Con profunda emoción y tristeza leo el artículo de hoy de Pedro en el Diario de León, despidiendo a su hermano Seve, nuestro compañero del curso 1965 a 1970, y hermano de nuestros Luis, Jose Mari, Pedro y Andrés.
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Seve querido
Maldigo la hora en que aquí te escribo, maldigo la ceguera de la puta muerte a la que miras a la cara en este instante con una serenidad que me admiraría en ti si no te supiera hijo de la entereza resignada de tu madre y del estoicismo en su destino de guerra de tu padre, nuestra Laurita y Porfirio, esperando los dos a recibirte y llevarte con todos los que ahí nos aguardan y nos reviven en la memoria, Míguel hermano, tías Vinda, Carmina y Lita, las últimas, tío Seve en padrino, el tío cura César que te abrió senda al dibujo y al óleo de tus lienzos deslumbrantes, tío Vitalino, tío Luis, Andrés, Ángel, Rosina, Ramona, Tomás, Marcelo, Patro, o Pedro hace nada, y los primos Pedro, Andrés, Fran o Luis, y la hija de tu prima Blanca, vilmente asesinada en Bruselas, todos en ese abrazo de la sangre hecho guarida, cariño y una paz ya duradera sin cuitas, pleitos o ruidos, esa «Calma» del bien llevarse que ruega el cartelito de la puerta de tu casa en Navafría de la Sobarriba donde el amor desvelado de Rosario te ha venido dulcificando los rejones del dolor en toda esta lotería canalla de un cáncer matón... y muy cobarde y joputa al elegir a la gente buena-buena. Tú.
Claro que nos parte el alma el irte y que nos faltes. No te duela, es más deuda que cariño, eres el mejor de la contrata y encima te eligen «enfermo preferido» los ángeles con bata que te han cuidado este tiempo... ¿qué las das?, ¡el corazón por fuera!... Ve tranquilo y feliz, querido Seve, el hermano que más de cerca y dentro nos toca. Has vivido y has cumplido en muchísimo más de lo debido. Dando por norma. Recibiendo no siempre. Siendo centralita y lumbre de encuentro. Y viviendo lo soñado un día: ¡pintar!, enguapecer la vida. El mejor paisajista de lo leonés por más que lo niegue tu maniática modestia. Y has vivido la tierra, los ríos, los libros de paseos que me pintaste, sitios, gentes, la nieve... Ve con gran paz, queridísimo Seve. Y haberlo iniciado el otro día todos juntos con viático, rezo y al final cava fue un detalle de la elegancia moral que te adorna. Y por eso vivirás siempre en nosotros. ¡Vive!
5 comentarios:
Me uno al sentimiento de esa familia tan querida para mí. Un gran abrazo preñado de cariño.
Conmovido, en el sentimiento de esta otra enorme familia, la del blog, tan punteada de ausencias, me sumo complacido al vibrante "¡vive!" que Pedro G. Trapiello dedica a Seve, tan denso de sentimientos, tan florido de expresión, tan acompañado por la "comunidad de santos" que menciona. Cáncer y muerte, tan cotidianos a la altura de nuestra edad, se me antojan tan normales como el alimento y la bebida con que nos animamos los vivos y celebramos a nuestros queridos muertos. Gracias, GPT, por compartir tan hermosos e intimos sentimientos y por ponernos firmes con la vida y sensibilizarnos con el paso del tiempo. Esta mañana me han dado los buenos días invitándome a "dar gracias por todo". Hoy lo haré muy en particular por la vida de Seve, generoso repartidor de las estimulantes bellezas que anidaban en su alma y en sus manos.
Quiero enviar un abrazo para la gran familia de los Trapiello y un pensamiento de homenaje fraternal a Seve. No le traté apenas en los tiempos de León, salvo en alguna ocasion en la estela de mi amistad con Luis, compañero de curso. Qué admirable, Pedro, la necrológica que le has escrito, qué ejemplar. Arranca ese texto sentimientos en direcciones divergentes pero hondas.
Una vez viniste con él a Santander, acompañándole, y cenamos juntos, ¿lo recuerdas? Acababa él de inaugurar una exposición en una galería de la ciudad. Venia con vosotros Javier Muñiz (el Ministro) y su esposa.. Enlazamos vivencias, proyectos y recuerdos. Teniamos unos pocos referentes comunes, agunos entrañables, divertidos. Seve, mucho más joven que yo, los compartia. Por lo que escribes, fue un hombre-dar, un hombre enlace, qué hermoso, qué hermosa imagen esa tuya de "hombre centralita", "hombre-lumbre" supongo que hogar. Como en tantas tantas otras ocasiones irremediables, nace la nostalgia de no haberle tratado, pero en esta , nace la curiosidad por conocer la pintura del mejor paisajista leonés. Con el amor que yo tengo a esos páramos, a esas vegas.
Querido Pedro, siento profundamente esta pérdida, de las irreparables. Y la siento como si fuera nuestra, de la familia.
Un abrazo muy fuerte y muchos besos con todo cariño a toda vuestra familia.
Luis Heredia
No conocí a Seve, pero ahora, después del emocionante y enamorador retrato de su hermano Pedro, es imposible no tenerlo por siempre en la memoria. Después de leerte, tener un Seve como compañero de vida es lo que quiero para mí. Y para todos. ¿No sería mejor el mundo con tan cálida compañía?
Querido Pedro, escribes que me arrancas de cuajo las lágrimas: esos súbitos y deslumbrantes quiebros de tu escritura…
Tú también eras en nuestro curso un gratísimo y cercano y genial compañero. Cuánto me gustaría darte ahora un abrazo. A ti y a todos tus hermanos, acompañaros en vuestro dolorido sentir. Tanto tú como José María estuvisteis en nuestro curso y, aunque la vida nos ha dispersado, siempre sois y seréis un sonriente y entrañable recuerdo.
Cuanto me gustaría ver reunidos en una exposición de homenaje esos cuadros de Seve. Y que tú me los dijeras…
Un abrazo fluvial.
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