domingo, 6 de febrero de 2022

FALLECE LA MADRE DE ISIDRO CICERO

 Anoche falleció la madre de Isidro Cicero.

Descanse en paz y todo nuestro cariño para Isidro y familia.

Seguro que Isidro me permite recordarla en el GLOBO 20 de La Vendedora de globos.

--------------------------------

Trece días antes de aquél sábado santo en que se puso de camino a las tres de la madrugada para pasar cinco horas del domingo de Pascua con su hijo mayor que estaba internado en león, Lina había bajado a la cabecera de la comarca para comprarle un jersey y enviárselo en un paquete. era lunes. Mercado. eligió un hermoso jersey amarillo. de pico. rubio y de tez muy blanca, el niño iba a estar muy guapo con él. era caro, sí, pero merecía la pena. Hizo un paquete, metió en él unas avellanas, algo de comida, unas letras, puso unos sellos, lo llevó a correos y luego se volvió al pueblo, impaciente porque llegara el día de vérselo puesto. el jersey, me refiero. no los sellos.

estaba entre las demás madres esperando las filas, vio con embeleso acercarse al chiquillo, se hizo notar humildemente con la mano, recibió la sonrisa del mucha- cho e inmediatamente se preguntó por qué no llevaría puesto el jersey nuevo en vez de aquel gris perla tan reobado. «¿Y por qué no traes el jersey nuevo, tan bonito, que te mandamos en vez de ese que está ya tan pasado?», preguntó a su hijo después de los besos, los abrazos y las lágrimas.

Sidrín no acertaba con la forma de evitarle el disgusto, pe- ro al final acabó contándoselo todo. días antes, a su debido tiempo, le avisaron para que fuera a la Procuración a recoger un paquete, y si no era la Procuración y era otro cercano, me da igual, porque este recuerdo está en mi mente vinculado a la Procuración, ya os lo he avisado. Fue, reclamó el paquete y la respuesta fue la siguiente:

«no, aquí no hay ningún paquete para ti». «sí, tiene que haberlo, mire bien, que me han avisado para que viniera a recogerlo». «Pues no. Para ti no hay nada, tiene que haber habido alguna equivocación».

la madre estaba desolada. a una vuelta por los campos vimos a un compañero con un jersey amarillo de pico, muy bonito, flamante. «es ese», dijo la madre. «vamos a hablar con él». Pero no fuimos. valoré los pros y los contras, me tragué la pena, se me cayó el alma a los pies y escondí la humillación de la madre junto con la mía. no sé como habrías reaccionado tú, mi querido lector, pero yo nunca estuve orgulloso de cómo lo hice yo.

ENTRADA MÁS RECIENTE

CARTA A ALBERTO CORTÉS CABRERA (Por Carlos Tejo)

LAS TRES ENTRADAS MÁS POPULARES EN EL BLOG