HAIKUS DE REMEMBRANZA
No sé vosotros, queridos amigos, pero yo, aun después de los días transcurridos desde nuestro reencuentro, sigo con el Himno a la Virgen del Camino rondándome y ronroneándome en la cabeza… y me envuelve a cada paso del día. Y de la noche a veces:
"…Reina de la montaña…"
y no sólo ese imponente coro wagneriano de peregrinos suntuosamente arropado entre ráfagas de órgano, sino cada una de sus inolvidables y entrañables estrofas. Las siento en mi cabeza y vuelvo a verme con pantalones cortos cantando entre los tiples y rodeado de todos vosotros, aquellos casi quinientos muchachos que cantábamos “Ave María estrella del camino…" en aquel flotante coro junto a la vidriera sinfónica …
Y me pasa lo mismo con cada una de las piezas y poemas que interpreté para vosotros y que había preparado con tanto embeleso desde el anuncio de nuestro reencuentro.
Acaso algo de todo ese embeleso os transmití ese atardecer.
He pensado por ello condensar en un haiku cada remembranza como en un nuevo encuentro en la penumbra de aquel coro de sueños en torno al órgano, ámbito confidente y sosegado. Tal vez entre ese ritmo japonés escandido de 5-7-5 sílabas -con el cercano aroma de nuestras españolas seguidillas- quede, alto en el aire como un viejo perfume vaporizado, pero aún fresco y vibrante, el recuerdo de aquella comunión:
1.- Fanfarrias de oro
Para abrir un concierto
Junto a vosotros
Truena Quevedo
Sonetos metafísicos
Y enamorados:
En donde ardía
Dejará la memoria,
Ebrio firmó.
Ayer se fue;
Mañana no ha llegado,
Hoy se está yendo…
Sabias palabras:
Soy un fue, y un será,
Y un es cansado…
Afán ansioso
Mas polvo enamorado:
¡Oh sí, por siempre!
2.- Poesía mística:
Juan de la Cruz suspira,
Cabezón tañe.
Sobre las teclas
Tan alta transparencia
Mece el oído.
Rompe la tela
De este dulce encuentro:
Cauterio suave.
¡Secretamente,
Cuán manso y amoroso
Tú me enamoras!
3.- Los organistas
De aquellos verdes años
Vuelven en música:
Uría ríe
Mientras nos acompaña.
Pedro suspira.
Rueda, Elustondo,
Bregón, Olóriz, Seque
Tejo, Vibot…
Manuel Esteban
Y Víctor Pablo Pérez…
¡Cuánta harmonía!
Brincan fuguetas
En el órgano mínimo
De los pequeños:
Haendel y Mozart
En tan tiernos oídos:
Caleidoscopios.
¡Cuánta alegría
En tan tiernos pesares
Oíros tocar!
Banco del órgano
De la escuela mayor:
Los "Cantos íntimos".
Eduardo Torres:
Nostalgia adolescente,
Amor prohibido.
García Baena:
Ese antiguo muchacho
Que aún llora versos…
4.- ¡Oh la Rondalla:
Los élitros vibrátiles
De las libélulas!
La sinestesia
De Rimsky Korsakov,
Iridiscente…
Y aquella música
Que descendía del cielo
Entre suspiros:
La "Canción india"
Como un anhelo siempre
Inalcanzable.
Pablo Baena
"Bajo la dulce lámpara":
Secreta dicha.
Y Eduardo Torres,
Su "Canción elegíaca":
Viajes soñados.
5.- Correa de Arauxo
Junto a Lope de Vega:
Tan honda estela.
Tientos de bajo:
Tan amargos sonetos
Desesperados.
Llamar eterno
a lo que es temporal.
Fuego en el alma…
Beber veneno
Por un licor süave,
Amar el daño.
A un desengaño
Dar la vida y el alma:
Esto es amor…
6.- Amor sin vuelta,
Ni nombre, ni palabra,
Ni carta blanca.
Góngora esbelto:
El mundo de los sueños
Bien lo cifraste:
Hondo en la noche
Su teatro sobre el viento:
Sombras de dicha…
Villamediana:
"El que fuere dichoso
Será amado…"
Amo de vos
Lo que de vos entiendo,
No lo que espero,
Pues nada espero.
De vos no quiero más
Que lo que os quiero.
7.- Mi ruiseñor…
Shakespeare, Quevedo, Keats…
Y Juan Ramón.
Lucero en trino:
¡Qué rosa hecha harmonía
En tu garganta!
Gabriel Miró:
Entre "El humo dormido"
Aquello ojos…
En nuestra mente
La ciudad sumergida
Que nunca duerme.
Emerge el órgano
Chorreando visiones
De tiempos idos…
8.- Fugacidad:
Al arrullo de Góngora
Cantan zagales.
Antonio Mestres:
Tocatas pastoriles
De cornamusa.
"¿Qué hará la mano
Si tanto puede el pie
Que ostenta flores?"
Pues más me enredo,
-Sutil Lope de Vega-
Mientras me guardo…
9.- ¡La Españoleta
Venza a la blanca nieve
Y todos dancen!
Oro bruñido
El sol relumbra en vano
Por tu cabello.
¡Rubio tesoro
Goza, goza el color,
La luz, el oro!
Que en tierra, en humo,
En polvo, en sombra, en nada
Todo se olvida.
Poesía de ocasión ha sido ésta, sólo para vosotros. Intraducible, íntima, para uso privado. Confidencial, cercana quise hacerla, compañeros queridos del colegio.
Sortilegio del canto entre vosotros, entre tantas quimeras de entonces y de ahora.