sábado, 5 de octubre de 2024

FELIZ DÍA DE SAN FROILÁN

 






19 comentarios:

Ramón Hernández dijo...

Acompaño con una enhorabuena, un aplauso y una sincera sonrisa a quienes todavía hoy celebran a San Frolán, santo tan significativo para la zona de la Virgen del Camino y, por tanto, para la inmensa mayuoría de los seguidores de este blog. Su currículo se esculpe en las postrimerías del primer milenio cristiano a base de anacoretismo y milagros como los del lobo-transportista y la lengua que, en vez de abrasarse al introducir ascuas en la boca, se desata en predicación por pueblos de Lugo y León. Hermosas leyendas que hoy nos entretienen y aleccionan. Seguramente, este blog será también una bonita leyenda (pero no de cuento, sino de leer) dentro de algunos decenios para quienes tengan la fortuna de asomarse a él.

Vibot dijo...

Una bonita leyenda de leer, dices, Ramón. Ojalá que no sean hojas muertas como estas que el otoño empieza ya a revolotear por todas partes. Porque estuvieron, y siguen estando, desbordantes de vida.

Vibot dijo...

¿Esos pendones inclinados o enhiestos coronados de flores y esos gaiteiros son de estos días? Qué fotografía tan hermosa.

Anónimo dijo...

Seguro nos leerán y posiblemente no descartes que alguien escriba también para continuar con este libro viviente, bueno, más bien Diario.
Luis Heredia

Anónimo dijo...

Muchísimas Felicidades atrasadas a Froi,

Anónimo dijo...

Era yo otra vez.

Luis Heredia

Isidro Cicero dijo...

Bien dicho, tríada: creemos que estamos escribiendo aquí cosucas, breverías, a veces incluso rollos largos que. de tan largos, hasta nos da vergüenza mandárselos a José Mari concientes de lo palizas y cansinos que podemos resultar para el próximo: sin embargo, quién sabe, a lo mejor estemos escribiendo leyendas sin pretenderlo, leyendas cargadas de fururo, para ser leidas en otros tiempos, cuando los tiempos nuestros hayan recibido el carpetazo definitivo que suelen recibir todas las cosas y aquellas que nosotros vivimos, sufrimos y creimos hayan sido olvidadas completamente , quíén te dice que no. Cuanto daría yo por estar allí para verlo.

Vibot dijo...

Es verdad, Froilán, amigo, muchas felicidades!!

Vibot dijo...

Y yooo Cicero. Me acabas de recordar al hermano de un muy buen amigo mío que, estando ya para morir, le dijo: ¿sabes lo que más siento? Perderme el ambientillo de mi propio entierro, quién vendrá y quién no, qué diréis de mí, todo ese bullebulle del que yo seré el centro… y me lo voy a perder…
Ah, todo ese calor, esa a veces conmoción que hemos experimentado al leer a Cervantes, a Góngora, a Proust… al íntimo y provinciano Gabriel Miró querido que fue mi ábrete sésamo para tantos y tantos otros libros como me acompañan y alegran cada día, todo ese festín inagotable que parece hecho tan sólo de palabras pero que está constelado de todos los afectos, sensaciones, conceptos, ardorosos proyectos juveniles, nostalgias de lo desconocido, añoranzas y sueños perdidos de la edad… claro que es bonito, deseable y consolador pensar que nos leerán después de muertos, que alguien, en una tarde solitaria de lluvia como la de hoy mismo, o junto a un mar de Junio, pasará su mirada sobres estas líneas nuestras y se preguntará por nuestra vida, por nuestra sonrisa, por nuestro apasionado escribir, por esa alegría contagiosa algunas veces, por nuestro dolorido sentir…

Ramón Hernández dijo...

Amigos Luis, Cicero y Vibot et alii, aunque los sentimientos sean los mismos, por lo alambicado que soy, lo encovado que vivo y lo mucho que me gusta estar enrocado, os confesaré que el "más allá", confiado plenamente a una esperanza radical, me importa un pito, incluso si fuera la nada, en el supuesto, claro está, de que la nada, como finiquito, pudiera ser o contener algo. Me refiero, es obvio, a lo que yo soy para mí mismo, ese ente que entró en este mundo por la puerta del más absoluto anonimato y al que no le importaría salir por la misma puerta. Pero otra cosa es lo que soy o puedo ser para los demás y eso es harina de otro costal, lo mismo si se trata de un tesoro que de un incesante sparring. Bajo esta perspectiva, me consuela saber que en el primer supuesto algunos puedan seguir usándolo y rumiándolo en el recuerdo y me divierte que, en el otro, siempre habrá alguien que continuará lanzando sus puños al aire. En cuanto a lo que ahora interesa y dilucidamos, digamos que, mientras las palabras puede llevarlas el viento, aunque no siempre, lo cierto es que lo escrito escrito queda como certificación notarial de lo que pensamos y sentimos y como generoso ofrecimiento de comunión para todo el que tenga a bien recibirla. Vivir escribiendo, incluso cuando de la boca solo salen blasfremias y esmurajajos y se usen los teclados como forja de lanzas y espadas, es vivir dos veces o, si se prefiere, vivir la vida plenamente en la doble dimensión que he señalado, la propia y la de los demás.

Vibot dijo...

VERBA VOLANT. SCRIPTA MANENT (para bien o para mal), encovado y enrocado Ramón. ¡Y cómo es eso de que vives encovado y enrocado en una cueva! Son bonitas palabras las dos, pero no te creo.

Ramón Hernández dijo...

¡Jajajá!, querido Vibot. El subsconsciente a veces te la juega y te delata, porque, queriendo decir "encorvado" (la anemia de este verano me permite ya hacer labores de huerta), el muy canalla va y me sitúa en el paleolítico. Bueno, no importa, pues esta tarde, en Gijón, me recompondrán el ojo izquierdo y, así, ese yo profundo ya no me cogerá desprevenido. Suerte que tengo, pues, a partir de mañana, Asturias me parecerá aún más bonita y puede que la cosa me ayude incluso a deshacer el enroque. Gracias, amigo, por enriquecer lo dicho; gracias, amigos, por ensancharlo leyéndolo.

Vibot dijo...

Jajajajajá ya decía yo, Ramón…
Aunque me has aclarado el encovado pero no el enrocado.

Y dices "enriquecer lo dicho", "ensancharlo leyéndolo". ¡Qué sabrosa y grata labor esta!
Gracias a todos, queridos amigos. Hasta en vuestro silencio os siento cerca.

Vibot dijo...

Se celebra estos días en Madrid una vez más la feria del libro viejo y antiguo. La ponen en el paseo de recoletos Siempre me ha gustado. Dando anteayer una vuelta sosegada

Ramón Hernández dijo...

¿De qué sirve una buena jugada si no se remata la faena como, por ejemplo, Iniesta y Nadal? Lo digo, amigo Vibot (conste que me conmueve la deliciosa espontaneidad de tu verbo y de tu afecto) porque queda por ahí disperso, sin explicación, lo de "enrocado". En el tablero de ajedrez, el enroque consiste en que el rey se atrinchera al lado de una torre y detrás de unos soldaditos dispuestos a dar el do de pecho por él y, en la vida real, lo que muchas veces pasa y de hecho a mí me pasa, es que tanto el yo como la cartera se guardan cuidadosamente en un bolsillo interior. Ahora bien, ni el yo ni la cartera valen nada, absolutamente nada, si no se despliegan y salen a la palestra a dar la cara. En la vida, tal es mi parecer, al contrario de lo que sucede en el tablero del ajedrez, se gana solo cuando ambos (el yo y la cartera) son aniquilados, es decir, cuando esta enflaquece y aquel se vacía del todo. Y yo, ¡maldita sea mi estampa!, tengo todavía tan ocultos ese yo y esa cartera que, al mirarme al espejo, ni siquiera los veo. La vejez, la senectud o la mayoría de edad, nuestro hermoso terreno de juego en estos momentos, nos invitan a abrir paso al rey para que salga a la palestra a batirse, en plan de duelo medieval, dispuesto a defender cuantas piezas componen su mesnada. Eso sería desenrocarse a fondo. Lo veo claro y la idea me atrae y me sugestiona, pero, ¡joder!, me está costando un huevo el solo pensar que debo comenzar a hacerlo. Es malo, muy malo y muy frustrante descubrir que uno vive enrocado, en plan vago y de parásito.

Ramón Hernández dijo...

Y, para rematar del todo la faena, os puedo asegurar que en Covadonga yo he recobrado la vista. El que quiera, hasta puede gritar "¡milagro"!, pues la frase es radicalmetne verídica. Tras la "oración" de ayer, ahora veo hasta el punto de que, incluso en un día nublado como este, necesito gafas de sol para protegerme del exceso de luz. ¡Viva la técnica y los técnicos!, porque, bien enfocada la cuestión, ¿hay mayores milagros que los que obra la ciencia cuando no pierde de vista su propia razón de ser, es decir, la de servir al hombre? Ahí queda la cuestión, bien centrada, para los extremistas de un lado y del otro.

Ramón Hernández dijo...

De Virgen a Virgen, de la del Camino a la del Pilar, que no transcurra un día como este sin caer en la cuenta de que los españoles tenemos poderosas razones para sentirnos orgullosos de lo que somos, sin óbice, claro está, para añorar lo mucho más que podríamos ser y no somos. Que suene, pues, un ¡viva la Virgen del Pilar! y todo lo que ella connota en el recinto sagrado de nuestro blog de la Virgen del Camino. ¡Feliz día de la hispanidad para todos!

Vibot dijo...

Pues muy enhorabuena sea, Ramón esa vista recobrada gracias a la ciencia médica, aunque, como tú dices, algo habrá hecho de su parte la Santina. A disfrutar ahora de los matices del otoño y de todo lo demás. Un abrazo!

Vibot dijo...

Qué bien has explicado lo del enroque, Ramón. Lo de atrincherarse al lado de una torre -y hasta dentro de ella diría yo, sobre todo si es de marfil- es bastante frecuente (yo recuerdo haber vivido en ella bastantes temporadas… Y la tentación de volver siempre está ahí). Ahora, lo de disponer de unos soldaditos dispuestos a todo por uno, menos.
El yo y la cartera. Ahí es nada, Ramón, has puesto el dedo en la llaga del todo. Empezando por la cartera, desde contribuir para paliar tantas calamidades como nos asolan, empezando por estas guerras sin fin, hasta aportar una ayuda a nuestro compañero Sarmiento para poner en pie esa prometedora película tan de todos nosotros, sería un buen principio. En cuanto al yo… no sabría rematar ahora mismo esta jugada, y mucho menos como Iniesta o Nadal, pero está claro que de eso se trata el vivir, de desenrocarse y desenroscarse para dar lo mejor de nosotros.

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