Para los seguidores de este blog es recomendable la lectura de su primera parte, sobre todo el capítulo 2, “Primeros balbuceos. La búsqueda”. Por allí transitan Corias, Jesús Torbado , Felipe Lanz, Juan José Iparraguirre, pRicardo, Palencia… Para los menos jóvenes en este blog, que patearon los mismos pasillos, el mismo refectorio, el mismo cielo y los mismos paisajes, páginas entrañables. Para los que vivimos la experiencia en León mismas experiencias, similares recuerdos. Para todos, el reconocimiento a uno de aquellos “apostólicos” que se fue abriendo camino público en la sociedad española.
Curiosamente, Pepe Castaño ha estado ligado siempre al mundo del espectáculo por matrimonio, por experiencia propia o por familia actualmente. Y curiosamente también, este locutor deportivo acabará su vida profesional en una cadena de emisoras –c.O.P.e- vinculada, por origen al menos, al mundo dominicano: José Luis Gago, José Ramón Tejo…
Dice la propaganda del libro que los beneficios se destinarán a obras benéficas. Aún así, para quien no le quede espacio en la biblioteca para más libros o no tenga tiempo de leerlo entero, acompaño enlace a las páginas de “libros”, en Google, donde se pueden leer en abierto trozos, entre las que están la época que más nos interesa a los “antiguosalumnosdominicos”:
https://books.google.es/books?id=ZdhJEAAAQBAJ&lpg=PP1&hl=es&pg=PT29#v=onepage&q&f=false
Correo de Javi del Vigo
Mientras tanto, salud y saludos. Javi del Vigo.
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Contestación de Pepe Domingo Castaño
Date: mié., 6 abr. 2022 12:49
Subject: Re: Texto completo sobre Hasta que se me acaben las palabras
To: Javier del Vigo <javierdelvigo@gmail.com>
2 comentarios:
A Pepe Domingo Castaño lo recuerdo muy bien de cuando, en septiembre de 1952, llegamos a Corias, él con los 10 años no cumplidos todavía (creo que era el menor de los ochenta y pico que formábamos el primer curso) y yo con los 12 recién cumplidos (uno de los del medio). Junto a mí, en la fila, tuve a su hermano Antonio, buen amigo mío, que con el tiempo se hizo relojero y murió en Padrón o Santiago hace ya unos años. A ambos hermanos los llamábamos "Pepé" y "Popó". Por enfermedad, creo, si mal no recuerdo, José Castaño atrasó un año, cosa que le llevó, en el curso 57-58, a inagurar la Virgen del Camino, mientras nosotros íbamos a Palencia al viejo noviciado e inaugurábamos el nuevo de Caleruega. Recuerdo que en unos "ejercicios espirituales", cuando estábamos en tercero o cuarto de Corias, Segis, que era quien nos los daba, nos confesó que se sentiría muy contento si lograba convertir a uno solo de nosotros a Dios (¡a nosotros, tan modositos, que aquellos días casi no salíamos de la capilla!). Pues bien, José Castaño levantó el brazo y dijo que ese uno sería él, y, efectivamente, tras aquellos ejercicios, vivió una temporadita casi como un cartujo, inmerso por completo en la mística. Luego, cuando fue al noviciado (año 58, creo), haciendo uso del privilegio de cambiar el nombre o añadirle algo al tomar el hábito, él dejó de ser José a secas para convertirse en José Domingo (Pepe Domingo) en honor al fundador de los dominicos.
Gracias, Javi. Será una delicia disponer de algún rato para leer, al menos, esas páginas. Buen chaval y buen profesional. Hace ya años, en una ocasión llamé a la puerta de su chalecito de Aravaca, pero no tuve la suerte de localizarlo. Cuando por teléfono se lo comenté a su hermano Antonio, este me dijo que fue buena lástima, pues se habría alegrado mucho de verme.
Javibis, interesante testimonio de uno de tantos que pudo ser pero no quiso ser, se quedó en el estar, por aquello de que allí estuvo, yo también estuve pero no fui. Ser y estar. Yo todavía no he llegado a entender qué recontra es eso de la VOCACIÓN, una llamada, dice la etimología pero una llamada ¿De quién, cómo y para qué? A mí ni Dios me llamó, me llamó una tía monja, un primo fraile y unos padres que no sabían muy bien como fabricarme un futuro. Mi padre quería que fuera CANÓNIGO, pero no tenía a nadie que me llamara para eso. Seguro que no hubiera sido mal Canónigo, hubiera requerido un poco más de barrriga pero, por lo demás, podría haber dado el perfil. En definitiva, fuimos muchos los Pepes Domingos Castaños que vivimos experiencias muy similares, yo también llegué a casa en tren después de un largo periplo; la verdad es que no me tocó ninguna jovencita en el departamento, que si me llega a tocar aún estaría bajo los efectos de la "sonrojez".
Muchas tardes escuché a Pepe D. en las retransmisiones deportivas, buena voz y mucho desparpajo.
Amigo Javivi, sigue trayéndonos historias, tu sabes incluso latín, más que los Antonios de allende los Pirineos. El que no sepa de qué va y le interese que pregunte.
Abrazos pascuales.
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