viernes, 25 de junio de 2021

LA VENDEDORA DE GLOBOS 38 - CON JAVIER SERRANO EN EL INFIERNO (Por Isidro Cicero)


CON JAVIER SERRANO EN EL INFIERNO

 

1.    Infierno

Nos lo dejó Pedro Sánchez Menéndez por escrito: “Javier Serrano siempre ha sido una persona atormentada”, lo podéis leer en las tripas del blog viejo correspondiente al 2 de marzo de 2018. ¿Atormentado con tormentos eternos como los de Dante? Según se mire, porque los de Serrano se acaban, dice Pedro, “cuando por fin le sale lo que quiere dibujar, lo que pasa es que nunca llega a conseguirlo del todo”, añadía apenado el difunto maestro. El infierno de Serrano es que tacha, borra, llena la papelera, manda a freír espárragos todos los bocetos y vuelve a empezar. Se olvida del tema una temporada, coge el teléfono al editor, balbucea alguna disculpa y empieza a explorar otras veredas con otros rumbos o con los mismos. Para entonces, ya hace tiempo que el editor ha sufrido el primer ataque de ansiedad. Sabe que Javier tiene sus propios ritmos y solo entregará la gloria de su obra cuando esté razonablemente terminada, que para él no lo estará nunca del todo, porque a su obra siempre le faltará algún matiz inalcanzable. Un infierno.

Serrano ahora ha andado enredado en el tema de la Virgen Dolorosa, una de las figuras más tremendas que se pueden dibujar en este mundo cruel. No le está resultando fácil a juzgar por lo que vemos en esta serie de papeles del artista (ellos lo llaman bocetos o esbozos, en el caso de los escritores serían borradores y apuntes). Dibujar de forma personal a la Dolorosa es un reto sublime para Javier, primero porque se enfrenta a un icono poderoso, universal, y segundo porque esta figura como todos los iconos constitutivos dicen más de lo que se puede expresar. Aquí la condena no se trata solo de alcanzar un matiz, sino de profundizar todavía más adentro en el vacío cavernoso del dolor humano, tan insondable. 

De este mismo infierno ya hablamos aquí en marzo del año pasado, exactamente el día 5 de marzo de 2020, cuando nos referimos al poema “Infierno”, con el que Joan Margarit, que por aquellas fechas aún estaba vivo, se refería a Subirachs, el venerado autor de las Cuatro Puertas de Bronce y de la Gran Portada en nuestro Santuario. “Imagínate” - decía Joan Margarit - “el Mediterráneo”. Él lo decía con otras palabras, yo lo traduzco: Imagínate una isla llena de olivos con mármoles muy antiguos en sus colinas. En la isla manda Leonardo da Vinci. Parece que vive bien, pero no. Vive en un infierno permanente tratando de conseguir un matiz del rojo que nunca consigue.

No lo consiguió Leonardo, lo dice Margarit; no lo consiguió Serrano, lo dice Pedro Sánchez Menéndez, dos difuntos recientes de la misma añada. No lo consigue ningún genio. Es un puto infierno.

2.    Las tripas de este blog

El objetivo de este escrito es reflexionar sobre la obra de Javier Serrano y más en concreto, sobre su obsesión por dos iconos de la cultura cristiana: la Dolorosa y la Anunciación. ¿Qué pinta un artista moderno, laico, vanguardista ocupándose de estos viejos temas religiosos? Lo veremos. Pero, antes de emprender esta tarea y, al margen de ella, permíteme que me extienda un poco reflexionando sobre las tripas de este Blog, ya que me he referido a ellas más arriba en dos ocasiones.  Este blog lleva catorce años viviendo sobre la tierra y es tan parecido al ser humano que está dotado de memoria (de hecho, se la están restaurando ahora José Mari Cortés y Lalo Mayo), ojos, boca, cerebro, corazón, microbiota y voz. También está escrito en sus tripas que, tiempo atrás, la voz de este Blog era estentórea en el sentido mitológico del gigante Esténtor: En la Ilíada este personaje gritaba con tanta potencia como si se sumaran cincuenta glotis fonando al mismo tiempo con facultades hercúleas. Sonaba el vozarrón de Esténtor como cincuenta tenores y se sentía lo bastante atrevido como para increpar al destino, desafiar a Hermes y vencer al Olvido. Así de descomunal sonó antaño este Blog, pero ahora, por nuestros pecados y las flaquezas de la carne, hemos consentido en reducir aquella voz broncínea, a la de cuatro o cinco valientes aqueos. 

Yo no paro de animar a los valientes mientras cumplo mi cuota de guerrero, quizá hasta demasiado, no sé. Pero si no lo hacemos, hermanos queridos, llegará un día en que en el pecado lloremos la penitencia. Subámosle entre muchos el volumen al Blog y alimentemos el microbiota de sus tripas cibernéticas, colonizadas ya por billones de microorganismos benéficos para nuestra salud; piden comida nueva. El blog es un ser del ciberespacio, pero no le falta mucho para ser humano. 


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