos que tributar a Hacienda. Nada nos haría más felices que ser contribuyentes netos.

    ¿Qué cómo justifico mi optimismo? Pues veréis, podíamos hablar de las presentaciones de libros, de los 200 PPSs que se han hecho con mis poemas, de los innumerables y enjundiosos comentarios de los lectores, tanto públicos como privados; de los recitales, de las redes sociales, de los premios literarios, de las charlas en colegios e institutos…Voy a dar unos datos: mi primera página en internet, titulada Paisajes Literarios, tuvo en dos años más de un millón de visitas. Y he tenido tres páginas. Otro tanto ha ocurrido con mis blogs, el último de los cuales ronda actualmente las 700.000 visitas. Se titula El futuro está en las rosas. ¿Habrá algo más optimista en el mundo que el título de este blog?  Y si no está en las rosas, ¿dónde puede estar el futuro, en las guerras, en sus metáforas sociopolíticas? En las guerras solo hay hambre, muerte, destrucción y desolación. Y en sus metáforas sociopoliticas hay una suerte de matadero de la moral que nos lleva precipitadamente a la alienación y a la esclavitud. Y eso no puede ser. No puede ser. Hay que devolverle al mundo su perdida dimensión poética, aunque ello signifique luchar contra molinos de viento.

     Se puede replicar que el que no se consuela es porque no quiere, para decirlo con una frase rotunda y tópica. Pero lo cierto es que gracias a ese empuje constante del optimismo, yo voy a dejar mi obra publicada, un objetivo que puede tildarse de satisfactorio. Si me hubiera dejado vencer por el pesimismo, la apatía, la abulia, el descrédito y el desánimo, mi obra estaría amontonada en los cajones de una mesa o hundida en los archivos de internet, que van todos al pozo sin fondo del ciberespacio. O tal vez mi obra no existiera o fuera simplemente una caricatura de lo que es.

     En todo caso, yo creo que la pasión lírica puede asumir perfectamente el hecho de escribir por amor al arte. Lo demás viene luego, y, aunque es importante y deseable, no deja de ser secundario. En este oficio, si así podemos llamarlo, la mayor satisfacción está en el hecho puro y duro de escribir. Esa es mi convicción y mi convicción procede de la experiencia. Estoy seguro de que ha habido muy buenos poetas de los que nada sabemos porque no pudieron publicar ni un solo libro en su vida y se los llevaron todos a la tumba. Esto ya no tiene por qué pasar. Nunca ha sido tan fácil publicar un libro de poesía, aunque venderlo sigue siendo un empeño realmente difícil. Ahí tiene la poesía su punto vulnerable, su talón de Aquiles. Y en el mundo hay muchos Paris (o Alejandros) que siguen clavando en el talón de la poesía sus flechas envenenadas. La diferencia está en que Aquiles murió en la guerra de Troya, pero la poesía, que es una declarada superviviente, ha salido indemne de todas las guerras, de todas las miserias y de todas las hambrunas. Y también saldrá de las actuales, que son muchas, aterradoras, ignominiosas e inhumanas. Porque la poesía, queridos amigos, no puede morir y nadie, absolutamente nadie, la puede matar.

Agradecimientos
Quiero expresar mi gratitud a todas aquellas personas que, en mayor o menor medida, me han acompañado en este largo viaje por los anchos territorios de la poesía. Y de una forma especial a Lalo F. Mayo, que es el responsable de la edición de mis últimos 18 libros publicados. Suya es también la portada que ilustra este libro, en la que pueden verse una palmera y un roble. El roble está insertado en el paisaje sin tacha de mi niñez y la palmera se ha metido tanto en mis ojos que -con el mar y el almendro-, me han llevado a reconocerme sin remedio en el paisaje mediterráneo.

     Gracias al Ayuntamiento de la Vila, en la persona de Maite Sánchez, concejala de Servicios Sociales. A la Seu Universitaria, en la persona de su director José Antonio Moya. Gracias, por supuesto, a los participantes en este acto, al que le han dado una categoría antológica. Maite, Marta, Miguel, Manolo y Nicolás. Y gracias al público en general: familiares, amigos, conocidos y desconocidos, porque sin vosotros, este acto sería un deseo insatisfecho.

Bona nit. Buenas noches.
Texto leído por Miguel Escrig
Mariano Estrada, La Vila, 13-11-2025

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