miércoles, 24 de abril de 2024

CARTA A ALBERTO CORTÉS CABRERA (Por Carlos Tejo)




 

Querido José Mari, ya pasaron dos semanas desde que nos dimos un atracón de abrazos, cánticos, churros con chocolate y emociones de un nivel difícil de superar. Aquel sábado,  visto el nivel y número de intervinientes que se preveía en el salón de actos, me dirigí al mediador, Luis Carrizo, y le propuse que me apeara de la lista.

Mis palabras estaban pensadas para un destinatario muy querido, tu hijo Alberto. Esta carta, si se hubiera leído tal y como te la hago llegar hoy, habría durado casi el doble que los siete minutos en los que la había resumido para esa mañana del día 6 de Abril. 

Pero como hoy no nos apremian los del catering para la hora de comer, te envío este “ladrillo” que no es otra cosa que un resumen de cosas que fui confesando a lo largo de diecisiete años de blog.

Un abrazo para Isabel, para ti y para Alberto, a quien iba dirigida mi carta no leída, con palabras algo diferentes, hoy ampliada e ilustrada para el blog y que tú, José Mari, sabrás hacérselo llegar a Alberto con mucho más cariño.

Carlos Tejo

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CARTA A ALBERTO CORTÉS CABRERA

 

 “La primera vez que salí de Olleros, fue para ver el mar, un día del mes de Julio, a principios de un verano inolvidable, que pasó, como todos los veranos, muy deprisa, pero que quedó grabado para siempre en esta foto que un fotógrafo de playa me sacó en la de Ribadesella, al borde del mar Cantábrico”.

Julio Llamazares, del libro: ESCENAS DE CINE MUDO

 

Querido amigo Alberto, Alberto Cortés Cabrera. 


La primera vez que salí de Ribadesella, en Asturias, fue en un camión, un Pegaso recién comprado por mi padre, que no tenía carnet de conducir. Por eso

lo conducía un chofer amigo. Le apodaban Manolete. 

El viaje lo hicimos por el desfiladero de El Pontón, el mismo camino, pero a la inversa, que realizara de niño el escritor leonés que cité con anterioridad, Julio Llamazares. 

Atravesando el camión Pegaso las llanuras leonesas comencé a descubrir que había prados sin verde y ríos que no llevaban agua,  y, merodeando las charcas, cuervos y urracas. 

Alberto, a las urracas, en Asturias les llamamos pegas. 

Y a cada poco, Manolete, el chofer, repetía con malicia. Ya, ya sé que tú, Alberto, no sabes lo que es eso de la malicia: “Los cuervos son los curas pero, y se dirigía a mí, que tenía sólo 10 años, tú vas para pega”. 

Y repetía: “No sé qué será mejor cura de negru o fraile de blancu y negru, cuervu o pega”. 


Y llegué a la puerta del colegio de La Virgen del Camino en el Pegaso. ¿Te imaginas, Alberto? ¿Llegar al colegio en un camión? Y durante tres años y un trimestre viví lo que vivió tu padre, tus tíos y todos sus amigos y compañeros.


Sucedía entonces en aquellos años de mi infancia y adolescencia, que en España sobraban vocaciones para ser curas. Y a la mínima desaparecías de este colegio, sin más, de un día para otro. 


Y sin esperarlo, de la noche a la mañana, me tocó a mí.      

            En las Navidades de 1966, me enviaron a mi pueblo, Ribadesella, a que me operaran de las anginas. A los dos días de estar en casa, llegó una carta que decía que no volviera al colegio. Que mi nivel no daba para ser dominico. 

Y pasé de tener todo: amigos, a mi hermano José Ramón cerca, frailes, cine, teatro, rondalla, escolanía, latín, dibujo… a no tener nada. 


Alberto, quiero que sepas que yo cantaba en la escolanía con tu padre y tocaba el laúd en la rondalla, una rondalla donde ALGUIEN le sacaba una música preciosa a una extraña mandolina panzuda.

            

 

 

 

Año de 1966. Primer trimestre en la Virgen del Camino, los tres meses siguientes en la escuela pública de Ribadesella y el tercer trimestre, de nuevo en un seminario, en Saint Pé de Bigorre, a una docena de kilómetros de Lourdes, en Francia. Imagínate, Alberto, anduve tres colegios distintos en un mismo año. 

 

Tenía yo apenas 14 años y me había marchado solo, sin nadie de la familia, a estudiar a otro país.

A Francia me llevó un cura nacido en Ribadesella, Don Salvador Blanco Piñán, que pasó de ser el que rezaba la última oración a los ajusticiados, durante la guerra civil, a desertar de los que él consideraba “los suyos”,  y  a abrir los ojos a la humanidad con otra mirada, y a comprometerse con los más necesitados.

   

 

 

 


 

            Durante aquellos años de seminario francés se me fueron olvidando muchos nombres de los compañeros de La Virgen del Camino, recordaba a Germán Torrellas, y aquella actuación en el teatro, donde cantamos a dúo EL MIO XUAN MIROME, a Carlinos Bañugues, ¿cómo le llamabas tú, Alberto? Ah, sí, le llamabas Nubes. Pues Nubes, Bañugues, era mi ídolo en el deporte y en muchas más cosas, Domingo Iturgaiz, Molpeceres, sin olvidar a Devesa, que le tenía..., sí Emilio, te profesaba una tirria impresionante (hace ya décadas que se me pasó y ya ves, hoy te abrazo con afecto) porque tenías una horrorosa costumbre: sacabas sobresalientes uno detrás de otro. Y a mí me castigaban leyendo en público y en voz alta mi mediocridad. Ah! Estaba Javier Serrano, imposible no acordarme de él. Había sido mi maestro sin que él lo supiera, y recordaba a los padres Torrellas, Huarte, Lebrato, Cura, Pedro, fray Francisco… ya casi todos en nuestro Norte.


Y aquellos más mayores, con apellidos robustos y originales: Iturriaga Madariaga, Cirauqui, Ariztimuño, Elustondo, nombres a los que ya no les ponía cara. Me quedaban los rostros de  unos pocos, Javier Vallina, Máximo Olóriz, José Antonio y sus gafas, alguno más, pero no eran muchos, y sus caras seguían siendo, en mi cabeza, las de aquellos niños o jóvenes que recordaba. Y, claro, estaba mi hermano José Ramón, para arroparme.

            

            Pasaron los años y se fueron diluyendo los recuerdos. Me quedaban imágenes, los mosaicos, la escolanía, la rondalla, y aquella mandolina panzuda o, como escribió nuestro querido amigo Santos Vibot, panzuda y listada. 

Mandolina que manejaba con primor alguien cuyo nombre ya no recordaba.

 

            Había llevado conmigo a Francia dos cosas, un ejemplar del auto sacramental “El Hospital de los Locos”, donde mi hermano José Ramón había hecho el papel de La Envidia y una libreta, donde tenía copiados, con bastante precisión, los dibujos que Lapayese había grabado a cincel  en las Capillas Mayor y Menor del colegio.  

Desconocía entonces quien había sido su autor, y me serví de aquellas imágenes copiadas, sobre todo las de El Vía Crucis de la Escuela Mayor, para ilustrar cuanto podía, escritos y escenarios en aquel seminario Francés.

            Amigo Alberto, al finalizar el bachiller, decidí que ya no iba para cura, pero aquellos sacerdotes franceses me proporcionaron el futuro. “Carlos, me dijeron, diste los mejores años de tu juventud para la iglesia ¿qué quieres hacer ahora? ¿Seguir estudiando? Te vamos a ayudar”. 



Fueron cuatro años en La Escuela de Bellas Artes de Toulouse, con alojamiento y manutención en otro seminario donde, a cambio, vigilaba salas de estudio, hacía lecturas de textos españoles, entrenaba el equipo de atletismo y tocaba la guitarra en las misas y en las fiestas del colegio. 

Tocaba la guitarra porque en Francia, Alberto, no sabían lo que era una bandurria, ni un laúd y mucho menos, lo que era una mandolina panzuda. Estando de vacaciones en Ribadesella veo en el quiosco la Revista “Asturias Semanal”, y en la  portada, a todo color, reconozco a alguien que había sido el amigo más cercano aquí, en La Virgen del Camino. En esa revista aparecía un reportaje sobre un grupo musical avilesino, de los que llamaban folk, como los leoneses ALDABA o CALLE ANCHA, ¿sabes, Alberto? pero de Avilés. Se llamaba NEOCANTES, y allí aparecía mi amigo German Torrellas, fue en el año 1973. No tardé en comprar sus discos, dos LPS.


 

En otro número de esa misma revista, de ese mismo año de 1973, un misionero dominico, asturiano, fray Silverio Fernández, contaba: “El día que los astronautas americanos pisaron la luna, enseñé a los indígenas de la amazonia algo insólito para ellos: una cerilla”. Ya ves, Alberto, unos americanos pisando la luna y otros, estos en la selva, no conocían lo que eran las cerillas

                                                          

            Pasados los años, las conversaciones con mi hermano José Ramón, ya como periodista en Oviedo, me llevaban a que me hablara de un tal Cicero y sus libros, de Baldomero, de Pedro L. Llorente, el pajarín que ya voló, pero yo no tenía ni idea de quienes me hablaba. En Oviedo se tropezaba con Julio Correas y yo le recordara que Julito, además de ser profesor en Oviedo, andaba por Ribadesella, que allí tenía casa. Y salía, como no, en esa década de los 80, Víctor Pablo Pérez a relucir, puesto que se acababa de hacer cargo de la Orquesta Sinfónica del Principado de  Asturias.  

Poco más me quedaba de La Virgen del Camino, salvo el recuerdo de una escolanía y una rondalla, con una mandolina panzuda que seguía siendo, querido amigo Alberto, una mandolina sin dueño, una panzuda anónima.

            En los años noventa, en los carnavales de Ribadesella, se le hacía, como en muchos otros lugares, un juicio a la sardina antes de su entierro. Un teatrillo de unos mil versos, que yo mismo escribía. El tribunal estaba compuesto por  personajes como el alcalde, el aguacil, el juez, el boticario y el cura. Yo, como puedes imaginar, Alberto,  hacía de cura. Para parecer auténtico acudí al cura que me había dado la primera comunión de crío, Don Hortensio, un hombretón grande y bueno, para que me prestara una sotana.  

Supe más tarde que Don Hortensio había casado a Julito Correas y a su santa, Marta, hoy ya santa de verdad.  

Mi obra buena, en compensación por el préstamo de la sotana, es que le daba conversación durante un par de horas a aquel cura, ya mayor, que vivía entre ganaderos y beatas, en una aldea a donde había llegado con 26 años, desde un pueblo de León y donde se había quedado allí, en El Carmen, a cuatro kilómetros de Ribadesella, hasta que falleció ya muy mayor. 


 


            Pues bien, Don Hortensio tenía entre sus cosas, tres discos de la Escolanía de La Virgen del Camino, y me llevé junto con la sotana, cuyo aspecto daba pena, los discos de La misa Cantada de Aragües, el de las cuatro Ave María corales y el que contiene el Amén y Aleluya de Häendel. Hoy lo confieso, nunca se los devolví.

            Y mi colección de recuerdos de La Virgen del Camino comenzó a crecer. Mi hermano José Ramón me había proporcionado algunos ejemplares de la Revista “Camino”. ¡Cuánta ingenuidad escrita negro sobre blanco! Eso sí, los dibujos de Javier Serrano me seguían fascinando.

            Y aquel cassette editado en 1983, que compré en la tienda de objetos religiosos de Oviedo, que contenía Cantos para la Comunión y para la Exposición del Santísimo. Era una edición nueva, en cassette, del LP de 1964, CANTEMOS AL SEÑOR, de nuestra Escolanía. 


 

 


Me dijeron que un cántico de ese disco lo había utilizado el director de cine Víctor Erice en su película El SUR, y me aseguraron que se escuchaba cantar a mi hermano José Ramón. Me hice con la película y, llegado el momento de la escena de la Primera Comunión de la niña protagonista, se oye el cántico del coro de la escolanía: LA PUERTA DEL SAGRARIO QUIEN LA PUDIERA ABRIR y seguido, una voz sublime que se eleva: SINTIENDO TUS CARICIAS, SONRIE EL CORAZON…y reconocí de inmediato la voz solista, la inconfundible voz de… Máximo Oloriz. Y sí, no era José Ramón. Mi hermano cantaba también de solista en el casette  o LP pero no en la película. 

            

Un día, Alberto, me tropiezo en el diario La Voz de Asturias, ya en el año 1998, con un reportaje titulado SANDINO Y EL CHE, EN MISA, y el protagonista era el admirado maestro Ángel Torrellas. Maestro de tu padre, de tus tíos, mío y de nuestros amigos. 

El que nos ha enseñado todo sobre la música, a amarla y a cantar. Lo ilustraba una foto a todo color del padre Ángel Torrellas hablando a los feligreses de un barrio pobre de Managua, Batahola, teniendo a sus espaldas una pintura mural con el Che Guevara, Sandino, Fonseca, líder del frente Sandinista y Monseñor Romero entre otros. Mi memoria había vuelto a sus orígenes. 


            Yo ya estaba reconciliado con mi pasado en La Virgen. Ya casi no necesitaba más. 

Pero llegó el año 2007, ya tarde para un buen número de amigos y maestros, como así lo atestiguaba el inolvidable IN MEMORIAN, que tanto nos emocionó. 

 

Y por fin supe, mi querido y buen amigo Alberto, que quien manejaba con primor aquella mandolina panzuda y listada, como la describió nuestro compañero Santos Vibot, quien le sacaba aquella maravillosa música era José Mari, José Mari Cortés. Era tu padre. 

¡Por Dios! Alberto, cómo pude yo haber olvidado tantos años el nombre y la cara de tu padre.

Sabes una cosa, Alberto, hoy os quiero a los dos, a ti y a tu padre, y a todos los que te quieren.

Tu amigo Carlos.

lunes, 22 de abril de 2024

CRONICA DEL RECUERDO PERDIDO Y HALLADO EN EL BLOG.- SEGUNDA PARTE.- (Por Javier Cirauqui)

CRÓNICA DEL RECUERDO PERDIDO Y HALLADO EN EL BLOG.- SEGUNDA PARTE..-




De la recreación salimos
hacia los campos de juego,
nos saluda a la derecha
el ángel de la sonrisa
yunque y sirena a la vez.
La Virgen de la  Alegría,
obra del Padre Morán, 
protegiendo nuestro juego
en lo alto del pedestal.
Al frente nos encontramos 
la amplísima paramera.
Máximo y su granja al fondo.
Las escuelas divididas
por un seto vegetal
y unos dobles urinarios. 
Por la escuela mayor me guio,
nunca estuve en la menor.. 
De Villava nos trajeron, 
septiembre el sesenta y uno,
para engrosar tercer curso
de la Virgen del Camino,
del Camino de León.

Cuántos partidos de futbol.
 hemos disfrutado juntos.
uno contra toreros, 
de Mondeño compañeros,
de baloncesto y sevá 
y hasta el balón prisionero.
Construimos la bolera, 
para jugar a los bolo
leoneses o asturianos.
No quiero entrar en polémicas,
pues soy un poco profano.
Celebramos olimpiadas,
con las pruebas de atletismo 
como las más celebradas.,
triple salto, longitud,
salto de altura y de pértiga,
carreras velocidad,
carreras de resistencia.
Los domingos a la tarde
el carrusel deportivo
y Rita Pavone cantando,
en aquellos tiempos Gelu, 
¿Por qué, por qué, los domingos 
 por el futbol me abandonas?
No te importa que me quede
en casa sola, ¿por qué?..
Juegos de mesa y pin pon,,
El mus brisca y los patines
dentro la recreación..
En la visera la rana,,
oca, ajedrez y parchís.

Poco a poco recordamos,
y al conjuro de Cortés, 
vamos todos recordando
y .urdiendo un blog de interés..
Aparecieron las clases,
el estudio camarillas,
Griego Latín, Matemáticas 
Lenguaje y Literatura, 
 el Arte, Física y Química,
y rebelión en las aulas
del curso cincuenta y nueve, 
llamado promocionona
que terminó como ejemplo, 
hincando el pie, de rodillas..,
inglés,, francés y la Música, 
que iba envolviéndolo todo,
el estudio y la capilla, 
el comedor y el teatro
y al alba en la camarilla.
Los que para ella valían
entraban en la rondalla
para tocar la bandurria,
el laúd, la mandolina
y la española guitarra, 
virtuosos de plectro y púa,
y los que no entusiasmados, 
con tesón y con denuedo,
era nuestro repertorio.
La Sinda no va la fuente,
la Sinda ya no se divierte.
La veleta, el mío Xuan.
Asturias patria querida,
y adiós con el corazón,
que con el alma no puedo
y nuestro Fernando séptimo
el que usaba paletó
y también el palatá,
peleté y pilitï,
polotó y pulutú.

La reina de la corona
era la escolanía, 
que atendía la liturgia
del colegio y santuario.
Padres Torrellas y Cura
y al órgano Padre Uría,
dirigían los cantores,
que desde el coro nos muestran
sus cualidades canoras,
,envueltos entre colores
de la vidriera y las sombras
de apóstoles y la Virgen.
Concurso de Villancicos
en el Teatro Real, 
Concierto en San Isidoro,,
inaugurando el  hostal..
.Y el Teatro Emperador
Sorteo de Lotería
de Cruz Roja Nacional..
Grabaciones de Aragüés 
y del técnico Pagán, 
vamos, vamos a la cama 
para poder descansar 
y al órgano el P. Uría, 
Liturgia, Semana Santa,
Pasiones de Luis Victoria
y de Juan Sebastián Bach.
Viaje a la ciudad eterna
para al Papá deleitar.´.
Adiós Madre de mi vida, 
nuevo himno de la Virgen
del Camino de León


viernes, 19 de abril de 2024

CRONICA DEL RECUERDO PERDIDO Y HALLADO EN EL BLOG.- PRIMERA PARTE.- (Por Javier Cirauqui)

Querido José Mari:

 

Iba a escribir la Crónica del Encuentro, pero he preferido enviarte esta "Crónica del Recuerdo perdido y hallado en el blog" Si lo crees conveniente lo publicas. Constará de tres partes. Está escrito a vuela pluma y pensando en algunos recuerdos que recuperamos con el blog de José Mari y el valor que tiene, por habernos reunido después de tanto tiempo y habernos recuperado nuestra infancia y adolescencia. Aquí van mis recuerdos con todo mi cariño y amor de que soy capaz.

 

Espero no os aburran. En estos versos distendidos quiero expresaros mis recuerdos sin ninguna pretensión.




 

CRONICA DEL RECUERDO PERDIDO Y HALLADO EN EL BLOG.- PRIMERA PARTE.-

 

El blog de Antiguos Alumnos 

de la Virgen del Camino,

del Camino de León.

Nació el año dos mil siete,

para la preparación

del encuentro celebrado

al cincuenta aniversario

para la inauguración

de este nuevo santuario,

Padre Curro, Subirachs,

de la Virgen del Camino, 

del Camino de León

Siendo gran iniciativa,

de José Mari Cortes

que lo ha cuidado y mimado,

hasta este mismo momento

con cariño y con placer

y algún sinsabor también.

 

Este blog que nos ayuda

a volver a recordar,

recuperar la certeza

de todo lo que vivimos

 en la Virgen del Camino, 

del Camino de León. 

 

El día de hoy celebramos

la existencia de este blog

y homenaje merecido

a José Mari Cortés.

Después del aniversario,

con miedo y con prevención 

nos acercamos al blog,

perplejos con emoción.

 

En este blog encontramos

aquella infancia perdida

y también la adolescencia,

en los años transcurridos 

entre Villava y León.

Se me quedaron los ojos

haciéndome chiribitas,

como dicen en mi pueblo, 

sumidos en la sorpresa

de reencontrar los recuerdos

que daba yo por perdidos

¿Fue verdad todo este tiempo,

transcurrido entre Villava

y la Virgen del Camino,

del Camino de León?

¿Los frailes y los alumnos

están desaparecidos,

el colegio y santuario

son recuerdos diluidos?

¿Dónde están los compañeros,

dónde los profesores,

y dónde aquellos paisajes

de los campos parameros?

¿Todo será un espejismo?

Y aunque no nos olvidamos,

lo dejamos arrumbado,

en el fondo del baúl,

del baúl de los recuerdos.

 

Por arte de birlibirloque, 

por magia de José Mari, 

y dicho el abra cadabra 

hemos vuelto a recordar 

y poder reconstruir

esa etapa que pasamos 

en la Virgen del Camino, 

del Camino de León.

Escuelas Mayor, Menor,

las capillas y mosaicos,

Padre Domingo Iturgaiz.

La Virgen en la Menor, 

protegidos con su manto,

Director Padre Del Cura. 

Jesucristo en la Mayor, 

dándonos su bendición,

Director el Padre Pedro.

La misa el Santo Rosario, 

rezos y meditación,

viacrucis estaciones, 

ángelus, exposición. 

En dos filas ordenados

a la derecha y la izquierda 

del largo pasillo encerado

por tranvías en acción.

.

Todo el día en procesión.

del dormitorio a la clase,

de la clase a la capilla,

del estudio al comedor, 

recreación, camarilla,

del teatro a la piscina,

embutido el albornoz

para hacernos aguadillas, 

para no pasar calor

y divertirse un montón. 

 

FIN DE LA PRIMERA PARTE.

 


miércoles, 17 de abril de 2024

HAIKUS DE REMEMBRANZA (Por Sántos Vibot)

HAIKUS DE REMEMBRANZA

 

 

No sé vosotros, queridos amigos, pero yo, aun después de los días transcurridos desde nuestro reencuentro, sigo con el Himno a la Virgen del Camino rondándome y ronroneándome en la cabeza… y me envuelve a cada paso del día. Y de la noche a veces: 

 

"…Reina de la montaña…" 

 

y no sólo ese imponente coro wagneriano de peregrinos suntuosamente arropado entre ráfagas de órgano, sino cada una de sus inolvidables y entrañables estrofas. Las siento en mi cabeza y vuelvo a verme con pantalones cortos cantando entre los tiples y rodeado de todos vosotros, aquellos casi quinientos muchachos que cantábamos “Ave María estrella del camino…" en aquel flotante coro junto a la vidriera sinfónica …

 

Y me pasa lo mismo con cada una de las piezas y poemas que interpreté para vosotros y que había preparado con tanto embeleso desde el anuncio de nuestro reencuentro.




Acaso algo de todo ese embeleso os transmití ese atardecer.

He pensado por ello condensar en un haiku cada remembranza como en un nuevo encuentro en la penumbra de aquel coro de sueños en torno al órgano, ámbito confidente y sosegado. Tal vez entre ese ritmo japonés escandido de 5-7-5 sílabas -con el cercano aroma de nuestras españolas seguidillas- quede, alto en el aire como un viejo perfume vaporizado, pero aún fresco y vibrante, el recuerdo de aquella comunión:

 

 

 

 

1.- Fanfarrias de oro

     Para abrir un concierto 

     Junto a vosotros

 

Truena Quevedo

Sonetos metafísicos

Y enamorados:

 

En donde ardía 

Dejará la memoria, 

Ebrio firmó.

 

Ayer se fue;

Mañana no ha llegado,

Hoy se está yendo…

 

Sabias palabras:

Soy un fue, y un será,

Y un es cansado…

 

Afán ansioso

Mas polvo enamorado:

¡Oh sí, por siempre!

 

 

2.- Poesía mística:

     Juan de la Cruz suspira,

     Cabezón tañe.

 

Sobre las teclas

Tan alta transparencia

Mece el oído.

 

Rompe la tela 

De este dulce encuentro:

Cauterio suave.

 

¡Secretamente,

Cuán manso y amoroso

Tú me enamoras!

 

 

3.- Los organistas

     De aquellos verdes años

     Vuelven en música:

 

Uría ríe 

Mientras nos acompaña.

Pedro suspira.

 

Rueda, Elustondo,

Bregón, Olóriz, Seque

Tejo, Vibot…

 

Manuel Esteban 

Y Víctor Pablo Pérez…

¡Cuánta harmonía!

 

Brincan fuguetas 

En el órgano mínimo 

De los pequeños:

 

Haendel y Mozart

En tan tiernos oídos:

Caleidoscopios.

 

¡Cuánta alegría 

En tan tiernos pesares

Oíros tocar!

 

Banco del órgano 

De la escuela mayor:

Los "Cantos íntimos".

 

Eduardo Torres:

Nostalgia adolescente,

Amor prohibido.

 

García Baena:

Ese antiguo muchacho

Que aún llora versos…

 



 

4.- ¡Oh la Rondalla:

     Los élitros vibrátiles 

     De las libélulas!

 

La sinestesia

De Rimsky Korsakov,

Iridiscente…

 

 

 

Y aquella música 

Que descendía del cielo

Entre suspiros:

 

La "Canción india"

Como un anhelo siempre 

Inalcanzable.

 

 

 

Pablo Baena

"Bajo la dulce lámpara":

Secreta dicha.

 

Y Eduardo Torres,

Su "Canción elegíaca":

Viajes soñados.

 

 

5.- Correa de Arauxo

Junto a Lope de Vega:

Tan honda estela.

 

Tientos de bajo:

Tan amargos sonetos

Desesperados.

 

Llamar eterno 

a lo que es temporal.

Fuego en el alma…

 

Beber veneno 

Por un licor süave,

Amar el daño.

 

A un desengaño 

Dar la vida y el alma:

Esto es amor…

 

 

6.- Amor sin vuelta, 

     Ni nombre, ni palabra,

     Ni carta blanca.

     

Góngora esbelto:

El mundo de los sueños

Bien lo cifraste:

 

Hondo en la noche

Su teatro sobre el viento:

Sombras de dicha…

 

Villamediana:

"El que fuere dichoso

Será amado…"

 

Amo de vos

Lo que de vos entiendo,

No lo que espero,

 

Pues nada espero.

De vos no quiero más 

Que lo que os quiero.

 

 

7.- Mi ruiseñor…

     Shakespeare, Quevedo, Keats…

     Y Juan Ramón.

 

 

Lucero en trino:

¡Qué rosa hecha harmonía 

En tu garganta!

 

Gabriel Miró:

Entre "El humo dormido"

Aquello ojos…

 

En nuestra mente

La ciudad sumergida

Que nunca duerme.

 

Emerge el órgano 

Chorreando visiones

De tiempos idos…

 

 

8.- Fugacidad:

     Al arrullo de Góngora 

     Cantan zagales.

 

Antonio Mestres:

Tocatas pastoriles 

De cornamusa.

 

"¿Qué hará la mano

Si tanto puede el pie

Que ostenta flores?"

 

Pues más me enredo, 

-Sutil Lope de Vega-

Mientras me guardo…

 

9.- ¡La Españoleta

     Venza a la blanca nieve

     Y todos dancen!

 

 Oro bruñido

El sol relumbra en vano

Por tu cabello.

 

¡Rubio tesoro

Goza, goza el color,

La luz, el oro!

 

Que en tierra, en humo,

En polvo, en sombra, en nada

Todo se olvida.

 

 

 

Poesía de ocasión ha sido ésta, sólo para vosotros. Intraducible, íntima, para uso privado. Confidencial, cercana quise hacerla, compañeros queridos del colegio.

Sortilegio del canto entre vosotros, entre tantas quimeras de entonces y de ahora.

 

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