domingo, 29 de septiembre de 2024

DIVINO TESORO de Chema Sarmiento

CINE

El cineasta Chema Sarmiento evoca su adolescencia en 1968 para rodar ‘Divino Tesoro’

El director berciano afincado en París ofrece su premiado mediometraje ‘Los Montes’ al Instituto Leonés de Cultura para cerrar la financiación de su nueva película







Chema Sarmiento, en el rodaje de 'El Filandón' en 1984 junto a una compañera del equipo.

 

Carlos Fidalgo

DIARIO DE LEÓN Ponferrada

29.09.2024 | 20:57

 

«Utilizo mis recuerdos, pero no es la historia de mi vida», cuenta por teléfono desde París el cineasta berciano Chema Sarmiento, en plena fase de preproducción del que será su próximo largometraje; una historia que evocará su adolescencia y su desencanto vital cuando estudiaba «para ser fraile» en el Monasterio de Las Caldas de Besaya (Santander) en el convulso año de 1968.


La película, que narrará el choque con la realidad del tardofranquismo de un grupo de jóvenes estudiantes de Filosofía de 18 años se titulará Divino Tesoro, el protagonista será el actor Roberto Enríquez, también de origen berciano, y con la mitad de la financiación necesaria para afrontar siete semanas de rodaje en un emplazamiento todavía por decidir de Castilla y León ya comprometida, el cineasta nacido en Albares de la Ribera ha decidido recurrir a su primera obra cinematográfica, el multipremiado mediometraje de 1981 Los Montes, —seleccionado en el Festival de Cannes y candidato al premio César— para reunir el dinero que todavía le hace falta.


«Tenemos la mitad del presupuesto ya cerrado, pero eso no quiere decir que no necesitemos la otra mitad y por eso hemos ofrecido Los Montes, una película que debería formar parte del Patrimonio de Castilla y León, al Instituto Leonés de Cultura», explica Sarmiento, que en 2022 recibió la Espiga de Oro de Honor de la Semana Internacional de Cine (Seminci) de Valladolid en reconocimiento a su trayectoria.


Divino Tesoro parte, precisamente, de un guion que Chema Sarmiento comenzó a escribir justo después de rodar Los Montes, sobre la vida cotidiana en Los Montes de la Ermita -un pueblo hoy abandonado del municipio de Igüeña-, que nació como un trabajo de fin de carrera en el IDHEC francés donde estudió cine. Aquel primer guion quedó relegado por el rodaje de El Filandón; el largometraje donde Sarmiento reunió en 1984 a los escritores Luis Mateo Díez, José María Merino, Antonio Pereira, Julio Llamazares y Pedro Trapiello para adentrarse en la tradición oral. Y cuarenta años después, ha llegado el momento de rodarlo. Divino Tesoro, cuenta Sarmiento, será «una película de muchos personajes que a lo largo de un año escolar viven una serie de hechos duros y otros divertidos» hasta desembocar en un desencanto que el cineasta conoce muy bien, porque es el suyo. «Hoy no estaría casado si no hubiera cambiado la idea de lo que entonces quería hacer con mi vida», explica.


El actor nacido en Fabero Roberto Enríquez ya ha leído el guion y encabeza el reparto. Pero no será ningún alter ego del director. «Divino Tesoro es una ficción. Se basa en una parte de mi vida que voy moldeando como un escultor, pero no es mi autobiografía», puntualiza Sarmiento. Una serie de sucesos trágicos operan el cambio en los protagonistas, pero el cineasta aclarara que «no va de abusos sexuales, algo que ahora está muy en el candelero y con razón; nosotros ya teníamos 18 años».


'El Filandón', en el Festival de Cine Español de Toulouse

«El Filandón es una película que ha vuelto a tener una nueva vida desde que se restauró hace dos años y que nunca ha dejado de verse. Tuvo edición en DVD y en VHS», recordaba este domingo Chema Sarmiento, satisfecho porque la película sobre la tradición oral que reunió en 1984 a algunos de los mejores escritores de la provincia se proyectará el próximo domingo 6 de octubre el Festival de Cine Español y Portugués de Toulouse después de su periplo por las filmotecas españolas. Una película, destaca, que no ha perdido vigencia en 40 años.



El cine de Chema Sarmiento, de 'Los Montes' a 'Divino Tesoro'

Chema Sarmiento, con la Espiga de Oro que recibió de la Seminci de Valladolid en 2022'. 






17 comentarios:

Ramón Hernández dijo...

De cine, como de tantas otras cosas, preciso es confesarlo, sé muy poco si es que sé algo, pero ver buenas películas que me aleccionen y emocionen me encanta, como la buena música. de la que tampoco sé un carajo pero que tanto me enardece. Por lo leído en esta postal, la cosa promete no mucho sino muchísimo. Además, sea cual sea la parte o el porcentaje novelado, será como de "andar por casa" y, si no es posible ya revivir el pasado, sí lo es seguir ordeñándolo, pues en sus ubres queda todovía mucha leche. Enhorabuena y buen ánimo a Chema Sarmiento por demostrarnos que ese pasado, en especial el nuestro, fue rico y sigue siendo fecundo. Ah, que no se me olvide: si el problema consiste en financiar una parte del proyecto, que pase el cepillo en este blog, pues, a base de óbolos, puede que se llevara una sorpresa. Me ilusiona poder volver a Las Caldas cuando vea esa película, y más en mayo del 68, cuando no sé qué coños hacía yo en París (ah, sí, estudiar ecumenismo para tratar de entender que todos somos hermanos, como cuando un amigo japonés sintoista me preparó él mismo una deliciosa comida típicamente japonesa en su apartamento. ¡Cuánto daría yo hoy por volver a verlo y agasajarlo en España!).

Vibot dijo...

¡Ah, volver a Las Caldas!
Yo sólo viví allí en aquel turbulento curso de cierre, el último que allí hubo juventud, de 1969-1970. Y los de cursos mayores aseguraban que los cursos anteriores habían sido más turbulentos aún. Había yo salido de Palencia para allá en un trencillo interprovincial, un mediodía de otoño con una maletilla con mis cosas y libros. Ilusionado e inquieto como quien va a vivir una aventura. El paisaje se fue volviendo verde tras los cristales de las ventanillas, que entonces aún se podían bajar para asomarse… el aire se tornaba húmedo y fresco, cada vez más floral…hasta que entré de súbito en aquel valle estrecho flanqueado de enormes y arboladas montañas. Entonces los aromas de cedros, eucaliptos y hierbas montesinas me inundaron y creí haber llegado a un mundo ya vivido en muchos sueños antes. Algunos de vosotros debisteis de salir a recibirnos en la estación, porque recuerdo haber subido al estudiantado no por la carretera que después pasearía tanto aquella tardes enamoradas, sino por muy estrechos y empinados caminitos de atajo, resbaladizos a veces pero que efundían, al pisar tanta gloria silvestre, balsámicos aromas acidulados, dulces, iniciáticos…
Las celdas eran frías, lóbregas, con lavabos de esquina, baldosas grises, camas y mesas feas, una silla tan sólo, un flexo, una bombilla colgando del techo… pero por las ventanas de rústicas maderas se veía, te atrapaba por siempre día y noche, un paisaje mesmérico, hipnótico… que ahora es ya la leyenda de nuestra adolescencia y juventud.
Llegue allí con dieciséis años. El verdor, los aromas y los sueños no han hecho más que crecer y rutilar desde entonces, entre tantas revueltas de la vida.
Seguro que Sarmiento en su película, como ya hizo en las otras -es su sello- nos recobra gran parte de la vida. Que entonces fue misterio y sortilegio.
Un abrazo, cineasta, y que pronto la veamos en los cines.

JOSÉ MANUEL GARCÍA VALDÉS dijo...

Sr. D. Sarmiento, no seré yo quien se atreva a dar ideas de como realizar una película, estoy intentando montar la de mi vida y ni yo la entiendo, pero sí me atrevo a darte ideas que afectan a la economía. Se habla de un actor principal de origen leonés, te lo puedes ahorrar, así como los actores secundarios. Si abres la espita estoy seguro que serán muchos los que, de forma voluntaria, y gratuita se ofrecerán para representar cualquier personaje que puedas idear, con la ventaja de que, incluso sin guión, representarían de memoria las vidas y momentos de la época. Para empezar te ahorrarías personal y guión, lo que supone mucha pasta. Yo me ofrezco.
Me llama la atención la visión idílica y que plasma Vibot para describir aquel lugar. Yo estuve allí tres años y nunca vi "florecillas" que decoraban los campos, todo me parecían matojos. Nunca me paré a escuchar los "trinos de los pajarillos", sólo escuchaba el traqueteo de los molinos de la cantera. Cuando me asomaba a la ventana veía el tren que yo imaginaba como el tren de la libertad, me veía atravesando el tunel de la Perruna, el que separa León de Asturias, llegando a la Estación de Malvedo/Casorvida. En los prados no veía como terneras frisonas sino jóvenes apuestas que me hacían guiños. Yo no veía montañas, veía barreras. Mi "bucolicidad" eras menos bucólica que la del amigo Vibot. Bueno pues a pesar de esa visión tan patética doy palabra de hacer un buen papel en la pely de Sarmiento. Ojalá consigas lo que te falta y podamos vernos en el cine a no tardar. No te preocupes por la edad, será cosa de un poco de pintura y alguna peluca, miajillas.
Abrazos cinematográficos.
P.D. Los que estén dispuestos para la representación que lo digan aquí y ahora.

Javier Muñiz dijo...

Impromptu Producciones Cinematográficas S.L. agradece a José Manuel García Valdés "Pitu" su ofrecimiento y la idea de que los que estén dispuestos a participar en el rodaje de el Divino Tesoro se vayan apuntando. Necesitamos extras que sepan moverse con hábitos, que sepan que hay que levantarse el escapulario para sentarse y para mear. Extras que sepan cantar gregoriano y hacer las flexiones correspondientes. Extras que sepan lo que es un enjuague en la "espelunca". Extras que sepan etc.etc.etc.
Muchas gracias, Pitu .Ahora en serio: si logramos hacerla contamos con todos vosotros, os necesitamos, lógicamente debidamente remunerados en la banca Casorvida S.A.

jmgarciavaldes#gmail.com dijo...

Javier, casi me parece mal que insinues problemas de dinero cuando hablamos de Casorvida, daba por hecho que los nulos gastos correrían de cuenta de la Gran Aldea, por "perres" será. El mayor problema que se me presenta a mí es el de cantar y máxime en gregoriano, si me sacan del Asturias Patria Querida estoy perdido aunque la peor parte la llevaría n los

jmgarciavaldes#gmail.com dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
JOSÉ MANUEL GARCÍA VALDÉS dijo...

Me quedó el comentario cortado, creo que pretendía decir que si cantara o cantase los oyentes correrían despavoridos, no por mal sino por peor.
No quería decirlo pero si de pasta se trata yo tengo montones de fajos atados con flejes, casi me estorban, no tenéis más que pedir.

Vibot dijo...

Mira que te gusta hacerte el duro, Pitu, tú oliste aquella gloria de eucaliptos y cedros como yo y como todos y viste florecinas silvestres por doquier, pues aquello era un edén botánico. Además mi visión no es tan idílica si revisas mi descripción de las celdas…
Y sí, las barreras estaban por casi todas partes en forma de adoctrinamiento. Salvo tal vez en la penetrante sabiduría de algunos pocos profesores, que están en la mente de todos.
¡Qué cóctel tan explosivo (como las explosiones súbitas de la cantera de aquel monte de enfrente cuyo nombre he olvidado) -o debería decir implosivo pues estallaba hacia nuestros adentros- ese descubrimiento de la lógica o de la luminosa filosofía antigua con aquella imposibilidad asfixiante de vivir!
Desde mi ventana del primer piso, la tercera empezando por el rincón del pabellón largo -nunca la olvidaré, no se veía el tren. Pero se escuchaba -y era casi peor- su evocador traqueteo y aquel silbato que era como un hiriente gemido hacia el enigma de la libertad, de todo aquello a lo que íbamos a renunciar. Alguna noche, con la luna argentando el melancólico sauce y el estanque, aquel silbo casi amoroso y desgarrador del tren…
…O aquella tarde, casi ya verano, en que escuché ascendiendo del valle, tal vez de la terraza del hotel-balneario, la canción de los Beatles "All you need is love" como ofreciendo un paraíso inaccesible y rompí a llorar…

Anónimo dijo...

Ministro querido-Sarmiento querido, será un placer inmenso volverá vestir esos hábitos y colaborar como extras en la filmación -tal vez necesitéis un organista- aunque será inevitable sentir una penetrante nostalgia por nuestra adolescencia y juventud, cómo era nuestro cuerpo y sus sentidos, nuestros sueños más íntimos…que tal vez aún no hemos alcanzado. O tal vez sí y no nos damos cuenta.

Vibot dijo...

No me acostumbro al nuevo modo de publicar y me salió una intervención como anónimo, la que habla de un organista. Perdón. Pondré más cuidado en adelante.

Ramón Hernández dijo...

Para JM et alii et Sarmiento: hablando de extras, se requerirá mucho genio o ingenio para hacer que hombres barbudos, que peinan canas cuando no han quedado completamente calvos, encarnen el papel de jóvenes casi barbilampiños, aunque supongo que eso será pan comido para los que manejan los efectos especiales. Será delicioso contremplarlos desde la barrera, quiero decir, desde la butaca, dando cuerpo a un milagro tan grande, cuando el ilusionante proyecto se haga realidad gozosa. Por lo demás, y en cuanto a las "perres" de JM se refiere, os confesaré que un día soñe, no sé si dormido o despierto, que en mi huerto hay una zona en la que, en vez de lechugas o tomates, crecen los billetes de 500. En tratándose de lo que se trata, no me importaría alquilarla o, ¡qué coño!, cederla gratis por tratarse de compañeros y de algo tan estimulante. Pero insisto: el óbolo en el cepillo colectivo hace milagros y produce efectos mágicos. Vibot: leyéndote, me parecía tener 20 años, trepar como un gamo la cuesta de la cantera, correr a toda pastilla hacia el Dobra y estar de vuelta a tiempo para estudiar a Aristóteles.

jmgarciavaldes#gmail.com dijo...

El nuevo formato es más complicado para los que somos mayorinos. quizás el gran Furriel pueda arreglar algo. Ramón, vete preparando los de 500 que enseguida paso por Mieres con un cesto.

Vibot dijo...

Querido Ramón, me alegro de que leyéndome te pareciera tener 20 años…qué más quiere un escritor que provocar esas magias en sus almas lectoras. Y dime, ¿entonces el monte de enfrente, el de la cantera, era El Dobra? También yo al leértelo he creído volver a los 16 años.
Los nombres de ciertos lugares hacen resonar al instante en nuestra sensibilidad rostros, sonrisas, músicas, acentos de una voz irretornable, aquellos besos que soñamos dar y nunca dimos, el gemido del viento arrastrando la niebla, el surtidor cantando bajo el sauce, el rancio olor de aquellos viejos claustros que nos vieron vivir y anhelar…

Vibot dijo...

El Dobra, Las Mitras con aquellos dos afilados peñascos que parecían flotar amenazando aplastarnos en cualquier momento sobre nuestras cabezas…

Ramón Hernández dijo...

No, amgio Vibot, una vez rebasada la ladera de la cantera, de subida muy exigente pues no se subía en zigzagueos sino a lo bravo, sendero recto pendiente arriba, había como tres o cuatro kilómetros más hasta el Dobra, montículo desde donde se divisaba un bonito panorama cántabro. Como el tiempo disponible para la ida y la vuelta era de una hora o poco más, imaginate la marcha en la subida y el trote o la carrera lanzada en todo lo demás. Hice ese recorrido muchas veces. Supongo que en ello quemaría uno los muchos efluvios emergentes de la edad. Y también, pero del lado del Monasterio, subí muchas veces el "Viri Galilei", trepando monte arriba como en una auténtica escalada y luego, por un camino serpenteante muy boscoso, en un recorrido total como de tres a cuatro kilómetros para el que solo disponía de 20 o 25 minutos. ¡Menuda hoguetra de pasiones y fantasías! Cuando, años después, vi cómo la autovía había roto por la mitad esa ladera, aunque pasa por debajo del Viri Galilei en un túnel, se me rompió el alma, sobre todo cuando vi "nuestro" campo de fútbol anegado por las tierras desplazadas por ella, campo que habíamos insertado en una hondonada llenándola de tierras a base de pico, pala y vagoneta en aquellos impetuosos años. Pasé los tres años de Las Caldas (58-61) como embebido en una especie de "mística kantiana", acunada por sombras aristotélicas, y una cierta ensoñación olímpica, bajo el maestrazgo de los dominicos Dasio y Melcón, el primero cual un Moisés mandón "ad pedem litterae" y el segundo, como un buen pedagogo de nuestro tiempo. Bonitos tiempos aquellos de los 18 a los 21 años, ya idos pero remanentes, los tiempos del "Divino Tesoro", pero solo de su siembra, porque los de cosecha son estos, los de la senectud. De hecho, contemplo ahora complacido Las Caldas como un horno, pero no crematorio, sino de fundición.

Ramón Hernández dijo...

Obviamente, hacia el centro del comentario anterior, "hoguera" y no "hoguetra". Gracias por no ver la "t" al leerlo.

Vibot dijo...

Ah, de acuerdo, Ramón, el monte Dobra estaba más lejos y no se veía desde el estudiantado.
Entonces ¿cómo se llamaba el monte de la cantera?
Y me ha parecido entenderte que el monte del estudiantado era el Viri. No había vuelto a escuchar ese nombre desde entonces -sin duda acuñado por los frailes- y desconocía que su origen fueran esas palabras del evangelio de "varones de Galilea, qué hacéis ahí parados mirando al cielo" pues en mi tiempo ya solo se decía "El Viri". Escuchártelo decir ha sido otra magia súbita proustiana de "temps retrouvé".
Me encanta recobrar esos nombres del Valle aquel que meció nuestras vidas, aún tan nuevas.
Si lo recuerdas dime el nombre del monte de la cantera y confírmame que el del estudiantado se llamaba el Viri, que yo le había rebautizado ahora como Las Mitras por aquellos dos peñascos enormes y puntiagudos que estaban a media ladera y que supongo seguirán allí pues la nueva carretera no pasa tan alto me parece, aunque no los ví la última vez que estuve. Tal vez el crecimiento de la vegetación los ha ocultado.
Recobrar los nombres es también un poco recobrar la vida, al menos aquellos momentos que aún refulgen y siempre lo harán. Recobrar… mejor dijera -permítaseme el galicismo- retrovar, que, además de reencontrar, alberga también el precioso sentido de "volver a cantar", volver a trovar a aquellos chavales que fuimos y a sus amores imposibles…

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