miércoles, 6 de octubre de 2021

El Capitán Misson y el signor Caraccioli, un dominico visionario (Por Lalo F. Mayo)

Voy a aprovechar este espacio  para contar una pequeña historia con la que me he encontrado en ese inmenso jardín que es Internet. 

Estaba yo rebuscando por ahí más datos de un tal Benito Soto Aboal, el último pirata ajusticiado en Occidente. Eso fue en 1830 y él y sus colegas fueron colgados, descuartizados y sus cuartos colgados de escarpias en los muelles de Cádiz y Gibraltar. 

En Internet encontraréis algo de esta historia, alguna incluso escrita por mí. (De este si que tengo muchísimos datos y si os interesara, le mandaría al Furriel alguna cosilla; no obstante, a un pirata-pirata no lo veo yo aquí colgado). 

Pues eso, que ahora no voy yo a hablar de Soto, sino de una pareja que aparece como nota al pie en uno de los textos hallados sobre él. Uno de estos personajes se llamaba Caraccioli, OP. Un dominico anticlerical, iconoclasta y revolucionario de finales del siglo XVII. 

El otro se llamaba Misson, y era, este sí, un pirata. Como lo poco que sé de ellos se limita a la entrada de la Wikipedia, me limito yo también a remitiros a ella y a las búsquedas que vuestra curiosidad (y tiempo libre) os animen a hacer. 

Para abrir boca, este es el inicio del texto wikipédico: "Libertalia​ o Libertatia​ es el nombre de una presunta colonia establecida en la costa norte de Madagascar, por el capitán pirata Misson y el dominico Caracciolo a finales del siglo XVII. 

De existencia discutida, se enmarca en el contexto de la piratería de los siglos XVII y XVIII, época de gran auge de corsarios y bucaneros y en la que florecieron gran número de asentamientos incontrolados de los mismos. Misson y Caraccioli habían tomado el mando del buque de guerra francés Victoire a la muerte del capitán Fourbin en combate naval en las Antillas con un buque inglés. Animados por Caraccioli, lector de la Utopía de Tomás Moro, los 200 tripulantes del barco se apropiaron de él, nombrando capitán a Misson, liberando esclavos de los barcos negreros como actividad principal. 


Los piratas tomaron la decisión de colectivizar todo el buque, sometiendo las cuestiones al Voto de la Compañía, dar un trato humanitario a los prisioneros y prohibieron el alcohol y la blasfemia; así como obligarse mutuamente al trabajo y la defensa. 

Enarbolando una bandera blanca con la leyenda "Por Dios y la Libertad", pusieron rumbo a la costa occidental de África, donde capturaron un barco negrero holandés, del que liberaron los esclavos y gran parte de ellos pasaron a formar parte de la tripulación. 

Doblaron el Cabo de Buena Esperanza y se dirigieron a la isla de Madagascar, territorio que aun no estaba reclamado por ninguna de las potencias de la época. 





Allí encontraron una bahía para desembarcar, con un buen suministro de agua, buenas tierras de labor y nativos amistosos, por lo que eligieron el lugar para fundar una colonia como base de operaciones durante sus correrías por el Océano Índico. 

Se dieron a sí mismos el nombre de Liberi y, renunciando a su nacionalidad, se juntaron sin diferencias de raza, hablando un lenguaje común, mezcla del francés, inglés, holandés, portugués y malgache nativo. 

Pusieron todo el botín en un fondo común y abolieron el dinero, ya que no tenían necesidad de él en un lugar donde todo era comunitario, convirtiéndose en granjeros y pastores." 

Salud, Lalo

5 comentarios:

Luis Carrizo dijo...

Muy curiosa e interesante historia la que nos traes hoy aquí, amigo Lalo. De Benito Soto había leído yo un capitulillo que Cela le dedicó en su libro Café de artistas y otros cuentos, y después un brillante y bien documentado e ilustrado relato tuyo (como no podía ser menos) en el periódico La Voz de Galicia, de fecha 4 de mayo de 2003.
De las andanzas del capitán Misson y el “antiguo alumno” Signor Caraccioli, enemigos declarados de los negreros, virtud que les alabo hasta la saciedad y que me hace perdonarles cualquier exceso o ingenuidad utópica, no tenía la menor noticia, y te agradezco por tanto el refrescante relato con que nos las expones.

Alguna pluma autorizada y erudita en estos asuntos (y no quiero señalar a nadie. Que lo sepas, Cicero) debería un mes de estos escribir algo en el blog acerca de la inusual multitud de herejes conspicuos y personajes atrabiliarios que ha producido la orden dominicana, empezando por el Maestro General Muño de Zamora, a quien Cicero se refirió de pasada,y con cierto mosqueo, no hace mucho en este foro; siguiendo por Giordano Bruno, Savonarola y otros tantos, y acabando por el susodicho Caraccioli. Creo que habría material para un jugoso artículo, por no decir un libro.

Y una curiosidad para terminar. Al comentar Lalo que los citados Misson y Caraccioli inventaron un idioma mezcla de otros muchos en Madagascar, me trajo a la memoria el nombre de una tenista malgache, que un día creo que mencioné yo en el blog por su exotismo y longitud (ahora me lo explico, con tantos padres). Se llamaba, y llama, la tenista, Nantenaia Ramalalaharivololona. Y la anécdota viene porque acabo de entrar en Google por conocer su cara, y una vez escrito el nombre en el buscador y tras pinchar en “Imágenes”, me aparecen multitud de fotos de la tenista, de algunas otras mujeres malgaches, y entre todas las mujeres,incomprensiblemente, una foto del amigo Baldo sentado en una mesa ante un micrófono. Nos tiene rodeados.

jmgarciavaldes#gmail.com dijo...

Nunca te acostarás sin ... tener dónde. Nunca había oído hablar de los tales Misson y Caraccioli. Interesantes personajes y pena que no hubiera habido más de tal casta. Deberían haber sido condecorados con una medalla contributiva. Los méritos son varios. Para empezar:
•leían a T. Moro.
•liberaban esclavos de los barcos negreros.
•colectivizaron todo el buque. •Instalaron el voto colectivo.
•oropicuaron el trato humanitario a los prisioneros.
•prohibieron el alcohol y la blasfemia.
•obligaron al trabajo y la defensa.
•dieron trabajo a los liberados.
¿Qué más se les puede pedir? Si fuera hoy les pediría colectivizar la energía eléctrica y poner a trabajar a los méritos ladrones.
¿Por qué no canonizar a estos tipos?
Y sí Luís, Baldo nos tiene rodeados, pero a él le van a rodear los obispos más fieles y su eternidad eterna será muy caliente.
Abrazos liberados.

Ramón Hernández Martín dijo...

¡Utopias maravillosas!,tanto como los relatos (los comentarios también son relatos) que preceden. Claro que, en hablando de utopías, quizá no se haya dado en el mundo otra como el cristianismo, en el que todo lo que no es utopía es pura secta y ramplonería. Aunque, eso sí, es difícil echarle carne a esa utopía (encarnación), razón por la que, en un intento como otro cualquiera, como por ejemplo la clericalización de Francia, te sorprenden los dos o tres mil pedófilos que no refrenaron sus instintos. Entre los españoles, valorados por lo general como mucho más calientes que los gabachos, dicen que hay muchos más. Y es que el tema de la "carne" se las trae.
En cuanto a Baldo, bien está que soñéis con él o descubráis su efigie en cualquier esquina, lo que demuestra claramente la devocion que le profesáis. A mí, por ejemplo, la obsesión valorativa me lleva a verlo en cada plato que como, advirtiéndome desde el fondo: "¡aparta algo y comparte!". Solo entonces me doy cuenta de que, manducando juntos lo compartido, es cuando celebramos en serio el memorial del evento posiblemente más trascendental de toda la historia, el del utópico más sobresaliente que parió madre, holló los caminos de este mundo y navegó por el Tiberíades sin ser pirata, pero hipnotizando peces.
Leído lo leído, tengo la impresión de que el blog recobra vida y se pone a aplaudir. ¡Aplaudamos, pues! Gracias por el rato.

Isidro Cicero dijo...

Una historia top interesante ésta que nos propone Lalo. De novela. De novela histórica Este es un género que no se ha ido nunca de nuestros horizontes literarios y que, aun sin irse, ahora vuelve con fuerza.
Me apetece leer más sobre esos dos personajes, sobre todo del antiguo alumno como dice Carrizo. Así es que, Lalo, si lo tienes a bien tenme / tennos al corriente de posibles, más que seguras, novedades. Tengo muy estudiados ya los materiales que me enviaste hace poco sobre la gran desbandá, la impreionante espantá de fsmilias malagueñas, tiroteadas, bombardeadas, cañoneadas desde barcos a lo largo de la carretera de Almería. Historia martirologio, epopeya.

Creo adivinar en lo que dice Carrizo y en cómo lo dice una especie de invitatorio indirecto dirigido a mi persona para que le meta mano a la equinoccial aventura de los dos perosonajes,tan atractivos que nos descubrió Lalo. No te digo ni que no ni que sí. Me encantaría, pero tú sabes lo que me cuesta escribir
el duro trabajo que supone, cuánto prefiero yo leer y volver a leer que lo otro.
Lo otro me consume cuando me meto a ello.
El tema es apasioante como lo es el de fray Francisco de la Cruz que tengo muy manoseado. Pero lo que sobran son temas. No hay día sin que la casualidad, la teoría de las cuerdas o mismamente la amorosa providencia no nos presente un puñado de argumentos. Pero luego viene cuando la matan a ella. Es cuando te sientas a sudar tinta para transformar ese asunto en un lenguaje que se entienda que tenga un mínimo de orden, de decoro y de estilo como decía Cicerón. Y sobre todo un poco de emoción. Si no para qué. Por lo menos, que llegue a los mínimos niveles que el posible lector se merece.

Ramón Hernández Martín dijo...

Agradezco una barbaridad a Cicero que se sincere tanto compartiendo el esfuerzo que conlleva escribir cuando habla de "sentarse a sudar tinta". Son muchos los grandes escritores que, en una sinceración ejemplar, hablan de esa misma dificultad. Solo a los charlatanes no les cuesta nada ponerse a soltar palabras por su boquita como descosidos, pero aun así no les resulta fácil convencer a su auditorio para que compren su mercancía a pesar de estar tan predispuesto. Aunque yo tengo más de charlatán de veguedades que de otra cosa (el socarrón del P. Ramírez decía del P. Constantino que lo habían nombrado "predicador general" porque solo predicaba generalidades), la verdad es que, aunque a algunos les pudiera parecer lo contrario, tampoco a mí me resulta fácil emborronar páginas sin antes desbrozar y abrir cauce a ideas cuyo alumbramiento se produce inevitablemente mediante un parto a las bravas. Pero, ¡qué sano y jugoso es aquilatar y pulir un pensamiento antes de servirlo bien sazonado en una pantalla o en una hoja de papel! Y, siendo como soy un aprendiz de escribidor o incluso un charlatán sin nada que vender, lo que me extraña es que haya cientos, o tal vez más, de seguidores de este blog que no se deciden a dejar huella en el bendito paritorio del blog para recrearse después, acariciando y viendo crecer a sus retoños. ¡Hala, ya sabéis, toca "sudar tinta" y "ponerse de parto"!

LAS TRES ENTRADAS MÁS POPULARES EN EL BLOG