jueves, 11 de abril de 2024

¡¡REENCUENTRO!! 6 ABRIL 2024 ¡¡ (Crónica por Jesús Herrero)

            17 años de Blog como quien no quiere la cosa

 Por fin se materializó una nueva “quedada” de A.A. Desde antes de la maldita pandemia se venía echando en falta.

No hubo más remedio que constituir una Comisión Organizadora con la ineludible misión de organizar, dinamizar y diseñar un evento lustroso e importante cuyo fin no era otro (lo reconozco como miembro innecesario e improductivo de dicha comisión, o sea, como fijo discontinuo) que el de hacerle pasar al venerado Furriel de doradas grebas, que diría el Homero (que por cierto, no era de la del 61, lo siento por él), por el odioso trance de ser reconocido como adalid, preclaro prócer y egregio conductor de los 17 años del blog de los Antiguos Alumnos Dominicos y, además, tener que comerse el sapo de sufrir las lisonjas, alabanzas y enaltecimientos dirigidos a su preclara figura a cara descubierta, sin defensa posible, por parte de la insaciable masa de turiferarios atacantes de la que estuvo rodeado mientras duró aquella jornada intensiva.

La comisión organizadora, capitaneada por Quique Muñiz, como no podía ser de otra manera, empezó a funcionar hace ya más de tres años, según la organización, y apenas hace un par de semanas según el Ayuntamiento local. Para tener la certeza de ajustar objetivamente el dato, lo mejor sería hacer una media y prorratear el resultado entre el total de participantes y la tercera parte de cervezas y “gintonis” consumidos durante todo el sábado. (Resultado a trabajar por los de ciencias. Aquí no pintamos nada los de letras).

El funcionamiento de la comisión fue sencillo: Quique decía lo que había que hacer y los miembros oficiales lo hacían, o lo aprobaban o, como mucho, ponían cara de pesar para después emitir algún sonido o gañido aprobatorio. Y fue tal la eficacia de la Comisión que los de la Comisión Koldo consultaron a Quique sobre diversos aspectos técnicos para adoptarlos como propios. Es lo que tiene Quique: Trasmite confianza, trasmite bondad, amistad, seguridad y chocolate con churros, que es como recibió el sábado a los que iban llegando a la Casa de Ejercicios, llamada así a pesar de no disponer de gimnasio, cosa que echó en falta Sarmiento.

Llegué yo el viernes por la mañana. Le había pedido a Quique que, por favor, me pusiera en una habitación con vistas al mar. Hizo lo que pudo y me puso en una con vistas al estanque de los peces. Bueno, si no hay aguas mayores (en extensión, digo), pues me valen las menores.

Rápidamente nos fuimos a León a rematar algunos recados pendientes. La efectividad de Quique quedó claramente demostrada: Había manifestaciones multitudinarias con pancartas con leyendas del tipo “Quique al poder”, “Quique a la alcaldía”, “Quique olé tus c… (terminaba en ones pero por educación no puedo poner lo que hay en medio, o sea “oj”). Luego recogimos a dos miembros, también fijos discontinuos, de la Comisión, a saber, Carlos Tejo y Luisín Heredia, que venían desde Oviedo y llegaron tarde por culpa de la empresa de autobuses.


Empezaron a llegar algunos de los participantes ese mismo viernes por la tarde. El escenario de acogida era el hall (“jol” en español, “jolín” si es pequeño) de la Casa de Ejercicios decorado a base de afiches y carteles con la efigie del amado Furriel y dibujines del también amado Santuario-Basílica. La excusa “17 años de blog” también quedaba reflejada allí: el “1” es el símbolo de la divinidad y el “7” de la perfección de la obra creada, ambos alusivos al divino Furriel, por más que él se empeñe en decir que no, y a su obra: el Blog que nos amalgama, nos recupera y nos trae de vuelta los recuerdos de cuando éramos apenas unos mozalbetes esbeltos y ágiles (y no como ahora, todos con barriga, a excepción de Sarmiento, envidia y mala conciencia del resto). Todos nos prometimos vigilar la dieta a partir del lunes pero no antes.

También había una mesa y un enorme cartel con las portadas y libros que han ido publicando los compañeros. Lo preparó el gran Lalo, gracias al cual los libros de los A.A. son más bonitos y más apetecibles. Todo ello nos viene a recordar la inusual y magnífica educación que casi consiguieron inculcarnos en aquel colegio. Por cierto, el inefable Lalo también es el más alto y el único hombre rana conocido entre los A.A.. Si no trajo los aperos de buceo fue porque en el estanque de los peces no le cabrían ni las aletas. No obstante me habría gustado mucho verle con el neopreno, la botellita de oxígeno, las aletas y las gafas de buceo (debidamente graduadas), cantado el “Adiós Madre de mi vida” en el coro acompañado al órgano por Vibot. (¡angelamaríajuana que espectáculo, que emoción y que todo!). Pero nos conformamos con su maletero, único en el mundo, lleno de nuestros libros, fabricados por él con todo amor hacia nosotros. Por cierto, casi nadie conoce sus relatos. Son magníficos. El que no los haya leído no sabe lo que se pierde…

Y llegó el día clave: El sábado. Menudo programa que organizó el Quique y su Comisión de fijos discontinuos. Para empezar chocolate con churros. Me puse perdida la camisa nuevecita, por cierto. Pude disimular el accidente (probablemente provocado) gracias a la chapita que nos dio Quique. En realidad estaba pensada también para eso. Quique siempre hace las cosas pensando en una doble funcionalidad con espíritu ecológico: un mismo gasto cubre varias necesidades. De hecho hubo muchas propuestas a la Comisión en este sentido, pero cuando uno de los fijos discontinuos tuvo la idea de imprimir lo de los 17 años en “chubasquieiros du pito” Quique contestó tajante que ya la edad no nos permitía hacer un uso correcto del chisme y ya no volvió a fomentar las ocurrencias. Esto no debería de contarlo pero lo hago porque es un buen ejemplo de la potente capacidad intelectiva de Quique. Tengo que consignar, cambiando de asunto, que el chocolate lo pagó el señor alcalde, y también los churros.

Eran ya las 11:00. Cinco minutos más tarde eran las 11:05. Empezó la misa concelebrada por el prior Olóriz, de quien todos tenemos recuerdos llenos de afecto y camaradería, y nuestro compañero Pedro Rey, portero mítico de la selección del colegio, y misionero en las no menos míticas selvas del Perú, donde amaestraba serpientes y otras fieras salvajes, incluidos los putos mosquitos y, por añadidura, una gran cantidad de parroquianos de diversas tribus mucho más civilizadas que algunos integrantes actuales del llamado género humano (de los que no hace falta poner ejemplos porque todos los conocemos).

Los del coro cantaron durante la misa. Como antaño, pero más desafinados aunque con más emoción. Pitu y yo tuvimos que salir pitando a causa del ácido úrico y nos perdimos una parte, pero aproveché el escatológico momento para pedirle explicaciones por no haber traído los chorizos a la sidra que tanto publicita pero que tan poco enseña. El muy listo desvió rápidamente la conversación hacia otros asuntos filosóficos relacionados con el ser, la nada y algo de Kant y Hegel para despistar. La única conclusión a la que llegó es que los chorizos han subido mucho de precio debido a la crisis climática. No tuve más remedio que responder que, en cambio, algunas cosas han bajado mucho más, lo que se explica fácilmente a causa de la edad. 

Y luego ya empezó el acto central el día, o sea, el acto de homenaje a José María Cortes Aranaz, más conocido como el Furri y también el “Putoamo” para los desacomplejados. Otros le reivindican como “General” o “Presidente”. Pero tengo que decir que me confesó en secreto que a él lo que le gusta es lo de Furri o, si acaso, Furriel cuando nos ponemos finos.



Se colocó en la escena una mesa presidencial con Olóriz al frente y Luis Carrizo a un lado como controlador del tiempo y el espacio y empezaron a intervenir los fijos discontinuos por orden alfabético. Luis Heredia le largó una “laudatio” demoledora, y Fernando Alonso le dedicó los dos campeonatos del mundo de automovilismo que había ganado; Cicero se despachó con fino estilo, como es habitual en él, con empaque y disculpándose por un supuesto defecto de pronunciación que dice que tiene y que todos quisiéramos tener para parecernos más a él en algo al menos; Cirauqui sacó su ametralladora y nos disparó una ráfaga de versos alusivos sin despeinarse, cosa fácil para él porque no tiene pelos en la lengua ni en la azotea; nuestro inefable Pedro Trapiello también se despachó y de paso demostró que tiene una memoria y una contundencia verbal sin parangón; el Pitu se disculpó por no haber traído los famosos chorizos con la excusa de que estaban todos en el Congreso ocupados; Ramón Hernández también mostró su oratoria fácil como hace a diario en el Blog; luego yo, que después de todo lo dicho por los anteriores no tenía ya palabras y me limité a regalarle al Furri un cuadrín en plan retrato con la excusa de que pinto mejor que hablo, aunque no sea Picasso. El Furri estaba para entonces ya licuado por los lagrimales pero le dije que estábamos todos igual y, además, sobrepasados por su dedicación al Blog o, lo que es lo mismo, a nosotros, y que teníamos derecho a joderle la mañana; Baldomero le tiró uno de sus ladrillos amorosos; el nietín de Mallada recitó unos versos entrañables de su abuelo. 


Para entonces se había formado cola el servicio y algunos se perdieron algunas intervenciones, incluido yo, entre ellas las de Sarmiento y Vibot, pero como está todo grabado el que quiera las tiene a su disposición preguntando dónde a quien proceda. Quique trató de evitar su turno pero Luis Medina estaba en plan duro y para colmo tenía la catana desenvainada sobre la mesa presidencial. Manolón y Alberto cerraron los discursos con las emociones a flor de piel, es decir a moco tendido y con los ojos como las luces de freno de los coches


Para rematar el acto se proyectó sobre la pantalla el video

 “In Memoriam” para recordar a todos los compañeros que ya están en el norte. Emocionante. En esta parte los sentimientos eran ya incontenibles. Felicitaciones a todos los que parieron este repaso cariñoso a nuestros compañeros.

Luego llegó el ágape que, después de tantas emociones, era ya lo de menos. Incluso la falta de langostinos me pasó desapercibida. Ahora mismo tendría que repasar la información oficial de Quique sobre el particular para saber lo que hubo.



Lo que recuerdo a continuación es que unos cuantos nos fuimos a buscar recuerdos por los campos de deportes del antiguo colegio, incluso llegamos a colarnos en las instalaciones para comprobar, ¡qué horror!, que ya no había camarillas. Y además fuimos expulsados por una recia guardiana de las instalaciones que no hacía más que recordar que aquello era ya privado y teníamos que desaparecer inmediatamente de allí. Vallina juró en hebreo y arameo, idiomas que domina con soltura, Javivi en vascuence, Cicero en cántabro y yo en castellano, todos en nuestras lenguas vernáculas correspondientes como demostración palpable de que la comunicación es siempre posible independientemente de la filiación geográfica. Nos fuimos, pero cabreados.

 


Pero a todo esto nos dieron las peligrosas siete y media en las que no puedes pasarte ni quedarte corto si quieres ganar. Y allí, en el coro, se desarrolló el siguiente evento: El “Adiós Madre de mi vida” ineludible. Siempre terminamos igual, a voz en grito, como fieras. Menos mal que siempre hay gente que canta bien como, por ejemplo, la pareja de Torrellas o el mismo Furri. ¡Qué voces! Yo por supuesto calladito que estoy más guapo.

Y a continuación el concierto de Vibot, tanto de órgano como de recital poético. Magnífico, vibrante, delicado, ora aromático, ora susurrante, ora balsámico, ora rumoroso, ora elegante, en fin, según el momento; hasta que llegaron las llamadas al orden de carácter renal y muchos tuvimos que salir escopetados a través del túnel en busca del señor Roca, que no es médico pero alivia una barbaridad. Cuando quisimos volver al recital del coro ya se había terminado todo. Aquí Quique falló en la programación por no haber previsto una pausa de alivio, o dos, e incluso una tercera para la cena. Pero en fin no todo puede ser perfecto ni nadie lo pretende. Total, que nos perdimos la apoteosis final muy a pesar nuestro. No volverá a ocurrir, estoy seguro.


Algunos nos fuimos a cenar un bacado mientras Javier Martín nos buscaba desesperadamente muerto de hambre, pero ni él nos encontraba a nosotros ni nosotros le encontrábamos a él. Sonaban los móviles y se cortaba la conexión, o no se oía nada a causa del barullo que se organizó por la final de la copa del Rey entre el Atlético de Bilbado y el Real club Deportivo Mallorca Balompié o como se llamen ambos. Como seguían 1-1 después de la prórroga se tiraron los fatídicos penaltis y los del Mallorca fallaron dos penaltis, por lo tanto ganó el Bilbado. Luego me llamó mi cuñado el de Basauri para decirme que no es el “Bilbado”, sino el Atletic, y que me jodiera. ¡Te jodes tú!, le contesté y puse Bilbado con todas las letras en todos los papeles. ¡Ale!

Y luego ya a la cama. Demasiado duro el colchón, demasiado blanda la almohada, doloridas las piernas, las rodillas, los codos y hasta la punta de la nariz. Pero me quede tieso inmediatamente y soñé que mi ventana daba al mar.

Jesús Herrero



 

ENTRADA MÁS RECIENTE

AL DICTADO DEL ÁNIMO (Por Mariano Estrada)

LAS TRES ENTRADAS MÁS POPULARES EN EL BLOG