Recibo la triste noticia del fallecimiento, esta mañana, de nuestro muy querido padre Pablo Huarte.
Descanse en paz, nunca te olvidaremos.
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12 comentarios:
Mi más sentido pésame. He tenido la suerte de trabajar con él y disfrutar de su
amistad. D.E.P.
Una pena. Se integró como uno más en el blog. Nos dio momentos muy buenos en los primeros años del blog. Padre Huarte fue otro de esos educadores a los que les descubres facetas irreconocibles cuando se acercan a ciertas edades y el trato tan lejano de aquellos años se acaba convirtiendo en cercanía.
Mi pésame a su familia y a la dominicana, a la que pertenecemos todos.
Nos vemos pronto y le recordaremos junto a aquellos que nos dejaron a lo largo de estos 17 años.
No puedo estar más de acuerdo con lo escrito anteriormente. Con el matiz de que la cercanía, desde la aparición de su persona en el blog, no suponía un cambio radical como el que descubrimos en otros maestros de entonces, y recuerdo al pCura. El pHuarte fue para mí la jovialidad, el ímpetu, el deporte de equipo, la expresividad en el movimiento y en la oratoria.
Siento que lo estuviera pasando regular en los últimos tiempos. Y es que ya lo dijo Bob Dylan: "Los tiempos están cambiando"
Una sincera oración me está saliendo del corazón, corazón agradecido.
Un abrazo para su familia y para la familia Dominicana, a la que me siento cercano.
Desde dentro de la "pecera" de la emisora del colegio, me llega de nuevo el gesto del p. Huarte dándome la entrada para grabar mi texto mientras se desvanecía la ráfaga de música...siempre me llagará.
Para mí fue especialmente importante, porque le debo mucho impulso inicial. Siempre me he acordado de él y me queda la satisfacción de haber escrito los mejores de esos recuerdos, casi todos, en este blog. Seguiré recordándole.
Buenas tardes, aunque estas tristes noticias las empañen.
Descanse en paz el P.Huarte, buena gente, como sacerdote y persona, a quien estimé, y agradecí su correspondencia, viniendo a Asturias, tras mi visita a Pamplona.
Mi más sentido pésame a su familia y comunidad dominicana.
Recuerdo, Padre Huarte, cuando en diciembre de mi primer curso en el colegio, tras las notas del primer trimestre, nos nombraron, a Devesa y a mí, tus ayudantes. Fue un curso amable y fácil por dedicación tan llevadera; y tu trato, afectuoso y nada exigente. Descansa en paz y pervive en nuestro memoria.
Yo no le recuerdo con afecto. Era 'muy selectivo' en el trato con los alumnos. Tenía sus preferidos y los demás estábamos fuera. Todos los años del colegio me sentí marginado por él. Ni siquiera me miraba a la cara cuando quería hablar con él de algunos asuntos musicales, contestándome con desdén.
Supongo que no sentía por mí ningún aprecio y no lo disimulaba. Pero percibí claramente esa misma actitud con otros muchos compañeros que no tenían el privilegio de estar entre sus elegidos.
Siento opinar así y sólo es la opinión de una sola persona.
M. Esteban Sánchez.
DESDE EL AÑO 59 conocía al P. Huarte, primero en Villava y luego en León. Recuerdo el viaje, en el año 1961 para ir a León por toda la cornisa cantábrica hasta Oviedo y de Oviedo a la Virgen Virgen de Camino. Desde Villava hasta sexto siempre he tenido buena relación con él.
La literatura la radio, el Osasuna, los guiones del Camino de Santiago y otros.
Hoy he estado en Villava en su funeral y aquellos recuerdos infantiles me han rodeado y lo he recordado con mucho cariño y ternura,
En primer curso en Villava nos recitaba el poema de Juan Ramón Jiménez: Verde verderol/ endulza la puesta del Sol/ palacio de encanto/ el pinar tardío tiene el verderol/ Verde verderol/ endulza la puesta del sol. Adiós Pablo Huarte
Coincido con M. Esteban Sánchez. Además era bobalicón y simplón. Jugaba a muchos palos y era un ignorante en todos. Se le llenaba la boca con que los dominicos eran lo mejor y ese era el sonsonete que nos predicaba a menudo.
Querido Anónimo, al menos ten la valentía de identificarte.
En el medio siglo que va de 1956 al 2006 pasaron por el colegio 145 hombres con hábito blanco y capa negra (123 frailes y 22 "hermanos de obediencia", creo que se llamaban.
No todos fueron inteligentes, amables, buenos profesores, deportistas...
Como en la vida, en ellos hubo luces y sombras.
Pero, para bien o para mal —que cada quien se juzgue— aquí estamos nosotros: en gran medida lo que somos, lo que hemos sido, a ellos se lo debemos.
Salud
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