viernes, 16 de septiembre de 2022

CACHUELAS DE SANGRE Y MUERTE EN EL AMAZONAS (DE CARLOS JUNQUERA RUBIO)






Nuestro querido F.Pedro Rey me informa de la publicación de este libro.


Esta novela se desarrolla en paisajes selváticos y urbanos que son bien conocidos por el autor. La evangelización de la Amazonía profunda se inició en un momento que coincide con la explotación del caucho en su máximo esplendor. 


Los caucheros irrumpieron en el bosque tropical como depredadores del paisaje y atacando violentamente a las sociedades originarias, que se vieron diezmadas en pocos años.


La trama está centrada en el crimen de dos misioneros, en cómo se desarrolló la investigación hasta detener a los culpables y cómo fueron juzgados una vez trasladados a Cuzco para ser sentenciados de acuerdo con las leyes promulgadas teniendo en cuenta las normas occidentales, totalmente desconocidas para los nativos a juzgar.


El juicio se desarrolla en un ambiente extraño y los nativos no se ven como súbditos de un país, sino como gentes etiquetadas como propias de la Edad de Piedra. 


El derecho que se maneja en el desarrollo del juicio, podía ser conocido por los juristas pero no por quienes iban a ser juzgados y condenados. 


Estos aspectos son tratados de acuerdo a lo que la antropología social entiende como choque cultural. 

1 comentario:

RAMON HERNÁNDEZ MARTÍN dijo...

Carlos, bienvenida sea tu novela a esta pantalla. Lo afirma y rubrica este convertido en "llanero solitario" por mor de la "sequía reinante". ¡Claro, todo dios se ha ido a Londres! Para reflejar el argumento, tal es mi impresión, le viene como anillo al dedo el "picadillo extremeño" que lo titula. Lo digo porque esa parece ser la trama de la mezcolanza picante y dramática de culturas e intereses que la novela denuncia. Verla aquí me ha servido, cuando menos, para recordar las muchas veces que los misioneros dominicos amazónicos nos contaron en Corias las peripecias abusivas de caucheros que los traían a mal traer en su excelsa misión de civilizar y cristianizar a gentes que seguían sometidos todavía al imperio de los ecosistemas, dicho sea con el lenguaje de fray Eladio Chávarri, gentes que serían una excepción al despegue que de ellos hizo la especie homo en los albores mismos de la inteligencia, hace ahora posiblemente más de un millón de años. Pero siempre habrá esperanza mientras haya individuos valientes que denuncien los atropellos. Enhorabuena, Carlos, y que tu novela tenga la acogida que merece.

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