Qué suerte la mía poder contar con los comentarios de Isidro sobre mi Diccionario de toponimia de Canarias. Por dos motivos: por la calidad de su prosa y por ser mi amigo, aunque doy por seguro que sus elogios están guiados más por esta segunda condición que por los méritos de mi obra. Sobre la primera condición, nada puedo yo añadir a lo que todos los que escriben en este blog proclaman reiteradamente. Y yo también lo proclamo. Se lo dije por vez primera al leer su Vendedora de globos, que conocí años después de haberse publicado, pues ausente estaba yo de la que habíais armado con la primera reunión de antiguos alumnos de La Virgen y que dio lugar al prodigioso artefacto de Josemari. Y lo tengo escrito. Y lo repito aquí: no hay en la actualidad en España un escritor que mejor escriba. Tienen todos sus textos eso que se puede llamar “arte”, que, en mi opinión, contiene un fundamento esencial: la intriga, considerada dentro de la narratología como la organización artística de la fábula. Así que cuando Isidro me anunció por wasap que había escrito algo sobre mi Diccionario, estando yo en Gusendos, y no teniendo más medios que un móvil que no me daba entrada al blog, ansiaba con regresar a Las Palmas para poder leer su texto. Y fue lo primero que hice ayer, de madrugada, pues era ya muy de noche cuando anteayer llegué a casa. Y de nuevo el placer de leer la prosa de Isidro. Y no tanto por lo que dice de mí y de mi obra, que también, cómo no, sino por lo atinado de sus comentarios sobre una ciencia que se está haciendo, la toponomástica, cuyo nombre dice él que lee y escribe por vez primera. No me extraña. De toponimia todo el mundo ha oído hablar, que es, simplemente, el estudio de los nombres de lugar, pero hacía falta elevar el nivel de estudio para hacer una “teoría” de la toponimia, pues damos por seguro que en cualquier lugar, en cualquier tiempo y en cualquier lengua los procedimientos para nombrar el territorio son los mismos o similares.
Disciplina lingüística es, prioritariamente, pero en la que se dan todas las ramas de la filología, todas, desde la etimología hasta la historia de la lengua, desde la morfología hasta la lexicología, y siempre la semántica gobernándolo todo. Pero que debe contar con otras ciencias auxiliares, la geografía y la historia en primer lugar, y seguidas de la antropología, de la religión y de un etcétera que requiere de equipos interdisciplinares. Y en esas estamos. Pero no soy yo el “sin parangón”. No, no. El que no tiene parangón es él. Y bien que lo sabemos todos los que escribimos y nos asomamos a este blog. Incluso acierta en recomponer la etimología de La Virgen, yendo del hoy al ayer, que es una manera inversa de explicar los topónimos. En una sola cosa debe corregirlo: en escribir el nombre de mi pueblo sin la /s/ final que lleva: es Gusendos, que bastante pobre y chico es como para que le quiten una letra, posiblemente derivado del nombre de su fundador, una tal Gundesindus, que así aparece en un documento del siglo X, tan viejo es.
Dice Isidro -y dice bien- que yo empecé a interesarme por la toponimia por la ortografía, por el afán de que los nombres de lugar estuvieran bien escritos. Y esa línea de estudio me puso en evidencia el potencial filológico que conllevaba su problemática. Poca cosa parece que es la escritura, pero a todos nos gusta que nuestros nombres se digan y se escriban bien, tal cual son. Otra cosa son las variantes: yo cargo con unas cuantas: Maxi para los familiares y amigos, Max para otros amigos del mundo del romancero y de las letras, Maximiano para la oficialidad, Maximiliano, Máximo, Maximino para quienes se confunden, porque creen que el Maximiano no existe, hasta hay quien me ha llamado Maximiniano. Y ya ni me inmuto, aunque corrijo. A Isidro veo que unas veces le apellidan Cicero y otras Cícero... Pues a los topónimos hay que escribirlos tal cual son, salvando los usos dialectales para acomodarlos a la norma de la Academia, pues no es otra cosa la escritura que imagen de la voz, como ya dijo el gran Nebrija. Y pone Isidro unos cuantos ejemplos de la toponimia canaria, bien traídos y bien comentados. Y yo añadiré otro que, teniendo su origen en Canarias, traspasa el ámbito canario para convertirse en asunto pan-hispánico que ha tenido entretenidos a grandes teóricos de la literatura hispánica durante siglos. Creo, además, que es un buen ejemplo de los intrincados problemas que de continuo se le presentan al estudioso de la toponimia.
Para los grancanarios es bien conocido el Barranco de Azuaje, uno de los principales barrancos del norte de la isla, que separa los municipios de Firgas y de Moya, y que ofrece uno de los ecosistemas insulares más hermosos. Como es de suponer, al ser tan importante barranco, debió tener un nombre guanche. Y lo tuvo: se llamaba Agumastel. Pero como tantísimos otros topónimos cambió de nombre en tiempos de la conquista, y en este caso del poblamiento posterior, por el hecho de que en él se instaló uno de los principales ingenios de azúcar de la isla, dadas su abundante caudal de agua y la proximidad de la Selva de Doramas, para abastecer de leña los fuegos del ingenio. Y con plena naturalidad recibió el nombre del propietario del ingenio: el de un tal Damián Azuaje “el Viejo”, de origen genovés, llegado a las islas tras el negocio del azúcar. La saga de los Azuaje se extendió en Gran Canaria a lo largo de todo el siglo XVI y varios de ellos tuvieron importancia singular en la regiduría de la ciudad y de la isla. Azuaje es el nombre que aparece siempre en las escrituras, aunque todos los grancanarios no digan sino Asuaje. El caso es que un nieto de ese Damián de Azuaje, llamado Pedro de Azuaje, al quedarse huérfano de padre, a la edad de 10 años, en 1598 emigró con su madre y con un hermano menor llamado Francisco a México, reclamados por un familiar allí instalado que tenía un próspero negocio. Poco sabemos de la vida de este Pedro de Azuaje en la Nueva España. Pero sí que fue el padre, ¡atención!, de Sor Juana Inés de la Cruz, la poeta mujer más importante de la literatura escrita en español, quizá únicamente superada por Santa Teresa de Jesús, solo quizá. No se ha hallado una firma de Sor Juana con el apellido Azuaje, pues desde que a los 18 años entró en un convento su única firma fue la de Sor Juana Inés de la Cruz. Pero sus biógrafos, empezaron a ponerle el apellido paterno y escribieron Asbaje, con /b/, y con tan extraño nombre se la creyó de origen vasco. La conversión del verdadero Azuaje en ese extravagante Asbaje tiene fácil explicación. El predominante seseo de la Nueva España, como en la mayor parte de Hispanoamérica, como en Canarias, convirtió primero el Azuaje en Asuaje, después convirtieron la /u/ en /v/ y la /v/ en /b/. Ya veis, pura ortografía. Y de ahí salió el apellido Asbaje con que han cargado a la monja mexicana durante tres siglos y medio. Investigaciones muy recientes, coordinadas desde México y Canarias, han removido aquel disparate y con pruebas irrefutables el apellido hecho canario ha vuelto a ponerse al lado de ese prodigio de las letras hispanas que fue Sor Juana Inés de la Cruz.
Muchas gracias, Isidro, por ocuparte de mis cosas y por hacernos gozar con tu arte literario. Y gracias también a vosotros, Ramón, compañero de Corias, Luis Heredia y Luis Carrizo (cuánto he gozado y aprendido con tu Quijote), por sumaros a los elogios de Isidro.
Maxi Trapero
17 comentarios:
"Es justo y necesario, nuestro deber y salvación" ponderar como es debido este escrito de Maxi Trapero y suscribir al cien por cien cuanto dice del "ponderado" o poderoso en el arte de "escribir" (¿o debería decir también en la "ciencia del escribir", que esa sí que lo abarca todo), de nuestro Isidro. ¡Cuánto se aprende de maestros así y qué gran ventura es contar con ellos y, además, que se pongan así, a tiro, al alcance de la mano y que con su mucho saber y no menos generosidad se dignen compartir con nosotros en este blog su sabiduria y su humanidad! Gracias sin cuento, Maxi, por tu admirable sabiduría, "aliis tradita"; gracias, Isidro, por tu admirable obra, "banquete de chefs". Llevo un día sumamente atareado, pero ambos ya me lo habéis alegrado.
Hemos entrado en una dinámica peligrosa para el Blog. Estábamos al borde de la extinción por agotamiento y, es posible, por "mangancia", "filológicamente" afín a vagancia, ( está en el diccionario de la Real Academy of Casorvida. Invito a Maxi's a que lo consulte).La gente se ha hecho vaga y ya no escribe, el coronel BLOG ya no tiene quién le escriba. De la posible vagancia hemos estamos pasando a la especialización. Con gente que escribe como escribe y de lo que escribe uno no puede alternar. Están en otro nivel. Una de dos, o ponemos en marcha un blog específico para ellos o rebajan su nivel para que los de a pie no nos acomplejemos. Estoy diciendo lo que digo. Los escritos que nos brindan el Sr. Cicero y el Sr. Maxigusendo son para sentarse y gozarlos, ágiles, claros, de gran altura y fácil comprensión, lo difícil lo hacen fácil. Pero, ojo, conviene que echéis algún borrón y pongáis alguna falta de "hortografia" para que los demás nos sintamos a la altura. Da gusto leeros, sin desmerecer, por supuesto, al resto de escribidores, escribientes, escritores, que aportan su punto de vista.
Y sí hay que "curarse "
de nominibus", a ver si no como de J. Manuel pasamos al Pitu.
Conclusión, "el que pueda hacer que haga" y el que pueda escribir que escriba, que ose como yo oso.
Abrazos nominativos.
Un ¡hurra!, bien merecido, por el ínclito, oportuno, diligente, fecundo cual manantial inagotable, amigo JM. Aplausos para estos tres gigantes de la palabra (no hace falta nombrarlos) y algunos más, aunque ahora silentes, cuya sola sombra nos envalentona y cobija a los que ni siquiera somos capaces de generar sombras refrescantes.
Se pongan como se pongan, Casorvida es un topónimo, Mogarraz es un topónimo, Gijón otro, La Virgen, ya lo dimos en el capítulo anterior. La pequeña heredad del godo don Gundesindos, un topónimo. Otro más. Así podríamos seguir repasando pueblos, pueblucos, aldeúcas, parraquies, hasta agotar la lista generalísima de los que entonces fuimos. A algunos el topónimo le saltó a la identidad, como la chispa al ojo de un soldador y puede dejarle tuerto para toda la vida. A Bañugues le saltó la playa, a Sama, Sama. Los que iban a la mili de mi tierra, a todos los llamaban “Potes”, portaban el topónimo inseparable. Si el quinto era hábil para la instrucción, “Potes”. Si era negado, “Potes” también. En los seminarios pasaba igual. Potes, aunque no fueran del mismo Potes, sino de cualquiera de los 365 pueblos que componen la comarca , según se dice, uno para cada día del año. Gundesindus suena a godo como los que salían en La venganza de don Mendo.
El escrito que dio origen a esta movida extemporánea (no coincide con una presentación, con un homenaje anunciado, con una noticia, no tuvo otro motivo que el fresco capricho de su autor) aquel escrito a Trapero le pilló en Gusendos de los Oteros. Sin otra telecomunicación a mano que un teléfono móvil, que no es cualquier cosa, y además con cobertura. A mi casorvida personal, siempre voy sin cobertura. Son lugares no ya vacíados sino casi difuntos.
Una vez en mi pueblo cuando era joven tuve la ocurrencia de hacer una lista de todos los topónimos que sabía la gente. Cientos de ellos se sabían. Cada pocos metros, cambiaba el microónoma, seguramente porque los usuarios y usuarias del territorio estaban dedicados al pastoreo y tenían que señalar los parajes con la misma precisión deíctica en las palabras que si fueran dedos índices, los de indicar. La tú cordera, Miguelucu, debe de estar en la panda del Avellanal, encima de la Majá de Navajos no por debajo. Fui apuntando todos los nombres de todos los microtopos en una lista. Me ayudaron , la imprimí y se la entregué al presidente de la Junta Vecinal. Lo agradeció, no por él, que él conocía el nomenclátor como el que más, si no para los que vengan detrás, me dijo.
Lo que pasa es que detrás no vino nadie. El presidente lo metió en el arca del pueblo delante de mí, supongo que allí estará. A la vista de nadie porque ¿quién hay para verlo?
Por eso agradece uno tanto que haya alguien que lea lo que uno escribe, aunque no lo diga, claro que si lo dice, mucho mejor. Lo quieras o no, lo que escribe uno siempre tiene su aquel, lleva su necesidad de reposar en otros ojos o en otro corazón. Que haya cobertura, por Dios.
De toponimia todo el mundo ha oído hablar, dice Maxi. Listar los nombres de los sitios, cualquiera, ya he dicho. Otra cosa es la toponomástica, a mí me ha quedado muy claro. Abstraerse de la lista, demostrar que el mecanismo de nombrar fuentes y picos en mi pueblo es el mismo que en Tenerife y en Cuba es trabajar la “teoría de la nominación tópica”, otra cosa muy distinta. Lo llaman filo (que siempre es amor) a los logos (a las palabras). Es importante fijarse en cómo nos lo explica Trapero. Para que no confundamos las cosas y para que entendamos, digo yo, la dimensión de su empeño.
Las palabras sustantivas que se les ha puesto a los sitios, indagar sus orígenes (etimología), su evolución (historia), la variedad de sus formas (morfología), la colección de vocablos (lexicología), los significado de esos vocablos (semántica) y su contexto. Tener delante la geografía, la historia, la antropología y la religión. Una colosal empresa intelectual.
Como apunte insignificante para el denso programa que nos describe y presenta como tarea conveniente nuestro segundo "sin parangón", Isidro (gracias, amigo, por cada palabra , y para la curiosidad general, por lo que me toca de lleno, digamos que "Mogarraz" es, obviamente, palabra árabe, formada por una trilítera suyo significado viene a ser algo así como "lugar fecundo por sus aguas" (hoy tenemos allí el sendero sin parangón (y van tres), que une Mogarraz y Monforte, del "Camino del agua"). Se discutió mucho si ese era su significado correcto en atención a su etimología árabe o más bien se refería a majada, a lugar donde pueden ponerse moradas las cabras. Celebrando en Amán el final del Ramadán, en casa de mi amigo palestino Jamil (estudioso del árabe y médico que hizo su carrera en España y se casó con una salerosísima gallega), le dije de pronto: querido Jamil, no pienses nada, deja tu mente en blanco y dime lo primero que te venga a la cabeza si yo te digo la palabra "mogarraz". No tardó ni dos segundos en contestarme: barro, humedad, lugar de agua. Así que, amigos, de los cuatro elementos clásicos que componen lo que es la Tierra y lo que somos nosotros mismos, parece ser que los "mogarreños" estamos hechos de agua, razón apodíctica por la que somos fluidos, finos, penetrantes, fecundantes (sin morbo), la quintaesencia de la vida misma. Esto último se lo dedico al amigo "sin parangón" (y van cuatro), que es JM, para que parangonee (cinco y último) con Casorvida y, siendo humilde como es él, seguro que se sentirá muy honrado de pensar en Mogarraz y no te digo complacido si tiene la fortuna de dejarse caer por allí. A propósito, si de "dejarse caer" hablamos, digo yo que, escribiendo yo en este blog, ancha es Castilla, pues dejo la mies trillada y la tierra cultivada para todo el que quiera compartir en él con amigos algo de lo mucho que siente y vive, como si quiere hacerlo juntando todas las palabras, no poniendo ninguna tilde y mezclando churras con merinas, pues este blog es salón de estar donde nadie debería tener ningún complejo para poner los pies sobre un taburete o la mesa misma y, llegado el caso, dar rienda suelta a alguna flatulencia, cuya musicalidad de contrabajo nos haría reír un buen rato, que falta nos hace.
Perdón, el anterior comentario me ha volado de la pantalla cuando estaba repasándolo y trataba de completar una frase de la primera línea, que me permito rematar aquí: "Isido (gracias, amigo, por cada palabra que aquí compartes y por ensamblarla tan magistralmente como pocos saben hacer) y para la curiosidad general...". Y ya no sigo leyendo para no tener que hacer frente a otras posibles deficiencias del texto enviado. Gracias, una vez más, y van ya muchas, por leer bien lo mal escrito.
No conviene desviar el tiro, este portillo es para los especialistas en temas toponímicos et alteri. De Mogarraz y Casorvida hablaremos en alguno de los encuentros de la casa del Dago. Quede dicho como anticipo que Casorvida no no tiene parangón. Abrazos calientes.
Seguro que seguiremos hablando de Casorvida con cualquier motivo Pitu, seguro. Y un tipo que se pasa los veranos dándole a la guadaña seguro que le sobran parangones: παράγωνον λίθον, me refiero, no quiero repetirme.
Qué bien escriben los anónimos. Lo de la guadaña es cierto, cosas que no hacen ni el Maxi, ni el Cicero y, Ramón presume pero, pa mí, que no. Ellos saben otras cosas de más enjundia. Más abrazos.
No me escondo, el del anónimo he sido yo.
Vaya si te escondes, y todo por no saber escribir "curioso". Aunque en ese pueblucu estás bastante escondido. Abrazos.
Jajajá, me divierte ver a Isidro y a JM jugnado a encontrarse, como cuando mis nietos juegan al escondite. ¡Enormes potencialidades de este blog, que lo mismo asciende a las cumbres adultas de la literatura, incluidas la mística y la poesía, que desciende a las cavernas para cobijo de deliciosos juegos pueriles!, pues unas veces precisa reglas y sintaxis y otras da rienda suelta para que sean las b, las v, las h y las tildes las que jueguen al escondite o se prodiguen con insultante mocedad y delicioso alboroto infantil. Quien no me crea, que mire para el "juntador de palabras" sin otras aspiraciones añadidas, que yo mismo soy.
Supongo que, lo mismo que yo, todos los demás antiguos alumnos de la Virgen del Camino nos hemos enterado del reciente relevo al frente de los dominicos de la Provincia de Hispania: al término del mandato de Jesús Díaz Sariego ha sido elegido prior provincial Francisco Javier Carvallo Fernández, otro joven asturiano como el anterior. Carballo tiene 58 años. Con ambos jóvenes dominicos hemos tenido relación importante en los últimos años y, personalmente, les estoy muy agradecido a ambos. Felicito a Carballo y, supongo interpretar los sentimientos generales, deseándole los mayores aciertos en su cargo.
Veo que existen 302 frailes dominicos en la Provincia de Hispania, muchos de ellos habrán sido exalumnos de León como nosotros, muchos conocidos nuestros y quiero pensar que incluso los habrá asiduos al blog de José Mari Cortés, aunque no sean muy participativos. Tampoco son los únicos. Con esta ocasion quiero expresarles a todos ellos humildemente mi afecto personal.
Sí, sí, Isidro, la hemos venido viendo en los distintos medios, la noticia. Recuerdo a Carballo en un encuentro en la Virgen del Camino, en los prolegómenos creo de la creación de este blog, un sábado que se dignó comer con Claudi, la mujer de Valentín Tascón, y con Chiti, mi mujer, y con ambos dos de nosotros. Fue muy amable y acogedor y eso que las señoras estaban allí de estraperlo, porque fue reunión solo de varones. Recuerdo a Carballo de encontrármelo alguna vez que otra vez por las calles de Mieres, pues, por mi tienda de Mieres y por ostentar entonces la propiedad del antiguo casino de Bustiello (hioy residencia geriátrica), mantuve muy buena relación con sus padres y sus hermanas. Recuerdo el sepelio de la muerte de la madre de Carballo hace ya unos años, pues ese día no cabía un alma más en la iglesia y sus alrededores en Santa Cruz de Mieres. "Me alegré cuando me dijeron..." que habían vuelto a elegir a Carballo, ahora como Provincial de Hispania (oídos atentos me aseguraron que hasta fue candidato a General), un hombre cortés y bueno por encima de todo lo demás, que es mucho. Enhorabuena a él y a sus familias, la dominicana y la de Bustiello.
REFLEXIONES HEREDIANAS
-Maxi, no sé qué te vamos a decir cuando culmines la próxima obra. Me da igual sobre lo que trate porque seguro que superarás el listón, a pesar de lo alto que lo has puesto.
-Isidro debería ser carpintero porque siempre da en el clavo.
-Ramón, debería ser costurero. No lo digo por la cantidad de cosidos que lleváis entre Chiti, tu mujer y tú. Lo digo porque no das puntada sin hilo. ¡Qué bien lo pasamos en la visita a Mogarraz. Pero como hay gente que se fija más en lo material que en lo espiritual y cultural, alguno de los que por aquí pululan se acuerda más del cochino de Mogarraz que de los espectaculares retratos que cuelgas de las fachadas de las casas.
-JM GARCÍA VALDÉS. Así, todo con mayúscula porque ya sabes que en GIJÓN todo ye a lo grandón no como en Casorvida, que será global pero ocupa menos que las vías del tren y no "pita" tanto como Gijón. Mira que no tuviste años para averiguar los orígenes del topónimo del que tanto presumes y tienes que acudir a Maxi. Deja descansar a Maxi y pregunta a los vecinos.
-Felicidades al Padre Carballo. Siempre me pareció muy buena persona pero algo serio.
Suscribo lo que dices salvo alguna cosilla, salvo algunos hilillos. Si alguien ha de ser escrito con mayúsculas ese no es otro que el de Gusendos, con Mayúscula y con letra Redondilla. Casorvida y lo casorvidense están escritos con mayúsculas por decreto del altísimo, ese era el Sr. qué estaba en el registro. No lo sabe Maxi pero en Casorvida somos muy entendidos en TOPONIMIA, hay topos en cada palmo de las grandes extensiones agrícolas que nos rodean; si se dejará caer por aquí podría llevarse TOPOS para dar y dejar. Doy por hecho de que eso de la toponimia se refiere precisamente a eso a los topos, o no.
Dichas las tonterías pertinentes os deseo lo mejor y os traslado abrazos a salvo de topos.
Luis, tus flores no te libran de la deuda que tienes contraídas conmigo, varias cajas de sidra.
Nos hemos liberado ya de agosto y de sus tórridas garras (¿quién lo diría del mes más deseado del año?) y nos acogen ya las caricias otoñales de septiembre. Está claro que, a la postre y para nuestro gozo, no hay mal al que no venga a tapar un bien. Es esta una sensación que también parece haberse apoderado, aunque solo sea un poquito, de este blog fraternal y amistoso a base de los aldabonazos que, a golpe de topónimos, le han endosado Maxi e Isidro, benditos y encomiados sean ambos como se merecen, tan bien jaleados como han estado por LH y JM. Espero que el nuevo curso Antiguosalumnos, sin nada que ver con el atormentado comienzo ayer del curso legilativo, emprenda de nuevo el vuelo de sus más altos sueños y aspiraciones. ¡Curso nuevo, vida nueva! Buen ánimo para la nueva andanada, para tiempos que han de ser forzosamente nuevos, querido Furriel et alii.
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