El arte de los monjes y la cerveza
Hace tiempo publiqué un artículo sobre pinturas de cardenales carmesí disfrutando de la vida, siendo humanos y, en general, desatándose (AQUÍ), así que pensé en continuar con la misma temática con un artículo sobre monjes haciendo lo mismo, pero esta vez pintados por un solo artista: el alemán Eduard von Grützner (técnicamente polaco, ya que nació en Gross Carlowitz, parte de lo que fue Prusia).
El tipo tenía estilo.
Su obra abarcó una gran variedad de temas, pero también realizó numerosas representaciones de monjes en diferentes momentos de ocio. Me encanta.
Con mi habitual salvedad sobre las opiniones negativas acerca de temas y figuras religiosas, von Grützner va mucho más allá de los posibles prejuicios en este ámbito.
Sus monjes son profundamente humanos, mostrando todas las alegrías y debilidades propias del ser humano. Sus colores son cálidos y suaves, sus líneas orgánicas y vivaces, y todas sus figuras poseen una vivacidad contagiosa que transmite una sensación de bienestar.
Algo que sabemos gracias a su obra es que los monjes son divertidos. Y gordos. ¡Y potencialmente alcohólicos! Incluso siendo yo un abstemio total, encuentro a estos tipos sumamente graciosos.
Espero que disfruten de su obra tanto como yo; vale la pena dedicarle tiempo a su arte.
