Estaba mirando esta fotografía del interior del santuario tomada desde el coro y me pareció una más de cuantas ya conocemos.
Pero mira tú que, fijándome un poco en ella, encuentro a un fraile celebrando misa en el altar lateral, el de san Froilán.
Y se te fijas más detenidamente, observarás, a sus espaldas, a un seguro apostólico que le ayuda en la misa.
Y he recordado que ir a ayudar a las misas en el santuario a las primeras horas del día era un privilegio que nos concedían el día del cumpleaños. Y lo recuerdo como un día triste.
¿Recuerdas?
Hoy el altar no está muy bien cuidado que digamos, como tantas otras cosas.
2 comentarios:
Cada vez que veo el Santuario así vacío me sobrecoge y emociono. De las poquísimas veces que entré y me vi solo, me sentí flotar como en el espacio sideral, sin gravedad, recorriendo cada rincón. El fraile y acólito deben ser dos satélites. A ver si me los encuentro cuando yo lo visite otra vez. Os parecerá una ñoñería pero así es.
Tremenda estampa la del "vacío humano" y la misa, valorada como conexión privilegiada a la línea de alta tensión de la divinidad y que, para mayor abundamiento, sacaba almas del "purgatorio" (pero no del de JH, pues muchos pagarían por estar en él) mediante el pago previo de un estipendio. Ante la estampa, uno puede preguntarse si eso se parece en algo a la "última cena del Señor" y, de existir dudas, basta con leer a Baldo. Por lo demás, ese Santuario vacío o el Huerto de los Olivos o el Naranjo de Bulnes o una playa abarrotada de gente son todos ellos buenos lugares para mirar al cielo y decir simplemente "gracias", habida cuenta de la enorme cantidad de regalos que recibimos no solo en Navidad, sino todos y cada uno de los días del año. Sigamos degustando ya el aperitivo de la Navidad. Avanti tutti!
Publicar un comentario