ENLACES DE LA CABECERA
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1 comentario:
Carencias y abundancias, penitencias y recompensas. Tan real, amigo JH, como la vida misma. ¡Cuántas cosas tendrán que renacer en Navidad (espíritus) y en Año Nuevo (carnes)! Desde luego, recitas una letanía de puro pecado, y lo digo yo que pienso que eso del pecado no es más que una cámara de torturas fabricada por puro interés, porque lo que realmente hay en la vida son contrravalores. Y así, lo que veo en tu relato es un "rosario" de contravalores o, mejor, un contrarrosario, ¡pobre Santo Domingo, padre nuestro! Brindo por la familia AAD, tan numerosa, tan juvenil, tan briosa, tan llena de buenos propósitos para el año que va a comenzar con buen pie. Tan seguro estoy de ello como que de ese "lechazo" tuyo, cuyo olor (lamentablemente no el sabor) llega hasta Mieres, no van a quedar ni los huesos. "Bon appétit!". Y bienvenido sea el invierno que hoy nos visita y se nos cuela en los huesos por una temporadita más larga que dos Cuaresmas. Pero eso, ¿qué importa para los chicarrones del norte que somos? A falta de pan, servíos una buena ración del lechazo de JH, capaz de por sí no de hacer surgir la chispa de la vida, que eso no es nada, sino de resucitar a los muertos, que eso sí que es peliagudo. Feliz Navidad.
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