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1 comentario:
Abundo en la línea de Baldo, aparecida en su comentario a la entrada anterior, extasiado como estoy ante la maravilla pétrea de la oración devota que es esta hermosa catedral y ante el colorido patrio de los pendones, que ensancha los pulmones y agranda los corazones de un público que, tal vez doblegado por el peso de vivir, parece penar en la sombra su suerte.
Bien está que te mojes un poco, querido Baldo, pues parecía que agosto se estaba cebando en tu mente asfixiándola con sus rigores. La "literatura fantástica" a que te refieres más bien me parece que es la teología en sí, pues, a la hora de concretar, he intentado dejar claro que la redención o salvación (nada que ver con un "más allá" del que ignoramos todo, lo que hace que cuanto se dice de él, incluido el infierno, sea pura fantasía) se produce, digamos, en la "vida total" del cristiano, del ser humano, lo que incluye una lucha sin cuartel en todos sus frentes, procurando que los valores "derroten" a los contravalores. Mi osadía ha llegado hasta la identificación gracia=valor, pecado=contravalor. Otra cosa es que lo haya conseguido, pues sabes muy bien que para mí eso del doctorado equivale a un incipiente balbuceo. Te veo el viernes y rematamos la faena o apuntillamos este miura en la Casa del Dago, dando de comer a las ocho dimensiones vitales, aureoladas por la sabiduría de Eladio.
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