Nuestro muy, muy, muy querido amigo, hermano, maestro Fernando Muñoz Box se ha convertido en "ABUELO". Desde este blog, felicidades a mamá, a papá y a los abuelos y resto de familia.
Fernando, ya estamos esperando la primera fotografía.
Seguro que con Valentina este mundo será mejor.
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Mi querido Josemari:
Aunque he estado muy ocupado estos últimos días te quiero comunicarte lo más pronto que puedo que desde el 14 de mayo soy ya abuelo.
La criatura, Valentina por más señas, nació prematura y mediante cesárea.
Mi mujer, Isabel y yo partimos precipitados a Alemania, en el propio coche y tuvimos la suerte de ver que ambas estaban bien con los cuidados pertinentes A los diez días volvimos y ahora estamos descansando del trajín, pero felices como niños…
Si te localizo en mi Whatsapp te enviaré alguna foto o algún video de los que se estilan ahora.
Abrazos para tí y los tuyos incluyendo a tu hermano
Fernando
5 comentarios:
Dado que estudiamos en colegio de pago y con buenos profesores, incluso algunos muy buenos, sin citar a ninguno en particular, es de educación básica FELICITARTE por haber adquirido una de las propiedades trascendentales del ser que no es otra que la ABUELEZ. Imprime carácter tanto que puedes llegar a chochear sin darte cuenta, lo notarás cuando la nietina vaya de visita. También imprime carácter porque te verás obligado por la presión del medio sociopolíticofamiliar a abrirle una libretina en el banco de tus ahorros para inyectarle fondos para cuando tenga que comprar el móvil, la tablet, el ordeñador, el coche, etc., etc. Y si vieras cerca verías cómo los hijos te venden la moto de que cuidar los fines de semana de ella es salud porque os mantiene activos. Todo son ventajas de la trascendentalidad. Consulté al P. Arintero y lo único que dice de tal condición es que la nieta existe porque en su día el abuelo aportó la materia prima mediante el acto, de donde surge una sustancia resultado del acto y la potencia, todo muy metafísico, muy trascendental. Hice otra consulta a una de las autoridades más sobresalientes en la materia,el Dr.Antonio Argüeso, y aún no recibí contestación porque aún está contando los nietos que tiene.
Disfrutad, un nieto es una inyección de vitalidad.
Abrazos nietescos.
Pido humildemente disculpas por chochear y babear al deciros que, el próximo lunes hará diez años, cuando tuve a mi nieto Fernando por priemra vez en brazos, comencé a entender una miaja eso de que Dios es nuestro padre, porque por aquella criatura no me importaría renunciar al resto de años, a la fortuna y hasta a la salud, si fuera preciso. Era esa una sensacion sosegada y desinhibida, libérrima frente a cualquier interés espurio. Me pareciò haber alcanzado entonces la plenitud. Y ahí sigue, diez años después, fresca y viva, tras un decenio de vida esperanzada. Sírvame ahora ese sentir, aquí compartido, como parabién y augurio para este tocayo de mi nieto.
Ese "partimos precipitados", admirado Fernando, lo dice todo, de esa explosión de ilusión y alegría que os ha embargado, a ti y a tu esposa Isabel, ahora, además, abuela.
Me uno a los felicitadores que se manifiestan y a los muchos que, con toda seguridad, se alegran y comparten esta maravillosa noticia, aunque no lo manifiesten.
También te tengo que añadir otra cosa: lo único que desentona con tu abuelez es ese aspecto apolíneo que muestras en la fotografía. Por lo que se puede apreciar, te queda mucha cuerda para disfrutar de Valentina y para enseñarle todas esas cosas que nos enseñaste a nosotros y alguna más.
Quedo haciendo votos.
Un cordialísimo abrazo a los abuelos y a los padres.
Felicidades, Fernando. Corto y pego lo que ahí arriba ha dicho Luis Heredia: ser abuelo te acerca a nosotros, más. Allí ya te veíamos muy próximo, quiero decir, más de nosotros que de los del otro lado. Y ahora pregunto, entre los que fueron nuestros profesores, ¿alguno más ha ingresado en la orden tercera de la abuelez?
Feliz felicidad, queridísimo Fernando Box.
Después de leer esa exuberante calidez y espontaneidad de Heredia casi no encuentro palabras mejores para participarte mi alegría por tan buena noticia.
Otras veces durante estos años he evocado aquí el encantamiento del recuerdo que tu limpia y luminosa sonrisa nos dedicaba en aquellos años del colegio. Y que todavía inunda de belleza y simpatía la memoria de muchos momentos inolvidables.
Que ese pequeño gran milagro que es cada nieto, esa dulce Valentina, que hasta en su mismo nombre ya parece predestinada a la valentía y al amor, te tenga -os tenga a todos- la sonrisa en flor.
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