domingo, 9 de abril de 2023

FELIZ DÍA DE PASCUA

 






FELICES PASCUAS a todos, Alelu-y-a, Alelu-y-a (Por Luis Carrizo)

UIEOÁ.

 

A veces, mientras pelo unos dientes de ajo para hacer un alioli, o doy pacientes vueltas al arroz con leche que tengo al fuego, por convertirlo en una crema levemente granujienta (me estoy refiriendo, obviamente, al verdadero arroz con leche, al arroz con leche a la asturiana); a veces, digo, en semejantes trances, me sorprendo a mí mismo imitando las escalas que oía yo de lejos hacer a la escolanía del colegio cuando calentaban la voz, antes de los ensayos, y muy especialmente en fechas como éstas, plenas de celebraciones en las que si no tocaba cantar los Improperios o los Responsorios de Victoria, tocaba el Aleluya, el Digno es el Cordero o el Amén de Haendel.




 

La letra, o por mejor decir, las letras, que resonaban a través de las paredes de la sala de ensayos, y que oíamos los no cantores con una mezcla de envidia y sacro respeto, como quien percibe los ecos de un misterioso ritual de iniciación al que le está vedado asistir, eran las cinco vocales mondas y lirondas: uieoá-uieoá-uieoá, que emitían por tríadas en este preciso orden, vocalizándolas exageradamente bien, subiendo gradualmente de tono en cada uno de los “uieoás”, para volver después, en escalas descendentes, apoyados ya solamente en la “a”, hasta el tono inicial.




 

A mí, aun a riesgo de mosquear a mis vecinos, se me ocurre, ya digo, entonar de tiempo en tiempo esa inusitada melopea, que me ayuda de forma casi mágica a evocar los recuerdos y exorcizar, tal vez, la frustración que me produjo no poder formar parte jamás del elegido grupo de cantores. Estas diletantes incursiones en los arrabales de la música me hacen sentir, en fin, como el recogebalones al que de vez en cuando, y sólo en algún entrenamiento, los futbolistas titulares del equipo le permiten peloterar un poquito con ellos.

 

Hoy, quizá porque estamos en Semana Santa, quizá porque me he ocupado en preparar unas torrijas, que no es por nada pero me salen divinas, me vino la inspiración y me encontré una vez más emulando a los Cortés, a los Baldo, a los Olóriz, a los Zamanillo… Y me propuse fírmemente dejar constancia fehaciente de esta peculiar faceta de nuestra venerada escolanía, porque tengo la impresión de que el “uieoá” del que vengo hablando no ha sido nunca mencionado en el blog.




 

No se me oculta que alguién pueda pensar que traigo a primer plano una nimiedad indigna de tal protagonismo, en comparación con las solemnes y magnas interpretaciones que se celebraban en el Santuario. Es muy posible. Pero lo cierto es que la fuerza impetuosa de aquellas voces y de aquellos recuerdos, y el sonido límpio, bruñido y cristalino de estas joyas que tenemos por vocales en nuestra lengua castellana, me han traído inevitablemente por estos derroteros. Consuélese quien así piense en que peor hubiera sido que estuviésemos ya sufriendo los rigores del verano, y yo escribiese no inspirado por los delicados efluvios de unas torrijas con su miel y su canela, sino por los olores de los ingredientes con que confecciono los platos que me sirven para combatir el calor: pipirranas, macarracas, cojondongos o carajamandangas.

 

FELICES PASCUAS a todos, Alelu-y-a, Alelu-y-a


Luis Carrizo

 

 

 

 

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