sábado, 7 de agosto de 2021

EL POZÍN

 De cuando en vez me encuentro alguna vieja e interesantes fotografía.

Hoy os dejo esta otra del Pozo de los Peregrinos, el POZÍN lo llamaban. 

Fotografías del año 1927.

Se encontraba en el lateral oeste del viejo Santuario de la Virgen del Camino. Desconozco si se ha conservado y dónde.




6 comentarios:

Francisco Javier Cirauqui Armendariz dijo...

Me gustaría haber escrito algo más serio sobre este pozo, que tantas cosas oyó y vio y tanta sed alivió. En Burlada, había muchos pozos, en calles, huertas, patios, unos de bocal, otros con bomba y uno acristalado de las Aguas de Burlada. Todos ellos eran de aguas medicinales, pero todos han desaparecido y me temo que todos habrán sido destruidos, por eso en honor de este Pozin de los Peregrinos aquí van estos simples versos.

Pozo, pozín, pozón
de la Virgen del Camino,
del Camino de León.

Pozo de los peregrinos,
que aliviaba los calores
de viandantes y caminos.

¿Dónde estas, hermoso pozo?,
¿Dónde te llevó el destino?
¿Eres parte de algún parque
o de un frondoso camino?

Pozo, pozín, pozón
de la Virgen del Camino,
del Camino de León.

¿Dónde el rumor de las aguas,
que por tu bocal se oían?
¿Dónde la moza del pueblo,
que en su cántaro de barro
el líquido recogía?

Pozo, pozín, pozón
de la Virgen del Camino,
del Camino de León.

¿Dónde los alegres pájaros,
que al amanecer cantaban,
dónde los suspiros hondos,
que desde el pozo brotaban?
¿En Dónde cantas ahora,
pozo de los peregrinos?
¿Dónde alivias los calores
de viandantes y vecinos?

Pozo, pozín, pozón
de la Virgen del Camino,
del Camino de León.

BALDO 1 dijo...

1. El agua es susceptible de ser valorada desde muchas perspectivas: tantas como dimensiones vitales tiene el ser humano a las que contribuye a desarrollar o a deteriorar. Y así, es un bien necesario para nuestro organismo, para la limpieza y el refresco de nuestro cuerpo, para jugar y divertirse con ella, como bien económico, como objeto de estudio en sus múltiples facetas, como motivo de celebraciones sociales, como objeto de distribución justa, como belleza que nos deleita en sus múltiples manifestaciones, etc. Pero también el agua es un contravalor: cuando deteriora o destruye alguna de las dimensiones vitales humanas. Pensemos, por ejemplo, en diluvios, tsunamis, ríos y mares en los que se ahogan personas; en aguas que estropean o destruyen nuestros vestidos o casas; en lo cara que nos resulta su adquisición; en lo mal repartida que está; en los enfrentamientos que se producen por su causa; en aguas hediondas, irritantes y feas. ¿Admite el agua también una valoración religiosa cristiana? Sin duda; el pozo de la esplanada del antiguo santuario tiene en lo alto una cruz: es un pozo religioso. También lo son el «pocito» de Caleruega y, el más significativo de todos, el pozo de Jacob, al lado de Nablús, donde se encontraron Jesús y la samaritana.

2. El referido pozo de Jacob fue un lugar privilegiado de conflicto, de encuentro y de reconciliación. El pueblo israelita estaba dividido desde hacia siglos en dos reinos: el del norte (Israel), cuya capital era Samaría, y el del sur (Judá), con la capital en Jerusalén. Entre estos dos reinos israelitas se sucedieron enfrentamientos políticos y religiosos de gran calado. Los judíos tenían por cismáticos y hasta por herejes a los samaritanos. Éstos, por el contrario, se consideraban los auténticos adoradores de Yahvé. Este enfrentamiento se trasluce en el relato que hace el evangelio de Juan de la escena de Jesús y la samaritana. Así, cuando Jesús habla a esta poniéndose en un plano de igualdad con ella, la mujer responde mostrando su sorpresa: ¿cómo se atreve un judío a pasar por encima de las prohibiciones sociales y rituales que lo separan de los samaritanos, y mucho más tratándose de una mujer? Sin embargo, con su réplica inmediata a la demanda de Jesús, la mujer demuestra que supera la oposición étnica y que no rechaza el diálogo. Incluso sitúa el intercambio en el plano de la relación de persona a persona: «¿Tú a mí...?».

3. La sed tiene un papel privilegiado en la Escritura. Los hebreos habían caminado sedientos largo tiempo a través del desierto y Yahvé había hecho brotar para ellos el agua «de una roca de granito». Pero la sed no se refiere solo al ámbito orgánico de los vivientes, sino que tiene un simbolismo profundo. Los profetas amenazaban al pueblo infiel recordándole la sed en el desierto: «Yo enviaré... una sed, no ya de agua, sino de escuchar las palabras de Yahvé» (Am 8, 11). El Pitu de Casorvida tiene una sed abrasadora de saber cuándo voy a soltar un ladrillo, para apartarse y que no le abra la mollera. Es sus momentos más inspirados en la Aldea global llegó a escribir: «Como jadea la cierva tras las corrientes de agua, así jadea mi alma por saber cuándo ese cazurro va a fabricar un adobe de barro y paja». Jesús osa decir: «el que cree en mí», el que sigue mi modelo humano, ya no tendrá jamás sed y, además, adquirirá la capacidad de saciar la sed de todos los que le rodeen. O sea, que Juan atribuye a Jesús la afirmación de que su modelo de vida es el más humanizador de todos los que las personas puedan encontrar.

Al pedirle a la samaritana que le dé de beber, Jesús manifiesta que tiene sed, como un hombre cualquiera, cuya primera preocupación es asegurarse la vida. No hay que dejar a un lado esta intención. Pero tampoco hay que quedarse sólo en ella, porque hay un mensaje contundente y claro en Jn 7, 37–39.

BALDO y 2 dijo...


4. Este pozo del antiguo santuario de María del Camino nos sugiere una reflexión. El agua es un bien de vital importancia, pero cada día es más escaso y, lo que es más grave, se han hecho con él los poderosos. El agua se ha convertido en fuente de conflictos entre algunas regiones españolas. Unas representan al Jesús sediento y otras a la samaritana que tenía derechos sobre el pozo y medios para sacar el agua. Los gobiernos de turno prometen un pacto de Estado de garantice «agua para siempre». Ello solo será posible si se fundamenta en un estilo de ser y de hacerse hombre no basado en los valores económicos y biopsíquicos. El agua no es solo ni principalmente una mercancía.

5. Y, para terminar, una pequeña anotación para que entren al trapo los muchos sabios que a este blog acuden. En el encuentro de Jesús y la samaritana se suscitó un problema: ¿hay que adorar a Yahvé en el monte Garizín (lugar sagrado de los samaritanos) o en el templo de Jerusalén (de los judíos). Jesús resuelve la cuestión de modo tajante y muy claro. Con Jesús, ha desaparecido la dicotomía y la separación entre lugar sacro y lugar profano, como se lo manifestó a la mujer samaritana

20 «‘Nuestros padres adoraron en este monte y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar’.
21 Jesús le dice: ‘Créeme, mujer, que llega la hora en que, ni en este monte, ni en Jerusalén adoraréis al Padre.
23 Pero llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren.
24 Dios es espíritu, y los que adoran, deben adorar en espíritu y Verdad». (Jn 4, 20–24)

Este diálogo de Jesús con la samaritana es toda una ruptura con la tradición judía y con la de los pueblos de su entorno. Los evangelios nunca nos hablan de que Jesús participara en ningún culto sacrificial en el Templo. La manifestación humanamente plena de Dios, el sacramento del encuentro con Dios se llevó a cabo en la «profanidad» de la vida ordinaria de Jesús. El Cenáculo y las casas familiares no eran lugares sagrados, sino ámbitos de la vida «profana» de los seguidores de Jesús. Los primeros cristianos no necesitaron ningún lugar especial dedicado exclusivamente al culto. Las apariciones del Resucitado y del Paráclito en Pentecostés tienen lugar fuera de un recinto sagrado. Entonces, ¿cómo casan un pozo como el de Jacob en Santa María del Camino junto con un templo dedicado exclusivamente al culto, del que Jesús le dijo a la samaritana que ya no era necesario para encontrarse con Dios? Yo creo que teólogos eminentes como el P. Ricardo, el P. Lanz, el P. Morán et alibi, viendo la jugada, se dijeron: «Destruyamos el pozo, no sea que venga otro lunático a sentarse en el brocal y les diga a las vecinas de Carrizo que sobra el santuario». Y aquí está la razón –creo yo– de que de ese pozo jacobino (¡que coincidencia con el camino idem!) no quede ni rastro. Que nadie lo busque, porque será en vano.

Antonio Argueso dijo...

No seré yo quien ose comentar el bello poema de Cirauqui, el versolari de la del 59 y menos lo por Baldo escrito. El Pitu ha suficientemente infundido el infundio de que me aprobaron (¡ay! si él supiera lo que algunos hicimos en Las Caldas con algunos exámenes; igual algún día lo cuento). Y como aquí le citas tan a propósito, me temo que has caído en el ¿engaño? y le crees.

Así pues solo una pregunta que me ha surgido al leer tu tercer punto, Baldo ¿has leído "Sed" de Amelie Nothomb? Yo me animé a hacerlo cuando por la radio oí que el sacerdote Gabriel Ringlet, que fue proto rector de la Universidad de Lovaina y persona muy respetada en el mundo académico de aquí había organizado el retiro anual que organiza con la autora del libro.

Ramón Hernández Martín dijo...

Para alejarse de trascendencias y meterse en honduras, diré únicamente que esto de "pozos" es un tema que me infunde respeto y pavor al mismo tiempo, pues me veo sobre el travesaño colocado en el brocal de los muchos pozos que en esta mi tierra han sido (hoy están casi todos o soterrados por la erosión o tupidos de malezas que no permiten llegar hasta ellos) sacando agua con un caldero, ayudado por un cigüeñal, para regar los huertos. Con admiración recuerdo la figura de mi padre sacando el agua con tal remango, haciendo gala de su excepcional destreza y fuerza, que en vez de sacar un "caño de agua" manejable, hacía nacer un río que me desbordaba en mi tarea de canalizarla en los surcos de hortalizas. Por lo demás, tras el paseo panorámico que Baldo nos hace por el "reino del agua", digamos y reconozcamos que en un gran porcentaje de nuestro cuerpo también nosotros mismos somos agua, tras lo que no me importaría hincar la rodilla para adorar el agua, sobre todo estando sediento en este tórrido estío castellano y teniendo al alcance una agua fresca como la que brota de la Fuente la Pila de Mogarraz, que seguro nace y discurre generosa todo el año desde algún soterrado pozo próximo para gozo, vida y contemplación de muchos mogarreños y muchos más turistas.

jmgarciavaldes#gmail.com dijo...

No tengo la mollera para muchas disquisiciones filo-teologicas, esas que tanto gustan y tan bien se le dan al Sr. Baldo. Yo sí tengo sed orgánica, llevo toda la mañana empacando yerba, ayudando al prójimo, la sed espiritual la tengo saciada, de momento, me quedo con aquello de que "obras son amores y no ...". Y sí, amigo Baldo, yo ya no jodeo y si jadeo de expectación ante tus buenos y sabios ladrillos. Sr. Bruselense,sabes que yo no miento cuando digo que tu aprobaste la folosofia Caldea gracias a los enchufes que tenias gracias, a su vez, a los enchufes que arreglabas. Otros aprobamos apretando uno contra el otro y haciéndole alguna jugada al "Caballrro". Ya nos contarás si te leíste la Historia de la Filosofía de Fraile-Urdanoz.
Saciada la sed biológica vuelvo al ritmo del tractor a cargar alpacas. Esto sí es trabajar y no escribir elucubraciones fruto de imaginaciones ociosas.
Abrazos a brazadas.

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