sábado, 28 de diciembre de 2024

DERRIBAR, DEMOLER

 Siento informaros de tan inesperada y cruel noticia.

Ya han empezado, por las brigadas de operarios de la Dirección General de Bellas Artes,  los primeros trabajos de desmontaje y desmantelamiento de lo que ha sido nuestro Santuario de la Virgen del Camino.

Las últimas noticias, ya confirmadas y muy mal recibidas en León, es que tienen en estudio su traslado y reubicación en  Valladolid.

¡¡Quién nos lo iba a decir!!




jueves, 26 de diciembre de 2024

Traer, no... llevad (por Pedro G. Trapiello)




Pedro García Trapiello

22.12.2024 | 03:30

 DIARIO DE LE´ÒN Actualizado: 

Quieren hoy los guajes que Papá Noel les traiga la rebimba en Nochebuena para empezar la vacación... y para acabarla, que vengan también con la releche regalina y juguetera los Reyes Majos, pero qué majos. Y así, muy españolamente, al menos siguen nuestros Reyes con su buen cacho en el negocio, en la memoria y la costumbre identitaria. Hay feria para todos. Que rabien y aprendan todas las naciones donde sólo tienen una noche navideña para regalitos y chantajitos (el chantaje amable es la cara oculta de las cositas que nos regalamos en el tráfico humano). En España, sólo en España, la Navidad tiene dos trenes de mercancías, dos noches ladronas en las que hay que regalar al menos un poco, algo más que el año pasado por norma y un mucho o muchísimo el que pueda o quiera darse el pisto dejando atrás caras de envidia y pelo en las gateras de la cuenta de crédito.

Y sus secuelas. Entre Santaclaus y los tres Magos ¿cuánta morralla se nos mete en casa estos días?... Ya andan todos preguntándose qué traerán este año Papá Noel y/o los Reyes... y claro que traerán, siempre trayendo y trayendo. Algún año podrían dejar de traer, ¡un respiro, por favor!... Es urgente inventar unos Magos o un Santa que en vez de traer se dediquen a llevar, a llevarse cosas de aquí... sí, de este mundo y de esta vida perra y del emperrado país y de la ciudad y de nuestra casa... que se lleven algo de lo tantísimo que sobra, y que por sobrar, estorba, y por estorbar, nos hace vivir entelarados, que es como se llama en cazurrés al andar entre telares, entendiéndose aquí por telar un lío, un apaño, un corralín hecho con cuatro puntas, un mal arreglo, un negocio tuerto... Lo veo claro: en una noche navideña sin concretar, entra en las casas un Antisantaclaus o un Antirreyes y mete en su saco lo que ve o cree sobrante y se lo lleva, desaparece al fin aquel revistero lacado del sofá, los juguetes que atoran el cuarto de las guajas, un exprimidor de diseño, el jueguito de café de la tía Rolindes, el horrible abanico gigante de la pared del salón, el patinete del modorro mayor... Naturalmente, los Antirreyes también son los padres. Pero lo será igual quien quiera.

martes, 24 de diciembre de 2024

feliz NOCHE BUENA

 Os lo deseamos de corazón este furriel  junto a mi hijo Alberto, el mejor regalo de NAVIDAD, él dice que es nuestro ángel de la guarda.





domingo, 22 de diciembre de 2024

MAXI TRAPERO NOS FELICITA LA NAVIDAD

A la tradicional y vieja costumbre de felicitar las Navidades, añado para vosotros una muy original felicitación que forma parte también de esas mis memorias. Se trata de un canto “a lo divino” de los poetas populares chilenos centrado en el Nacimiento, y del que yo digo maravillas en mi libro Religiosidad popular en verso. Y a la vez que transcribo el texto del cántico, adjunto la versión cantada entre dos poetas al ritmo de la guitarra. El sonido no es de estudio, pero vale más que si lo fuera, porque es auténtico y sin ensayos.




 
Se trata de un verso que consta de una redondilla tomada de la tradición, de las cuatro décimas glosatorias de los versos de esa redondilla y de una décima final de despedida, que, a su vez, concluye con otra redondilla tradicional. Es necesario fijarse en la glosa que hace cada décima de cada uno de los versos de la redondilla. Se titula “El reino del Mesías, reino de paz y universal” y está basado en un episodio del Libro de Isaías (11, 6-9), que reproduzco aquí. Dice así:
 
Habitará el lobo con el cordero, y el leopardo se acostará con el cabrito, y comerán juntos el becerro y el león, y un niño pequeño los pastoreará. La vaca pacerá con la osa, y las crías de ambas se echarán juntas, y el león, como el buey, comerá paja. El niño de teta jugará junto a la hura del áspid, y el recién destetado meterá la mano en la caverna del basilisco. No habrá ya más daño ni destrucción en todo mi monte santo, porque estará llena la tierra del conocimiento de Yavé, como llenan las aguas el mar.
 
Y el verso del canto a lo divino chileno lo poetiza de la siguiente manera:
 
               Como amigos dormirán
el lobo con el cordero,
el puma con el ternero
como niños jugarán.
 
            1
            Según dicen que Isaías
            a su pueblo le advirtió
            que Jesús hijo de Dios
            a la tierra ya venía.
            Un retoño florecía
            de la estirpe de Abraham,
            será el vino, el nuevo pan
            del trigo de los potreros,
            y el cóndor con el jilguero
            como amigos dormirán.
 
                        2
            El tigre con el cabrito
            echados los dos están,
            y no me lo creerán
            los pastorea un Niñito.
            Siendo pobre él es bendito,
            será el Dios verdadero
            que enclavado en un madero
            lo veremos expirar
            y un día verán jugar
            el lobo con el cordero.
 
                        3
            Este santo Redentor
            ha de mostrar su estandarte
            y vendrán de todas partes
            a oír su canto de amor.
                           Sanará todo dolor,
            abrirá nuevos senderos,
            juntará los herederos
            con los hijos de David,
            juntos van a convivir
            el puma con el ternero.
 
                        4
            Con el soplo de su boca
            herirá el Niño al tirano,
            el cetro que está en su mano
            será firme como roca.
            No será victoria poca
            para que se cumpla el plan,
            la negra culpa de Adán
            terminará de un repente,
            las naciones y las gentes
            como niños jugarán.
 
                                    Despedida
                        No será por apariencia
                        que a los pueblos juzgará,
                        a todos escuchará
                        antes de dar la sentencia.
                        Dará premio a la inocencia
                        y también al que proclama:
                        del tronco nació la rama
                        y de la rama la flor
                        de Ana nació María
                        y de María el Señor.

           
            ¡No me digan que no es más hermoso el relato en verso del canto a lo divino de Chile que la prosa de la Biblia! ¡Qué forma de poetizar un relato precedente, sin quitarle nada de su argumento, pero llenándolo de poesía! Y eso que aquí solo podemos leerlo, por lo que los comentarios que sobre él quieran hacerse no serán sino un pálido reflejo del valor que el poema tiene cuando se le oye cantar, pues esa es su verdadera naturaleza: un texto para ser cantado, no para ser leído. Al oírlo cantar se comprobará cómo la música pone el ritmo perfecto al mensaje que el texto transmite, y cómo el sentido final del verso no se alcanza sino cuando se canta, pues deja en el alma una paz interior, una mansedumbre tal que no puede ser calificada más que de ternura. Y esa es, a mi entender, la idea total del verso: el reino que viene a instaurar el Niño nacido en Belén no es sino un reino de ternura, de inocencia: las naciones y las gentes “como niños jugarán”. Es un poema hecho sobre la base de las oposiciones, de las antonimias semánticas, procedimiento que remarca la idea central de la ternura. Empieza por identificar al Mesías con “el nuevo pan del trigo de los potreros”, una imagen que los campesinos de Chile comprenderán al pie de la letra (los prados destinados al pasto de los animales), más allá del valor metafórico y teológico que los comentaristas queramos darle. Y se juntarán en armonía los animales que la naturaleza hizo antagónicos: el cóndor con el jilguero, el tigre con el cabrito, el lobo con el cordero, el puma con el ternero..., y a todos los pastorea “un niñito”. No será el nuevo Mesías un rey justiciero, sino que traerá “un canto de amor”, y “sanará todo dolor”, y “abrirá nuevos senderos”. Viene para estar al lado de los débiles, de los sencillos hombres del campo, y le bastará “el soplo de su boca” para derribar al tirano.
 
Y ahora sí: “Feliz Navidad y próspero Año Nuevo”.
Un fuerte abrazo,

Maxi Trapero

nota del Furriel.- Recordad que tenéis en la portada del blog el enlace al libro de Maxi RELIGIOSIDAD POPULAR EN VERSO.

domingo, 8 de diciembre de 2024

SUB HIS FIGURIS

Por ISIDRO CICERO

 

I. QUÉ ESCONDE EL PELÍCANO EN LA BOLSA DEBAJO DEL PICO

Ye un aráu o ye un pingüín, la figura. Qué vaó, ye un pilícanu. Un pilícanu, y un pilícanuó qué ye. Había una canción medieval, todavía la hay, lectores de mi edad muy queridos, acuérdate: “quae sub his figuris vere latitas”, chino para otra gente, costumbres nuestras. Aquellas comuniones generales, acuérdate. Llegábamos hasta el copón en filas absolutas, primero vaciábamos un banco, nadie se quedaba atrás, después el siguiente. Las miradas en el suelo, modestas; los brazos cruzados, recogimiento. Abríamos la boca, de rodillas. Por el rito siro-malabar van hacia el copón con las manos juntas, suplicantes y vuelven igual. Sonaba, entretanto, el armonio. 




La canción que digo tiene siete estrofas, no creo que cantáramos las siete, igual sí. Tampoco puedo asegurar que los bancos se vaciaran al completo, puede que algún interno se quedara sin comulgar, podías haber pecado grave por la noche o mismamente al despertarte y no habías tenido tiempo de limpiar la conciencia, el confesor estaba sentado en la parte trasera, pero había fila. Las siete estrofas tenían 27 versos. “Adoro te devote, latens deitas, quae sub his figuris, vere latitas”, esos eran los primeros. La melodía era preciosa, en la letra no reparabas mucho, por mí hablo. Si hubiéramos pensado la letra, no nos sorprendería ahora la noticia de que esta canción tuvo la “culpa” del pelícano de Subirachs. 




Según las exégesis del colegio, la canción era un himno con letra de Santo Tomas de Aquino, menudo letrista. No le hicimos caso, por mi hablo, pero te fijas ahora y te caes de culo: es una orfebrería, es una pulchra leonina. Escúchala, que hay grabaciones en YouTube muy conseguidas, otras son blandenguerías. Fíjate en el apareamiento de consonantes con asonantes; en la medida milimétrica de los versos; en la acumulación de verbos aparentemente sinónimos, qué va; en cómo una sílaba entera llena una nota entera y hay una nota para cada sílaba, como ocurre por ejemplo en las chirigotas del carnaval de Cádiz. Solo una vez, una, se rompe esta regla, a ver si la descubres: ya te digo yo que si Mariano Tobes estuviera vivo, la encontraba a la primera, que era listo como un ajo. 

Verbos aparentemente sinónimos, qué va. “Ver” ¿cómo se decía en latín, Cícero? Video, videre, vidi, visum. Fine. ¿Sabes algún sinónimo? Pues no caigo. Solo en los 27 versos, “videre”, “contemplare”, “intueri”, “aspicere”, “cernere” y la forma “visus” que sale dos veces. Todos dicen “ver” indicando que el Corpus Christi no se ve sub his figuris. “Contemplare” es ver, sí, ¡pero’ ñó! es ver haciendo un examen escópico (permíteme esta palabra). (Por cierto, no quiero enrollarte, si ves que te vas a aburrir, lo entendería, hasta otra, si te quedas, un placer). 

“Contemplar”, compañero, antes era más que ver, era como observar un terreno al que ya le habían echado el ojo para construir en él un templo, fíjate, y luego están cavilando si tiene buenas vibraciones. Están ahora con los informes ambientales del ritual, meticulosidad. Se calculan los ejes cardinales de la parcela, la rosa de los vientos, la qibla fundamental ¿te acuerdas de la qibla?, la estadística de entradas de aves y de sus salidas según especies. El musgo en las previstas piedras. Se cercioran de que el terreno que pisan se acopla a la fracción de firmamento que se eleva sobre él ¿entiendes? aquí hay una parcela, bien, pero existe otra encima más allá del aire, mírame las manos, la izquierda abajo, los dedos abiertos hacia arriba, la derecha arriba, los dedos abiertos hacia abajo, tienen que coincidir, enroscarse entre ellas, la parcela de cielo y el trozo de suelo, igual que se encajan las dos piezas de la cafetera italiana cuando enroscas la una con la otra.

Fíjate también cómo desarmo las piezas de la palabra con-templ-ar: precauciones (con) para (templ)-ar, para el templum. Yo te lo digo así, a la pata la llana, pero hubo técnicos especializadísimos en acotar estos espacios santos, tenían la alta capacitación de arúspices, no eran unos cualquiera. Sus informes requieren exámenes de vísceras, vuelos reiterados de la corneja, captación de emanaciones telúricas, astrales radiaciones, energías celestes. En resumen, qué quiero decir, que la con-templa-ción emplea tecnologías gnoseológicas avanzadas y que, en el poema medieval de Santo Tomas, ni esas tecnologías punteras sirven para ver lo que esconde la hostia: “Quia te contemplans totum fallitur”, comprendes, o no.

Yo sé, compañero, el ejemplo que pone Wittgenstein, uno de sus muchos ejemplos. Cuando dices “tráeme la escoba”, no se te ocurre pedir “trae pacá el palo largo con el cepillo añadido en la punta”. Decimos “escoba” y pasamos de los componentes, decimos “contemplar” sin reparar en los sedimentos de generaciones que se acumulan por debajo. Santo Tomás dice fallitur todo, el vistazo simple y la contemplación alta. 

Tampoco la intuición, tampoco el presentimiento. No vio Tomás el apóstol a Dios al palpar las heridas (plagas) de Cristo, aunque sí lo intuyó (“Señor mío y Dios mío”, dijo). Dice “plagas sicut Thomas non intueor”. Intueri. Muy difícil ver  intuyendo y presintiendo cuando no hay pistas. Al fin y al cabo, en la cruz solo se escondía la deidad, en la hostia se oculta también el ser humano: hic latet ipse et humanitas. 

Fallitur, por tanto, la contemplación, la intuición, el presentimiento y aún añade Santo Tomas el reconocimiento facial al modo de la policía: El “aspicere”, cuyo supino es “aspectum”. Finalmente, a poco que vengas a misa habrás notado que el clero de ahora usa mucho la palabra “discernimiento”, que en nuestros tiempos estaba en desuso. El verbo del que procede es “cerno, cernere, crevi, cresum”. De ahí discernir, cribar, separar trigo y paja, tamizar, matizar. Pues ni por esas. Fallitur también la razón, solo queda el recurso escatológico, que Cristo quite la careta y te muestre su rostro:

Ut te, revelata cernens facie,

Visu sim beatus tuae gloriae. Amen.

Ojo al “facie revelata” ablativo absoluto; ojo al “cernens”, activamente discerniendo; ojo a ese “visu sim beatus”, cumbre del poema medieval que trescientos años después, expresaba San Juan de la Cruz con otras palabras: “Y véante mis ojos”. ¿O era Santa Teresa de Jesús? Puede que los dos. 

 

II.             CINCO SENTIDOS TENEMOS

 

-              ¿Y el pelícanu queó? ¿Vas seguir dandoi vueltes? Toeso que dices, bah, ya lo sabíamos nosotros.

El pelícano viene en la estrofa sexta, manín: “Pie pelicane, Iesu Domine, me inmundum munda tuo sanguine cuius una stilla salvum facere totum quit ab omni scelere”.  De la stilla no sé si te acordarás que hablamos cuando lo del cardenillo: un copista confundió la i de stilla con la e de stella (ave stella) y quedó hasta mejor, no digo yo que no. También parece inglés esto de “quit ab” ¿no? pues ye  latín.

-              ¿Y qué ye lo que esconde el pilícanu en la bolsa que tien abaixo’l picuó?

Calma, amigo, mira. Cuando éramos todavía guajes de pueblo, ya andaba por aquí Subirachs, con treinta años, rodeado de frailes muchachos como él.









 Fueron ellos los que le descubrieron el pelícano. Luis Arruga, José Arsenio Arenas, Domingo Iturgáiz, Francisco Coello. Y Sama. Fue a propósito del “Adoro te devote”, ya ves tú lo que son las cosas. ¿Y en la bolsa del picu qué habia? No seas impaciente, hombre, que ya tenemos tú y yo una edad. ¿Te conté lo de Amador el del camión, Paulina la su mujer, Amalia, la su hija, Primitiva la su madre, don Remigio el su cura? ¿No? Pues ya verás cómo se enredan unas cosas con otras, no es tan fácil. 

Bufaba ya de noche por esa cuesta arriba el barreiros 150 CV ruedas ocho por ocho. Alcanzaba el rellano en segunda, pero al empezar a llanear, Amador embragaba y metía la tercera. El motor agradecía el alivio, las ruedas trazaban semicírculos a la altura de las bodegas. Los faros venían con las largas y hacían un barrido de luz al dar la curva por todo ese (¡pero eso qué es!) por todo ese friso (friso es una palabra que la pongo yo) de figuras, de figures, de his figuris.  (Pero eso qué es, esos qué son, la madre que me parió, la última vez eso no estaba ahí. ¡Fantasmas! ¡yuyu!). No lo querrás creer, pero trasponía Amador Trobajo abajo y todavía dudaba si his figuris las había visto o las había imaginado entre un parpadeo y otro. Esos fantasmas, ya se lo digo yo, ya se lo decimos nosotros, ya parará él otro día para verlos de cerca, tienen nombre, son el primero por la izquierda San Matías y el último en el extremo derecho, San Simón. Y hay más entre ambos. 

Amador el del barreiros, un mozo moreno, alto, bien plantado, anda por los 23. Ya vino licenciado de la mili, allí aprendió como todos a ser un hombre y también sacó el carné de primera. El Adoro te devote a lo mejor lo había oído de pasada en el pueblo, no digo que no, desde luego si lo oyó no se enteró, en la Paramera no estuvo interno, solo estuvo por aquí de paso. A estos cantares nunca les había él bajado la mano. Si le preguntaras campamento del Ferral campamento del Ferral matadero de reclutas, esa sí la cantaba en la cabina. As vellas avoas de Porqueira (bueno, de Porqueira a un lado) cantaban muy bien sin embargo el “Adoro te” los domingos por la tarde después del rosario y la exposición del Santísimo. Empezaba don Remigio y ellas detrás. El señor cura predicaba uno o dos versos del Adoro te y siempre salía con lo mismo, Santo Tomás “el más sabio de los santos y el más santo de los sabios”, no se le pasaba ni un solo domingo de exposición mayor sin decir eso. 

Los sentidos nos engañan siempre con lo del Santísimo Sacramento del Altar. No nos sirven, no nos sirven, lo repito. Ves una gallina y dices la gallina, bebes un vaso de vino, y dices… Pero con la Sagrada Forma, qué ves, bebo el cáliz, a qué me sabe.  También en el colegio explicaban la misma insuficiencia sensorial. En lo de la hostia y en la vida normal. Si te acuerdas, cuando lo del “vocativo carece” había otra que decía: 

Cinco sentidos tenemos, cinco sentidos tenemos.

Los cinco necesitamos, los cinco necesitamos 

Los sentidos ni perciben ni percibirán la deitas latente. Ni la huelen, ni la tocan, ni les sabe. “Latere” y “latitare” parce lo mismo, pero es distinto, latitare es más que ocultarse, es como jugar a esconderse. La deidad. Los niños de las montañas, donde tanto dan que hablar los “escondidos”, le dicen “escondelerite ese juego. En misa, los cinco sentidos que tenemos se encierran en tres: “visus, gustus, tactus” in te fallitur.  Después de la gallina, el cura de Porqueira iba a añadir el kikiriki del gallo, que lo oyes cantar y bien se ve que es un gallo, pero se cortó en seco. Oyes lo cambió por hueles la nariz. Andáis sofriendo tomate y por el simple olor, ya sabéis ¿verdad mujeres? ya sabéis cuándo está el tomate hecho, ni falta que hace probarlo. 

Con el gallo se cortó don Remigio porque según Santo Tomás, el oído “un pasar tiene”. El auditus. “Auditus solo tuto creditur”. Si sabes lo del Corpus es porque has oído que lo dijo el Hijo de Dios, predicaba el párroco, “Dei Filius”. Y nosotros lo que tenemos que hacer es creer “quidquid dixit Dei Filius”. Ainda máis, insistía, si lo dijo el Señor y lo dijo, caramba, y lo dijo, podemos estar seguros de que no hay en el mundo verdad más verdadera que esa: “Nil hoc verbo veritatis verius”. Verius, que lo sepáis, está en grado superlativo, es lo más de lo más. Amador también repetía en la cabina “ollos verdes son traidores, azules son mentireiros”. Nosotros lo mismo, pero en el estudio. 

                                    Los cinco perdemos cuando nos enamoramos.

El párroco de Porqueira tenía bordado un pelícano en los corporales, qué casualidad: mientras, Subirachs andaba diseñando otro para la puerta de San Pablo. El de don Remigio lo había bordado Paulina. La sobrina del cura hablaba medio en serio con Amador desde que él vino de la mili, casi se puede decir que hablaban en serio. Sí, porque en uno de los viajes, ya con el GMC, la llevó con él. En Porqueira, domingo sí domingo no, alternaban los “adorotedevotes” con los “tantumergos sacramentum”. Siempre en latín. La abuela de Amador, que se llamaba Primitiva y era podríamos decir la caporala del rosario, “et antiquum documentum” lo pronunciaba distinto: “aquí traigo el documentu”, fe no les faltaba. Don Remigio lo oía pero no bajaba la mano a esos niveles de latín medieval. 

A lo primero, las ráfagas de los faros sobre el friso dieron mucho que pensar, luego los camioneros, Amador uno de tantos, ya se fueron acostumbrando. A lo primero, los camioneros que pasaban por delante echaban pestes de los curas d’oxe. (Caj’hasta’n’astrelasdoceo, perden’avergoña, curas d’o cararallu). Figura menor, insignificante en medio de aquel festival desmesurado de mastodontes, el pelicano siempre pasó desapercibido durante años y años, décadas después dio bastante que hablar a los mistagogos y al final acabó convirtiéndose en una curiosidad. 

Total, que Amador y Paulina en el viaje del GMC nuevo empezaron a hacerse cosquillas con total confianza nada más dejar Limia, por Carracedo y todo Trives y no pararon de reírse hasta pasado Ponferrada, prisa no llevaban. La hija de Amador y Paulina, que lo sepades, tengo yo trato con ella. Panzadas de risa. Dice que en aquel viaje pararon a ver las figuras que tanto asustaron a su padre la noite que venía solo, de día y acompañado no le pareció un espanto, disparatadas bastante. Mirando al Apóstol desde abajo Paulina lo señalaba con el dedo: “¡O noso Santiajo! ¡qué bulto malfeito!”.

Se hicieron las proclamas, la boda y, no como regalo de boda, por Dios, quién pensaba en regalos en aquellos finales de la autarquía, o pai d`Amador vendió el barreiros, tuvo que poner dinero encima y empeñarse, pero le agenció al mozo un GMC, dos toneladas y media cargaba. Visión de jallejo emprendedor, no era por la boda, era pensando en rutas que podían salirles tanto en dirección al vecino Portugal como a la remota Castilla. El gemecé fue de los primeros de esta marca que llegaron de Chicajo a la Coruña, había que decidirse porque se estaba abriendo el mercado y el cambio estaba ya a 42 pesetas dólar. “¿Ves cómo arranca al primer golpe da manivela?”  Amador estaba orgulloso, la sobrina del cura, ya para entonces legítima esposa suya, también. Y no les faltaba razón. 

Lo que sí entendieron Amador y Paulina, cuando pararon en la puerta principal fueron las palabras escritas. Nazaret, Jerusalén, mira, Belén, esto sí se entiende. Cuando vio “Belén”, una cosa lleva a otra, Amador aproveitó para contarle a Paulina que la avoa Primitiva siempre andaba con lo mismo: “Dicen que ya nació el Anticristo en los alrededores de Belén, Madorciño”.  Amalia es segundo nombre, el primero es María, María Amalia. Tiene otro hermano que se llama Amador como el padre. Con Amalia, ya digo, he tenido trato porque leyó el “en.clave de misterios” y me escribió, de esto hará ya años. Los fantasmas de la curva de las bodegas, el barreiros y el GMC, el Anticristo, el “documentu”, su abuela Tiva y todo lo de Porqueira lo sé por ella. Cualquier día publica su libro, lo estoy deseando, habla de fenomenología de las religiones y tiene que ver con la génesis de las figuras de Subirachs. Amador y Paulina andan ya por los ochenta y muchos, de las piernas, torpones, pero de aquí, ffffu, como el primer día. Primitiva, los años que hace que falta y don Remigio sobre poco más o menos. 

No sabe uno porqué a veces las cosas vienen en madejas, como en ovillos. Por las fechas del nacimiento de Amalia, llegaba desde Italia a la Paramera un joven de Navarra. Traía una caja de cartón llena de libros y apuntes. Le habría gustado traer un gemecé cargado, pero jeje,  la caja y vas que ahúmas ¿Estudiantes comprando libros aquellos años? jejeje de dónde te has caído tú.  A saber cómo se las agenció, pero lo cierto es que en aquella caja de cartón, Domingo Iturgáiz, había metido en España dos volúmenes flamantes, recién editados en París aquel mismo año, tal vez el anterior. Le venían bien para lo suyo. Pasaron la frontera sin ningún problema. L’Iconographie de l’art chrétien, de Louis Réau. Primer tomo, figuras de la Bible, segundo, las del Nouveau Testament. No lo había en España, no por cuestión de censura, sino de mercado; los ojeó con desgana la pareja en Hendaya, vio que estaban plagados de santos en francés y no dijo nada.

Cuando estos dos volúmenes, en concreto el segundo, llegaron a la Paramera, oye, parece como si los estuvieran esperando. Te voy a pasar los tomos de Réau, dijo Domingo a Josep Maria Subirachs nada más saludarse los dos jóvenes. 769 páginas, el catalán las devoró en un santiamén. Qué ganas tenía el catalán de, hombre, de encontrar una salida a aquel compromiso en el que se había metido, demasiado ambicioso, mucha responsabilidad. Parecía, repito, como si los hubieran estado esperando. 

Esta chica gallega - no tan chica, los próximos serán 66 no los aparenta -me lleva del ramal latino hasta los humedales cenagosos del sánscrito, pantanos donde brotaron las plántulas con las que nos entendemos. Tres plantitas vienen a cuento aquí: “figura”, “adoro” y “devote”. Mira que tiene bemoles que sea precisamente la hija de Amador la que lo ede xplica. Esta chica da Limia tiene mentalidad de Wittgenstein a su manera, parte palabras, las vuelve a unir, no suelta la escoba, el palo y el cepillo. Con “figura” hace dos partes: ur, propósito (por ahí los futuros urus) y fig, apariencia: “his figuris”, estas apariencias que vamos a fingir. La deitas y la humanitas están recubiertas de apariencias. Los bronces (el pelícano, los apóstoles) aparentan otras realidades que latent escondidas. Bien lo sabes tú, me dijo Amalia.

El GMC, matrícula OR, tuvo mucho mérito, mano a mano con Amador: gracias a los dos, también a Paulina, pudieron echar a Amalia a estudiar interna en la Divina Pastora. Becas, sobresalientes, reválida, PREU en Orense, corte de nota de sobra y duda sobre meterse o no en Medicina, que es la bandeira de la USC. Eligió que no.

En el “Adoro te devote”, Amalia distingue el “ad”, inclinación anímica, del “orare”. (“ora-re”), oralidad, oralización, poner en boca, decir. Las palabras, los escritos. Adorar es más que nada ejercer competencias lingüísticas, eso a lo que tanta importancia le da la LOMLOE. Adorar no va de arrodillarse, juntar manos, agachar cabeza, cerrar ojos. Va más por el lado de explicar, mira mismamente mi propia adoración. 

Tampoco “devote” es solo “devoción”. Dice Amalia que se entiende mejor en inglés, “to devote”, dedicarse a, consagrarse a, esforzarse en. Hace poco me acordé de ello, últimos de noviembre, estaba Ursula Von der Leyen presentando en el Parlamento Europeo a su flamante vicepresidenta, la española “Terredsa Guiberra” y dijo: “She is a truth and devoted European”. Hombre, “devoted”, piné yo las orejas, al oírlo mientras los aplausos. No tuve tiempo de elucubrar, porque a renglón seguido,  Úrsula aclaró que “Terredsa Guiberra está muy bien preparada, que garantizará la política moderna, las competencias de futuro y tendrá la capacidad de responder a nuestras ambiciones”. Devoción es pues también  capacitación, preparación, inteligencia, dedicación y competencia.

Así adora Santo Tomás al Santísimo, así es su devoción en los 27 versos. El paradigma la encuentras en “La Piedad” de Rogier Van der Weiden (quizá de su taller) en el Prado. Fíjate en el rostro reconcentrado del Donante. Para qué decirte las ganas que tengo de que Amalia publique lo que ha estado investigando. La última vez que hablamos por teléfono, me dijo que está recopilando los bulos, muy curiosos, que difunden los enemigos del Papa de ahora. ¿Estás enterado? Supongo que no, cuéntame. Por ejemplo, eso de la comunión en la mano. Ah, no. Lo odian, dicen que algunos van a comulgar y esconden la hostia en vez de comerla, porque se la pagan a 1.500 euros. Pero bueno. Dicen que se necesitan para celebrar aquelarres nocturnos con misas al diablo. Dicen que en esos rituales se asesinan niños de teta. Joder con los bulos, digo yo, menudo futuro.

   

II.             POR UN OÍDO LE ENTRA

Josep Maria Subirachs tenía unos treinta y dos años por entonces.  Luis Pérez Arruga y José Arsenio Arenas, 29 y 30, Domingo Iturgáiz, 28. De todos ellos, solo queda para contarlo Pérez Arruga, oírselo es una gozada. Tampoco vive ya el padre Sama, no sería mucho mayor que ellos. De Sama, en la Paramera, nadie sabíamos el nombre real, ahora yo puedo asegurar que solo se llamaba José Antonio Fernández Suárez, quién lo iba a decir, había nacido en Sama de Langreo y su profesión era no ya confesor de internos, eso también lo hacían otros con mayor o menor tacto, él era director espiritual de adolescentes, algunos allí in situ y algunas chicas lejanísimas, de parecidas edades, en la tan cercana ciudad. 

Entre tres y cuatro meses convivió Josep Maria con el pequeño grupo de frailes, pero no solo con ellos, trataba igualmente con el resto de la comunidad solo que con ellos desarrolló una camaradería especial. Es curioso, siempre que escribo aquí Josep Maria, el corrector me marca el Maria en rojo porque escribo la /i/ sin tilde como hacen los catalanes; me da rabia, porque si fuerzo el sistema, creo que se vengará cuando menos me lo espere y me sumirá en una inseguridad que hoy por hoy es lo que menos falta me hace. 

Subirachs tenía asignada allí una celda como los frailes jóvenes, comía en el refectorio, compartía recreaciones, paseos al Tomillar, salidas a León. Y eso sí, preguntaba lo que no estaba escrito. Había dejado claro a todos que en cuestión religiosa se consideraba un analfabeto y lo sentía. Que, por favor, le dijeran. De Santo Tomás, poco o nada, del Santísimo Sacramento, prácticamente nada. Lo más próximo al misterio del altar era la Patum del Corpus de Berga, ¿ellos habían estado? ¿alguno de ellos? ¿no? tenían que ir, ya habría ocasión de llevarlos. El Adoro te devote, así explicado, le estaba pareciendo fascinante y tan bien tramado como un monumento gótico. Acababa de tener un niño, Roger, pero aquel cuatrimestre no estaba para nadie, el encargo recibido le absorbía. Estaba siendo, le decían, como una sobredosis de salamanca.

Precisamente desde Salamanca, venía el estudiante Francisco Coello de Portugal en moto cada dos por tres. 




Cuando venía, era también de los que escuchaba a todos, pero llevaba la voz cantante, aunque no se notaba. A veces venía don Pablo Diez, solo o con su señora, con doña Rosario. Las comidas, el café, la recreación allí, don Pablo se sentía rodeado de aquellos jóvenes blancos como palomos, limpios de corazón, listos y simpáticos. Percibía su respetuoso cariño, le escuchaban como nietos.  Se veía reflejado en ellos, en el fondo de su alma hubiera deseado haber seguido siendo uno de ellos, cómo sabían escuchar. Escuchaban con devoción sus bondadosas experiencias de abuelo. Le adoraban. 

El único completamente laico era el catalán. Subirachs callaba, escuchaba y contestaba si le preguntaban. Absorbía como las esponjas. Religión, Iglesia, historia de la Iglesia, historia y misión de la Orden. Tampoco Subirachs había bajado la mano a este tipo de cuestiones, no pienses que tuviera rechazo, pero ni fu ni fa. Si salían cuestiones sociales, todos aquellos jóvenes coincidían. Con ocasión del Cristo del Salmo 21, afloraron ideas similares, el llamado drama del siglo, el denominado dolor del mundo, la destrucción de la humanidad. La mayoría habían estado en Alemania, Italia, Francia. La reconstrucción de Europa, curiosidad, motivación. Subirachs les confesaba a los jóvenes sacerdotes camaradas ya, sus inseguridades, pero a pesar de ellas,  me siento comprometido hasta los tuétanos con este encargo, más que comprometido, volcado. Más que volcado, embolicat, amb tota la meva carn a la graella, cómo decís en castellano, implicado absolutamente. 

Apóstoles, sus vidas y martirios, la Virgen, romerías locales, tradiciones, leyendas, símbolos y ceremonias de la Orden, rituales. Sobre todo, el intrigante proyecto de vida de todos aquellos bergants, los “apostólicos”, la vocación, y en proporción a la vocación, los esquemas descomunales de  los doce apóstoles, cosas impresionantes para fundir en bronce. Al grupo de frailes jóvenes, Josep, tan sencillo, tan trasparente,  les caía de cine, era un ser adorable. Ellos a Josep también. A mí me lo dijo uno de ellos: “Nos tenía en una estima muy alta, quizá más de lo que merecíamos”. Qué majo. 

El taller donde realizaba sus bocetos en barro era minimalista. Iturgáiz, el de l’Iconographie, pasaba por allí de forma constante, Pérez Arruga tenía mucho criterio, además dibujaba con mucha gracia. Arenas hablaba con autoridad. Todos muy buenas personas, pero que muy buenas. El atractivo de José Antonio Fernández Suárez consistía en un cierto misticismo. 

Quizá no lo creas pero Alicia sabe esto, los entrevistó cuando estaban vivos mientras nosotros andábamos por ahí buscándonos la vida, tiene su diagnóstico sobre la interacción multinivel que surgió aquel cuatrimestre en aquel taller, medio intelectual, medio académico y, como ella dice, esencialmente epistemológico. En consecuencia, sabe más Alicia sobre la génesis de his figuris, esa devoción adorable, que todos nosotros, quizá con la única excepción de Baldomero Carrera. Aquel nivel de creatividad en equipo fue tan singular y condensado que no es fácil que se vuelva a repetir, asegura Alicia. De creerla, fue el padre Sama quien sugirió el símbolo del pelícano que hiere su pecho para alimentar a sus hijos, que cura las picaduras de las serpientes con el antídoto de su sangre. Subirachs le hizo un hueco al pelícano salvador en las inmediaciones de la carta de San Pablo a los Corintios capítulo XIII sobre el amor. 

-              Cícero, ¿no podías terminar yaó? Es que … 

La pena es que todavía me falta servirte una copa de néctar. Una golosina. 

-              Bueno, esti ye el mió Cícero.

Una tarde, salió a relucir un “teologuema” (vas a disculparme este invento) y a Josep Maria, los oídos le hicieron chiribitas. Sé que las chiribitas son chispas de luz que solo impactan las retinas. Pero con todo el jaleo que nos traemos en esta larga crónica sobre los sentidos, busca tú alguna partícula física que haga a los oídos lo que las chiribitas hacen a los ojos. 

El “teologuema” surgió de pasada cuando alguien se acordó de la frase “Per aurem intrat Christus in Mariam!”. En Salamanca, esta idea pasaba desapercibida, sin pena ni gloria, pero la esponja catalana la recogió al vuelo, preguntó y exprimió todo lo que se sabía sobre el tema. Iturgáiz recordó que Italia, en la iconografía antigua y medieval, sobre todo del Trecento, muchas anunciaciones reflejaban que María concebía a Jesús a través de la oreja. Sonaba extraño y escandaloso. Pero, en Santa María Maggiore de Roma, recordó Iturgáiz, la paloma del Espíritu Santo sale del Padre y se dirige como un misil al pabellón auricular de la Virgen. Iturgáiz a bote pronto, recordó otra anunciación de Tadeo di Bartolo en Siena, otra de Ambrogio Lorencetti y algunas en Venecia.”Esta noche te hago una lista”, dijo.

Salieron a relucir citas de los Santos Padres“Deus per angelum loquebatur et Virgo per aurem impregnabatur”. Por la oreja.  Subirachs iba a apuntar la frase en el cuaderno, pero le dijeron que no la tomara al pie de la letra, porque esta frase se la habían atribuido a San Agustín y se ha comprobado que no era de él. 

Subirachs se encariño con esta pista conceptio per aurem. Buscó en L’Ilustrations, en libros de la BAC que le facilitaron sus amigos, aunque le advirtieron que el grueso de la biblioteca todavía estaba por llegar desde Corias. Hizo fichas. Efrén de Siria, San Proclo, San Algobardo, que, por cierto, también escribió sobre los ovnis. Hay unos versos del ciclo de Navidad, sobre esto mismo, los cantamos todavía hoy:

Gaude virgo, mater Christi, 

quae per aurem concepisti.

No tardóo el escultor en mostrarles un boceto en barro, de la Virgen. la paloma hibrida entre paloma y estrella de David, las palabras de Lucas envolventes y latente, latens, el ángel y Dios. Sama afirmó: “Es que en realidad recibimos la fe por el oído. A través de la palabra. De oírla a los padres, a la catequesis, a la tradición, a la Iglesia”. “Cierto”, corroboró Luis Arruga, “fides ex auditu”. 

El oído, la crítica de los sentidos, el Adoro te devote, el pelícano y el magisterio omnímodo de Santo Tomás, pasaron a ser el centro del taller. El sentido de escuchar, vamos a fundar aquí, dijo uno de ellos riendo, la Teología de la Audición. Lo que voy a contar ahora, esta información, surgió sin pretensiones, pero iba a generar un impacto extraordinario. Fue Arruga el que recordó que los predicadores medievales solían distinguir dos maneras opuestas de escuchar. “Prestar oídos”, se dice. Pues puedes prestar oídos al bien o prestar oídos al mal. Eva, escuchó a la serpiente. María, por el contrario la palabra de Dios. Eva trajo el pecado, María rebajó el pecado y trajo al Salvador.

El catalán callaba. Se quitó las gafas, sopló sobre los cristales y estuvo largo rato limpiándolos con el borde de la manga del jersey: “Eva y María”, musitó, “Eva y Ave”, pero no lo oyó ni el cuello de la camisa. Días más tarde ya había dado forma a esa misma idea en barro. Sus amigos se alborozaron, al fin y al cabo hombres de fe, con sensibilidad teológica, con gusto estéticao, con vocación predicadora. Había surgido el palíndromo “EVA / AVE/ Serpiente/ Salvación”, un sello para la eternidad. No faltó el escalofrío stendhaliano. Qué síntesis. Le abrazaron, le aplaudieron. Qué Súmmula. Qué esquema. Qué sencillez. Qué parto más feliz. Qué fruto de la elaboración colaborativa y comunitaria más prodigioso. 




Josep Maria estaba agradecido y engrandecido. Había acertado, el placer estético reflejado en sus amigos le hacía sentir las lágrimas agolpándose en sus ojos, tras las gafas humildes. Sabía que al dar con el palíndromo tan elemental y verdadero, había dado también con la clavis aurea para la concepción de toda su obra. Del sentido de su obra. Abrazó uno a uno a aquellos hermanos. “Al final, concepit per aurem”, le decían. Subirachs, luchando con las lágrimas, se esforzó en desviar la dulce tensión: “Tenéis que venir a Berga a ver els Plens de la Patum, es el nostre Corpus. Cecilia y yo os invitaremos en primavera, claro el Corpus es en primavera”. Al artista casi no le salía la voz. 

 

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