martes, 9 de abril de 2024

¡¡REENCUENTRO!! 6 ABRIL 2024 ¡¡ (Valoración de Ramón Hernández Martín)

Valoración particular del encuentro del 6 de abril 

 


 

Emotivo y denso encuentro, al menos durante las casi cuatro horas que ayer pude compartir afortunadamente con los reunidos en la Virgen del Camino. Lo digo por lo entrañable que resultó la misa de acción de gracias y por las intervenciones de cuantos me precedieron en el uso de la palabra. Fue muy emotivo oír de boca de Josemari el relato de la gesta, el nacimiento, la puesta de largo y la “mayoría de edad del blog” que estábamos celebrando y, ¿cómo no?, las magistrales intervenciones de cuantos me precedieron en el uso de la palabra. De las que siguieron nada puedo opinar, pues las circunstancias me obligaron a ausentarme.

En mi atropellada felicitación apenas acerté a deshojar la margarita de sentimientos y pensamientos que me embargaban. Lo repito a continuación muy sucinta y más ordenadamente para quienes no asistieron y pudieran interesarse por lo expuesto. Tras felicitar efusivamente a Josemari por lo mucho que ha compartido estos años con todos y a Alberto por lo mucho que nos ha enseñado de la vida con su dulce presencia, valoré el blog como un gran tesoro a cuidar con esmero, pero también dejé constancia de que aquella celebración no era meta sino punto de partida para una nueva andadura, exigente y difícil, y de que el blog era realmente una excelente herramienta para seguir construyendo nuestras propias vidas. Por ello, animé a todos, se expresen como se expresen, a compartir generosamente en él sus propias experiencias vitales. (En comentario ya publicado en el blog he dejado constancia de que en mi intervención de menos de dos minutos olvidé realzar el hecho de que, a mi parecer, entre todos estamos construyendo un nuevo “Santuario de la Virgen del Camino”, espiritual o virtual). 

En mi condición de vejestorio, al que están a punto de caerle encima 84 tacos, me permití erigirme en “padre” de los reunidos y compartir con ellos la experiencia de que, tras valorar ahora mucho más como regalo del cielo cada día que vivo, la tremenda complejidad de la vida se simplifica sobremanera vista desde la atalaya de edad en que me hallo, pues toda ella se reduce, a la postre, a vivir odiando (craso error) o hacerlo amando (gran sabiduría). En nuestro contexto formativo hemos sido muy afortunados porque muy pronto nos topamos con un “tío” (así lo dije) que a todo lo tenebroso y ácido de la vida lo llama “Padre, al tiempo que nos invita a tratarlo como tal, y que a cada uno de nosotros en particular nos susurra al oído: “ve, vende cuanto tienes, dalo a los pobres y ven y sígueme”, oferta que, bajo el punto de vista social, se concreta nada menos que en las “bienaventuranzas”. Sin duda, un gran “tío” y un buen compañero ese tal Jesús de Nazareth.

En mi caso particular, agradecí, además, la fortuna de haberme topado con Eladio y su genial sistema de pensamiento sobre los valores y los contravalores, tan cercano a nosotros, tan nuestro. El sistema de Eladio no nos conduce, como hacen otros, a un cerrado y extenuante círculo vicioso de interrogantes irresolubles, o a una desoladora nihilidad depresiva, saturada de impotencia, o, lo que sería todavía peor, no nos arroja a una fosa séptica y convierte nuestra vida en náusea vomitiva, sino que nos invita permanentemente a un estimulante “más y mejor” en todos los ámbitos de la vida. Venimos a este mundo – dice Eladio- a medio hacer y nos vamos completando poco a poco hasta alcanzar la plenitud en el momento en que el moribundo pierde su condición de tal para transformarse en muerto, de acuerdo con la “esperanza radical” que nos anima, esperanza pura que no puede apoyarse en ninguna plasticidad. Fue esa una idea que me vino como anillo al dedo para concluir invitando a todos los componentes del blog, presentes y ausentes, a ir siempre a “más y mejor”, siguiendo el camino eladiano.

A este respecto, me gustaría hacer un cándido reproche a nuestro muy querido Furriel. A lo largo de su intervención resultó aleccionador y emotivo que, manteniéndose él firme en su grado, fuera nombrando una serie de “generales”, todos ellos de méritos sobrados para ascender tanto en el escalafón. Ahora bien, como soy hombre al que las jerarquías, sean militares o eclesiásticas, se la traen al pairo, pienso que, si de generales hay que hablar, entonces deberíamos tener en cuenta a los 500 (501, según precisión allí mismo expresada) miembros que conforman el blog. En estos asuntos, tan “general” es, creo yo, el superdotado que alumbra el camino y nutre a la masa, como el más humilde de una masa que sigue fielmente el blog, aunque no se atreva a abrir la boca. 

Gracias, Josemari, amigo, pues, aunque no te erijas en “general”, doy fe de que eres “genial”, con una “i” en medio que vale mucho más que una “e” y una “r” juntas.

Ramón Hernández Martín




6 comentarios:

Carlos Tejo dijo...

Deambulaba yo por allí y me preguntaba quien era esa persona que iba de corrillo en corrillo y que hablaba con entusiasmo como si todos lo conocieran. Pensé que era algún antiguo alumno de un par de cursos superiores a mi yeguada del 62, pues no aparentaba más años. Al mismo tiempo tengo que confesar que, cuando salí hacia La Virgen del Camino, me dije a mí mismo que seguro que ese tal Ramón Hernández sería de la partida, ya que su participación en el blog es casi diaria, y que por fin le pondría cara.
Ya en el salón de actos, durante el homenaje, una llamada telefónica inoportuna me hizo perder un par de intervenciones. Cuando todo acabó, ese señor desconocido, ya en el exterior del edificio, comenzó a despedirse pues se tenía que marchar a su tierra. Me tendió la mano con un "espero que nos veamos pronto" y yo le pregunté: "¿puedo saber quien eres? Y me lo dijo.
Gracias Ramón Hernández por estar a nuestro lado no habiendo sido de los antiguos alumnos. Un abrazo.

Ramón Hernández dijo...

Recordaré algo que sí que dije en mi intervención, pero que no me salió al paso cuando hice la valoración que precede en la mañana del domingo, porque puede que sea útil para muchos seguidores de este blog: que frente a cada estampa o entrada del blog, cuando la veo y leo, me siento como paciente en el diván de un psiquiatra que se limita a pedirte que digas lo primero que te venga a la cabeza, sin parar mientes en si es coherente o incluso en si puede ser usado en tu contra. Cuando me parece que lo que esa lectura me sugiere puede ser de interés para alguno más, voy, lo escribo y lo publico sin más contemplaciones. ¿Hay alguien que se atreva a decir que no puede hacer lo mismo que yo, máxime cuando se trata de compartir, sea cual sea la forma de expresarse cada cual, ideas y sentimientos con compañeros que merecen eso y mucho más? Tenemos el lenguaje que es un maravilloso medio de comunicación y, además, utilizamos un maravilloso español, tan flexible que nos permite entender perfectamente lo que se quiere comunicar cuando alguien escribe, por ejemplo: "fui haber la catedral y me alegré mucho de averla visto". Lo importante es tener algo que decir y decirlo sin complejos. Por lo demás, gracias, Carlos, por lo que, no habiendo sido más que un cariñoso saludo fugaz, veo que dejó huella. Son detalles por los que uno bendice la vida y se siente sumamente recompensado por cualquier esfuerzo.

Vibot dijo...

Yo también quería ponerle cara a Ramón pero se fue tan raudo que ni siquiera pudimos saludarnos. Me hubiera gustado darte un abrazo, Ramón. Dices que no estuviste en el colegio de niño. Pero ¿tomaste el hábito y estuviste en Las Caldas…?
¿Cuál fue tu camino con nosotros?

Ramón Hernández dijo...

Gracias, amigo Vibot. También a mí me habría gustado poder hacerlo. En la sala de actos estuve sentado atrás del todo, incluso detrás de la cámara que grababa el video, junto a Baldo, dos filas detrás de donde estabais vosotros. Al decirme Baldo quién eras, me levanté para ir a saludarte, pero en ese momento comenzaba el acto y volví a sentarme, confiado en que habría tiempo para hacerlo. Después, las circunstancias me forzaron a marchar tras mi intervención, pues me pareció que ya le había exigido demasiado esfuerzo a mi mujer en su situación, aunque estaba aguantando bien la tirada de cuatro horas en la Virgen del Camino en medio de un largo viaje y que, en ese momento, estaba sentada con Julia, la mujer de Baldo, en la fila delante de la nuestra. Al salir, apenas me dio tiempo a despedirme de Julia y Baldo, y también de José Luis Suárez (¡qué impresión de dolor nos produjo verlo a Chiti y a mí y qué mérito tenía este hombre al acudir al encuentro!), y de Carlos Tejo, como ha quedado dicho, que tan amablemente se nos presentó y nos saludó al coger el coche en el patio interior. Precisamente la despedida fallida, que en otras circunstancias habría sido no solo masiva, sino también sosegada y emotiva, me llevó a enviarle a Josemari el domingo por la mañana lo que precede como mi más primaria (recordad el diván del psiquiatra) reacción o vivencia de un encuentro que me encantó y llenó de nuevas ilusiones mis alforjas. Es esta una buena ocasión para repetir mis infinitas gracias a todos por la acogida.
En cuanto a tu particular curiosidad, querido amigo Vibot, te diré que sí, que tomé el hábito en Palencia, que pasé tres cursos de Filosofía en Las Caldas y cinco de Teología en Salamanca (lectorado y ordenación sacerdotal incluidos), que estuve un curso en Roma para el Doctorado y dos cursos en París (cuatro semestres de Ecumenismo), más otro semestre en Ginebra, seguido este de una experiencia ecuménica en Bristol, que se prolongó con cuatro meses más de estancia en Nueva York como capellán del Saint Vincent Hospital y observador de movimientos ecuménicos, para terminar, por los inescrutables designios de la vida y de la Providencia, vendiendo libros, inversiones y servicios de empresa antes de rematar la faena laboral con el descabello de 20 años como autónomo de una droguería especializada. Como ves, mucho tomate y no poca cebolla para una rica ensalada que ahora trato de aderezar de la mejor manera posible, ¡jajajá! ¡Qué bonito y reconfortante es mirar atrás con el respaldo de una familia (dos hijos y dos nietos) que te respalda y te mima!

Carlos Tejo dijo...

Después de esta confesión a corazón abierto sobran razones para quererte a ti y a los tuyos.
Ramón, el sábado te graduaste como antiguo alumno de la Virgen del Camino. Un abrazo.

Santos Vibot dijo...

WoW! Ramón, vaya periplo vital.
Claro que estás graduado de antiguo alumno, como dice Táxulus, nuestro querido Tejo. Y "cum laude".
Ese gran trayecto dominicano es el que irradias en cada una de tus entradas y que ha insuflado aliento últimamente a nuestro blog.
Espero que algún día nos veamos y podamos compartir mesa con sosiego.
Un abrazo grande.

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