El Obispo Almarcha bendiciendo el altar de San Pablo en el lateral del Santuario de la Virgen del Camino.
Corría el mes de Septiembre 1961.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
LAS TRES ENTRADAS MÁS POPULARES EN EL BLOG
-
PRÓLOGO de Eugenio Cascón (*) Creo que conocí a Mariano Estrada hace muchos años, tanto como los transcurridos desde la primera mitad de los... -
“ El nuestru libru de Griego viene ahora de viaje para acá. Está regresando”. Así empezaba a escribir yo esta crónica en los últimos días ...
-
El pasado 29 de mayo, al término de la Santa Misa dominical, tuvo lugar en la Capilla de Santa Nonia un pequeño acto de homenaje y reconocim...
1 comentario:
Ya es curiosidad que mientras el obispo Almarcha bendecía ese altar, a los cursarios nos tocaba iniciar el estudio de la Teología en Salamanca, una teología que, con el paso de los años, más que un paseo por el laberinto de Aristóteles me ha parecido el cuento de Blancanieves, con lo hermoso, pragmático y transparente que es asomarse al Evangelio de Jesús, empaparse del amor que predica, recrearse espiritualmente en las Bienaventuranzas y rendir la pleitesía en el Padrenuestro. En fin..., paciencia infinita, que diría Eladio, para esperar los cambios necesarios.
En otro orden de cosas, ayer celebramos el día mundial del alzhéimer en Gijón. Al final de mi alocución ya anuncié que en la Ponencia que haré en el X Congreso Nacional de Alzhéimer, a celebrar también en Gijón en noviembre, propugnaré, aunque sea un brindis al sol, que el tiempo del trabajo de los cuidadores de enfermos tenga "valor laboral a todos los efectos". Aunque algunos llegan a trabajar 168 horas a la semana todas las semanas del año, no figuran en ningún cómputo laboral. También en esto se requiere paciencia infinita.
Publicar un comentario