jueves, 13 de octubre de 2022

RADIADORES DE ÚLTIMA GENERACIÓN

 Se me está ocurriendo patentar este nuevo modelo de radiadores y enviarlos al Ministerio correspondiente del Gobierno de la nación como sugerencia para el necesario ahorro energético:

  • Funcionan como ninguno
  • Calientan a discreción
  • Altamente decorativos
  • Consumen poco
¿Estáis de acuerdo?



2 comentarios:

RAMON HERNÁNDEZ MARTÍN dijo...

Cuenta con mi voto, Josemari, aunque nunca he visto ese tipo de radiadores, que más parecen grandes tubos de conducción de líquido, ni sé siquiera dónde pueden estar. El sistema más eficaz y económico para calentarse en invierno, que conocí en mis tiempos de niño en Mogarraz (en la actualidad, sé que todavía hay allí algunos operativos), eran nuestros singulares "braseros" entrañables, armados con la brasa y la ceniza de la lumbre y alimentados con algo de "cisco" (especie de carbón vegetal). Se ponían en la camilla y nosotros metíamos medio cuerpo debajo de sus faldillas, y... a disfrutar de lo lindo, tanto del calorcillo que, entrando por abajo, te recorría todo el cuerpo, como de la compañía, que durante los largos seranos bien jugaba sobre ella a las cartas o hacía alguna labor para el bienestar común de la familia. ¿Volverán aquellos tiempos? El primer sistema de calefacción con el que me topé en mi vida fue una especie de horno de leña, instalado en el fondo de la escalera del noviciado de Palencia, que echaba, escalera arriba, un buen chorro de aire caliente. En Corias pasamos cinco años a palo seco, con la maldita humedad, causada por la vegetacion y el río Narcea, anclada a los huesos. Tiempos heroicos aquellos que hacen que a quienes los padecimos las restricciones que se anuncian para este invierno nos parezcan de risa. En las Caldas, tan húmedo como Corias, nos calentábamos estudiando bajo una manta y, al terminar el estudio, corriendo por los pasillos como locos. En Salamanca, oí decir un domingo por la tarde que aquella mañana habíamos pasado dos horas de pie en el coro, rezando y cantando salmos, a dos grados bajo cero. Ante este panorama, ¿quién se atreve a decirnos que este invierno pasaremos frío si no tenemos pasta para quemarla en los altos hornos de la electricidad y del gas? Entiéndase que ese "altos" se refiere más bien a precios. En esta tierra mía, muchos edificios aliviarán los rigores invernales con la circulación de aguas de mina por sus sistemas, aguas que circulan a una temperatura natural de unos 20 grados. De todas maneras, la mejor manera de calentarse no será ni atiborrarse de alcohol, como si las venas fueran una instalación de calefacción, ni metiendo billetes en esos dichosos "altos hornos", sino mover ágiles los pies para ganar agilidad y salud, aunque uno haya coronado ya los ochenta. Por mucho frío que haga, caminando en serio uno termina sudando. Buen ánimo a todos. Ya sabéis, este invierno toca volver al brasero, a la lumbre o a la manta, y los más decididos y valientes, a correr, aunque solo sea del salón al cuarto de baño.

Lalo dijo...

Pues claro que estos radiadores consumen poco. Sobre todo si, como era el caso, casi nunca estaban encendidos. Y cuando lo estaban, generalmente cuando los campos se cubrían de blanco, daban completo significado al adjetivo calificativo «tibio».

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