"Es una gran pérdida", dicen los compañeros del religioso cuya capilla ardiente será instalada esta tarde en la parroquia de Santo Domingo.
José Antonio Rodríguez, párroco de los Dominicos, falleció este mediodía a los 72 años de edad como consecuencia del infarto sufrido el pasado domingo durante una misa oficiada en la residencia de religiosas del Santo Ángel de la Guarda, ubicada junto al colegio del mismo nombre en el barrio de Otero.
José Antonio Rodríguez, tenía 72 años, ingresó en la orden a finales de los años 60 y desde hace tres lustros estaba al frente de la parroquia ubicada junto al Campillín. "Es una gran pérdida", comentaron compañeros de la orden tras conocer el fatal desenlace del religioso, cuya capilla ardiente será instalada en las dependencias parroquiales esta misma tarde.
Fueron las propias monjas y algunos feligreses quienes se dieron cuenta de que el sacerdote estaba sufriendo una indisposición el domingo en plena misa. Inmediatamente trataron de socorrerle, pero al comprobar que podría tratarse de un problema grave de corazón, optaron por llamar a los servicios de emergencias.
Un vehículo sanitario se presentó minutos después en la residencia y procedió a llevar al religioso al centro sanitario de La Cadellada. Una vez allí, los médicos optaron por intervenir el infarto y mantener sedado a Rodríguez. A pesar de los intentos de los sanitarios por salvarle la vida, Rodríguez estaba en muerte cerebral y esta mañana se confirmó su fallecimiento.Lo ocurrido corrió como la pólvora por la ciudad desde primera hora de la tarde del domingo. Muchos sacerdotes llamaron a personas cercanas a Rodríguez para interesarse por su estado de salud. «Rezamos para su total recuperación», coincidieron varios curas preguntados por este diario. Rodríguez fue superior de la orden religiosa en Oviedo y por ello es muy popular entre los fieles y asiduos a la parroquia. En 2016 fue el encargado de coordinador la celebración de los actos conmemorativos del 800 aniversario de la fundación de la orden de los dominicos por Santo Domingo de Guzmán. El sacerdote promovió entonces un amplio programa de conferencias y conciertos abiertos al público durante el último trimestre de aquel año, pues la efeméride se conmemoró oficialmente el 22 de diciembre.
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Fallece el dominico que sufrió un infarto mientras celebraba misa el domingo en Oviedo
José Antonio Rodríguez, párroco de Santo Domingo, tuvo que ser trasladado al HUCA donde le intervinieron de urgencia. Este mediodía los médicos tomaron la decisión de desconectarle al confirmar la nula actividad cerebral del sacerdote
Rafael Francés
Oviedo.
Martes, 5 de septiembre 2023, 13:43
El párroco de la Iglesia de Santo Domingo, José Antonio Rodríguez, ha fallecido este mediodía tras desconectarle los médicos del sistema que le mantenía con vida en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) después de sufrir un infarto el pasado domingo por la mañana mientras celebraba misa en el Convento de Santo Ángel de la Guarda, en el barrio ovetense de San Lázaro. Tras los primeros auxilios ofrecidos en el mismo templo por fieles y monjas, fue trasladado en una ambulancia al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) donde recibió todos los cuidados necesarios, aunque quedó ingresado y sedado en la UCI del propio hospital con un deterioro cerebral evidente, lo que hizo que los médicos decidieran desconectarle hoy al no responder a los estímulos que dictan los protocolos médicos.
José Antonio Rodríguez tenía 72 años, era fraile desde 1968 y este mes de septiembre iba a cumplir 16 años como párroco de Santo Domingo (los Dominicos) en Oviedo.
15 comentarios:
Dacio
dijo...
Todo mi cariño para José Antonio, compañero y amigo BUENO, con mayúsculas. Nunca le olvidaré.
Se terminó. Solo queda rezar una oración por él y por recordarle tal como era. Una bellísima persona y un auténtico fraile dominico. Mi pèsame a su familia y a toda la familia dominicana a la que doy Fe que la sentía como suya a pesar de los criterios que a veces mantenía en contra de su organización, funcionamiento y filosofía. Me decía en alguna ocasión, “hermanín, todo esto me parece que no durará mucho”. Besos al cielo.
Un gran abrazo allá donde estés. Sigues vivo entre nosotros: husmeamos tus huellas en tu mirada sincera, en tu sonrisa, en tus palabras de apoyo, en el ardor de tu entrega.Tú sabes lo que nos queríamos. Hasta pronto.
No hace mucho que he estado con él y no me imaginaba este desenlace. Estos últimos años tuvimos mucho contacto. Descanse en Paz este muy querido amigo.
Mi pésame a su familia y a su comunidad parroquial y dominicana. Tenemos un nuevo intercesor que nos acompaña en nuestra tránsito por este mundo. Has sido un ejemplo de entereza y de entrega a los demás. Siempre estarás en mi memoria, querido compañero.
Todo mi cariño. Mi ánimo y condolencias a la familia y la orden. Muchos recuerdos y unas cuantas charlas. Hoy prefiero recordarlo saliendo de la piscina y poniendo el albornoz antes de subir a cambiarse en la camarilla. También mis condolencias a la "otra orden", la de los compañeros que no continuamos en la orden eclesiástica, pero que formamos "nuestra familia".
Mis condolencias a su familia, a sus amigos, que son muchos, y de forma algo más especial a la comunidad dominicana de Santo Domingo, pues ellos, tal es mi sentir y parecer, pierden una hermosa columna, por no decir una piedra angular, de la comunidad. Y cosas de la vida, hace un momento he estado dando el pésame a otra familia de amigos de Mogarraz por la muerte hace tan solo un par de horas de Paco, un mogarreño que, a sus 92 años, ha muerto con las botas puestas, pues hasta hace no mucho cultivaba sus viñas y su huerto y los frutos de este, llevándolos del huerto a casa, nunca llegaban a su destino, pues los iba repartiendo por el camino entre amigos, conocidos y vecinos. Y eso que llevaba unos años con bolsa debido a un cáncer. Mucho me ha recordado Paco a José Antonio por su laboriosidad y magnanimidad de carácter. En mi caso, tuve la fortuna de estar hablando con Paco justo una hora antes de morir, pues había ido a despedirme porque mañana regreso a Asturias. Dos hermosos candelabros para que Dios los coloque en su altar. Descansad en paz, amigos Paco y José Antonio, mientras me quedo anonadado dando gracias al cielo por haberos cruzado ambos en mi camino.
Descansa en paz José Antonio. Querido compañero y amigo, el más joven del curso. Hombre bueno y afable. Descansa en paz, lo tienes merecido. Acompaño en los sentimientos a sus familiares y a la comunidad dominicana.
Llevo un montón de tiempo sin poder reponerme del susto. No me lo puedo creer. Solo queda dar un abrazo a su familia y acompañarles en el dolor que esto supone.
Era una gran persona y a mi siempre me trató especialmente bien. Lo siento muchísimo.
Por Oviedo, deambulando por los alrededores de la parroquia de Santo Domingo, se fueron concentrando poco a poco muchos feligreses y amigos de José Antonio. De sus antiguos compañeros yo llegué el primero, y visité la Capilla ardiente donde reposaba José Antonio, de cuerpo presente, y os sentí, amigos todos, cercanos en mi oración. Apareció Julio Correas y sin pensarlo dos veces se dirigió a quien podía mandar algo en aquel momento para decirle que los antiguos compañeros queríamos cantarle al final de la ceremonia el "Adiós Madre de mi vida". Salió de mala uva nuestro Julito, con una negativa por respuesta. Que si ya estaba todo organizado y previsto (coro parroquial incluido) que si venía el arzobispo... Fueron llegando Baldo y sra. Pepín Gómez y sra. Parece que estoy narrando unos "ecos de sociedad" pero no es así pues a cada llegada de uno de los nuestros se multiplicaban los abrazos, incluido el de mi cuñada, Arancha, que había estado con José Antonio felicitándolo por su cumpleaños, hacía poco. Y de Gijón fueron llegado José Manuel Valdés "Pitu" o Chusín Fresno. Malvárez ya andaba por Oviedo y José Manuel Arango no quiso faltar a la despedida de nuestro amigo, así como José Ángel García González, asesor y casi confidente de José Antonio y el bueno de Santiago Alfayate. Y la iglesia se llenó, pasillos y entrada exterior incluidos. más de 50 sacerdotes concelebraron con el arzobispo de Oviedo la misa funeral. Mucha emoción, por descontado, y una sorpresa final, antes de que el arzobispo despidiera la misa, el padre RoRo, como es conocido en Santo Domingo, llama a Julito Correas por megafonía para que, junto con los compañeros de la Virgen del Camino cantáramos el cántico ADIÓS MADRE DE MI VIDA. Pero Julito que no aparece. Yo estaba con Santiago Alfayate en una capilla lateral y Julito se había quedado atrás con Fresno y alguno más, taponados por tanta gente, sin poder acceder a la cabecera, donde nos estaban invitado para rodear el féretro y cantarle a José Antonio su despedida. Me adelanto solo y fueron llegado Malvárez, Arango y José Ángel, y ya los cuatro, pegados al féretro, entonamos el ADIOS MADRE DE MI VIDA. Al fondo de la iglesia, se oía cantar al grupo de Julito Correas, en un eco envolvente de delante hacia atrás, que emocionó a mucha gente. Y así despedimos al buen pJosé Antonio, siendo testigos de lo mucho que era querido en Oviedo, sabiendo que, también por mucho otros lugares, había ido regando y cosechando amigos, como lo fuimos todos nosotros.
TEJO, gracias.por tu crónica; me ha emocionado. Y es que José Antonio fue y es un auténtico MODELO y no esos nombrados "santos" a golpe de talonario....
15 comentarios:
Todo mi cariño para José Antonio, compañero y amigo BUENO, con mayúsculas. Nunca le olvidaré.
Se terminó. Solo queda rezar una oración por él y por recordarle tal como era. Una bellísima persona y un auténtico fraile dominico.
Mi pèsame a su familia y a toda la familia dominicana a la que doy Fe que la sentía como suya a pesar de los criterios que a veces mantenía en contra de su organización, funcionamiento y filosofía.
Me decía en alguna ocasión, “hermanín, todo esto me parece que no durará mucho”.
Besos al cielo.
Que DEP nuestro querido compañero y amigo Fray José Antonio.
Comparto con la comunidad dominicana mi cariño y mi sentimiento de dolor por su pérdida.
Un gran abrazo allá donde estés. Sigues vivo entre nosotros: husmeamos tus huellas en tu mirada sincera, en tu sonrisa, en tus palabras de apoyo, en el ardor de tu entrega.Tú sabes lo que nos queríamos. Hasta pronto.
No hace mucho que he estado con él y no me imaginaba este desenlace. Estos últimos años tuvimos mucho contacto. Descanse en Paz este muy querido amigo.
Mi pésame a su familia y a su comunidad parroquial y dominicana. Tenemos un nuevo intercesor que nos acompaña en nuestra tránsito por este mundo. Has sido un ejemplo de entereza y de entrega a los demás. Siempre estarás en mi memoria, querido compañero.
Todo mi cariño.
Mi ánimo y condolencias a la familia y la orden.
Muchos recuerdos y unas cuantas charlas.
Hoy prefiero recordarlo saliendo de la piscina y poniendo el albornoz antes de subir a cambiarse en la camarilla.
También mis condolencias a la "otra orden", la de los compañeros que no continuamos en la orden eclesiástica, pero que formamos "nuestra familia".
Mis condolencias a su familia, a sus amigos, que son muchos, y de forma algo más especial a la comunidad dominicana de Santo Domingo, pues ellos, tal es mi sentir y parecer, pierden una hermosa columna, por no decir una piedra angular, de la comunidad. Y cosas de la vida, hace un momento he estado dando el pésame a otra familia de amigos de Mogarraz por la muerte hace tan solo un par de horas de Paco, un mogarreño que, a sus 92 años, ha muerto con las botas puestas, pues hasta hace no mucho cultivaba sus viñas y su huerto y los frutos de este, llevándolos del huerto a casa, nunca llegaban a su destino, pues los iba repartiendo por el camino entre amigos, conocidos y vecinos. Y eso que llevaba unos años con bolsa debido a un cáncer. Mucho me ha recordado Paco a José Antonio por su laboriosidad y magnanimidad de carácter. En mi caso, tuve la fortuna de estar hablando con Paco justo una hora antes de morir, pues había ido a despedirme porque mañana regreso a Asturias. Dos hermosos candelabros para que Dios los coloque en su altar. Descansad en paz, amigos Paco y José Antonio, mientras me quedo anonadado dando gracias al cielo por haberos cruzado ambos en mi camino.
Descansa en paz José Antonio. Querido compañero y amigo, el más joven del curso. Hombre bueno y afable. Descansa en paz, lo tienes merecido.
Acompaño en los sentimientos a sus familiares y a la comunidad dominicana.
Llevo un montón de tiempo sin poder reponerme del susto. No me lo puedo creer.
Solo queda dar un abrazo a su familia y acompañarles en el dolor que esto supone.
Era una gran persona y a mi siempre me trató especialmente bien.
Lo siento muchísimo.
Gracias José Antonio por todo el cariño que nos has transmitido durante estos años
Hoy, José Antonio, va por ti mi plegaria unamuniana.
“Méteme, Padre eterno, en tu pecho, misterioso hogar. Dormiré allí, pues vengo deshecho del duro bregar”
Que así sea, amigo.
Por Oviedo, deambulando por los alrededores de la parroquia de Santo Domingo, se fueron concentrando poco a poco muchos feligreses y amigos de José Antonio. De sus antiguos compañeros yo llegué el primero, y visité la Capilla ardiente donde reposaba José Antonio, de cuerpo presente, y os sentí, amigos todos, cercanos en mi oración.
Apareció Julio Correas y sin pensarlo dos veces se dirigió a quien podía mandar algo en aquel momento para decirle que los antiguos compañeros queríamos cantarle al final de la ceremonia el "Adiós Madre de mi vida". Salió de mala uva nuestro Julito, con una negativa por respuesta. Que si ya estaba todo organizado y previsto (coro parroquial incluido) que si venía el arzobispo...
Fueron llegando Baldo y sra. Pepín Gómez y sra. Parece que estoy narrando unos "ecos de sociedad" pero no es así pues a cada llegada de uno de los nuestros se multiplicaban los abrazos, incluido el de mi cuñada, Arancha, que había estado con José Antonio felicitándolo por su cumpleaños, hacía poco. Y de Gijón fueron llegado José Manuel Valdés "Pitu" o Chusín Fresno. Malvárez ya andaba por Oviedo y José Manuel Arango no quiso faltar a la despedida de nuestro amigo, así como José Ángel García González, asesor y casi confidente de José Antonio y el bueno de Santiago Alfayate.
Y la iglesia se llenó, pasillos y entrada exterior incluidos. más de 50 sacerdotes concelebraron con el arzobispo de Oviedo la misa funeral. Mucha emoción, por descontado, y una sorpresa final, antes de que el arzobispo despidiera la misa, el padre RoRo, como es conocido en Santo Domingo, llama a Julito Correas por megafonía para que, junto con los compañeros de la Virgen del Camino cantáramos el cántico ADIÓS MADRE DE MI VIDA. Pero Julito que no aparece. Yo estaba con Santiago Alfayate en una capilla lateral y Julito se había quedado atrás con Fresno y alguno más, taponados por tanta gente, sin poder acceder a la cabecera, donde nos estaban invitado para rodear el féretro y cantarle a José Antonio su despedida.
Me adelanto solo y fueron llegado Malvárez, Arango y José Ángel, y ya los cuatro, pegados al féretro, entonamos el ADIOS MADRE DE MI VIDA. Al fondo de la iglesia, se oía cantar al grupo de Julito Correas, en un eco envolvente de delante hacia atrás, que emocionó a mucha gente.
Y así despedimos al buen pJosé Antonio, siendo testigos de lo mucho que era querido en Oviedo, sabiendo que, también por mucho otros lugares, había ido regando y cosechando amigos, como lo fuimos todos nosotros.
Siempre nos acompañará esa sonrisa
que has mantenido durante toda tu vida.
TEJO, gracias.por tu crónica; me ha emocionado. Y es que José Antonio fue y es un auténtico MODELO y no esos nombrados "santos" a golpe de talonario....
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