viernes, 9 de julio de 2021

Y DIJO DIOS: "HÁGANSE LOS ESCOMBROS" (Por Luis Carrizo)


Enguerrand vs Iturgáiz

 

Vaya por delante que antes de decidirme a publicar estas delatadoras fotografías me lo pensé y repensé mil veces, y convoqué a capítulo a los padres definidores (que es como en el siglo llamáis al equipo de asesores), especialmente a los expertos en arte y, más especialmente todavía en derecho canónico, a causa de los mitrados que salen en las fotos, por si de su publicación pudieran derivárseme responsabilidades no digo ya terrenales y civiles, sino espirituales y escatológicas, que son más peliagudas. Solamente, pues, tras oír y sopesar sus fundamentadas opiniones, resolví sacar a la luz pública este ya adelanto que aparente plagio a Enguerrand Quarton por parte de nuestro admirado Domingo Iturgáiz. Aparente plagio –digo bien– que los definidores, curándose en sano, han ya catalogado como “particular inspiración” y calificado como mero “préstamo”. 



Enguerrand Quarton, la vierge de miséricorde de la famille Cadard (1452)


Domingo Itgurgáiz, Virgen en la Escuela Menor (Virgen del Camino-León)


Esta especie de aparición me sobrevino tras empujar la puerta del citado Enguerrand, que Cicero, como acostumbra, dejó entreabierta en su recién publicado Globo 38, y darme yo de bruces, al abrirla de par en par, con el cuadro de dicho pintor que podéis contemplar al lado del gran mosaico de Iturgáiz. A Cicero, según él mismo nos confiesa en la página 68 de su libro La Virgen del Camino, enClave de misterios, le costó descubrir que fue en la cruz que aparece en el estandarte del Noli me tangere de Giotto donde Ràfols-Casamada se “inspiró” a su vez para idear la gran cruz que preside la vidriera que creó para nuestro santuario. A mí, sin embargo, no me costó nada –como os hubiera sucedido a cualquiera de vosotros– descubrir que la virgen del cuadro del francés extiende su manto de forma casi idéntica a como lo extiende la virgen que el navarro Iturgáiz creó para la capilla de la Escuela Menor, tantas veces contemplada por nosotros, menores expatriados de nuestras madres, buscando como polluelos bajo su manto acogedor el calor y la dulzura de que vivíamos privados. Hay que reconocer, no obstante, en defensa de Cicero, que su tarea implicó una premeditada y ardua búsqueda, mientras que lo mío fue un simple encuentro impensado y fortuito.

 

Pero entremos a defender a Iturgáiz, si es que hiciera falta, que ya estamos demorándolo demasiado. Escribía Baldo, mi filósofo de cabecera (Chávarri es Dios y Baldo su profeta), en una de sus acotaciones al ya mencionado Globo 38 sobre la Mater Dolorosa de Javier Serrano, hablaba Baldo allí –venía diciendo– de los “arquetipos”, ese acervo de imágenes e ideas mostrencas que los hombres nos hemos dado para uso común, señalando muy oportunamente que la Dolorosa constituye uno de esos arquetipos o lugares comunes. Mis definidores, en el transcurso de las deliberaciones del capítulo, y a la vista de las dos fotografías, también hablaron de arquetipos, aunque algunos de ellos los llamaran “topoi” (seguramente que por adornarse), llegando a enumerar un puñado de ejemplos para ilustrarlo: la muerte igualadora, el homo viator, el carpe diem, el ubi sunt, la amada como enemiga, el mundo como teatro… A los mantos de la Virgen, bien es cierto, no los incluyeron en dicha categoría, a pesar de que los expertos en arte señalaron que en multitud de museos, iglesias y conventos pueden encontrarse cuadros con vírgenes que siguen a pies juntillas ese mismo patrón del manto extendido y cobijador. Pero –y aquí está la explicación que nos permite conceder el nihil obstat a la obra de Iturgáiz– apresurándose los definidores a significar, a renglón seguido, que los artistas no tienen ningún empacho en copiar el modelo, ya que en su escala de valores no pesa tanto la invención (ellos decían la inventio) cuanto la forma de reinterpretar y plasmar esos arquetipos en papel, piedra o madera, ateniéndose al dictado de su propia y peculiar sensibilidad. 


Y es, justamente, en este punto de los materiales utilizados por cada artista –concluimos ya por nuestra parte–, donde encontramos la sustancial y definitiva diferencia. Enguerrand, tuvo que utilizar con toda probabilidad mucha grana y púrpura carísima para pintar el carmesí de los lujosos rasos y damascos que visten esa abigarrada multitud de prelados y otras dignidades que, como piojos en costura, se acogen en su cuadro al manto de la Virgen (sin dejar, por cierto, ni un mísero hueco para el pecador aquél que oraba humildemente en el templo dándose golpes de pecho sin atreverse siquiera a levantar la vista). Iturgáiz, en su particular estilo, más acorde con su evangélico voto de pobreza, se sirvió de vulgares cascotes, haciendo verdaderas las palabras del salmo: “las piedras que desecharon los arquitectos…”, con las que tantas veces se encontró al rezar el breviario. 

 

Ese trabajar con desechos siempre me pareció a mí un mérito añadido a la siempre admirable labor creativa del artista, pues componer un cuadro utilizando panes de oro o valiéndose de esmaltes y pedrerías, se me antoja, con todos los respetos para orfebres, esmaltadores o lapidarios, más fácil, o al menos más lucido, que hacerlo con escombros, como lo hacía Domingo Iturgáiz. 

 

Me parece, además, una labor más semejante a la de Dios, que también hizo el mundo con restos y ruinas; pues, a partir del Big Bang, si te paras a pensarlo, todo esto que pomposamente llamamos Universo no pasa de ser una inmensa escombrera.

 

 

 Luis Carrizo

Alicante 4 de julio de 2021



 

 

24 comentarios:

BALDO dijo...

¡Qué bien escribes, canalla! ¡Con qué frescura!¡Quien pudiera!

Ramón Hernández Martín dijo...

Luis, por lo que dice Baldo, tú no eres precisamente una "escombrera". Gracias por compartir. Estos bellísimos cuadros y vidrieras, fíjate si seré zafio y romo, me recuerdan las gallinas recién superada la calentura y la incubación, con sus polluelos por las calles de mi pueblo cuando yo era niño. Es más, y desde luego más pertinente al caso, también me recuerdan las muchas veces que vi al gran escultor y pintor mogarreño, Florencio Maíllo (el de las "caras" de Mogarraz), recogiendo trastos de las escombreras de la Peña de la Cabra, soberbio mirador serrano situado en el mejor paseo mogarreño, para montar la sorprendente exposición que, si mal no recuerdo, tituló "identidades" o algo parecido y que expuso con gran éxito en las antiguas porquerizas del convento de San Esteban, convertidas en una esplendorosa sala de arte. A fin de cuentas, entre esas vírgenes de "la misericordia" y la nuestra más propia, la de la Virgen del Camino, solo media la pequeña diferencia o el fácil esfuerzo mental de convertir los brazos en el manto que cobija o el manto protector en brazos que acarician. Feliz día, aderezado de "gracias".

Luis Carrizo dijo...

Efectivamente, Ramón, ese ademán de la Virgen recuerda mucho a las gallinas cuando ahuecan las alas en actitud protectora con sus pollitos. Si esa asociación es de zafios y romos como tú dices, ya somos dos en la cofradía de los susodichos. Los que seguro que no asociarán ese gesto de la Virgen con la actitud de las gallinas son la inmensa mayoría de los niños urbanitas. Y de lo del palo del gallinero ya ni hablamos.
Yo no sabía que en San Esteban existían unas antiguas porquerizas.

Luis Carrizo dijo...

Gracias, Baldo, por tus cumplidos. La gente sabe que eres mi amigo.

jmgarciavaldes#gmail.com dijo...

A ver si va a ser verdad lo que decía D. Baldo: el blog lo cierran los que escriben, los que escriben bien, claro. Tenemos algunos, contados ejemplos, cito a Luís porque éste es su portillo, pero hay otros más. Convendría distinguir entre escritores y escribientes; los primeros como que acojonan a los segundos; queremos estar a la altura y no llegamos. Estoy seguro que hay muchos mas escritores agazapados, en la sombra, que saldrán del armario y nos sorprenderán. Conozco varios. En la Aldeona se dice: "al platu vendrás arbeyu". Yo digo: Al blog vendréis escritores".
Apuntazme al club de lis paletos que vemos en el arte reflejada la naturaleza. Sí, yo he visto muchas gallinas con "pitinos" y así se ahuecan para cobijar a los suyos. Tal podría ser la imagen de aquella virgen que contemplaba cómo nos confesaba el P. Ricardo.
Escritores que escribís, cuidado cómo lo hacéis,
no sea que acobardéis
a los que imitaros intentan.
Voy a ver si la pita trae "guevu". Dejad que la imaginación vuele.
Abrazaos mientras podáis. Ah, y escribid, sé que Baldo lo VALORA mucho y desde perspectivas distintas.

BALDO dijo...

Aunque no lo esperabas, Luisín, no vas a librarte de alguna apostilla mía.

1. En el sistema filosófico del «divino» Chávarri no es posible hablar de lo «subjetivo» y de lo «objetivo» porque las relaciones valorativas o, lo que es lo mismo, los valores y los contravalores están constituidos por las vitalidades humanas (lo subjetivo) y por los seres (lo objetivo). Ambos existen en mutua implicación, es decir, que el valor «sabor de las paellas que tú haces» es el resultado de la conjunción del gusto de los comensales (a ser posible, que sean pocos, para que toquemos a más) y de entes (objetivo) que llamamos ingredientes. Ambos se implican mutuamente: el sabor y disfrute (lo subjetivo) es específico de estos ingredientes (lo objetivo) y estos son considerados como tales porque existen vitalidades apropiadas que los «valoran» La «nietina» pequeña que ahora tienes en casa no capta la entidad de esos entes (arroz, verduras, carne) como «ingredientes» de la paella. Quizás sí como entes lúdicos. Prueba a darle un puñado de granos y verás con qué fruición los tira al aire. Así pues, hay que descartar de una vez por todas (al menos para un seguidor del sistema del navarrico) lo que en siglo pasado y en el actual es una tendencia generalizada a otorgar al «objeto» la estabilidad, la consistencia, lo duradero y fuerte de la relación, de manera que la seguridad cognitiva suele concentrarse en lo objetivo, que pasa a cobrar acentos de veneración mística. Lo «subjetivo» en cambio, es estimado como lo inestable, lo inconsistente, lo perecedero, lo débil, lo inseguro y, en definitiva, como un contravalor. Todo esto viene a lo de «amigo» que con toda justicia me atribuyes, para minusvalorar mi ponderación de tu escrito, porque es algo «subjetivo» ¿Quién crees que valora más acertadamente tu texto, el amigo o el enemigo envidioso y resentido? Estoy encantado con seguir siendo el «profeta» del «divino» Eladio. Pero recuerda que los profetas no fueron nunca bien recibidos en su patria y a muchos de ellos les cortaron las gorjas.

2. El negrero de Domingo Iturgáiz (que era incansable en el trabajo) me tuvo a mí, no por su profeta –para lo que me faltaban vitalidades y equipamiento artísticos–, sino como su «machaca» En un cuarto que había en el garage (lo escribo con «g» en honor a Bladine), había una sierra de cortar mármoles y allí me pasé cientos de recreos serrando las piezas para después confeccionar los mosaicos. Cuando hicimos el mosaico de la capilla de la escuela mayor, Iturgáiz me encargó el portillo de la copa de Judas con una moneda en el medio espetándome estas palabras: «Tú, Baldomero, que nos vas a traicionar y te vas a salir, haz la de Judas». Pablo Javier hizo la copa de Jesús, como no podía ser de otra manera. Con mi querido Domingo recorrí las marmolerías de León en busca de recortes y anduvimos en varias ocasiones por la orilla del Bernesga recogiendo guijarros o cantos. Pero lo hacía más contento que unas pascuas, porque, mientras vosotros estabais en el estudio, yo me libraba de algún capón del inspector de turno o de ser invitado a confesar con el P. Sama o de tener que pedir permiso para ir «a mayores», si algún retortijón me sobrevenía de repente. Entre los matorrales del río, las piedras eran el papel higiénico que se usaba.

BALDO (y 2) dijo...


3. Y no podía faltar la apostilla teológica. Me viene a la mente el texto de Isaías 6, 1–3, del que se han tomado los tres primeros versos del «sanctus» de la misa romana. El primero de esos versículos dice de Dios: «la orla de su manto llenaba el templo». O sea, que solo la orla de su manto ya llenaba el lugar privilegiado del encuentro con Dios: el Templo de Jerusalén. A Dios le sobraba manto para cubrir millones de hectáreas más, quizás se refiere a todo el universo. El manto protector de Yahvé es universal, el manto protector («salvador») de Jesús el Cristo también es universal y, sin embargo, a Mirian de Nazaret se le encarga de la protección de los chiringuitos particulares: los papas, cardenales y «avisperinos» mitrados, en el de Enguerrand Quarton, la vierge de miséricorde de la famille Cadard (1452): los dominicos y dominicas en el de Domingo Iturgáiz. No dudéis de que Rouco tiene en su mansión madrileña uno en el que debajo del manto protector de María está solo él. Tampoco las tengo todas conmigo con que el nuevo «avisperino» de León, Luis Ángel de las Heras Berzal, claretiano, no haya hecho lo mismo que Rouco, porque es un personaje de cuidado. Debería poner a la entrada de su residencia leonesa el cartel, no de «cave canem» (cuidado con el perro), sino el de «cave lupum». Si Josemari me lo permite, le dedicaré una «malvenida» en este blog para que mis paisanos leoneses sepan el lobo que les han mandado para que cuide de las ovejas. Conozco perfectamente sus malas obras y su actitud agresiva y cínica en la expulsión –sin que mediara ningún proceso canónico– de tres monjas dominicas de clausura de su monasterio de Vivero (Lugo). Tengo como primer apoyo de todo lo que diré la Resolución del tribunal supremo eclesiástico de la Signatura Apostólica en la que anula las actuaciones de este señor y de otros dos «abusadores» como son el que fuera vicario general de la diócesis de Mondoñedo–Ferrol, Antonio Rodríguez Basanta y del Secretario del ministerio vaticano de Religiosos, el arzobispo franciscano José Rodríguez Carballo. Aunque, como era de esperar, estos «abusadores de su poder», no han sido castigados, porque entre «amigos» eso no lo van a hacer los jerarcas vaticanos. Pero con este inciso, he cortado el hilo de lo que venía diciendo: que apropiarse del manto protector de María –al margen de que tal función sea teológicamente más que discutible– es un error de mucho calado. En el banquete celestial, donde correrá un vino de altísima calidad, a decir de los textos sagrados, estarán en primer lugar las putas («os precederán en el Reino»), los huérfanos, las viudas, los extranjeros o inmigrantes, los lisiados, los leprosos, los encarcelados (Mt 25, 35 y ss); en definitiva, los excluidos. Si los jerarcas eclesiásticos están –que ya se verá– no creo que puedan ni cruzar el umbral de donde se celebre ese banquete. Quedarán a la puerta, como el pobre Lázaro de la parábola. A ver si Javier Serrano pinta a María cobijando sobre su manto a estos indigentes. Así sea.

Isidro Cicero dijo...

He escrito un comentario que el sistema no me permite publicar.
¿Qué debo hacer?

Lalo dijo...

Arrepentirte, decir los pecados al confesor y cumplir la penitencia.
Luego, apaga y enciende, y vuelve a intentarlo.
Y si no funciona, envíale el texto al Furriel por correo electrónico.

Siempre es igual.

Isidro Cicero dijo...

Hice anoche ya todo lo que me indicas incluido recurrir al Furriel. Bueno, quizá me falte lo de arrepentirme.

BALDO dijo...

Cobija bajo su manto

Anónimo dijo...

Cicero: mira a ver si debajo del cuadro de texto te aparece este mensaje: "Tu HTML no es aceptable: Debe contener como máximo 4.096 caracteres". Si es así, debes trocear -que no destrozar- el texto y enviar cada trozo por separado en entradas sucesivas. Pero el consejo de Lalo Mayo es mucho más eficaz: haz propósito de la enmienda, que, si no, estás perdido

Isidro Cicero dijo...

Anónimo, lo que comentas es exactamente lo que me ocurre. En ahora estoy de recados, pero cuanto tenga un rato troceo y envío. He ensayado la vía laliana, que por esta única vez, no me ha dado resultados. Siempre ha sido la vía de la eficacia.



Isidro Cicero dijo...

Vaya por dios, he metido la pata por impaciente y por ignorante. Siento haberme precipitado, José Mari, pero seguí las instrucciones de Anónimo y conseguí desatascar la publicacion sin comprobar que ya me habias desatascado tú con la habitual condescendencia. Gracias, perdona y borra lo que sobre.

BALDO dijo...

Ese «Anónimo» soy yo. Puse el «sin-nombre» por si me equivocaba y mostraba públicamente mis desvergüenzas informáticas. Ahora que mi indicación ha sido la solución, quiero apuntarme el tanto para ponerlo en el currículo. Nunca se sabe lo que uno puede necesitar para medrar.

Isidro Cicero dijo...

Pues muchas gracias, Baldo, por la ayuda. Me dice Josemari que no va a quitar de aquí la difragmentación de mis laudes a Carrizo, (bien se los merece el artículo al que nosotros estamos haciendo referencia),hasta que no muestre yo un total arrepentimiento. Para mi que la goza con mis equivocaciones, como si yo fuera de Casorvida y pkr consiguiente, no me confundiera nunca.

Luis Carrizo dijo...

Es verdad, Baldo, que fuiste un insigne ayudante de Iturgáiz, y ha sido muy perninente que lo hayas recordado. Hace algún tiempo descubrí yo en un vídeo que colgó Cortés lo laboriosísimo que resulta el trabajo físico (no hablo ya del intelectual) de construir una vidriera. Lo de recoger cascotes y partir trozos de mármol debe ser ya de aurora boreal. Un día que te liberes de tus heréticas especulaciones podrías hablarnos de tus recuerdos "al respective".
Te decía lo de heréticas especulaciones porque ya veo como vas poniéndote la venda antes de recibir la herida, allí donde dices "nadie es profeta en su tierra" y expones tus temores de ser apedreado. No se me ocurre mejor solución que instarte a abandonar, al menos por un tiempo, esas confusas teorías, o bien irte a vivir a la Aldea Global donde por definición serás bien recibido, si nos atenemos a las palabras de un amigo que yo tuve, y del que algunas veces te he hablado, y que hablaba el español medio tono desafinado. Él decía (completamente en serio, claro): "nadie es profano en su tierra".

Francisco Javier Cirauqui Armendariz dijo...

Luis Carrizo, he leído con verdadera satisfacción e interés tu entrada: Y dijo Dios: "Háganse los escombros". Creo que me he pasado, espero que no te canse mi largo comentario-
Yo, como tú, abrí la puerta de Enquerrand, y dentro de sus pocas pinturas a él atribuidas, me encontré con esta Virgen de la Misericordia, que acoge en su manto a toda la familia Gadard y otros orantes engalanados, acompañados de San Juan Bautista y San Juan Evangelista.
Por simple curiosidad he seguido buscando otras representaciones de la Virgen de la Misericordia Misericordia y me encuentro con una larga lista de ellas, a través del tiempo.
Yo creo que Domingo Iturgaiz tenía muchas opciones que tomar y realizó una verdadera recreación de todas ellas recreación de todas ellas y las deconstruyó y sintetizó en el altar de la Escuela Menor.
Ya en la antigüedad el emperador romano, Trajano acuñaba sus monedas (aurus) con su imagen bajo el manto de Júpiter para sentirse protegido, "pietas" romana. Ya en la Edad Media estas imágenes eran habituales como protección contra la peste, bajo el amparo de María. En el Cister se utilizaban para poner a la orden bajo la protección de María. Los monjes blancos abandonaron estas representaciones y con la aparición de las órdenes mendicantes se incrementaron estas representaciones de la Virgen de la Misericordia, donde se veían miembros de franciscanos y dominicos bajo el manto de María, ya en 1300 Duccio pinta la Madonna dei Franciscani. En 1320 Lippo de Siena y Simone Martini representan con los fieles orantes bajo sus amplios y coloridos mantos y rodeados de ángeles que los sostienen, no solo miembros de las órdenes sino de otros orantes y hasta del juicio final. Bartolo Fredi nos muestra una Madonna en la que bajo su manto una multitud de orantes de todas las especies y clase que se apiñan, permítaseme la expresión, "como piojos en costura".
Ya en el 1424 encontramos una Madonna de la Misericordia cobijando bajo su manto a un grupo de fraileses dominicos, Misal 558, fol. 156, Museo de San Marcos de Florencia, con una toca azul que recuerda los colores del mosaico de la Escuela Menor y dado la admiración que sentía Iturgaiz por el Angélico, parece lógico que se hubiera inspirado en alguna de sus obras. Escribió varios estudios sobre Fray Angélico y creo un colectivo de pintura en Pamplona, denominado Beato Angélico, que el día de su exposición conjunta con Iribertegui acudieron a verla...

Isidro Cicero dijo...

Muy importante esta aportación tuya, Cirauqui. Nos prooporcionas un recorrido histórico sobre las representaciones del cielo protector sobre grupos homogéneos de humanos y familias, que culminan en nuestra capilla de los Menores. Me ha itresado mucho tu enumeración desde las cecas de Trajano hastas las mecas de Florencia, pasando por la cartelería cisterciense, las de franciscos y domingos, Duccio, Lippo di Siena, Simone Martini y Bartolo Fredi. Son puertas que tú nos dejas abiertas para que los que te leemos las empujemos hacia adentro, siguiendo la expresión de Luis Carrizo. Yo lo iré haciendo poco a poco, te lo aseguro. Por cierto, hay también una "misericordia" espectacular en Sevilla, de Zurbarán, y yo juraría haber visto una Isis desplegando un manto de estrellas en algún sitio que ahora me resuulta imposible localizar.
Carrizo focalizó estos patrocinios celestes en dos protectoras, la de Enguerrand y la de Iturgáiz, pero dejó apuntada, sin detallarla, la existencia de ese amplio listado que tú enumeras. "En multitud de museos, iglesias y conventos pueden encontrarse cuadros con vírgenes que siguen a pies juntillas ese mismo patrón del manto extendido y cobijador".
Tú, Cirauqui, has facilitado la curiosidad de cada cual, poniendo nombre a esos artistas que han seguido el mismo patrón.
Otra puerta que entornas es la existencia de publicaciones de Domingo Iturgáiz sobre la obra de fra Angelico. Mira, esta puerta sí la abriría yo de inmediato con todas las ganas. Yo soy muy devoto de Angelico, que, según Juan Ramon Jiménez, se ponía de rodillas para pintar el cielo. El cielo protector.

Francisco Javier Cirauqui Armendariz dijo...

...Continúo la entrada sobre "Y dijo Dios: Háganse los escombros" Sigo: En 1432 Enguerrand Quarton, de la Corte de Avignon, pinta el Retablo Cadard con la Virgen de la Misericordia, protegiendo a orantes y familia bajo su manto, sosteniéndolo con sus manos. La verdad es que la posición es semejante a la de la Virgen de Domingo Iturgaiz, pero su estilo es gótico flamenco, hierático e inexpresivo. Después de esta pintura me apetece hablar de otras como la de Piero della Francesca (1445-1462) Madonna de la Misericordia, de muy bella factura. Estas Misericordias fueron poco a poco desapareciendo en el Renacimiento y dieron paso a las palas o retablos de la Virgen con donantes y otros protectores como en Venecia, Florencia, Roma, Milán...
Ya como final a esta lista, me gustaría recordar dos obras posteriores, la de Alejo Fernández, Virgen de los Navegantes o Mareantes, para el altar de la Casa de Contratación de Indias de Sevilla, (1531-1536), como protectora de la Flota de la Conquista de América, que figura abajo y cabe el manto de la Virgen acoge devotos y orantes que son retratos de personajes que emprendieron la Conquista de América como Colón.
Y para terminar, una obra que siempre me ha impactado por su belleza, La Virgen de la Misericordia o de Los Cartujos de Zurbarán, que acoge bajo su amplio manto, sostenido por dos ángeles, a la comunidad de los cartujos apoyando suavísimamente las manos sobre las cabezas de dos de ellos, resulta de una extraordinaria delicadeza y de un sutilísimo acorde cromático.
En todas estas Vírgenes de Misericordia podemos ver aquellas que sostienen el manto con sus propias manos y otras en los que es sostenido por dos ángeles o más, con los devotos debajo de él, en oración, generalmente nobles, clérigos, obispos, frailes y demás especies, poca gente del pueblo llano, pobre, necesitada, había que tener dinero, influencias, prerrogativas para poder colarse, acogerse y ampararse bajo el manto de la Virgen.
En esta Virgen de la Escuela Menor, la Virgen como en la de Cardard y otras como la Virgen de los Mareantes y la del Beato Angélico se recogen el manto con sus manos. Los rostros son hieráticos, inexpresivos, angulosos, muy de acuerdo con la dificultad del manejo de los mosaicos. Lo primero que tengo que decir es que pocas veces contemplé esta Virgen de la Misericordia de la Escuela Menor, ya que de Villava directamente a la Escuela Mayor y siempre contemplé el rostro impasible de Jesucristo en su Última Cena, de colores ocres y casi románico Pantocrator.
Estas Vírgenes de la Misericordia, representan a la Madre María, como dice la Salve: "Salve Regina Mater Misericordiae que nos acoge bajo su manto a sus hijos, como las gallinas cluecas bajo sus alas a los polluelos. Estos mantos de la Virgen, se me parecen a las faldas
de las mujeres iberoamericanas, que el pueblo llama "polleras". "Miralá como viene, miralá como va con la pollera colorá, en este caso azulá".

Luis Carrizo dijo...

Muy interesante tu extensa y enriquecedora relación de Vírgenes de la Misericordia, amigo Cirauqui. Peca de interesante y bien fundamentada, si es que eso es pecar, pero en absoluto de larga.
Abundo en lo que añade Cicero, y me voy a entretener en mirar en internet todas esas preciosidades que citáis.

Francisco Javier Cirauqui Armendariz dijo...

...Sigue...
Desde muy niño como vecino de Burlada, limítrofe de Villava, conocí a Domingo Iturgaiz y sentí una profunda admiración por él, contemplé con deleite sus obras en el Colegio y en el Santuario. Yo no tuve la suerte, como dice Baldo, de formar parte de esos negros, que ayudaron, con mucho esfuerzo, a levantar tan maravillosas obras. Me seduce la idea de ir a buscar piezas de mármol y otros posibles materiales entre los escombros y ensamblarlos y hacerlos arte sobre la pared. Me imagino que los primeros mosaicos se elaboraban con mármoles y piedras de deshecho, irregulares y deformes, pero después el mosaico generó una industria tan poderosa que existían grandes distribuidoras de teselas, que se comerciaban por todo el mundo.
He visto todas las exposiciones de Domingo Iturgaiz en Navarra, recuerdo una de 1984 y la última, la que se hizo en el Condestable, junto a la obra de Iribertegui, de la que hice una crónica en verso.
Considero a Domingo Iturgaiz como uno de los más grandes artistas de Navarra y España. Recuerdo con mucho cariño los dos viajes que hicimos a la Virgen del Camino con su primo y tocayo Domingo Iturgaiz, desgranando recuerdos de su vida.
Entre varias obras de Domingo, me vienen a la memoria unos pequeños bodegones, paisajes y abstracciones siderales realizados con cantos rodados, como aquellos que formaban las playas de las riberas del Arga y el Ulzama. De hecho las calles de Burlada y el portal de la casa donde vivió mi madre estaban empedrados con dibujos de cantos rodados.
Gracias Carrizo por este bello: "Háganse los escombros"

Al final este comentario ha salido por entrega y a destiempo por problemas técnicos.

Francisco Javier Cirauqui Armendariz dijo...

Isidro, al ver el comentario de Carrillo, empezaron a venirme imágenes de Vírgenes de la Misericordia, muchas de ellas bellísimas y empecé a trastear en Internet y descubrí su significado y su interés. Como mi escrito ha ido por entregas, por cuestiones de pericia, te adelantaste y aún tenía muchas más, entre ellas la Virgen de los Cartujos de Zurbarán.
Como a ti siempre me ha interesado el Beato Angélico y también he admirado desde niño a Domingo Iturgaiz. Un fuerte abrazo. Javier

Francisco Javier Cirauqui Armendariz dijo...

Luis, tu escrito me dio pie a estudiar y ver este tema de las Vírgenes de Misericordia a través de los tiempos y hacer hincapié en Domingo Iturgaiz, al que admiro y le gustaba mucho este tema y el Beato Angélico. Mi comentario ha sido un poco accidentado, pues ha sido por entregas, ya que este sistema no me permitía escribirlo entero, por largo. Un fuerte abrazo, Javier.

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