lunes, 10 de octubre de 2022

NOTICIA DEL FALLECIMIENTO DE GREGORIO BARREALES

 Me hago eco de la triste noticia que me acaba de comunicar nuestro querido compañero Maxi Trapero, y que desconocía: el fallecimiento de Gregorio Barreales a quien tuve el privilegio de conocer.

Nuestro sincero pésame a toda la familia dominicana, a su familia leonesa y al propio Maxi, su amigo entrañable.

Descanse en paz.

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Una mala noticia que no sé si sabes: murió nuestro Goyo Barriales, a quien conociste en su pueblo de Villacelama. Fue en abril pasado, en Nicaragua, de un fallo de su corazón, del que andaba debilitado desde años atrás. 

Allí lo enterraron y nadie de su familia pudo asistir, aunque por un video que me han mandado fue un funeral multitudinario y lleno de manifestaciones populares de agradecimientos por su extraordinaria labor misional y de gestión en una universidad laboral. Pero pudimos reunirnos familiares y amigos en su pueblo el 17 de agosto en una misa funeral y allí recordamos y elogiamos su bonhomía. 

Para mí fue "el compañero" de siempre, desde los 10 años, convertido luego en amigo entrañable. Ya mis veranos en el pueblo tendrán una ausencia lamentable.

Maxi Trapero

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Fotografía 261 de "El -Album de las Fotos", página 109

261. Maxi Trapero (de Gusendos de los Oteros) y Goyo Barreales (de Villacelama) en un día de excursión al alto del Acebo durante el primer año que pasaron en Corias. Ingresaron juntos en 1955 en aquel Colegio y siguen siendo amigos entrañables casi 60 años después. Maxi ejerce su profesión de catedrático en la Universidad de Las Palmas y Goyo su ejercicio sacerdotal en Nicaragua.

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Permitidme recordaros la entrada en el blog de fecha 31 de Agosto de 2011.

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Hace unos días el querido compañero Maxi Trapero, el  muy bandido seguro que en estos momentos "espatarrao" en la playa de las Canteras de Las Palmas observando a sus nietos jugar con el cubo y la pala, escribía estas letras en una entrada al blog:

"...Pues sí, estuve con Josemari y otro par de amigos de nuestro mismo curso (del 56), Gregorio Barreales, dominico misionero en Centroamérica desde siempre, y que cada año viene al pueblo y nos encontramos para comer yo ciruelas en su huerto de Villacelama y él (y yo) beber el buen vino de prietopicudo en mi bodega de Gusendos..."

Como buen Furriel que no quiero ni debo guardarme secreto alguno, os contaré la realidad de sus visitas veraniegas.

Lo cierto es que, y tengo pruebas contundentes, cada verano Gregorio regresa de Nicaragua y Maxi de Las Palmas a sus pueblos de nacimiento, Villacelama y Gusendos de los Oteros (ambos de la muy noble provincia de León) para, además de dar cuenta de las ciruelas y el prietopicudo, que son vulgares señuelos para confundiros, vienen a repasar las declinaciones del latín, sobre todo la 4ª y 5ª, ¡ay ese vocativo! y no digamos los dativos del plural, insistir en la conjugación del aoristo (tiempo verbal para los de Ciencias excepto Fernando Box) del verbo lio-leis-liei-liomen-liete-liusi, recitar de carrerilla los cabos y rememorar los golfos, y me refiero a los accidentes geográficos, hacer examen de conciencia de los pecados veniales y horrorizarse con los mortales prometiendo evitar recaídas, la letra redondilla hay que seguir mejorándola, cortarse bien las uñas, nunca dejar las normas de urbanidad, rezar el padrenuestro como se rezaba antes, no confundir los pétalos y los sépalos, dejar en paz a las mariposas, profundizar en los misterios del clima de León, recitar la letanía en latín, virgo potens, virgo clemens, virgo fidélis, hacer un comentario de texto sobre la literaura de los pueblos bárbaros, Maxi ayudar a Misa a Goyo, robar girasoles, etc.

Y tras el repaso veraniego e intenso a los conocimientos que realmente tienen importancia en la vida, concluidas sus vacaciones vuelven a volar, literalmente, Gregorio Barriales a Nicaragua donde es un prestigioso misionero dominico que ayuda en su escuela universitaria de agricultura y Maxi Trapero a Las Palmas a seguir incrementando su reconocida categoría de profesor, investigador y escritor, que si no fuesen por los repasos veraniegos en la escuela, ya veríamos a qué se podrían dedicar...

Vedles, doy fé de éllo, sentados en su pupitre de la clase a la que acuden cada mañana en la Escuela de Villaturiel.

Con cara de buenos chicos, formalines,  de no haber matado una mosca ni roto un plato pero, ya, ya...

...ya han dejado hecha la matrícula para el próximo verano.

Don Gregorio y Don Maximiano.


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Entrada del blog 15 de septiembre de 2011

AQUEL MALETÓN

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Anécdota que me cuenta Maxi Trapero y comparto con vosotros. En la fotografía de este verano, los cuatro reyes de la baraja: Bernardo López Redondo, Gregorio Barriales, el furriel (gloriosa del 61 y canto las cuarenta) y Maxi Trapero. Posando en el patio de la casa (¡¡ maravilla de casa ¡!) de Bernardo en Villaturiel (León) ante el objetivo de mi hijo Alberto.

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Contaré solo una anécdota, para sumarla a las tantas que tantos han dejado escritas en el Cuaderno
Debió ser en el verano del 56 o del 57. Habíamos terminado los de mi curso en Corias, y al comienzo de las vacaciones de agosto nos enviaron a nuestra casa la notificación oficial de que el siguiente curso lo iniciaríamos en La Virgen del Camino.
La carta venía acompañada de un folleto en que se reproducía esa imagen de la maqueta del Colegio, junto con la Basílica, y una serie de normas escritas sobre las cosas que había que llevar. No ya el colchón que sí tuvimos que llevar a Corias, pero sí una maleta «que no excediera» de unas medidas determinadas, no recuerdo ahora cuáles eran. 
Los que vivíamos en pueblos pequeños no teníamos tiendas en que se vendieran maletas, pero sí carpinteros amañados que podían hacerlas, de madera, claro, y que duraban para toda la vida. 
El de mi pueblo sabía hacer maletas, pero no sabía lo que significaba «exceder», así que me la hizo de las mismas dimensiones que en las normas se decían, ¡una barbaridad! 
Cuando llegué al colegio comprendí que aquellas medidas estaban determinadas por el hueco que había justamente debajo de la cama para meter las maletas. Malamente podía yo meter la mía en aquel hueco, ajustando de un lado y de otro hasta lograr encajarla, a empujones, pero tuve que cargar con aquel maletón, durante los años que estuve en La Virgen, porque era para toda la vida. 
Durante años la vi después en el desván de la casa familiar convertida en baúl, tan grande era, y siempre me producía una sensación entre de nostalgia y de vergüenza recordando las que tuve que pasar para poder despegarla del suelo con las dos manos. ¡Ay de mi maleta que excedía las dimensiones que un niño podía cargar! 
Pero fue el caso que no solo fue el carpintero de mi pueblo el que no sabía lo que la palabra «exceder» significaba, pues también otros colegiales, dos o tres, no más, aparecieron con maletas exactamente igual a la mía. ¡Ay aquellos pueblos de nuestra infancia! 
           
 Con un fuerte abrazo, Maxi Trapero.
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5 comentarios:

Luis Heredia dijo...

Noticias que tienen que tener cabida en el blog a pesar de su tristeza y que nos sirven a todos para mantener aún más esta familia. Maxi pierde a un compañero y amigo, compañero del alma, compañero. En Nicaragua pierden a un amigo, compañero y guía, que es el valor añadido de muchos de “los nuestros” que se fueron en busca de proporcionar un mundo y vida mejor para muchos anteponiendo la suya. Es increíble con lo poco que gente como Goyo se conforma “para descansar “ un rato: una efímera visita al pueblo, obligada, verse con Maxi, compañero del alma, compañero, unos traguinos de Prietopicudo, comer ciruelas, sacar tiempo de oro para ver al resto de la familia, y vuelta al avión para seguir guiando a los demás que tenía a su cargo. Cargo que era ninguna carga porque para Goyo su día a día era dedicarse en cuerpo y alma a los demás.
Siento su pérdida y a la familia y sus amigos le doy mi más sincero y cariñoso abrazo, multiplicado por dos para Maxi, compañero del alma, compañero.

JOSÉ MANUEL GARCÍA VALDÉS dijo...

Es una pena que se cumpla lo que un aspirante a sabio de la Aldeona pronosticó del BLOG como lugar de pésames y enhorabuenas,pero es obligado acompañar a familiares y amigos en estos duros trances del tránsito. Un especial abrazo a Maxi porque es duro perder un amigo de pupitre. Si crees que las ciruelas y el Prieto Picudo corren peligro por falta de "comedores y bebedores" aquí un fiel servidor, y seguro que aparecen más.
Un abrazo.

RAMON HERNÁNDEZ MARTÍN dijo...

Coincidí con él o ellos -lo digo por las fechas- en Corias, pero a la distancia que entonces marcaban el ritmo de la pubertad, pues ambos hicieron primero y segundo mientras a mí me tocaba cuarto y quinto. Preciso que el verano del cambio y del "exceder" fue el del 57, pues Corias se cerró ese año en agosto y La Virgen del Camino comenzó a funcionar en septiembre u octubre. Parte de los que terminamos quinto en Corias tomamos el hábito en Palencia ese mismo septiembre y la otra parte también inauguraba el noviciado en Caleruega.
Descanse en paz este ejemplarmente entregado y sacrificado Barriales, paz meritoriamente elaborada y sobradamente merecida por lo que nos contáis de su vida.
En mi ignorancia y falta de información, me pregunto si tiene algo que ver con la "familia Barriales", tan vinculada a lo dominicano, con tres de cuyos miembros mantuve algún contacto a lo alrgo del tiempo: el mayor, Roberto Barriales Ardura, cardiólogo que vivió en Mieres y que durante años presidió el patronato de los Mártires de Valdecuna, vinculado a los médicos y a los farmacéuticos; Andrés Barriales, el mediano, que, tras pasar por los dominicos, se hizo periodista y con quien me vi en algunas ocasiones cuando él era miembro destacado del Rotary Club de Gijón, y, finalmente, el más pequeño, del que no recuedo el nombre, que siguió siendo dominico y durante algún tiempo, creo, se ocupó de Selvas Amazónicas. Si es así, ¡chapeau!, y si no, también.
PD. No es poco que este blog sirva para condolencias y parabienes, pues ello también hace historia y, lo que es más importante, mantiene despiertos a los aventureros que escriben (o intentamos escribir) e inyecta vida a quienes se asoman a sus páginas.

Santos Suárez Santamarta dijo...


Sonriente,humilde, afable, fiable, sincero, espontáneo, noble, servicial... así recuerdo a este hombre, desde el año sesenta cuando lo conocí. Mi recuerdo y cariño para él y mis condolencias para su familia y para todos los que lo quisieron y tuvieron como amigo muy cercano como Maxi, Amando y sin duda gran parte de los de su curso a quienes les habrá dejado un hueco dolorido en el alma.

RAMON HERNÁNDEZ MARTÍN dijo...

Me disculpo por ahber traído a colación la "familia Barriales" en mi comentario anterior, pues nuestro protagonista nada tiene tiene que ver con ella por razón del apellido: fray Gregorio Barreales Barreales. He entrado en Internet y me he topado con la notica de su muerte el 23 de abril. Aprovecho para recordar su muy atinado lema, un lema que le viene muy bien a cualquier desarrollo humano, también al de este blog: "si se quita lo que está mal, todo estará bien". Pues eso, manos a la obra. Buenas noches.

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