domingo, 27 de marzo de 2022

UN RECUERDO (OLVIDADO) DE AMISTADES Y JUVENTUD. (Por Javi del Vigo)

Era el verano del 69 –año de eróticas difusas donde los haya- cuando un servidor aprobaba el PREU (¡ay, los chicos del preu!). 

En mi memoria quedó grabado hasta hoy un tour turístico en Seat600 -¡adelante, hombre del seiscientos!- por la costa mediterránea con un par de amigos, homenaje debido a aquella proeza nuestra.




Ayer, 24/3/22 nos reunimos a comer, beber, reír y recordar una treintena de viejos compañeros (a decir verdad, con los aires nuevos debí haber escrito “compañeros/compañeras; o compañer@s”, Vds me entienden) de la cuadrilla en la que me/nos socializamos en un barrio que aún hoy nos crea identidad, erotiza nuestra memoria y nos excita el sentimiento de amistad. 

A la cita acudimos dos de los tres mosqueteros que hace 43 años hicimos la gran turné, grande para aquellos años. Sobre todo, grande para nosotros, jovenzuelos que andábamos saliendo del cascarón con 18 flamantes años. 

Tras el obligado abrazo, me entregó -sin lacito azul, ni rosa- un sobre de aquellos que usaban las tiendas de fotografía cuando había muchas tiendas de fotografía. Abultaba, pero no mucho: ya se sabe, los carretes de negativos se escatimaban, porque positivar costaba pesetitas, a diferencia de ahora, que disparamos sin ton ni son a todo aquello que se mueve, cual “putines” en busca de ucranias de trigo y mieles. 

Efectivamente, dentro había casi una docena de fotos, testigos de aquel tiempo lejano.




La pequeña historia es así: uno de los tres viajeros, hijo único y con familia “de haberes”, recibió como premio a la heroicidad del aprobado un coche; flamante, ese 600 que aparece en la imagen superior. Así que nos vimos obligados a estrenarlo, a lo cual acudí gozoso. Un seiscientos, una tienda de campaña, escasas pesetillas y aquel imaginario de “suecas” que esperaban -creíamos, ingenuos- a unos famélicos hispanos.

Al repasar las imágenes me encontré de golpe con mi amnesia y esa foto que abre portillo. ¡Recrista bendita! ¿Yo estuve allí?, me pregunté. Pero no hay duda. El documento es determinante. Así que hube de armarme de humildad, reconocer que mi memoria no es infalible como la del Papa e ir recordando lentamente. 

Desbrozando telarañas, coincidimos Pablo y yo: al regreso del Mediterráneo, les seduje cansinamente para variar la ruta hacia Bilbao e ir a ver a mis antiguos compañeros “apostólicos” de cuando León. A la gloriosa del 61. 

Así que ahí estamos, Pablo y yo junto a Domingo Iturgaiz, José Antonio Montenegro, Luis María Tarno, Patxi Javier Sanjosé y el ministro Javier Muñiz. 

Juro que es todo lo que puedo decir de la foto; la amnesia borró todo lo demás. 

Creo que Luis María no podrá dar más datos de aquella visita hasta que no nos reencontremos en ese Norte difuso. 

Pero espero de los otros que estrujéis vuestras meninges, seguro que más certeras, para añadir detalles a la instantánea en lo alto del Torreón de Caleruega.

 La foto, obviamente, está hecha por el tercer mosquetero, ausente ayer también del encuentro, porque un día, hace ya muchísimos años, tuvo la ocurrencia de dejar a su mujer en estado de buena esperanza mientras él se iba al sueño eterno de un certero disparo. 

Pero esa fue otra historia. 

¡La vida es así! La memoria selectiva. La amistad, más importante que comer, beber o reír. De lo otro, cada vez hablamos menos. ¡Ay, edad!

Feliz primavera, chavalería.

Javivi


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nota del furriel: datos exactos, recuerdos de 1968, hace 54 años

 

8 comentarios:

JOSÉ MANUEL GARCÍA VALDÉS dijo...

El olvido es una buena disculpa para contar lo que apetece o conviene. Estoy convencido de que Javibis sabe más de lo que cuenta; por cierto, bien contado. Y digo que sabe más pero cuenta menos porque ¿Acaso vamos a creernos nosotros, muy estudiados, que en aquel viaje del 600 lo más despendolado que hicieron fue visitar a unos impolutos jovenzuelos, que se creían poseedores de votación? No, estoy seguro que causó mucho más impacto sus flirteos con la llamada virginidad. ¿Acaso no se acuerda de cuan rubias eran las nórdicas? Sabe que eran tiempos de tiempo revuelto que producía cosas raras como que las suecas en Suecia estuvieran bajo cero y en España estaban bajo uno? Eran tiempos de calores extraordinarios, y de allí vienen éstos desajustes del tiempo, el calentamiento global.
De eso es de lo que queremos que hables y no de unos novicios inocentes y blancos. Los recuerdos los tienes, háblalos, te librarás de muchos demonios que te acucian.
Abrazos para Javivi et alteri.

RAMON HERNÁNDEZ MARTÍN dijo...

Gracias, Javivi, por esa memoria en lucha franca y honesta, no como la ruso-ucraniana, con el alzhéimer por los hermosos frutos que produce. A estas alturas de la vida, aunque sin lamentos, uno constata que quienes, como las famosas pilas, entonces seguimos y seguimos y seguimos, creciendos como árboles derechitos, fuimos privados de muchas cosas bonitas, no solo de la fantasía "sueca". Pero, como la vida es justa y ella sola se basta como cielo o infierno (este es uno de mis axiomas básicos), a unos los recompensa con "memoria" y con poesía (¡qué de ritmos vemos por aquí) y a otros los "desmemoria" (reduce a la nada) o los condena a tener que tirar bombas para sentirse alguien, ¡pobrecitos! Claro que, para ser justos, hay que decir que nuestro "sigue y sigue y sigue" también estuvo cuajado de aventuras y guateques y que, ahora, liberados hace ya mucho de tanto seguimiento, la esencia concentrada en nuestras raíces nos corona con las joyas de este blog y, por lo menos a algunos, nos libra de la peste que reflejas en tu "(a decir verdad, con los aires nuevos debí haber escrito “compañeros/compañeras; o compañer@s”, Vds me entienden)". Seamos sinceros: ¿hay algo más elegante que un "español" sobrio y austero? Pues eso: recuperémoslo y no lo perdamos otra vez.

RAMON HERNÁNDEZ MARTÍN dijo...

El "creciendos" de la tercera línea de mi comentario está algo crecidito con una "s" invasiva. Gracias por no verla al leerlo.

Isidro Cicero dijo...

Todo dentro de lo normal, incluida la añoranza por los compañeros que "perseveraban", de los que tanto nos acordábamos cuando nos salíamos. Yo también di algún rodeo para reencontrarme con el "colectivo" y tener algún hablativo, como cuando estábamos juntos. No era lo mismo, ni perecido.
Lo que no me cuadra, Javi, es lo de los 43 años, repásalo. Si no me fallan los cálculos, que suelen, para 1979 ya no había novicios en el torreón y el ministro andaría pensando si se presentaba o no, para concejal en Ciudad Rodrigo. Si no poco le faltaría. Y tú lo mismo, pero en Bilbao.

Javi del Vigo dijo...

¡Ay, el olvido! Es como las termitas, sabe que tiene tiempo así que no corre, corroe lento e inexorable.

¿Que por qué lo digo? A ver si no me olvido:

Lo primero: tras mandarle a Josemari mi asombro en forma de imagen con pie de foto y advertirme él que ya estaba colgado, he andado atento, husmeando respuestas. Por ahora, de los retratados, ninguna. Seguiremos esperando. Seguiré echando un ojo hasta que mi paciencia entienda que hay margen.

Lo que ya no puedo decir es si José Manuel tuvo problemas con el olvido o no. Fue el más rápido en comentar la jugada. Eso lo tengo claro. Pero no sé si lo que creí un "escrito anónimo" -aunque estaba meridiana su autoría- fue olvido suyo o problema mío en la vista. Lo explico: en el móvil, desde donde yo husmeaba, no aparecía autor. ¿O estaba en un rincón, pero en letritas tan enanas que no me fije? Pues vaya Vd. a saber. El caso es que lo tildé de olvidadizo y cobarde. Cobarde a un descendiente de las montañas astures, mezcla perfecta entre Pelayo y el oso de Fabila. Osadía la mía. ¡Disculpa, amigo!

Ramón, a José Manuel le quiero pese a ser jubilado emérito de las enseñanzas filosóficas, que ejerce de esa forma tan suya, "irónico perito en partos". Pero explorar las profundidades del pensamiento me produce cada vez más inestabilidad vital, aunque sé que sin pensamiento no somos más que "animalucos". Es una de mis contradicciones. Por eso, cuando te leo filosofar, me pongo tan en guardia como cuando leo al casorvidense. Imagina entonces qué perturbación interior me produjo ese axioma tuyo, así, a pelo: "la vida es justa y ella sola se basta como cielo o infierno". Soy bastante biologista e intento amoldarme a las leyes de la naturaleza, pero se me escapa cómo o cuándo hay justicia en la vida. Intentaré rumiarlo por si atisbo. En todo caso, saludos y que dure la correspondencia a través de este blog tan fantástico.

¡Ay, Isidro! Ni tú ni yo somos "de ciencias". Me queda claro. Y además debemos andar con la vista disfrutando del renacer de las flores, los árboles y el sol. Por lo que prescindimos del detalle. Y ni contamos con los dedos (yo), ni diferenciamos un 6 de un 7 (tú). Sé que te habrás fijado ya, pero lo aclaro: el viaje fue en 1969, una década antes. Había torreón con frailucos, están algunos en las fotos. Aunque o no leen o no recuerdan. Como yo. Tienes razón, sin embargo, en lo de los 43 años. Por no usar los dedos para hacer matemáticas, me equivoqué en otra década: si la visita tuvo lugar en 1969, en verano, ¡han pasado 53 años!

Ya puestos a rizar el rizo, a desbrozar olvidos, me ha surgido otra duda: Si la Gloriosa del 61 anduvo por Caleruega entre septiembre del 67 y septiembre del 68, qué pintan en junio/julio del 69 aún en lo alto del torreón? Vaya, que lo más probable es que la instantánea sea de un año antes, no de ese año erótico de suecas inalcanzables, sino del más austero 68.

Vaya, que el tiempo es un gran galimatías y lo único real aquí es el grupo que abre. Que no sé si la vida es justa, aunque tenga serias dudas y que el olvido es el fondo común al que nos dirigimos. ¡Por tanto, a disfrutar, queridos!

Javier Muñiz dijo...

No es por disculpa, la verdad es que no me acuerdo absolutamente de nada de esa reliquia que nos trae Javivi. Por otro lado, si a esto le añades que en vez de 43 son 53 los años ya trascurridos y que en vez de ser el año 1969 es en el 1968, voy a tener que volver a repensarlo. No tengo ni idea ni cuándo ni cómo... Sí compruebo que nos ha cambiado el "pelaje" sobre todo a alguno que más que cambiado... le ha desaparecido. Me pregunto qué nos podía estar contando Javier para tener él esa cara de alegría y satisfacción y nosotros tan tristes y mustios. Sería algo sobre las "rubias nórdicas" de Pitu y sus referencias al calentamiento global?. La verdad es que siento no acordarme de nada pero me ha hecho ilusión ver y recordar, más o menos, aquellos tiempos. Abrazos para todos los de la foto, incluso para los que no puedan recibirlos (creo que sólo será Tarno).
el ministro.

Jesus Herrero Marcos dijo...

Acabo de ver la foto y no estoy,¡vaya, hombre! Lo que es seguro es que no andaría muy lejos, y más seguro aun que tampoco "andaría a suecas". Yo entonces no sabía ni que existían. Me lo imaginaba, eso sí, pero nada más. Recuerdo que ese día en que nos visitó Javivi estaba yo con dolor de muelas, lo cual degeneró en una visita dantesca a un dentista de Aranda de Duero dos días más tarde. También recuerdo las espectativas que me/nos creó sobre la existencia de un mundo "exterior" (incluidas todas las tentaciones de la carne y el pescado). Él ya se había dado un baño de "eso" y por lo tanto tenía experiencias de las que carecíamos, razón por la que, yo al menos, le envidiaba... En cualquier caso, entonces y ahora, es una suerte que esté por aquí. Besines

Javi del Vigo dijo...

¿Quién, si no, iba a ser, sino Jesús, el de mente (ojo, léase haciendo un mutis entre la preposición y el sustantivo, no jo....s!) más limpia aún que su calva, envidia de cuantos -como yo- hemos de ducharnos en el frío invierno porque las greñas se nos ponen rebeldes y no es asunto de salir de esas trazas a la calle?

Él, sí. Sólo él es capaz de decir que recuerda aquella visita. Honor y gloria a esa memoria tuya, Jesús. Sigo ignorando a estas alturas si mi olvido es fruto del efecto "suecas", que dasgasta mucho (¡también las meninges, que hable vuestra experiencia o callad por siempre!) o si fue debido a que yo no tenía dolor de muelas, como tú. Fuere el que fuera, pena no verte en la foto al cabo los años. Porque, tristemente para mí, ese proceso tuyo de mente peluda a cerebro despejado no lo pude disfrutar. Los cielos me concedieron sólo ver el resultado final. Y ¡voto a bríos!, que me deslumbra. Vaya acoj...s con esa mente tan privilegiada.

Porque el tercer Javier que en la foto se muestra (¡Patxi, habla!) es también un cerebrito con más gigas que el ordeñador de última generación que por los mercados haya. Pero calla. ¿Se estará escaneando las meninges y cuando halle el archivo correspondiente va a deslumbrarnos, como hizo en su momento el de Aquino? Sigo/seguimos esperando.

Tengo la impresión que J.A. Montenegro anda un poco alejado de las efemérides que se cuecen en el blog. Quizá no llegue a verse de cuando aquello, porque practica poco la memoria por estos pagos (¡lo que te pierdes, compañero!), pero Domingo puede también sorprenderme si aporta datos.

Venga, Iturgaiz, que tu filosofía de ver profundo tiene mucho que contar en esta primavera nevada. Mientras, besines también, Jesús et alii.

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