texto de José Ignacio que no se pudo leer durante la Misa.
Su nombre completo era Pedro Pablo, aunque todos lo conocimos por Padre Pedro. Y le venía bien este nombre de Pedro Pablo porque a veces su hieratismo aparente de piedra, que no era tal, se le unió la caída del caballo al ver la miseria y la injusticia social que anidaba en la población de las naciones centroamericanas donde lo primero era dar de comer y formar y luego evangelizar. Y en esa nueva misión y comprensión tuvo el cambio de vida y de mente hasta su muerte hace un año como hermano párroco de Vallecas.
Todos sus muchísimos alumnos lo conocemos por su labor formadora en el Colegio de la Virgen del Camino.
Esta función que ejerció en internados durante años en España no fue considera en su balanza vital como digna de elogio y satisfacción: “ No estoy muy orgulloso de aquellos años de formación en el Colegio” dijo, claro, una vez conocida ya la miseria y pobreza de aquellos pueblos al otro lado del mar.
Fue para él una etapa de desgaste anímico y personal por la intensidad de trabajo, funciones repetitivas poco gratificantes, falta de espacio vital y carencia de apoyos durante tantos años.
Llegó a España retornado. Vino cambiado. Este germen de la nueva justicia social que abrazó en América lo llevaba ya larvado desde España, pero el sentido de obediencia que explicaba como columna ́vertebral de los votos canónicos tenía que comenzar con él por coherencia. Pero cambió cuando su sentido de la vida no podía limitarse a funciones meramente formadoras. Necesitaba otro espacio para encontrarse porque quería imitar al Jesús de todos: primero atender a los enfermos, dar de comer a los hambrientos, reparar la injusticia y dar amor a sus hermanos y después evangelizar. Pero qué era evangelizar?
En el funeral de su hermana en Gijón, al que asistimos varios compañeros, dijo algo que me conmovió al principio y me dio qué pensar después. Dijo: “jesús no era muy religioso”. Dicho así conmueve, pero luego cuando uno lo medita es verdad: cuántas sinagogas visitó, cuántos rezos encabezó, cuántas lecturas dirigió, cuántas ofrendas realizo, a cuántos rabinos visitó? Para Jesús y para Pedro Pablo la religión estaba mucho más cerca, al lado, en el hermano que sufría. Evangelizar era otra cosa...
Pedro Pablo murió en la cruz de Jesús y acogido al regazo de María, como en la imagen de LA VIRGEN DEL CAMINO.
MARIA,
LA ROSA DE LOS VIENTOS
VIENTOS DE AMOR Y MUERTE.
LOS CUATRO PUNTOS CARDINALES DE ERNESTO CARDENAL Y DE PEDRO PABLO SANCHEZ.
Viento del Oeste (IV)
PEDRO PABLO SANCHEZ.
Viento del Oeste,
Poniente,
Viento duro,
Viento que lleva la gorra, Viento que quita el sombrero.
Pedro Pablo, mi viejo en estado puro, esperaba
como todos los viejos,
desarmado, muy seguro,
todo entregado, sin futuro.
El viento poniente soplaba
cuando llegó a tu tierra Cefas El otro Pedrero. Te veo quitándote la gorra,
piensas que te quitas el escudo
y que sin ella eres carne de mazmorra.
Notas el olor de humilladero.
Toda tu vida ajena es tu saludo,
a la vez dejas que corra
el sudor por tus sienes y te postras
besando la mano lo primero.Esperabas una caricia de tu lucero,
pero recibes un dedo como porra
y la sentencia de sentirte prisionero
Se calma el viento de poniente guerrillero.
Tu pelo blanco llorando pide al sol que no corra. Pides que te socorra
tu amigo de los pueblos, tu compañero. Te cubres la cabeza con la gorra
sin viento.
Al lado, hay un prado
y ves que te está mirando un cordero. Tú le miras y boina en mano
por última vez
doblas tu brazo hacia tu corazón.
el brazo del perdón.
Estas diciendo “Te quiero”
antes de beber el vinagre por la sed.
Viento del Sur (III)
Viento del Sur,
viento caliente.
viento del pueblo.
Siempre al sur mirando, Siempre del sur marchando, Al sur del río,
Al sur lo mío,
con la espalda mojada
porque el calor queda en la aldea
y conmigo viene la camiseta sudada. Ella los ríos vadea,
conmigo pelea,
camiseta rota y decolorada,
a la que la pulsación marea.
Ay, viento de sur,
viento caliente y salado
que mi choza rodea
y me empuja a El Dorado.
Así me salva del hambre
y de la partida armada
que trae un lazo de alambre
para dejarme colgado.
Es aviso para el pueblo:
se mueren los cariños
de una madre, de unos niños
con un infierno y un castigo desalmado.
Viento del este (II)
Viento del Este, naciente.
Tu viento del oriente
junto con el del norte
tu oponente.
Sufriste la riqueza y la autoridad,
hierro candente
desde el otro lado del río
y de la mitra de frío.
Miraste que sólo te importe
acompañar al Nazareno
hasta ese pobre terreno
donde sólo hay necesidad
y barrigas de pequeños
pidiendo por caridad
algo que calme el silencio
cuando la sangre es coral,
aunque al lado hay un palacio,
un palacio de cristal.
En él vive la opulencia sin freno
junto al salario de cieno,
donde nunca quisiste tú entrar
para no comenzar a llorar.
Viento del Este, viento frío y cielo claro.
Valiente siempre aunque molestes.
Ojos limpios se cerraron.
Era una noche celeste.
VIENTO DEL NORTE. (1)
Viento del norte,
de la riqueza.
de poder y del dinero
sin pensar en el obrero.
Es el viento de la belleza
y del mundo financiero.
Con el hambre y la pobreza
del desnudo pordiosero,
con peones mucho peores
y matones de vileza
juegan siempre a ganadores
y les vuelven para siempre prisioneros
del extranjero.
Les roban el sol que siempre vieron,
aunque para el amo sea el tercero.
y les dejan sin la tierra
en que nacieron,
en que vivieron,
en que murieron,
pero un loco no calló,
era un loco que quisieron
porque quiso,
un valiente soñador todo entero.
José Ignacio
3 comentarios:
Gracias, José Ignacio. Conmovedor, emotivo, trepidante. Perdón, pues, al adentrarme en tus cuatro "vientos", creí que se referían cada uno a uno de los cuatro homenajeados (no estaría de más que volvieras sobre el tema pensando en todos ellos), pero ya he visto que tus vientos nos han metido en un tornado o arrojado a un volcán al centrarte en fray Pedro Pablo. Ya lo he dicho en otro comentario, tratando de pintar con una sola pincelada a fray Pedro: por la Paramera corre un "viento" cargadito de milagros, lo que es una gran oportundiad para deprimidos y deteriorados. Seguro que crónicas u homenajes como el tuyo ya han producido más de un "milagro". Gracias de nuevo.
Tienes razón , Ramón, Tienes razón. Lo que pasa es que a Carlines siempre está ahí. A Espinosa y Turienzo casi no los recuerdo, y Pedro Pablo fue nuestro/mi padre y en estas fechas de Navidad más...
RECUERDOS (él nos cuidaba)
Navidad en año viejo.
Serpentines de colores,
banderitas de naciones,
y cometas de vapores,
villancicos y canciones,
nacimientos y pastores,
caramelos y turrones
de almendras, pasas y amores...
Ramón, un abrazo y que me perdonen, seguro.
Ese es mi viento cargado de cariño: decir que le quise (p.Pedro) y que le quiero mucho todavía. No hay milagros. Hay amor.
Tenía yo 12 años cuando le conocí y ahora tengo 75. El era un hombre muy humano, demasiado. Yo soy partícipe de agotar, cansar y hacerle sufrir por acompañar, cuidar y formar a doscientos largo de alumnos, a pleno rendimiento de hormonas juveniles y en régimen de internado totalmente cerrado, en cada escuela menor o mayor que dirigió, día tras día, año tras año, vida tras vida.
Después fue ya el hermano Pedro Pablo.
jose ignacio,
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