Mistagogias y explicaciones aparte, que dará Cicero con la autoridad que le conceden sus conocimientos sobre el particular, no me resisto a solicitar del furriel que incluya un simple croquis que he dibujado con el propósito de destacar la imagen del pelicano pinchándose el pecho con el pico, tal como dice el mito.
La verdad es que como no lo veas a la primera, presenta alguna dificultad distinguir la imagen.
Nada tiene que ver la "paloma apuñalada de Luzón", Gallicolumba luzonica, con el mito del pelicano en cuestión, pero os invito a buscar su imagen en la Wikipedia por la mancha de "sangre" en su pecho. Es de una belleza impresionante y gratuita.Yo le pregunté un día a Darwin que me explicara "qué necesidad había para esto", y se me hizo el loco.
9 comentarios:
Creo qyue el dibuhjo de Luis Carrizo responde a una iconografía religiosa un tanto aleatoria, pues carece de fundamento como imagen de Cristo que cura nuestras heridas con la sangre de su pecho (lo propio de la redención según la teología tradicional) y que alimenta nuestras vidas con el pescado que en él guarda (eucaristía, pan de vida). Digo "aleatoria" porque los pelícanos no se comportan así, pues, como muchas otras aves, lo que hacen en lo relativo al cuidado de sus polluelos es regurgitar lo que previamente han ingerido para depositarlo después, un tanto suavizado, en sus buches. El pelícano de nuestra puerta de marras se atiene más al comportamiento real del pelícano. No creo que por ello pierda ninguna fuerza si quiere referenciarse al Redentor.
Recuerdo, siendo niño, a las bravas serranas que, carentes del instrumental necesario para hacer papillas, masticaban los alimentos sólidos hasta convertirlos en una pasta blanda y suave que iban introduciendo después, pedacito a pedacito, en la boca de sus bebés para que pudieran tragarla fácilmente. Puede que esto nos parezca hoy incluso asqueroso, pero, la verdad objetiva, gustos aparte, es que se trataba de una práctica tan bella en el ámbito de la maternidad como la de que sus bebés se alimenten a sus pechos.
Por lo que se ve, me acosan las "y" y las "h", seguramente por la torpeza de unos dedos medio artríticos al golpear el teclado y, además, como efecto colateral pernicioso de unos ojos en cuarentena catarática. En fin, todo viene a cuento de la y que se me ha colado en la segunda palabra de mi comentario y en la h que ha hecho lo propio en la cuarta. Esta mañana he visto a un hombre de más de noventa años que caminaba por el parque encorvado y sirviéndose de dos muletas. Lo importante era que caminaba y se beneficiaba del paseo, al mismo tiempo que iba anunciando lo que a muchos nos espera no dentro de mucho tiempo. Ello me ha recordado lo de mi amigo de cartas cuando, jugando, solía decir: "cabruña solo con los tus fierros", sabiduría prácgmática que ya he recordado aquí.
Ramón, las costumbres serranas de tu pueblo me han traído el recuerdo de un pasaje que nos contó uno de aquellos misioneros que llegaban al colegio con cajas de diapositivas de la selva y sus gentes. Creo que, en esta ocasión, el conferenciante era el padre Naranjo, que luego se quedó un par de años en el colegio y fue subdirector de una de las escuelas.
Nos contó que en una invitación solemne de una aldea al "padre blanco", el plato principal era la chicha, yuca molida. Que le gustó, que tenía una textura delicada y que habría acabado todo el plato que le pusieron de no haber sido porque en algún momento del ágape se dio cuenta de que debajo de la mesa se había sentado una abuela con un montón de trozos de yuca que se metía en la boca, masticaba muy concentrada y los escupía ya molidos como un puré en una fuente que, claro está, luego pasaban a la parte alta de la mesa. Naranjo no dijo cuántas raciones se comió, ni si en ocasiones posteriores tuvo que aceptar el mismo homenaje culinario.
Salud
Lalo
En vez de del plato a la boca,que suele ser la norma habitual,amigo Lalo, en aquel banquete, por lo que nos cuentas, era de la boca al plato. No sé si el padre Naranjo no se saltaría algún paso a fin de impresionar al infantil auditorio. Sea como fuere, aquel mejunje no tenía sulfitos, colorantes, edulcorantes ni potenciados de sabor. Váyase una cosa por la otra.
En otro orden de cosas, Ramón, ahora soy yo el que no descubre el significado de esa carpetovetónica frase que se decían los jugadores de cartas y que tú nos citas.
Está muy bien traído el dibujín Luis.pero me ha gustado lo que más la juntura en la terminación de párrafo del pico y al mito. Había aquí n sacerdote culto,ya te lo habré contado, que pasó por etapas ideológicas bastantecontradictorias y en la más ultraconservadora, supongo prácticamente sedevacantista, le decía al conseje de la residencia: "Amador,los curas no tenemos remedio, empezamos dando la espalda al mito, después al rito y ahora ya al pico, ya ni predicams" "Cagüen el pexau, don.Serafín", le contestaba el otro. "Lo que hay que no tenían que dejar es lo del pito".
De autoridad nada, mi amigo, curiosidad solamente. Estoy preparando un globo a cuenta del pelícano y ys le he pueso un título provisional; "Sub his figuris". ¿Te gusta?
Para entender el asunto del pelícano ver: blogderomanico > simbología> diccionario de simbolos > pelícano.
Empezando por el final: Jesús Herrero, has creado un blog de extraordinaria calidad, por su contenido, por sus numerosísimas ilustraciones y por su diseño. Da gusto desplegar la etiqueta "Diccionario de símbolos" y comprobar como se activan y se abren todos los que conforman la interminable lista que has ido confeccionando. Una verdadera joya y un verdadero placer cultural y estético el navegar por él.
La entrada dedicada al pelícano, que por supuesto he leído con gran placer e interés, está en la línea con la gran calidad del blog: da varias versiones y explicaciones muy fundamentadas acerca del mito del pelicano. Hacía tiempo que no entraba yo en él, pero este verano voy a zambullirme bien zambullido en sus aguas para disfrutar de toda esa valiosa documentación.
El título "sub his figuris", amigo Cicero, resulta muy propio y muy ad hoc, como enseguida descubrirá el curioso lector que no recuerde la letra del himno del Aquinate, que no desvelo por mantener el misterio que solo a ti te incumbe revelar. Misterio que yo conozco porque tú me has adelantado quelque chose, no porque yo me sepa ni me demoria ni razonándolos, los himnos que escribió nuestro Santo Tomás, ni mucho menos los comentarios con que van a enriquecerlos.
Seguramente que lo harás, si no lo has hecho ya, pero te aconsejo que leas la entrada "pelícano" del citado blog de J. Herrero, creo que va a enriquecer algunas de tus apreciaciones acerca del texto sobre el que va a ir centrado tu próximo globo, que ya estoy esperando con contenida ansiedad.
La anécdota de don Serafín y la respuesta de Amador, geniales. Por no decir genitales.
¡Suriyana! Que precioso nombre -enseña Jesús Herrero- tiene también el pelícano fabuloso. Me lo apunto, me lo aprendo y espero que no se me olvide como tantísimas cosas. Suriyana suena a oriente y a nombre de chica guapa, ¿que no? Este diccionario de símbolos románicos de Jesús me ha deleitado esta tarde, qué cantidad de información y qué cosas más estupendas enseña; tengo aquí a mano su libro sobre el románico en Cantabria y Palencia, bastante consultado, pero ese nombre Suriyana no recuerdo haberlo tropezado; es muy bonito, podría servir hasta para un centro de yoga. De la entrada 'pelícamo' uno deduce que a los artistas medievales la figura de ese pájaro corpulento les atraía, pero no la conocían bien, ni sus costumbres. Esa indefinición pasa al símbolo Cristo. En el "Adorote devote", Santo Tomás, si es que lo compuso Santo Tomás, que esa es otra, se acuerda del "pie pelicane, Jesu Domine", para pedir no que alimente a la pollada sino que lave sus inmundicias. Suriyana, suriyana, que no se me olvide.
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