Buenos días, Josemari
Tú, que tan buenas noticias nos das de continuo, de vez en cuando nos comunicas algunas muy tristes, como la que te doy yo ahora. Ayer murió en Costa Rica, du destino desde hace muchísimos años, Amando Robles, que por ser mi amigo y compañero de curso, desde Corias, junto con Gegorio Barreales, no me acostumbro a llamarle Padre Amando Robles O.P. Él y Goyo fueron siempre mis mejores amigos, los únicos con los que tuve contacto de entre los que ingreamos en Corias en 1955. A Goyo sí lo conociste, en la casa de Bernardo, con tu hijo Alberto, en Villaturiel, pero no sé si llegaste a conocer a Amando. Él fue siempre "el mejor" de nuestro curso, y acabó siendo un teólogo de fuste, de una renovación en cuando al concepto de la religiosidad que si así lo hubiera publicado siglos antes se las hubiera tenido que hacer el paseíllo vestido de "sanbenito" hasta una señora llamada Hoguera. Pero ha dejado una huella profunda y benéfica entre quienes fueron sus alumnos en la Universidad Nacional de Costa Rica, como así lo manifiestan los comentarios que siguen a la noticia de su muerte en Facebook, que te adjunto.
Fueron muchos los años intermedios en que no nos vimos, pero nos conjuramos para coincidir los tres, Amando, Goyo y yo, en el verano de 2006. Fueron unos días gozosos, por no decir gloriosos: tres avanzados en edad recordando y reviviendo las cosas, las vidas, hasta las canciones que nos hermanaron de niños. Hasta subimos a La Virgen y tras besar el manto de la Patrona entonamos los tres su himno (el antiguo, que el nuevo no lo sabíamos), con verdadera emoción y con el asombro de las pocas personas que estaban en el templo. Y visitamos los pasillos, las aulas, los dormitorios, las capillas, de nuestro antiguo colegio, ya todo desbaratado y en obras, hasta comimos cerezas de los árboles que quedaban en pie alrededor del edificio. Y lo celebramos después con un bacalao al ajo arriero en el bar-bodega de mi pueblo, que por tantas cosas (unas justas, las otras no buenas) se ha convertido en famoso en toda la provincia, sin que faltara -faltaría más- el buen prieto picudo de mi tierra.
Te adjunto una foto en la que estamos los tres, en el patio de su casa de Barrillos del Curueño, a donde fuimos después, tras visitar el centro cultural de Cerezales del Condado, de tu admirado y querido don Antonino Fernández.
Y te adjunto también la esquela que me han mandado de mi queridísimo Amando.
Te lo digo esto a ti, tan cercano a mí y a todo lo relacionado con los dominicos, aunque sea de alguien que nunca se asomó a tu prodigioso blog, aunque bien sabía de él y lo alababa.
Un fuerte abrazo,
Maxi Trapero
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