José Manuel G. Valdés nos facilita esta información.
Me siento obligado a dar la noticia de otros dos luctuosos sucesos que, por cercanía en el espacio y en el tiempo, quizás nos causen un mayor impacto.
No fueron famosos pero sí dos compañeros magníficos. Uno,en su vida civil, se dedicó a la música, se trata de MIGUEL ÁNGEL DÍAZ HUERTA, de la promoción del 58 fallecido el 25 de octubre del 22; el otro, dedicado a la enseñanza, es JOSÉ LUIS CANO DIEZ, de la promocionona, la del 59.
Seguramente merecían cada uno de ellos un portillo, no sé la razón por la que no lo tienen como lo han tenido y espero que tengan otros.
Descansen ambos en paz.
Un abrazo para sus familias.
4 comentarios:
!Vaya! Dos anuncios de golpe como éstos no es nada agradable.
Huerta era hermano de Huerta, de mi curso, y le llegué a conocer en Gijón en Musical Tommy donde impartía clases de música. Al lado del portal de mi casa en C/ Cabrales, 92. Le hicimos una visita Carlos Jiménez Cuervas Mons, nuestro Bañugues querido y yo aprovechando que Bañugues se desplazaba a Gijón para dirigir el coro de la familia con motivo de los ensayos para cantar en la boda de mi hija. La verdad es que era más la curiosidad de verle por ser hermano de Huerta que por haber sido compañero por la diferencia de cursos que nos separaba. Pero fue emotiva para los tres ya que me puso de nuevo al tanto de su hermano.
A Cano no le recuerdo ya que solamente debí coincidir con èl en su último curso de la Virgen y el 1° para mi en 1.964 cuando ingresè en 3° directamente a la Escuela Mayor.
Descansen en paz los dos y un abrazo muy fuerte a los que les vivisteis más cercanamente.
Siento mucho el fallecimiento de estos dos antiguos compañeros a los que por desgracia no recuerdo apenas. Por si llega a sus familias y amigos, un fuerte abrazo.
A estas alturas de la vida, noticias como las de esta entrada resultan desgraciadamente casi normales, aunque nos sorprendan y sobrecojan. Por no estar atento al obituario diario, paso en silencio y ausencia la marcha de vecinos, conocidos e incluso amigos. Da rabia entonces no haber sido informado por cauces directos, pero siemrpe hay tiempo para manifestar los propios sentimientos y para activar, cuando uno es creyente, el resorte de una oración que afortunadamente lo vuelve todo al presente. Por ello, siempre hay tiempo para dar gracias a Dios por la vida de estos compañeros, aunque nada más sea, como es mi caso ahora, por todo lo que ellos compartieron con otros compañeros. Como ellos ya descansan en paz, mi deseo es que lo hagan también sus familiares y amigos. Amén.
Yo tuve bastante relación con Miguel Angel Díaz Huerta. Fuimos compañeros y amigos bastantes años. Era un buen futbolista. Recuerdo que me propinaba algunas regañinas porque yo era muy malo en ese deporte. Sin embargo, en el aspecto musical nos levábamos muy bien, tocábamos todos los instrumentos de que disponíamos, nos pasábamos muchas horas con la guitarra en la sala de ensayos de la rondalla. Recuerdo que, en una ocasión en que pasó por el Colegio el Maestro General de los Dominicos, nos pidieron que interviniéramos. Formamos un Trío: Valdés, compañero y amigo nuestro, guitarrista también, Huerta y yo. Nos pusimos sobre el hombro una manta de rayas, estilo mejicano y cantamos una ranchera, acompañándonos con las guitarras. (Todavía me acuerdo de aquella canción, que no sé de dónde la sacamos; ahora está en internet). Sabía que se dedicaba a la música, para la que tenía buenas cualidades. Mi amigo Baldo me comunicó por teléfono su fallecimiento.
No voy a extenderme más. ¡Un abrazo, "Güelu", como te llamábamos! ¡Que descanses en paz y, de vez en cuando, enséñales a "tañer" la guitarra a tus ángeles compañeros!
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