Con Alberto al pie de la estatua de la música en Ayamonte, os envío un saludo.
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viernes, 18 de junio de 2021
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5 comentarios:
Alberto y Josemari, os devuelvo el saludo por lo que me toca. Espero poder sacudirme de encima pronto la terrible humedad que estos días nos azota y agota en Mieres. Desde que en el origen de nuestra misma especie despegamos, según cuenta fray Eladio Chávarri, de los anclajes bióticos, los seres humanos no hemos hecho otra cosa que volar (a veces, también, estrellarnos) en busca de la riqueza entitativa (valores) que nos corresponde como especie responsable de su propio devenir. Viajar es enriquecerse disfrutando. Que ambas cosas os ocurran ahora a ambos, y también a todos y cada uno de los "silentes" lectores de este blog, que también es de suyo viaje y placer.
Tengo la fuerte impresión de ser un gafe secante que, además, agosta la hierba por donde pasa. ¡Pobre de mí! ¡Auxilio! Convencido de tanta angostura, será mejor recluirse en casa, aunque un día como hoy, tras dejar el paraguas en el paraguero u olvidarlo en cualquier esquina, será mejor abrir los "gueyos" al tímido sol que esta mañana nos visita en Asturias. ¡Menos mal!
Es muy posible, amigo Cortés, que san Juan Bautista haya bajado hoy su famoso dedo por ocupar su mano en menesteres más propios de su multienésimo aniversario, como por ejemplo tomarse una tostada de pan candeal con miel silvestre, como dicen que hacía illo témpore (y a eso le llamaban hacer penitencia...). Creo que con ese buen ejemplo puedes también tú volver a tu posición de descansen, y bajar ese dedo para mejor pelar los langostinos que sin duda vas a degustar en Ayamonte.
San Juan comía langostas. Y a eso le llamaban también hacer penitencia. ¡Joder, con san Juan y sus penitencias! Hoy seguro que se ha petado de tocinillos de cielo y cabello de ángel.
Carrizo, las langostas de san Juan ¿lo eran en su versión de insectos o de crustáceos?
Puede que haya algunas diferencias.
Tendré que releer el Pentateuco, amigo Lalo, para comprobar si Yavhé, que como sabes estaba muy preocupado por la temática gastronómica, dice allí algo acerca del crujiente de saltamontes. A lo mejor, lo que comía san Juan eran cangrejos de río (ni para ti ni para mí), dado que frecuentaba mucho las orillas del Jordán.
En última instancia siempre nos quedará consultarle a Baldo, que conoce los manuscritos de Qumran como tú las tripas de los libros.
Un abrazo.
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