lunes, 5 de abril de 2021

LA VENDEDORA DE GLOBOS 37 (por Isidro Cicero)





Dedicado a la memoria del Padre Pedro Sánchez.

dibujo de Jesús Herrero

Ya hacía meses que no me pasaba, pero anoche me volvió este doloruco en el codo izquierdo que me molesta cuando me doy vuelta en la cama - tal que así-. Siempre que me ocurre, me despierto. Entonces, automáticamente, siempre, como si una cosa tuviera que llevar a la otra, me acuerdo del padre Pedro. En el otoño, me pasaba más. Este doloruco de ahora es sordo, molesto y consecuente: no se produciría si yo, al darme la vuelta, no apoyara este brazo en la sábana bajera. Si, mientras escribo, no pusiera el codo tal que así, en la mesa. Ahí hay ese ay. Este doloruco se aguanta bien; que todos los dolores que nos queden por padecer vengan como así, Dios te oiga. 

Este doloruco es porque en agosto me salió un bulto del tamaño de una bola de petanca. Blando y encarnado. Llené de agua un tazón grande de los de desayunar café con leche, lo metí en el frigorífico con una bola de petanca flotando y así hice un molde de hielo que utilicé para bajar la hinchazón. La bola anda rodando todavía por ahí, por la cocina. La hinchazón por San Miguel ya había desaparecido, pero una cierta reverberación del dolor, si me fijo, ahí quedó, pero si no le hago caso, se ha ido disolviendo y atenuando hasta desaparecer. Anoche no. Anoche volvió a hacerse notar. Digo yo que será reúma. 


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