martes, 21 de septiembre de 2021

EL AGUA EN LA VIRGEN DEL CAMINO (Por Antonio Argüeso)



Estamos en tiempos en los que los recuerdos  ocupan mayor espacio que los proyectos, con lo que sin saberlo practicamos lo que Isidro, siempre tan  preciso, dice que es la anámnesis. Y hete aquí que estos días “he recuperado’ el recuerdo el del problema del agua en la Paramera.


En una entrada anterior Cirauqui habla de casi todos los oficios de la Paramera. Pero no cita el de “encargado del agua”, poco conocido, aunque esencial pues del buen control del depósito, situado entre la Escuela Mayor y la Menor, dependía que tuviéramos o no agua. Si no podía pasar lo que ha motivado este recuerdo. 


Un día, estando en cuarto o en quinto año, oigo por aquellos inmensos pasillos del colegio la recia voz del Padre Felipe Lanz: “¿Dónde están los encargados del agua?”. Iba envuelto en la capa, con la cabeza y la cara chorreando más jabón que agua: estando en la ducha, había cerrado el grifo mientras se jabonaba y cuando iba a aclarar su fornido cuerpo…. ¡no había agua!.


El encargado del agua era Pesquera y yo el aprendiz, para garantizar la continuidad cuando él fuese al noviciado. Habíamos controlado, como todos los días, el depósito que estaba mediado. Una fuga era imposible; se hubiese visto, dada la cantidad de agua que había desaparecido. Pronto dimos con el culpable que si mal no recuerdo era el Padre Enrique quien, sin respetar las normas, llenó la piscina cuando el depósito estaba mediado, algo que solo se podía hacer cuando estaba lleno.



Como en este caso se pudo comprobar ya, construir edificios con casi mil grifos y ¡una piscina!  en un pequeño pueblo de secano plantea serios problemas de agua.  Los primeros años hubo roces con el pueblo por este tema; el depósito que debía llenarse en momentos de abundancia y utilizar en tiempos de escasez se quedó pequeño. 


Se buscaron pues soluciones, como la compra de “La Puri” para la piscina. 


Pero la más novedosa de todas va a venir de un leonés que había estado unos años en Texas, donde vio cómo allí utilizaban máquinas similares a las perforadoras petrolíferas para buscar también agua. Eran máquinas que podían instalarse en camiones especialmente condicionados, con lo que se podían desplazar con relativa facilidad. Este leonés vio el negocio y se trajo una para aquella España que con el desarrollismo empezaba a trabajar el campo de forma más dinámica. Creo que a  La Virgen del Camino llegó por intermedio del mismísimo Eulalio C. Ruíz. 


El camión se instaló detrás del edificio de la Escuela Menor, no lejos de la alambrada a la vera de El Tomillar y se montó la torre para empezar a perforar. A mí me tocó “ayudarle”. No fue el único caso en que hice esto ya que trabajé al menos con tres profesionales que realizaban trabajos en el colegio. Con el que más tiempo pasé fue con un carpintero, el primero que me explicó por qué al clavar una punta, tras dar un golpe fuerte había que posar el martillo sobre ella para evitar que siguiera vibrando en el momento de dar el segundo golpe; de golpearla mientras vibra la punta se tuerce; un “especialista radio” que se ocupaba de la abundante megafonía del colegio y que me contaba cómo en alguna ocasión quisieron echarle de algún  pueblo por miedo a que la antena en espiral que ponía en los aleros del tejado para que la radio funcionase atrajese igualmente a los malos espíritus; al final se solía solucionar, aunque no siempre, con la bendición que el cura hacía de la casa y de la antena. 


El tercero fue un joven soldador que puso ventanas de aluminio en los pasillos y antesala del teatro. 




De los tres guardo excelentes recuerdos y lo que con ellos aprendí me ha servido bastante, primero en los años en los que me tocó “hacer de todo” para poder sobrevivir y después para no necesitar “especialistas” de casi nada en la casa.



Pero volvamos al buscador de agua, con el que también pasé varias horas de conversación mientras la máquina horadaba; su experiencia en EE UU no había sido nada buena y creo que fue él el que le quitó las ganas de conocerlo. Creo recordar que era pelirrojo y sobre todo que tenía vértigo, uno de esos vértigos que ni a una silla podía subirse, con lo que me tocaba trepar a la torre del camión cada vez que la operación del perforado lo necesitaba. 


Al final sí se encontró agua, aunque menos de lo previsto con lo que hubo que mantener la vigilancia  del depósito ya que las necesidades fueron en constante aumento de “apostólicos”  y con la llegada de los de Villaba y el paso de cinco a seis años. 

31 comentarios:

jmgarciavaldes#gmail.com dijo...

Antoñín,saco en conclusión que estabas metido en todos los fregados del colegio,veras de esos que lo mismo freían una corbata que planchaban un "güevu". Así saliste tú tan hacendoso. De todos esos avatares que cuentas del agua no recuerdo nada; sí recuerdo que había muchos días de aquellos en los que tocaba ducha en los que además de calor faltaba el agua; ya entiendo porqué, ¿en manos de quién estábamos? Has de contarnos si, el pantano que baña las orillas de tus largas y anchas posesiones de Llano, fue fruto de tus prospecciones "acuíferas". Es posible que tus amplísimos conocimientos como prospector de aguas los utilizaras en beneficio propio, por eso ahora te bañas en las transparentes aguas de tu pantano del Ebro, en los dominios de la heredad argüesiana. Em Casorvida nos lavábamos en la "palancana" y nos bañábamos en el balde frotados con piedra pómez. No es que no hubiera agua, es que ahorrábamos para que tu pantano rebosase.
Buena descripción de una de tus muchas especialidades, pero sabes, como yo, que de Hegel no tienes ni idea (como yo).
Abrazos pasados por agua ( aquí llueve).

Ramón Hernández Martín dijo...

Si uno tuviera que atenerse a la pronunciación popular de “alguacil” (“aguacil”), correría la tentación de endosarle algo que tenga que ver con el agua, como realmente lo tiene mi pueblo, Mogarraz = "lugar abundante en aguas", donde ahora tenemos un “camino del agua” (6 kms de hermosa travesía) que, durante el verano, si no fuera por la vegetación, más se parecería a la travesía de un desierto. Y, sin embargo, el protagonista de esta doméstica historia no deja de ejercer el esencial y vital cometido de un alguacil responsable, tan imprescindible para la buena marcha de una colectividad.

En mi pueblo, años ha, el agua era esencial para la vida: un huerto con agua equivalía al paraíso de la buena mesa vegetariana, tan esencial allí para racionales e irracionales. A lo largo de mi infancia, más de una vez hubo tiros por robarse unos a otros un manantial. Los pozos compartidos se sometían a una disciplina espartana en el reparto de las horas de manantial que correspondían a cada hacendado. Hoy, al alguacil de Mogarraz le toca vigilar el depósito general y sanear su contenido, un agua que se usa incluso para alimentar la mayoría de las fuentes que tanto embellecen el pueblo. Él controla el flujo de las aguas que proceden de manantiales y las complementa con las embolsadas en grandes embalses de lona o, simplemente, corta el grifo unas cuantas horas de la noche en los años de mayor escasez, a la espera de que la Junta de CyL resuelva el problema de una vez por todas, cuyo planteamiento dura ya más incluso que la ejecución de la variante ferroviaria del Pajares. Se trata de un problema enquistado que tienen encima de su mesa una buena partida de pueblos serranos. El agua es vida, qué duda cabe, y más que lo va a ser al ritmo que llevamos, pues algunos dicen que incluso llegaremos a pagarla más cara que el güisqui escocés, aunque yo ya he pagado 2.50 euros por poco más que un vaso de agua fresca.

Imagino divertido la escena hilarante de Lanz enjabonado y embozado, farfullando francés y, posiblemente, con el ABC cubriendo sus partes al estilo del Adán pecador del Paraíso.

Digamos, finalmente, que, frente a los negros vaticinios por la escasez de agua, me consuela saber que en el ecosistema en que vivimos su cantidad es constante, esté en un estado o en otro, por lo que, si desaparece de nuestros continentes y se confina en los océanos, el ingenio tecnológico humano nos permitirá desalinizarla y remontarla incluso por encima del Teide, mucho más alto que el recién nacido volcán “Cumbre Vieja”, ahora tan encabritado, para apagar todos los ardores de nuestros temores y responder a todos nuestros interrogantes, incluso al de nuestro destino. También me consuela saber que en un porcentaje muy alto, quizá más del 90%, somos agua que afortunadamente va y viene y no se detiene ni siquiera tras la incineración que a muchos nos espera. ¡Que viva el agua o, mejor, que nos siga ayudando a vivir a nosotros! ¡Qué bella es la jodida lluvia asturiana, esa que hoy tiene clavada nuestra mirada y nuestro ánimo al suelo!

Ramón Hernández Martín dijo...

A propósito del agua y del lugar, también quería contaros hoy, para aguzar ingenios, que, no muy lejos del Páramo leonés, un hombre de a pie, fraguado en las mil batallas de la vida, se hizo con un estupendo pozo, que alimenta sobradamente su hermosa finca y su gran piscina incluso en los veranos secos, sin que la cosa le haya costado y le cueste más que el consumo de un pequeño motor extractor. Hace ya años (hablamos de pesetas), contrató una empresa para hacer un pozo en su finca por un millón de pesetas con la condición de que, de no encontrarse agua, no pagaría nada. La empresa, tras ahondar 20 metros más del máximo que tenía previsto y toparse con una piedra que obstaculizaba la perforación, sin haber encontrado ni siquiera atisbos de humedad, se retiró del intento sin cobrar ni una peseta conforme a lo estipulado. Al día siguiente, nuestro bien avispado "hombre de a pie" bajó por sus propios medios al fondo de lo excavado y, al encontrarse con que aquella piedra había comenzado a rezumar humedad durante la noche, se las ingenió para deshacerse de ella. Atónito, vio cómo casi por arte de magia allí brotaba un hermoso manantial que le sirve para mantener vivas su piscina y su finca incluso en las épocas de mayor sequía.

Francisco Javier Cirauqui Armendariz dijo...

Muchas veces recuerdo las dificultades que había en el colegio con el agua, que era un mal general en muchos lugares de España, en verano siempre había restricciones, y se limitaban las horas del consumo. Muchas veces recuerdo estar esperando a que llenasen las piscinas para bañarnos, o hacerlo en la piscina semiseca, recuerdo un compañero que se tiró a la piscina de cabeza por donde no cubría y salió con una gran brecha en la cabeza. A veces nos recomendaban no consumir mucha agua y cerrar pronto los grifos y no estar mucho tiempo con la ducha abierta. Siento el sabor del cloro de la piscina y las duchas de agua fría, pocas calientes. Me viene a la memoria, no sé si es un sueño, la prospección de agua, y me recuerda la película de petróleo de Valdeajos. Por otro lado tengo la imagen de un fraile buscando agua con un "palico", como si fuera un zahorí, no recuerdo quien era.
Argüeso, te recuerdo siempre trajinando con la carpintería y demás oficios, yo en el fondo te admiraba, porque lo veía más práctico que lo mío que era hacer guiones radiofónicos, escribir para Camino, montar veladas, Pantalla, Minimundo y Telecosas y algún enjuague más y yo no valía para hacer tus trabajos. Ahí va para ti este pequeño poema:

POLIFACÉTICO ARGÜESO.-

Aguador y tramoyista,
carpintero y ebanista,
clavador clavos, artista,
zahorí con mucha vista,
siguiendo al agua la pista
hace de funambulista,
soldador, quizás chapista,
depurador de bañistas,
plantador de champiñones
para así acabar la lista.

Un fuerte abrazo, Antonio

Isidro Cicero dijo...

Me he estado preguntando por qué me atraen a mí tanto artículos como éste que nos regala aquí Antonio Argüeso y creo que ya he dado con la clave.
La clave supongo que está en que son relatos plagados de cosas con fundamento, cosas que si se te caen en el pie te hacen una avería, cosas que ocupan lugar, cosas que pesan y que no son inocuas, cosas en las que no pensarías si te ponen, por ejemplo, en un examen que digas 20 ó 30 contenidos del campo semántico "colegio apostólico dominicos León".
Las semicorcheas y las fusas, las sinécdoques y la fundación de Roma,la anábasis y la atractibilidad del mismo sexo eran contenidos más propios de ese campo semàntico que las herramientas y acciones que pone aquí Argüeso:
Argüeso habla de llaves de paso, depósitos,grifos -más de mil nunca lo hubiera pensado-,duchas y jabón, purificadoras y perforadoras, encargados y piscina, máquinas y camiones, carpinteros y torres, martillos y puntas que se tuercen si no las tanteas suave en el primer golpe,tablas y antenas, pasillos y aleros,vaciar y llenar y todo un campo de significados relacionados con el ciclo del agua y su escasez.
Cosas de las que, por otrs parte, está lleno el mundo y las manos callosas de los hombres.Cosas que sirven. Cosas de manejos envidiables y conocimientos productivos. Unos pocos renglones pero llenos de cosas.
Para la vida, un aprendizaje privilegiado. Para escribir la vida, un vocabulario sólido y contundente. Inusual, a poco que lo pensemos, por estos lares. Cirauqui, aquí arriba, lo ha visto igual que yo pero al ser él de la promocionona, al escribir en verso y al tener facultades de poeta, lo dice mejor que yo.
Yo digo que este artículo de Antonio Argüeso me ha gustado especialmente.

Antonio Argueso dijo...

En la Paramera había estamentos, en lo más alto estaba el estamento de los cantores al que ni me acerqué, dada mi calidad musical que muchos pudísteis apreciar en Palencia y en Las Caldas; un poco más abajo reinaban los escribidores, de los que Cícero y Cirauqui son insignes representantes. De estos sí tuve envidia, sí. Hubiese querido tener su soltura para el relato, pero ¡qué le vamos a hacer! aunque sí lo intenté, no había manera. Seguía el estamento de actores, radiofonistas, responsables musicales, creadores de murales..  Recuerdo que todos los de estos estamentos recibían, en un momento u otro del año, algún "detalle" por parte de uno u otro fraile. Por último estábamos los que "viven de sus manos" los plebeyos, vamos. Sevíamos para todo, ya fuera dar vuelta al cucho, plantar y recoger champiñones, hacer la bolera, rehacer una pared, tirar un cable, arreglar una puerta, ir a buscar tapines.... pero ni las gracias recibíamos. Bueno y también estaba el estamento de los que no servían para nada de los que El Pitu es el mejor representante. Y así ha seguido, dedicándose ¡a la filosofía! con todo lo que había que segar en Casorvida.

Lo he pasado muy bien leyendo los comentarios. Qué pena, Ramón, no haber pensado antes en lo de "alguacil" con lo bien que hubiese quedado en mi currículum vitae. Isidro borda, como siempre, con su visión o mejor, su certero análisis y el verso de nuestro bertsolari oficial me encanta, como ocurre con todos sus bertsoak. Del comentario de El Pitu, qué decir, sino que es el distraidor oficial de los que por aquí nos asomamos.

A ver si alguno más se anima a contar historias de "cuando aquello". Todos tenemos más de una perdida en el "baúl de los recuerdos"; basta con rebuscar entre telarañas, al tirar de una van saliendo otras.

Isidro Cicero dijo...

Pues yo ayer estuve varias horas cultivando la nostalgia y los recuerdos, mientras seguía rebulléndome en la cabeza esta entrada de Argüeso. Nostalgia, recuerdos y cariño, que si no, pa qué.
Por la mañana, durante mi hora y media de descanso como cuidador, recibí una visita encantadora: Francisco Javier Fernández Martín,
vino a traerme un regalo encantador. Como es él.Exquisito, como es él.
Verás. Se había hecho hace tiempo con el libro de griego que estudiamos allí, por el que yo y muchos como yo sentimos una profunda veneración desde la ausencia y la memoria. Y me lo regaló. Como es tan tímido, Javier no quiso escribirme la dedicatoria que le pedí. Pero como es tan grande, veréis lo que hizo. Cogió el ejemplar, que se conserbaba completamente desguazado, buscó por Madrid el mejor restaurador de libros antiguos, le explicó lo que quería y se gastó un pastón en restaurar hoja por hoja: las que se conservaban bien, quedaron intactas, en las que no se consevaban dejaron pstente las huellas del bisturí y los emplastes. Le mandó poner un encuadernación de lujo, más o menos en el çolor verde que él recordaba que tenía el libro cuando entonces y mandó grabar una cenefa rectangular y dorada a cinco centímetros de los bordes de de las tapas. De la tapa y de la contratapa. En el lomo ordenó poner "Gramática Griega" en letras doradas y, en la base del lomo, mis oniciales: I.C.G. También doradas. Una preciosidad. Una preciosidad es también el alma de este amigo cuya delicada amistad e seguro que no merezco.
He eatado repasando esta gramática por la zona de la fonética,y he estado alucinando. Me acuerdo de mucho. Las mudas sordas, aspiradas y sonoras. Las oxítonaa y paroxitonas, la epéntesis y la palatalización. Qué bueno. Es posible que este invierno, si no tengo nada mejor que hacer vuelva a estudiar este libro de griego, aquella maravillosa disciplina. Ni Javier ni yo, a pesar de nuestros esfuerzos, hemos conseguudo saber quién es el autor de esta gramática ni cuya era la editorial. Quién sabe si alguno de vosotros...
A las ocho de la tarde Javier del Vigo y yo en Reinosa participamus en la presentación del primer libro de poemas de la soprano Carmen Bocanegra. Dentro de un concierto de lujo, a cargo de Carmen y de nuestro José Luis Zananillo. A ver si Javivi se anina a contarlo. Si no, ya lo arregkaremis.

Isidro Cicero dijo...

Pues yo ayer estuve varias horas cultivando la nostalgia y los recuerdos, mientras seguía rebulléndome en la cabeza esta entrada de Argüeso. Nostalgia, recuerdos y cariño, que si no, pa qué.
Por la mañana, durante mi hora y media de descanso como cuidador, recibí una visita encantadora: Francisco Javier Fernández Martín,
vino a traerme un regalo maravilloso. Como es él. Exquisito, como es él.
Verás. Javier se había hecho hace tiempo con el libro de griego que estudiamos allí, por el que yo y muchos como yo sentimos una profunda veneración desde la ausencia y la memoria. Y me lo regaló. Como es tan tímido, Javier no quiso ayer escribirme la dedicatoria que le pedí. Pero como es tan grande de corazón, veréis la que preparó.
Cogió el ejemplar, que se conservaba completamente desguazado, casi ni se conservaba, buscó por Madrid el mejor restaurador de libros antiguos, le explicó lo que quería y se gastó un pastón en restaurarlo hoja por hoja: las que se conservaban bien, quedaron intactas, en las que no se consevaban dejaron patente su oficio las huellas del bisturí y los emplastes. Le mandó Javier poner una encuadernación en tela y cartón duro, de lujo, sin reparar en gastos, más o menos en el çolor verde que él recordaba que tenía el libro cuando entonces, y mandó grabar una cenefa rectangular y dorada a cinco centímetros de los bordes de las tapas. De la tapa y de la contratapa.
En el lomo ordenó escribir en versales doradas "Gramática Griega" y, en la base del lomo, mis oniciales: I.C.G. También doradas.
Una preciosidad. Una preciosidad es también el alma de este amigo cuya delicada amistad seguro que no merezco.
He eatado repasando esta gramática por la zona de la fonética,y he alucinado. ¡Me acuerdo de mucho! Las mudas sordas, aspiradas y sonoras. Las oxítonaa y las paroxitonas, la epéntesis y la palatalización. Reyero y Tascón
los profesores. José Ignacio Manso, que en mi clase no fallaba una. Qué bueno.
Es posible que este invierno, si no tengo nada mejor que hacer, vuelva a estudiar este libro de griego, aquella maravillosa disciplina. Ahora en una edición de lujo y cariño.
Ni Javier ni yo, a pesar de nuestros esfuerzos, hemos conseguido, sin embargo, saber quién es el autor de esta gramática ni cuya era la editorial. Esas páginas se han perdido. Quién sabe si alguno de vosotros...
Después, a las ocho de la tarde, Javier del Vigo y yo, en Reinosa, participamos en la presentación del primer libro de poemas de la soprano Carmen Bocanegra. Dentro de un concierto, también de lujo, a cargo de Carmen y de nuestro José Luis Zamanillo. A ver si Javivi se anina a contarlo. Si no, ya lo arreglaremos.

Isidro Cicero dijo...

Como escribo, corrijo y reescribo, y además lo hago en esta tablilla que es el teléfono, el texto que vale es el segundo. Es el que está menos mal. Disculpas.

Domingo Iturgaiz dijo...

Tengo yo una Gramática Griega de tapas rojas. Sus autores son varios: Planque, Anème, Lerminiaux, Ghilain, Detelle. Traducida de la 3ª edición por Antonio Planas C.M.F.
La editorial Textos "Palaestra" (Lauría 5, Barcelona). 1949
Y como curiosidad impreso en Santander en ALDUS S.A. de Artes Gráficas.
Saludos y abrazos

Antonio Argueso dijo...

Iba a sacar a pasear al perro; que se espere. Además tampoco voy a respetar algo que decía los últimos años de docencia a mis alumnos. Cuando aquello (se me ha escapado "cuando aquello" ¿tan viejos somos?) lo que más se usaba era el correo electrónico; las “las redes sociales” justo empezaban a aparecer y les decía: nunca enviéis un correo ni respondáis a un comentario “en caliente”; esperad si podéis al día siguiente o al menos, dejarlo un rato y releerlo antes de enviarlo pues escribimos como si estuviéramos hablando, pero lo escrito, escrito queda. El Pitu hubiese dicho “verba volant, scripta manent”; pero él sí aprobó filosofía.
Iba, digo, porque tras leer este emotivo comentario no puedo no responder al instante. Nada de lo que dices de Javier me pilla de nuevas; es todo muy acertado. Qué pena que ni se anime él a escribir; él, que tiene historias, “la historia”, de ese pasado tan reciente. Pero ya se sabe, nobody’s perfect (esto no lo diría El Pitu, que en las clases de Tascón contaba musarañas). Siento envidia de no haber podido participar en ninguno de los encuentros cántabros. Entrañable en uno, bello y poético el otro. A ver si Javivi se anima y nos da aún más envidia.

PS (con perdón y sin ánimo de ofender): muy buena la aportación de Iturgaiz. Esperemos que haya más.

jmgarciavaldes#gmail.com dijo...

Amigo Antoñín, andas jugando von fuego. Esas alusiones personales me están incitando, quizás debería decir "excitando"(siempre me pusiste ... de mala h...)a desempolvar mi "no diario" y publicar tus vergüenzas de aquellos tiempos: cantabas mal, qué digo mal, peor,al futbol no dabas una derecha, segar no sabías, nada voy a decir de tus
"no cocimientos" de Hegel y, nada voy a decir de tus pensamientos carnales. Y no lo digo por venganza, lo digo por tocar los eggs (lo aprendí con Tascón). No sigo que me llaman.
El entretenedor y cuchara se despide hasta la próxima.
Abrazos entretenidos.

Isidro Cicero dijo...

Sería fenomenal que estuviéramos hablando del mismo libro, Domingo.
Cómo comprobarlo? He hecho una foto a una de sus páginas para enviarla y pedirte que lo comprobaras, pero me doy cuenta con pena de que no sé cómo incluir fotos por este medio.

Francisco Javier Cirauqui Armendariz dijo...

Hace un tiempo me llamó Javier Martín, me llamó para preguntarme si tenía una Gramática Griega, que dimos en el Colegio con el Padre Iparraguirre, yo para mí que la tenía, pero luego fue imposible encontrarla, pues hacia poco que había irado libros de latín y griego y otros.
Lo que si recuerdo es que el libro era de tapas duras y de color verde, según hablamos Javier y yo, y sino recuerdo mal sus autores eran alemanes, (quizás ingleses. De todas formas cada vez que hablamos ambos, la conversación dura una eternidad, pero muy a gusto. Recién salido del colegio me examiné de Reválida de Sexto, y en el bloque de clásicas, me dieron sobresaliente y me llamaron para decirme que me dedicara a Lenguas clásicas. Me toco una tradición de Jenofonte, quizás del Anábasis, que casi me sabía de memoria.

Isidro Cicero dijo...

Excelentes noticias sobre nuestra "Gramática Griega". Un compañero me remitió el correo electrónico de Domingo Iturgáiz, después de lo que él dijo aquí. Le envié al amigo navarro la foto de una página elegida al azar (la 64, donde vienen los verbos atemáticos, o sea, los que su radical de presente no termina por vocal temática, épsilon u ómicron) y le pedí que comprobara si esta página coincidía con la misma de su libro. Y coincidía.
Es más: Domingo, abundando, me ha enviado hoy varias páginas más de su ejemplar y coinciden todas. Otras no coinciden, sencillamente, porque faltan en el ejemplar que con tanto primor restauró Javier para mí, así que la información de la fuente navarra resulta especialmente relevante para este acercamiento bibliófilo.
Conocemos ahora la página de la Administración de la Censura: el "nihil obstat" de un padre C.M.F, la del superior provincial de la misma orden que emite el "imprimi potest", otro "nihil obstat", de un presbítero censor y, finalmente, el "imprimatur" definitivo a cargo de Gregorio, obispo de Barcelona.
Este Gregorio, no se dice ahí pero se sabe, era de apellido Madrego, el doctor Modrego, procurador en Cortes desde que se inauguraron.
Otra noticia extraída de la documentación enviada por Iturgáiz es que la edición española se hizo en base a la 3* edición de la editorial Adolph Wesmaet-Charlier de Namur, Bélgica. De mis indagaciones de ls jornada de hoy, resulta que Adolph (naturalmente los C.M.F. le castellanizan en Adolfo) era un editor belga y católico, fallecido en 1906 en Namur.
La traducción al castellano la firma otro cmf, Antonio Planes. Y finalmente, fue la firma Textos "Palaestra", ubicada en el número 5 de la barcelonesa calle Lauria, la que lo editó. 1948. Tenía yo un añín.
Ejemplares de "nuestra" gramática se están vendiendo por internet a 45,50 y 70 euros. Hay en el telemercado un ejemplar por el que el vendedor pide 100 euros.
Antonio Alonso, el compañero al que fui adjudicado cuando llegó de Vegaquemada, también ha hecho hoy indagaciones y me envía varias páginas conseguidas por él a través de Google.
Por mi parte, si sigo teniendo, si no se me quitan digo las ganas que ahora me entraron a raíz del delicado y estiloso regalo de Javier el torrelavegunse, tengo el propósito de escribir para ustedes
un nuevo capítulo de la vendedora de globos que, si no se me tuerce la ides o se me ocurre algo mejor, llevará por título "El mi libru de griego".
Hay mucha tela que cortar.

Isidro Cicero dijo...

Por cierto, ¿Namur no queda por la zona del nuestru Argüeso? Alguna información sobre esto arañará para nosotros.

BALDO dijo...

Isidro querido. Hace unos días que no entro en el blog y veo que andáis tras la gramática de griego de los Idus tasconianos. Tuve esa gramática, pero ahora no sé dónde está escondida. Pero sí tengo a la vista una más moderna. Se llama «Gramática griega elemental». El autor es Jaime Berenguer Amenós. La editó Bosch, casa editorial de Barcelona, e hizo el depósito legal en el año 1958. Si es de tu agrado y utilidad, te la envío (a) con la mayor brevedad que pueda. Yo no la necesito, porque domino el griego bíblico casi tan bien como el arameo y el sánscrito. Y, si tuviera alguna duda, tengo a tiro de piedra la biblioteca de Casorvida, que en esto del saber clásico, está mejor dotada que la de Alejandría e infinitamente más que la del Congreso de EE.UU. Un abrazo. Y, a mandar.

BALDO dijo...

Fe de erratas:

Donde dice «tengo un tiro de piedra», debe decir «tengo a tiro de piedra».

Donde dice «Y, una mandarina», debe decir «Y, a mandar».

Veo que la ignorancia del corrector ortográfico del ordenador puede llegar a tener la osadía de negar la validez de las cinco vías tomistas para demostrar con contundencia y de modo inapelable la existencia de dios

BALDO dijo...

Veo que no puedo con el corrector, porque vuelve a caer en los mismos errores. Póngase «mandar» donde dice «mandarina», y «a» tiro donde él se empeña en escribir «un» tiro. A ver qué hace ahora

Antonio Argueso dijo...

Tranquilo, Isidro, que nada más que vi Namur se me encendieron todos los pilotos. Está aquí cerca, casi al lado. Y ya que estamos en ello y aprovechando que en Namur confluyen el Meuse y el Sambre formando un bello estuario, os diré que en su catedral, tras el altar, está el corazón de Don Juan de Austria, el Jeromín del Padre Coloma.

Namur ha sido toda la historia un centro geográfico, una encrucijada clave y por tanto, muy disputada; Don Juan la sitiaba cuando muriò. Felipe II quiso que su cuerpo reposase en España. Pero había que atravesar Francia y de hacerlo oficialmente surgían multitud de problemas. ¿Solución? A la española: cortaron el cuerpo, no recuerdo si en dos o en tres partes, lo metieron en un líquido que lo conservase y dos o tres personas lo transportaron como objetos personales. En España unieron el cuerpo y desde entonces se halla en la cripta de El Escorial.

¿Y el corazón? Alejandro Farnesio, tío y sucesor en el cargo, quiso que reposase en la Catedral de Namur.

Isidro Cicero dijo...

Querido Baldo: yo también tuve esa gramática. Y en gran estima. Al principio de mi vida laboral, 69/70 a 350 kilómetros de donde Javier daba griego, daba griego yo también por ese método ÷con resultados espectaculares. Presumía de la autoridad del método basado en una evolución histórica casi matemática aplicando una docena de regularidades fonéticas que a mí me habían enseñado como reglas. No sé quién me dijo que su autor era un alemán. Lo di oor hecho, aunque nunca supe su nombre.Tambien que el método lo usaban en la Sorbona...A saber.
Yo tuve a Reyero al frente de ese aprendizaje.
Hoy tengo más afecto al libro en cuanto a libro que a su contenido.

jmgarciavaldes#gmail.com dijo...

Resulta que ahora aparecen defensores y amigos de la gramática griega. No me parece que hubiese tantos defensores en aquellos momentos en los que aprenderse el verbo "lio" era un verdadero lío. Es un signo más de vejez. Yo también tengo esa gramática pero ¿Ubi? Se la regalo a quien venga y la descubra.
Amigo Baldo, te veo muy irónico y con muchas risitas, no sabes la verdadera historia de la Gan biblioteca de Casorvida. Se organizó con los rollos rescatados de la alejandrina. Los soldados del ejército de Casorvida fueron contratados por Julio Cesar y estaban con él cuando el famoso incendio. Ni cortos ni perezosos se lanzaron a la salvación de los libros consiguiendo salvar buena parte de ellos. Cesar, como pago y premio, les autorizó a su traslado a donde estimasen más oportuno. Organizaron una gran caravana de camellos, mulos, burros y demás acémilas y después de muchas peripecias lograron arribar a las costas de Casorvida, no olvides que en aquella época Casorvida era un puerto pesquero y cultural del Mediterráneo nórdico. Con las ayudas de la UE levantaron la gran biblioteca casorvidense, foco de cultura expansiva. Por aquí pasaron premios nóbeles y noveles. Se constituyó en el gran faro cultural por lo que Casorvida pasó a denominarse la Gran Aldea. Espero que estos datos históricos, contrastados, te lleve a perder esa risa irónica que utilizas por pura envidia. Villaquejida no puede competir con esta Gran aldea. Si vienes verás como es verdad que tenemos muchos rollos.
Abrazos gramaticales.

Ramón Hernández Martín dijo...

Aun no conociendo más que rudimentos de un "español" del que podría decirse que incluso soy analfabeto funcional, me atrevo a asomar la cabeza en el océano sapiencial en que se ha convertido esta entrada por mor del griego, debido a que me ha arrancado una sonrisa complacida lo de Cicero de tener más afecto al libro que a su contenido, a pesar de aquello de que "todo el saber está en los libros". Lo digo, quizá, porque en nuestro curso o grupo de cursarios contamos con un bibliófilo excecional, que se ocupa de la Biblioteca de San Esteban de Salamanca y que, en versión de JL, está siempre a la caza de "tesoros". Desde luego, hay tesoros continentes y tesoros contenidos, si bien todo el continente le debe al contenido no solo su ser, sino también su razón de ser. Un gran tesoro es, sin duda, el Santo Grial (al menos el de la leyenda), pero mucho más debe de serlo la "sangre de Cristo" contenida en él, que es lo que le da su atractivo.

Otra sonrisa complacida me la ha arrancado José Manuel, pero no por los "rollos" de Casorvida (lo más cerca que he estado de allí ha sido en Congostinas para la celebración del centenario de su iglesia, celebración que fue seguida de un agradable vino español durante el que conocí y saludé a Berzosa cuando solo era obispo auxiliar de Oviedo), sino por lo de la "acémila" que menciona, debido a que mi hijo pequeño pondrá estos días en funcionamiento una empresa que lleva ese nombre. Quién sabe si esta Acémila llegará a prestar algún servicio a los longevos sabios, tan estudiosos, de Casorvida.

Por lo que se refiere al griego, confieso que mi desmemoria de viejo decrépito lo ha engullido por completo, mientras que al latín parece que el alzhéimer le está dando grandes dentelladas, pero teniendo en cuenta que soy yo quien trabaja el alzhéimer, y no el alzhéimer a mí (el presidente de la Fundación Alzhéimer de Asturias ya me ha avisado de que, en el 2023, la Junta de Gobierno de CEAFA celebrará la Convención Nacional de Alzhéimer en Gijón, y de que cuenta conmigo para su organización).

¿Jubilarse a los 75 años, según el subconsciente de Escrivá? Yo me daría con un canto en los dientes si pudiera hacerlo a los 85, ¡jajajá! Buenas noches y a estudiar griego como cosacos, pues seguro que los griegos nos invadirán para sacarnos de las tinieblas en que vivimos. A fin de cuentas, un libro, aunque esté escrito en el bable que ahora nos quieren dar como desayuno, comida, merienda y cena (y conste que me encanta el bable,que afortunadamente puedo leer), siempre será un buen amigo.

Antonio Argueso dijo...

Algo he encontrado del editor Wesmael Charlier. Aparece en Namur en el siglo XVIII, con el nombre de Imprenta Legros, especializada en manuales escolares y universitarios y en ediciones de lujo. En 1836 pasa a denominarse Imprenta Wesmael Legros y en 1920 Editorial Wesmael Charlier. En los años sesenta la compró la aquí y en Francia muy conocida Editorial De Boek, especializada también en libros de enseñanza ybque está instalada en Lovaina La Nueva, aquí al lado. Un amigo catedrático de griego y de latín me dice que conoce muy bien Wesmael Charlier y que tiene varios manuales en la casa de campo, que cuando vaya mirará y me dirá el nombre de los autores. He visto que en 1970 Wesmael Charlier publicó la gramática de D. Planque, uno de los autores que cita Iturgáiz.

Antonio Argueso dijo...

Aunque aquel sistema nos robó la niñez, parte de la juventud y con frecuencia los lazos familiares nosotros tuvimos formadores de lujo. De música y "artes gráficas", a la vista/oído está. Pero tuvimos ademas formadores muy innovadores, como en historia del arte. O Tascón, con el "Essential English" de Eckersley, del que sé que El Pitu guarda un ejemplar nuevo; nuevo porque nunca lo abrió. Pude ver casi veinte años después, que seguía siendo innovador y criticado por esos profesores de lenguas extranjeras adictos a la gramática y al vocabulario. Y ahora veo que la gramática de griego, que no sé quién la trajo, también lo era.

Mi amigo, de mis años, la tuvo cuando estudió griego en la universidad y la utilizó los primeros años de docencia. Planque, el autor principal, era sacerdote en el Henao y catedrático de griego en la enseñanza secundaria. Esta gramática la publicó en 1933. En 1960 publicó un libro de 197 páginas un poco diferente: "Castidad conyugal: virtud positiva". No sé yo si a los que por aquí andamos esto nos llega un poco tarde.

Isidro Cicero dijo...

Tienes razón en lo de los formadores de lujo. Eran jóvenes, enrollados y sabían. A mí me tocó Reyero un leonés elegante al que recuerdo sobre todo vinculado a los cuentos de Oscar Wilde; "El príncipe feliz", "El ruiseñor y la rosa", "El retrato de Dorian Grey" ...Los leía en clase, pero no sé si clase de griego o daba también literatura. Javier Memoria no se acuerda de él: "¿Reyero? "Quién era ese?"
Le daban mucha importancia a este método no memorístico sino en cierto modo evolutivo de la fonética griega como base reglada para el aprendizaje de la morfología. Nos hacía valorarlo.
Yo recuerdo a dos compañeros especialmente dotados y sobresalientes en este método. No fallabsn una: el burgalés José Ignacio Manso Urbano y el asturiano Bernardo Vázquez Villa. Reyero nos decía que nuestro método se usaba también ¡en la Sorbona!
Hablando por boca de ganso, pienso que esta concepción evolutiva y razonada de las cosas también contribuyó a "formarnos". Una pena que a la descuidada, hubieramos dejado que nos formaran en lo otro.

jmgarciavaldes#gmail.com dijo...

Amigo Antoñín, mándame,por favor a vuelta de correo tres ejemplares de ese libro titulado:
Castidad conyugal: virtud positiva". Uno para Baldo, otro para mi vecina y el tercero para rifarlo en las grandes fiestas de Casorvida. El libro es para quienes fallan en la práctica, cosa que a mi no me ocurre.
Abrazos castos.

Isidro Cicero dijo...

Pitu y los otros, no olvidemos
nuestra condición de septuagenarios, ¿vósotros no sois septuagenarios? Pues "el septuagenario debería abstenerse por completo del coito". Bien claro lo dejó explicado el doctor M. Iglesias en su manual "Problemas conyugales", 1953, que se puede comprar en internet por cuatro euros. "El desgaste de energía que resulta de esa práctica acarrea al septuagenario un grave agotamiento. Por cada eyaculación mísera, que tiene más de dolor que de placer, compromete su salud y acorta su vida. Los casos de viejos que sucumben durante o después de la cópula no son excepcionales".
Daniel Planque, el del griego, publicó el libro del que habla Argüeso en el 49. Un pionero.

jmgarciavaldes#gmail.com dijo...

Ya sé porqué me siento como un mulo, no acémila.
¿ Los septuagenarios son los qye andan a la sétima pregunta?
Sin abrazos

Ramón Hernández Martín dijo...

¡Esto es la releche! Lo digo porque entre robos, impotencias y técnicas de aprendizaja anda el juego. ¡Hay que ver adónde nos ha arrastrado el "agua" original, pero no la del bautismo, sino la de la Virgen, que es poco más menos!
Hablar de robos de unos años cuando nuestros profesores nos dieron todo lo que pudieron, unos sabiendo y otros tal vez aprendiendo ellos mismos, en unos tiempos además en que muchos de nosotros no teníamos ni donde caernos muertos, me parecen solo los prolegómenos de un juicio que, quiero creerlo, ha de ser mucho más generoso, benevolente y agradecido. La verdad es que yo no puedo mirar tan lejanos tiempos sin un cierto embargo emocional de agradecimiento.
Por otro lado, negarle vitalidad a los "imberbes" (por no decir "infantiles") septuagenarios es algo que nos vemos obligados a repudiar los que ya vamos camino, ¡y a qué marcha!, de "nonagenarios", y tirando para adelante con lo que hay que tener, con dos... manos, ojos, pies, etc. No sé si ya he recordado aquí alguna vez que un día, paseándome, vi sentados en un banco a dos viejecitos intercambiando risitas picaronas tras el paso delante de ellos de una jamona bien armá. "Quien tuvo, retuvo", les dije riéndome. Ellos, sin despeinarse, me replicaron: "¡son los ojos, amigo, los ojos todavía funcionan!".
Y, finalmente, en cuanto a lo de aprender, aunque sea griego, nunca estará demás acostarse sabiendo una cosa más.
¡Que el otoño, lejos de ser declive o descenso en el recorrido del calendario, o cabizbaja retirada a los cuarteles de invierno, nos resulte hermoso y fecundo!

Ramón Hernández Martín dijo...

Justo casi al principio del comentario que precede, aparece"aprendizaja" por "aprendizaje". Es obvio. Seguro que, leyendo de corrido, habéis leído lo correcto. Gracias.

ENTRADA MÁS RECIENTE

VIENE UNA CHICA

LAS TRES ENTRADAS MÁS POPULARES EN EL BLOG