martes, 26 de agosto de 2025

EL QUE NO TIENE PARANGÓN ES ÉL (Por Maxi Trapero)


 Qué suerte la mía poder contar con los comentarios de Isidro sobre mi Diccionario de toponimia de Canarias. Por dos motivos: por la calidad de su prosa y por ser mi amigo, aunque doy por seguro que sus elogios están guiados más por esta segunda condición que por los méritos de mi obra. Sobre la primera condición, nada puedo yo añadir a lo que todos los que escriben en este blog proclaman reiteradamente. Y yo también lo proclamo. Se lo dije por vez primera al leer su Vendedora de globos, que conocí años después de haberse publicado, pues ausente estaba yo de la que habíais armado con la primera reunión de antiguos alumnos de La Virgen y que dio lugar al prodigioso artefacto de Josemari. Y lo tengo escrito. Y lo repito aquí: no hay en la actualidad en España un escritor que mejor escriba. Tienen todos sus textos eso que se puede llamar “arte”, que, en mi opinión, contiene un fundamento esencial: la intriga, considerada dentro de la narratología como la organización artística de la fábula. Así que cuando Isidro me anunció por wasap que había escrito algo sobre mi Diccionario, estando yo en Gusendos, y no teniendo más medios que un móvil que no me daba entrada al blog, ansiaba con regresar a Las Palmas para poder leer su texto. Y fue lo primero que hice ayer, de madrugada, pues era ya muy de noche cuando anteayer llegué a casa. Y de nuevo el placer de leer la prosa de Isidro. Y no tanto por lo que dice de mí y de mi obra, que también, cómo no, sino por lo atinado de sus comentarios sobre una ciencia que se está haciendo, la toponomástica, cuyo nombre dice él que lee y escribe por vez primera. No me extraña. De toponimia todo el mundo ha oído hablar, que es, simplemente, el estudio de los nombres de lugar, pero hacía falta elevar el nivel de estudio para hacer una “teoría” de la toponimia, pues damos por seguro que en cualquier lugar, en cualquier tiempo y en cualquier lengua los procedimientos para nombrar el territorio son los mismos o similares.


Disciplina lingüística es, prioritariamente, pero en la que se dan todas las ramas de la filología, todas, desde la etimología hasta la historia de la lengua, desde la morfología hasta la lexicología, y siempre la semántica gobernándolo todo. Pero que debe contar con otras ciencias auxiliares, la geografía y la historia en primer lugar, y seguidas de la antropología, de la religión y de un etcétera que requiere de equipos interdisciplinares. Y en esas estamos. Pero no soy yo el “sin parangón”. No, no. El que no tiene parangón es él. Y bien que lo sabemos todos los que escribimos y nos asomamos a este blog. Incluso acierta en recomponer la etimología de La Virgen, yendo del hoy al ayer, que es una manera inversa de explicar los topónimos. En una sola cosa debe corregirlo: en escribir el nombre de mi pueblo sin la /s/ final que lleva: es Gusendos, que bastante pobre y chico es como para que le quiten una letra, posiblemente derivado del nombre de su fundador, una tal Gundesindus, que así aparece en un documento del siglo X, tan viejo es.


            Dice Isidro -y dice bien- que yo empecé a interesarme por la toponimia por la ortografía, por el afán de que los nombres de lugar estuvieran bien escritos. Y esa línea de estudio me puso en evidencia el potencial filológico que conllevaba su problemática. Poca cosa parece que es la escritura, pero a todos nos gusta que nuestros nombres se digan y se escriban bien, tal cual son. Otra cosa son las variantes: yo cargo con unas cuantas: Maxi para los familiares y amigos, Max para otros amigos del mundo del romancero y de las letras, Maximiano para la oficialidad, Maximiliano, Máximo, Maximino para quienes se confunden, porque creen que el Maximiano no existe, hasta hay quien me ha llamado Maximiniano. Y ya ni me inmuto, aunque corrijo. A Isidro veo que unas veces le apellidan Cicero y otras Cícero... Pues a los topónimos hay que escribirlos tal cual son, salvando los usos dialectales para acomodarlos a la norma de la Academia, pues no es otra cosa la escritura que imagen de la voz, como ya dijo el gran Nebrija. Y pone Isidro unos cuantos ejemplos de la toponimia canaria, bien traídos y bien comentados. Y yo añadiré otro que, teniendo su origen en Canarias, traspasa el ámbito canario para convertirse en asunto pan-hispánico que ha tenido entretenidos a grandes teóricos de la literatura hispánica durante siglos. Creo, además, que es un buen ejemplo de los intrincados problemas que de continuo se le presentan al estudioso de la toponimia.


Para los grancanarios es bien conocido el Barranco de Azuaje, uno de los principales barrancos del norte de la isla, que separa los municipios de Firgas y de Moya, y que ofrece uno de los ecosistemas insulares más hermosos. Como es de suponer, al ser tan importante barranco, debió tener un nombre guanche. Y lo tuvo: se llamaba Agumastel. Pero como tantísimos otros topónimos cambió de nombre en tiempos de la conquista, y en este caso del poblamiento posterior, por el hecho de que en él se instaló uno de los principales ingenios de azúcar de la isla, dadas su abundante caudal de agua y la proximidad de la Selva de Doramas, para abastecer de leña los fuegos del ingenio. Y con plena naturalidad recibió el nombre del propietario del ingenio: el de un tal Damián Azuaje “el Viejo”, de origen genovés, llegado a las islas tras el negocio del azúcar. La saga de los Azuaje se extendió en Gran Canaria a lo largo de todo el siglo XVI y varios de ellos tuvieron importancia singular en la regiduría de la ciudad y de la isla. Azuaje es el nombre que aparece siempre en las escrituras, aunque todos los grancanarios no digan sino Asuaje. El caso es que un nieto de ese Damián de Azuaje, llamado Pedro de Azuaje, al quedarse huérfano de padre, a la edad de 10 años, en 1598 emigró con su madre y con un hermano menor llamado Francisco a México, reclamados por un familiar allí instalado que tenía un próspero negocio. Poco sabemos de la vida de este Pedro de Azuaje en la Nueva España. Pero sí que fue el padre, ¡atención!, de Sor Juana Inés de la Cruz, la poeta mujer más importante de la literatura escrita en español, quizá únicamente superada por Santa Teresa de Jesús, solo quizá. No se ha hallado una firma de Sor Juana con el apellido Azuaje, pues desde que a los 18 años entró en un convento su única firma fue la de Sor Juana Inés de la Cruz. Pero sus biógrafos, empezaron a ponerle el apellido paterno y escribieron Asbaje, con /b/, y con tan extraño nombre se la creyó de origen vasco. La conversión del verdadero Azuaje en ese extravagante Asbaje tiene fácil explicación. El predominante seseo de la Nueva España, como en la mayor parte de Hispanoamérica, como en Canarias, convirtió primero el Azuaje en Asuaje, después convirtieron la /u/ en /v/ y la /v/ en /b/. Ya veis, pura ortografía. Y de ahí salió el apellido Asbaje con que han cargado a la monja mexicana durante tres siglos y medio. Investigaciones muy recientes, coordinadas desde México y Canarias, han removido aquel disparate y con pruebas irrefutables el apellido hecho canario ha vuelto a ponerse al lado de ese prodigio de las letras hispanas que fue Sor Juana Inés de la Cruz.


Muchas gracias, Isidro, por ocuparte de mis cosas y por hacernos gozar con tu arte literario. Y gracias también a vosotros, Ramón, compañero de Corias, Luis Heredia y Luis Carrizo (cuánto he gozado y aprendido con tu Quijote), por sumaros a los elogios de Isidro.


Maxi Trapero

 

 

lunes, 18 de agosto de 2025

NOMBRAR LUGARES, PONER SEÑALES (Por Isidro Cicero)

NOMBRAR LUGARES, PONER SEÑALES

Isidro CICERO

“Si pastorga fueras” - indican en León personas serviciales - “ten por cosa fija que te encontrarás a La Virgen antes de los ocho kilómetros”. Ningún forastero supone con esto que se le va a aparecer la santa Madre de Dios como en el romerito florecido lo tengo yo de coger. La santa Madre de Dios, recordad, sale en aquella polifonía tan rítmica. donde apareció la Virgen, un día al amanecer. Todos mis lectores recuerdan muy bien aquel ritmo si era o no era flamenco. Algunos lectores míos, como si los conociera, se han puesto ya a tararearla por lo bajo. Se acompañan con golpes de nudillos sobre sus escritorios:  el romero florecido, los tiples, la Virgen del Romeral, tenores, tercera voz, coro completo. Barítonos, todos muy suaves, muy piano. Pianísimo el final. 


 “Nos vemos en La Virgen”, se citan los cazurros, “La Virgen es donde agarramos aquella cogorza monumental”, rememoran los más vividores. La Virgen es un lugar en los bordes de la carretera vieja Madrid-Coruña. Entonces pueblos y villas partidos por la mitad y la gente tan contenta. Ahora no. Ahora la Virgen prepara cachopos como si estuviéramos en Llanes. También es muy recordado que a La Virgen llegaron montones de muchachos, todos ellos de género y sexo masculino, abandonándose allí a una sacrificada formación en valores. A aquel conjunto poblacional, cruzado por una carretera con rango nacional, lo llamaban antes La Virgen.  Y ahora lo mismo.


La gente no estaba en contra de que las carreteras pasaran por mitad. “Fíjate”, presumían, “estamos al pie mismo de la carretera”. Una bendición entonces. Añadían “del Camino” pero allí no hacía falta. Lo añadían por añadir y para distinguirla de tantísimas otras vírgenes: La del Romeral, la de los Cuchillos “venerada en Valladolid”, Cela la conoció y Carrizo la tiene siempre presente. 


La clave de todo esto, no desvelo ningún secreto, fue la santa Imagen patronal y veneranda. Lo demás son derivaciones, contagios, irradiaciones sobre el pastizal de romerales, tomillares, jarales.  Allí hacían su verano las ovejas de Velilla. La Virgen es por aquella virgen y su imagen, bien claro está para todos menos para las ovejas, que aquellos rumiantes no se enteraban de nada. Animalucos. La Virgen es hoy un simple topónimo, que a eso vamos. Dinamarca también es un topónimo. Algeciras, otro. Miami lo mismo. También Muelas de los Caballeros, pueblo natal este último de Mariano Estrada Vázquez, recopilado ya en antologías. El recopilado es Mariano, el pueblo no, por qué iba a ser recopilado el pueblo. Quiero decir con esto que La Virgen tendrá las dimensiones espirituales que quieras ponerle, el simbolismo religioso, la capacidad de conmoción, la fascinación estética que se te antoje. Pero de base es un topónimo más, como Trobajo del Camino, Gusendo de los Oteros, Oncina de la Valdoncina. 


Todo esto viene a cuento de Maxi Trapero y su ciencia toponomástica, me explico. Gusendo de los Oteros es donde nació Trapero, que creció entre Corias y La Virgen y se desarrolló con refulgencias únicas en las Canarias. Algunos bien hablados están ya reclamándome la expresión “sin parangón”. Tenía yo que haberla escrito antes, porque Maxi lo merece como nadie, porque es un caso único, porque no admite comparación posible. Otros especímenes hemos podido coincidir en algún tramo de sus itinerarios vitales, pero no tenemos ni con mucho esa proyección universal suya. Al menos que a mí me conste. Yo creo que al paso que lleva, acabará siendo Trapero, él mismo, un topónimo también. Acabarán encontrándole un lugar, una plaza, si es que todavía no lo han hecho, una rotonda, quizás una avenida donde escribir su apellido: Avenida Maximiano Trapero estaría muy en su punto, pero veo que de momento, colegas canarios de su nivel intelectual le llaman “Max”, así no hay manera. Para nosotros es “Maxi” y los libros de la editorial IDEA  le llaman “Maximiano”. Lo mismo que hace en discursos institucionales el excelentísimo señor presidente del Gobierno Canario, don Fernando Clavijo Batlle. cuando reconoce algunos de los méritos del catedrático emérito. O cuando le condecora con la Medalla de Oro de aquella Comunidad ultraperiférica, o con la del Mérito a la Conservación del Patrimonio Histórico.


Será por medallas. Aunque siga siendo “nuestro” Maxi, Trapero puede ostentar también la de oro José Vasconcelos,  lo mismo que Borges, León Felipe, Salvador de Madariaga, Freyre, Uslar Pietri y otros próceres que no cito para no apabullar. Peninsular como nosotros, septentrional como nosotros y casi estepario, lleva una vida apuntando nombres de “sitios” de Tenerife, Gran Canaria, Lanzarote, Fuerteventura, La Palma, La Gomera, El Hierro y La Graciosa, creo que no me dejo ninguno. Sus topónimos, muchos que se parecen a los que yo he puesto más arriba, otros con resonancias exóticas con ADN isleño aborigen, guanche. De diez volúmenes que integran el Diccionario de Toponimia de Canarias, tres los dedica Maxi a explicar guanchismos. De ahí en parte las condecoraciones, de ahí la futura plaza, esa rotonda.

 

Quizá ocurra que, leyendo este globo de Cícero, el lector oiga mencionar por primera vez en su vida la palabra “toponomástica”, yo acabo de conocerla. Cuando Maximiano Trapero empezó a apuntar a destajo desde la oralidad canaria, pura y dura, topónimos isleños para proponer cómo habría que escribirlos en un castellano sin seseos ni ceceos, esta ciencia lingüística ni siquiera había sido bautizada todavía. Lo hizo años después uno de sus teóricos, el lingüista rumano Eugene Coseriu. Por cierto, fue Coseriu quien escribió el prólogo del primero de los cincuenta libros publicados por Maxi dedicado a la oronimia, los nombre del relieve del suelo y los usos que los humanos han hecho de ese relieve. 


“¡Apuntar nombres canarios y decidir cómo transcribirlos!”, decía yo provisionalmente. No es justo. En el trabajo filológico de Maxi, convergen todas las facetas de la pieza lingüística. La Virgen, sí, es una pieza lingüística, pero qué dice la historia de la lengua, la morfología del binomio, de dónde procede etimológicamente, su campo léxico, el significado que tiene allí, la semántica “gobernando todo el entramado teórico”, como explica el propio Maxi. Tengo que ponerme serio, disculpe el lector, pero ni siquiera mi lenguaje académicamente desinhibido puede prescindir de vez en cuando de una o dos definiciones de las cosas. Corro el riesgo: “La toponomástica es el estudio teórico, esencialmente lingüístico, de los topónimos”. 


Ya hubiera querido Maxi, supongo yo en mi ignorancia, encontrar las partidas de nacimiento de sus 40.000 topónimos canarios y las historias de cada uno de ellos, con la nitidez del acta bautismal de La Virgen y su curricular vitae. Pero el archipiélago le planteó un reto mental de memoria, reflexión crítica y especulación científico filológica. No una taxonomía, también un análisis genealógico comparativo de nombres y las hipótesis sobre sus posibles raíces y diacronías.


Registrar “echeides” y fijar como nombran los canarios los efectos de cada erupción, las concreciones de sus lavas. Anotar las “guaniguadas” que los castellanos denominaron barrancos; las “tenteniguadas”, que los cristianos bautizamos como montañas; los desiertos, que al parecer los aborígenes no sabían cómo llamar, tan uniformemente árido era su territorio volcánico. Estas oronimias ocupan los dos últimos volúmenes del Diccionario, incluidos naturalmente los entrantes, salientes, puntas y acantilados del Océano. No solo vale con decir “guaniguadas”. Hay que distinguir guaniguadas “tacandes”, “tagoros”, “tajogaites” o “ayamontes”.  Los ayamontes tórridos, tostaderos tropicales a los que toda Europa por lo general somete alguna vez la delicadeza de sus pieles humanas. 


El agua es un bien precioso en las islas, porque pronostica humedades vitales para la aparición de plantas y, con ellas, de animales. Fuentes, regatos,  "maretas" formadas por la lluvia, porque eran esperanzas. Tres volúmenes del diccionario están dedicados al léxico que se refieren a topónimos vinculados a la flora y la fauna.  vinculada a t que dieron nombres a lugares y constituyen apartados específicos de los diez tomos en que se acabó distribuyendo el Diccionario canario de Trapero. 


Una diafanidad sencilla, tal que la de “La Virgen”, le habría privado a Trapero del goce de la exploración mental: del entendimiento reflexivo y crítico, abstraerse del aluvión de nombres y elaborar una teoría universal (universitaria) y científica, capaz de dar cuenta de la especificidad lingüística, pero no solo lingüística, con la que los canarios han sabido bautizar los lugares. Coronar esta magna obra de diez volúmenes en cuatro tomos es el fruto de la dificultad superada, gracias al compromiso ético del autor, ejercitando una fuerza de voluntad de 30 años aplicada al terreno, como descubridor arriscado y explorador pionero. Sin parangón, repito.


El Teide, por ejemplo, y sin ir muy lejos, es el mayor y más señero de todos los “echedeyes” del archipiélago. Prueba tú a decir “echedeye”, ya verás. Enseguida te oirás pronunciando El Teide de forma rara, hasta te provocará una sonrisa, no dejes de hacerlo. Los europeos a las montañas tipo Cheides estaban más acostumbrados a llamarlas volcanes, por mor del Vulcano de Nápoles. De Hefaistos el griego por aquella época no se acordaba nadie, aunque eran parecidos, entre otras cosas porque todavía no se sabía mucho griego, el Renacimiento estaba que si empiezo que si espérate un poco todavía. Vulcano, cojo y malhecho, vivía en una fragua al fondo de la gran montaña humeante.  Este Echedeye canario, este Teide, los guanches parece ser que lo consideraban Montaña de Fuego, montaña del Infierno, donde vivía Guayota, la personificación del Mal. 


Ya se ve, con esto lo decimos, que los nombres de lugares también tienen relación con, la cultura, de las creencias y de la religión. De hecho, dos volúmenes de los diez del diccionario sistematizan los léxicos de lugares con referencias históricas sociales y culturales. 


El “ónimo” del topónimo “La Virgen” tiene una motivación de origen religioso, es bien sabido. Fue porque en torno al 2 de julio de 1505, ciertos  señores aseguraron (y otros se lo creyeron) que en aquel específico “topos”, había venido María Santísima a encargar una capilla. Cuando la gente hablaba del topos “donde dicen que se apareció la Virgen” , luego dijeron “donde la Virgen” y ya finalmente por esa manía que tenemos a la reducción y la economía,  pasaron a llamar al sitio “la Virgen”, simplemente. Hasta nosotros, hasta yo que casi no sé nada del asunto, podemos aventurar el itinerario evolutivo del nombre referencial de la sede de la patrona del reino de León, otra cosa es explicar los orígenes, la evolución y la fijación, acaso provisional, de los topónimos que ha estudiado el admirable Maxi Trapero, a quien sus colegas catedráticos, editores y académicos canarios también le llaman Max, abreviando aún más nuestro Maxi hipocorístico, que algunos escribimos con cierto recelo no vayamos a dar la impresión de que la familiaridad que propicia la mayor o menos coincidencia de orígenes, nos faculta, a mi o a cualquiera, a considerarnos familiarmente parangonables. Ya te digo yo que no. Que un respeto, que todavía hay clases. 


Si alguna vez supiste que la Legio VII Gemina, la de Galba, tuvo por aquí sus acuartelamientos, no te sorprenderá saber que el topónimo León tiene su porqué. Unos porqués de los topónimos pueden ser religiosos (La Virgen). Militares, sede de la Legio VII y antes que de estas tropas, las de la Legio VI Victrix, la de Augusto, primero en calibrar las ventajas estratégicas de esta confluencia de aguas: las “verniscas” que bajaban del ahora Puerto Payares y las “turis” que provenían  de la sierra que ahora llamamos Riaño. 


Para decir “agua” antes de que nos invadieran los romanos, los nativos tenían otras palabras, “vern” y “tori”. Bernesga y Torío puede ser que se deriven de esos vocablos. Los astores, también conocidos como astures serían paisanos de una de esas riberas. Es fácil intuir por qué León se llama León, con tal de saber que lo más importante que le pasó a este “topos” fue que los generales romanos acuertelaron en él a sus tropas para someter por un lado a los astures, a los vacceos y, por  otro,  a los cántabros, “indoctos”, estos últimos, “iuga ferre nostra” según escribió Horacio: “Que no acaban de acostumbrarse a nuestros yugos”. A nuestras normas. 


 Siempre habrá quién piense que el papa León eligió el nombre de esta ciudad a donde nos llevaron de chicos. Otros piensan que León XIV se acordó de su predecesor León XIII, el iniciador de la doctrina social de la Iglesia. Pero no falta quien se acuerde del hermano Leone, amigo íntimo de Francisco, su continuador espiritual, su fisiólogo, su secretario, su albacea. A mí me gusta mucho suponer que el papa se llama León por fra Leone.  Por cierto, el santo de Asís llamaba “ovejo” a fra Leone, dicen las crónicas, por ser tan sencillo, tan natural, tan sin dobleces. Lo mismo hacía nuestro fray Francisco, nos llamaba “ovejos” a nosotros, no sé si a todos nosotros, a algunos desde luego que sí. “Ovejiños” nos llamaba el cariñoso Fray. Poner nombres, poner motes. La comarca leonesa de los Oteros, podríamos aventurar nosotros, le pusieron ese nombre por las colinas que rompen la monótona línea horizontal del llano, podría ser.  Lo del Gusendo tiene que encerrar otra picardía más oculta. 


 La última vez que estuve con Maxi. despidiéndoles en el aeropuerto Seve Ballesteros. Venían él y Helena en taxi desde Liébana y lo primero que me comentó, goloso de palabras, lambiscón de toponomasias, fue la rica variedad y la coherencia de los carteles señaléticos de nuestras carreteras y autovías. Pensé entonces, lo he pensado siempre en la gran suerte que han tenido aquellas islas de la Macaronesia española por haber contado con este estudioso leonés enamorado de los nombres.


Nostalgia cognoscitiva de esos ocho macrotopónimos canarios, que se antojan ocho macrocontenedores, cargados de verbos, muchos sustantivos, muchos materiales de comunicación en viaje de ida y vuelta a América. La flota que hizo el salto hacia América y luego el tornaviaje rumbo a Europa. 


El trabajo concienzudo de Trapero no tiene parangón.


 

miércoles, 30 de julio de 2025

miércoles, 23 de julio de 2025

domingo, 20 de julio de 2025

martes, 15 de julio de 2025

FALLECE JOSÉ RAMÓN LÓPEZ DE LA OSA

 Maldita la tarea que me obliga este blog en anunciaros tan duras noticias.

Javier Muñiz, el Ministro, me informa que el pasado día 11 falleció nuestro compañero Jose Ramón López de la Osa de un derrame cerebral cuando estaba de descanso en casa de su hermano en Vigo.

En el enlace que os dejo encontraréis el comunicado de la parroquia en la que Fr. José  Ramón estuvo y se celebró el funeral.

Descanse en paz, mi buen compañero de la yeguada del 61 en el noviciado de Caleruega.


https://comunidadebasecoia.org/2025/07/13/buscador-de-la-verdad/




martes, 8 de julio de 2025

FALLECE EL PADRE AMANDO ROBLES (Nos informa Maxi Trapero)

Buenos días, Josemari

Tú, que tan buenas noticias nos das de continuo, de vez en cuando nos comunicas algunas muy tristes, como la que te doy yo ahora. Ayer murió en Costa Rica, du destino desde hace muchísimos años, Amando Robles, que por ser mi amigo y compañero de curso, desde Corias, junto con Gegorio Barreales, no me acostumbro a llamarle Padre Amando Robles O.P. Él y Goyo fueron siempre mis mejores amigos, los únicos con los que tuve contacto de entre los que ingreamos en Corias en 1955. A Goyo sí lo conociste, en la casa de Bernardo, con tu hijo Alberto, en Villaturiel, pero no sé si llegaste a conocer a Amando. Él fue siempre "el mejor" de nuestro curso, y acabó siendo un teólogo de fuste, de una renovación en cuando al concepto de la religiosidad que si así lo hubiera publicado siglos antes se las hubiera tenido que hacer el paseíllo vestido de "sanbenito" hasta una señora llamada Hoguera. Pero ha dejado una huella profunda y benéfica entre quienes fueron sus alumnos en la Universidad Nacional de Costa Rica, como así lo manifiestan los comentarios que siguen a la noticia de su muerte en Facebook, que te adjunto.  

Fueron muchos los años intermedios en que no nos vimos, pero nos conjuramos para coincidir los tres, Amando, Goyo y yo, en el verano de 2006. Fueron unos días gozosos, por no decir gloriosos: tres avanzados en edad recordando y reviviendo las cosas, las vidas, hasta las canciones que nos hermanaron de niños. Hasta subimos a La Virgen y tras besar el manto de la Patrona entonamos los tres su himno (el antiguo, que el nuevo no lo sabíamos), con verdadera emoción y con el asombro de las pocas personas que estaban en el templo. Y visitamos los pasillos, las aulas, los dormitorios, las capillas, de nuestro antiguo colegio, ya todo desbaratado y en obras, hasta comimos cerezas de los árboles que quedaban en pie alrededor del edificio. Y lo celebramos después con un bacalao al ajo arriero en el bar-bodega de mi pueblo, que por tantas cosas (unas justas, las otras no buenas) se ha convertido en famoso en toda la provincia, sin que faltara -faltaría más- el buen prieto picudo de mi tierra.
Te adjunto una foto en la que estamos los tres, en el patio de su casa de Barrillos del Curueño, a donde fuimos después, tras visitar el centro cultural de Cerezales del Condado, de tu admirado y querido don Antonino Fernández.

Y te adjunto también la esquela que me han mandado de mi queridísimo Amando.
Te lo digo esto a ti, tan cercano a mí y a todo lo relacionado con los dominicos, aunque sea de alguien que nunca se asomó a tu prodigioso blog, aunque bien sabía de él y lo alababa. 

Un fuerte abrazo,
Maxi Trapero




jueves, 26 de junio de 2025

PENSANDO EN TI (Por Pedro G. Trapiello)

Pedro García Trapiello

Pensando en ti

Como si José Agustín Goytisolo también hubiera pensado en ti con sus «Palabras para Julia», hoy te las lleva aquí el aire de estas mañanitas, admirada y querida Choni Carrizo:


Nunca te entregues ni te apartes

junto al camino, nunca digas

no puedo más y aquí me quedo. 

Otros esperan que resistas

que les ayude tu alegría

tu canción entre sus canciones.

Tu destino está en los demás

tu futuro es tu propia vida

tu dignidad es la de todos...


Nos tronzó el alma tu mensaje diciéndonos que «las últimas pruebas salieron muy mal y ya no me pusieron la quimio, porque (aunque no con estas palabras) quieren que vaya a ver en directo qué cuadro está pintando tu hermano Seve». Imaginamos la trilla y los redobles que trepidan en tu cabeza tras un «tac» decretando la fatalidad, pero en modo alguno tengas prisa, ninguna prisa, sabes que Seve es de pintar óleo antiguo de lentitud preciosista, y cuando llegues a verle aún no habrá terminado el retrato en que está trabajando, que es de los de bordar luces y miradas, y que es el tuyo sin duda, pues en las fechas de «Sanjoderse de la quimio» os conocisteis y ahí le sobró tiempo para captarte el alma a la primera, ese borbotón de alegría y entereza contagiosa que te permitió tanto tiempo burlar y aplazar las intenciones siniestras del bicho visitador que se topó con tu dicha de vivir y de dar a los demás y de sólo pensar con un estilazo jovial de chispa luminosa tan difícil de hallar en estas tierras morugas, y siempre fija tú en ayudar y animar y organizar y agitar a la gente de La Virgen del Camino en músicas, libros, culturas en movimiento, escribiendo y gestionando en un no parar. Es mucho lo que te deben y debemos. No seremos capaces de pagártelo. Si además tu marido, que de ti sabe camo nadie, asegura que has venido siendo en tu vida una verdadera santina, ¿cómo no verte, igual que a la de Covadonga, pequeñina, galana y adorable?... Y te prometo que alguna calle de tu pueblo te seguirá nombrando para que nunca mueras y que tu nombre nos siga reavivando tu ejemplo rotundo y tu lección.

 

viernes, 20 de junio de 2025

CONTRAFACTA (Conciertos de Ingartze y Germán Torrellas)


GIRA CONTRAFACTA VERANO 2025
Estimados amigos:
La gira de conciertos de “Contrafacta” comenzó en Madrid en Semana Santa y
continúa ahora en León y Asturias.

El concierto “Aquella voz de Cristo” presenta un recorrido por la música religiosa
desde la edad Media al Renacimiento en una propuesta única, en la que los músicos
combinan simultáneamente voces e instrumentos antiguos (fídula, organetto y
vihuelas de arco).

Esta gira de “Contrafacta” tiene un carácter totalmente altruista, y su organización ha
corrido a cargo de los propios intérpretes con la colaboración inestimable de los
responsables de las diferentes iglesias. La entrada es libre y se ofrece la posibilidad
de realizar una aportación voluntaria a las personas asistentes.

“Contrafacta” desea compartir la belleza y la espiritualidad de esta música
conmovedora y magnifica en los espacios para los que se creó (Iglesias,
Monasterios...), intentando facilitar su comprensión y disfrute con breves
explicaciones que son siempre muy bien recibidas.

Las Fechas y localidades de la gira son

24 de julio, 19:00 h., VEGAS DEL CONDADO, León, Iglesia de San Esteban
25 de julio, 20:30 h., LA VIRGEN DEL CAMINO, León, Basílica de La Virgen del Camino
28 de julio, 19:30 h., AVILÉS, Asturias, Iglesia de San Nicolás de Bari
1 de agosto, 19:00 h., PRIESCA, Villaviciosa, Asturias, Iglesia de San Salvador
2 de agosto, 19:00 h., COVADONGA, Asturias, Real Colegiata de San Fernando
3 de agosto, 19:30 h. CANGAS DE ONÍS, Asturias, Iglesia de S. Pedro de Villanueva

Esperamos haber despertado su interés y que consideren la posibilidad de apoyarnos
en su difusión, por lo que les quedaríamos enormemente agradecidos, nosotros y el
público que gracias a su información acuda a los conciertos y salga complacido.
Adjuntamos cartel general de la gira, programa de concierto, notas al mismo y una
breva reseña sobre los componentes del grupo.

Para más información, pueden contactar con Ingartze Astuy y Germán Torrellas en
los teléfonos 607.695.541, 607.745.423 (también whatsapp) o en la dirección de
correo electrónico lacajita.arte4musica@gmail.com donde le atenderemos, si lo
desean, con mucho gusto.

Agradecidos de antemano por su interés les enviamos un cordial saludo
www.lacajitademusica.com
 

miércoles, 28 de mayo de 2025

viernes, 23 de mayo de 2025

EL DICCIONARIO DE MAX (Por Francisco Pomares)

El anillo de Moebius. 

El blog De Francisco Pomares, 22- Mayo 2025


Maximiano Trapero y Fernando Clavijo (Presidente del gobierno de  Canarias) durante la presentación del diccionario de toponimia canaria.


El profesor Max Trapero presentó ayer en el Guiniguada la que probablemente sea una de las obras capitales de su carrera: su monumental diccionario de toponimia en diez volúmenes, en un acto presidido por Fernando Clavijo y en el que intervinieron algunos de sus amigos, como el rector de la ULPGC, Luis Serra; el catedrático Manuel Lobo; y la también catedrática Dolores Corbella, de la Real Academia Española. Fue un acto con vocación académica, entrañable y discreto, como todo lo que tiene que ver con Trapero. Pero los que estuvimos allí tuvimos la sensación de estar viviendo un momento solemne: la conclusión y presentación pública de una obra en la que se destilan cincuenta años de investigaciones y trabajo de campo. Una de las más importantes publicadas en Canarias en lo que va de siglo, que ya ha recibido el Premio Internacional de la Real Academia, y que es, además, una deslumbrante demostración del amor de Max Trapero por las palabras.

Trapero es un científico auténticamente social, un maestro convencido de la necesidad de divulgar el conocimiento y de hacerlo llegar al máximo número posible de personas. Y, además, le entusiasma lo que hace. Se define en sus actos como un profesor, y ejerce como tal a todas horas, en todo lo que mira o toca, especialmente en esos dos vicios vitales que comparte con los grandes docentes: la curiosidad ilimitada ante lo que ocurre en el mundo y el deseo de aprender todos los días.

Supongo que fue ese deseo de aprender de los demás lo que llevó a nuestro hombre a patearse las ocho islas en un trabajo al que ha dedicado su vida: construyendo el archivo sonoro de Canarias y rescatando del olvido romances, cantos, leyendas y cuentos. Recuperando la memoria volátil, pero no efímera, de un pasado que —cuando él empezó— aún estaba a la vuelta de la esquina, a punto de perderse en la niebla, y que hoy solo existe gracias a su esfuerzo y su entrega.

Soy amigo de Max desde hace muchos años, y lo cierto es que nunca he logrado entender cómo hace para vivir su intensa liturgia de relaciones y afectos, y cabalgar al mismo tiempo sobre una obra que parece inagotable. Porque Trapero no para. No para nunca. Después de haber escrito, compilado o editado casi un centenar de libros, uno se pregunta si hay una vida por cada Trapero, o varios Traperos por cada vida, apostados uno tras otro como el astronauta Ion Tichy, de la novela de Stanisław Lemcapaz de reproducirse a sí mismo para repartirse trabajo, ocio, pasiones y emociones.Personas como Max Trapero nos enseñan que, entre los restos del naufragio, siempre aparecen tablas de salvación. Ejemplos a los que aferrarse para seguir defendiendo que un mundo diferente —y mejor— es perfectamente posible. Que la diferencia entre lo malo y lo bueno la marcan quienes se toman su tiempo para hacer bien lo que creen que deben hacer.

En medio del desinterés, la desidia, la apatía y el desprecio por el trabajo bien hecho, Trapero ha dedicado toda una vida de estudio y de correrías por las islas a reconstruir y preservar para el futuro el catálogo de las palabras que nos cuentan Canarias y dan nombre a cada una de sus miles de esquinas.

Ha hecho muchísimo más. Trapero ha formado a dos generaciones de filólogos e investigadores en lexicología, lingüística y semántica. Ha contribuido al conocimiento en las islas con 250 artículos científicos y un centenar de libros. Nos ha explicado cómo hablamos en Canarias y por qué. Ha sistematizado el estudio de la toponimia canaria y ha hecho que los mapas de esta región nos hablen del pasado a través de sus nombres. Ha estudiado la décima y la poesía improvisada en las islas y en América. Ha atrapado el recuerdo versado del romancero y lo ha fijado para siempre. No ha parado de trabajar este estajanovista grancanario, herreño consorte, canario vocacional llegado a las islas desde un minúsculo pueblo de León.

Pero aunque Trapero no hubiera hecho todo lo que ha hecho, aunque solo fuera por su monumental estudio de la toponimia de Canarias —en cada una de sus islas y en cada uno de sus pueblos—, aunque no fuera por ninguna otra cosa, Canarias se la debía. Se la debíamos.

Hace unos años, en 2017, Canarias le compensó con su mayor distinción: el Premio Canarias. Fue a recogerlo sin un átomo de arrogancia, con la modestia y el desparpajo de siempre, y aprovechó para decir allí, delante de un nutrido grupo de amigos y colegas, el orgullo que le produce hablar en español. Una confesión del hombre, del profesor y del investigador que más ha hecho —al menos desde Wölfel— por identificar lo que queda del guanche, de su visión de la tierra vivida, de su palabra… y cómo esa palabra forma parte hoy —y seguirá haciéndolo siempre— del español que hablamos los canarios.

Ese día aprendí de Trapero algo que no sabía sobre él. Aprendí que el motor que lo mantiene vivo y activo, apasionado y siempre de buen humor, es el orgullo de saber quién es. Un orgullo íntimo y discreto, que le ha permitido sobrevivir a la adversidad —e incluso a la agresión— refugiándose en el mundo de las palabras. Esas palabras simples y humildes de los campos, los cerros, los pagos y los caminos. Las palabras que Trapero ha adoptado y protegido sin renunciar nunca a la belleza y la bondad de las suyas.

sábado, 17 de mayo de 2025

MAXI TRAPERO PRESENTA EL DICCIONARIO DE TOPONIMIA DE CANARIAS (21 DE MAYO)

Queridos amigos:

Os supongo informados por la notificación-invitación del presidente del Gobierno de Canarias de la presentación de mi Diccionario de toponimia de Canarias. 

Obviamente, no para que asistáis, estando tan lejos Canarias, sino para que sepáis de mis últimas publicaciones y de la atención que me ha merecido la toponimia canaria, tan "nueva" en el tiempo, pero tan interesante como cualquiera con muchos siglos más de antigüedad. 

Hoy la complemento con la imagen que ha elaborado la editorial con los cuatro libros y sus respectivos contenidos, que adjunto. 

           


Y me sirve este correo para saludaros y declararos la renovación de mi amistad.
Un abrazo,

Maxi Trapero



lunes, 12 de mayo de 2025

INTERVENCIONES EN EL ACTO DE PRESENTACIÓN DE LA ANTOLOGÍA POÉTICA DE MARIANO ESTRADA

La intervención de la presentadora, Ángeles Valdivieso, historiadora y abogada

https://drive.google.com/file/d/1yIJK3h6nxj_pO8RPU6R5xvPN2e_ipjOh/view?usp=share_link

La intervención del autor

https://drive.google.com/file/d/1IsZcyXD-VVApD6VouK1uCN8x1Pcih7U7/view?usp=share_link

A continuación la primera intervención de Miguel Escrich, Manuel Palazón y Nicolás Pardo; hicieron una doble lectura, cada uno de ellos.

https://drive.google.com/file/d/16lZMgxjs6YXg6O7-JVox77ozCH63SvmU/view?usp=share_link

A continuación, “Se me pone el alma” por Cristina Ribes

https://drive.google.com/file/d/16lZMgxjs6YXg6O7-JVox77ozCH63SvmU/view?usp=share_link

Y finalmente; y tras estos algunos poemas de Mariano Estrada, alguna parodia, y sobre todo; poemas de su último libro “Antología Poética”, (el libro que se presentaba realmente en el acto); a continuación, la lectura dramatizada de “la Tragedia de un Avaro”, una obra de teatro con tres personajes: el avaro, el criado y el narrador; interpretados por Miguel Escrich, Manuel Palazón y Nicolás Pardo




https://drive.google.com/file/d/1EUUUcgXRfextKq6PPzYo4aMU6ybITx8t/view?usp=share_link



jueves, 8 de mayo de 2025

PRESENTACIÓN DE LA ANTOLOGÍA POÉTICA DE MARIANO ESTRADA

La presentación de la Antología de mis poemas (edición y diseño del libro de Lalo F. Mayo) será mañana viernes día 9.

Se leerán poemas del libro y se hará una lectura dramatizada de una pequeña pieza de teatro titulada "TRAGEDIA DE UN AVARO".

Un acto ideal para relajar el espíritu.

Estáis todos invitados.

Mariano Estrada.


domingo, 4 de mayo de 2025

CURIOSIDADES PARA VUESAS MERCEDES (Por Lalo F. Mayo)




En la iglesia parroquial de San Pablo, en el popular barrio de la Trinidad del centro de Málaga, encontré sobre un altar lateral esta representación del dichoso pelícano, mucho más clásica que la realizada por Subirachs, de la que se escribió largo y hermoso semanas atrás en este blog.

Podríamos decir que esto es lo que nos quería pintar el artista catalán si hubiera tenido más tiempo para hacerlo y la puerta del santuario no hubiera sido tan dura.
La inclusión aquí de esta imagen no tiene, faltaría más, ninguna intención comparativa de estilos, sino simplemente mostrar una curiosidad que encontré en una reciente visita al templo que acoge a Jesús Cautivo, llamado “el Señor de Málaga” por la devocion que recibe de los malagueños y una de las estrellas de los pasos procesionales de la Semana Santa en esta ciudad.

En este caso, no hubiera habido duda alguna sobre la identificacion de la imagen.

Siento no poder dar más datos sobre la autoría ni la época en que se realizó. Aunque puedo intuir que bastante antes de 1960.

Salud
Lalo

miércoles, 30 de abril de 2025

QUERIDO ITURGÁIZ (Por Chema Sarmiento)

Querido Iturgáiz:


No sé si fue ayer o antes de ayer, de pronto, en medio de la calle, sin ton ni son, me vino a la memoria un recuerdo muy antiguo, pero que nunca olvidé:

Estábamos en primer curso, en clase de Matemáticas y Geometría, con el Padre Domínguez. Yo era el último de la clase.. El último, cuando en todas las demás materias siempre estaba entre los primeros ¿Tan mal se me daban las matemáticas? No, se me daban igual de bien que cualquier otra asignatura. Estaba el último por el castigo que nuestro profesor me había impuesto.

Unos meses atrás, le estoy viendo como si fuera ahora mismo allí delante del encerado en el que aparece un triangulo rectángulo dibujado, nos está preguntando: "Estos dos lados más pequeños se llaman catetos, en efecto ¿Y cómo se llama el lado largo?" No tardé si un segundo en contestar, por si alguien se me adelantaba: "¡HIPO...PÓTAMO!"

Nunca me he tenido por alguien gracioso, pero en aquella ocasión hice reír a toda la clase. Sólo hubo uno que no se rió y que lo tomó como un insulto personal dada su complexión física, si os acordais.

El castigo fue inmediato. Pasé a ser el último de la clase lo que conllevaba un Cero de nota en la asignatura, mes tras mes, hasta que dejara de estar en última posición.

Pero para salir de ella sólo había una escapatoria: contestar correctamente a una pregunta a la que ninguno de la clase hubiera sabido contestar. Pasé meses, os podéis imaginar, encerrado en el último puesto, ya que la mayor parte de mis compañeros eran buenos estudiantes y siempre había alguno que contestaba correctamente antes de que me tocara la vez a mí.

Aquello me sumió en una profunda depresión. No volví a sonreír desde entonces . Una vez que me preguntaste, querido Iturgáiz, qué me había pasado para haber cambiado así, te conté el motivo.

Ya debíamos estar cerca del fin de curso cuando el P. Domínguez planteó una enrevesada pregunta. Aunque no recuerdo cuál, enrevesada debía ser porque fue pasando desde el primero de la clase sin que nadie supiera contestar a ella. Llegó a mí... se hizo un silencio total en el aula... y la contesté. Era una larga y complicada contestación... mis compañeros no sabían si era la buena o no... y el Padre Domínguez, sin darla por válida me hizo repetir. Lo hice... Todos estábamos expectantes. Luego de un interminable momento oímos la voz del profesor: "Es correcto. Pasas a ser el primero de la clase."

Y entonces una filas más allá, a mi izquierda oí un grito "¡Bien! ¡Hurra, hurra!" Era tu voz, Iturgáiz , que sonaba con tanta alegría, tanto regocijo, tanto contento como si la buena noticia te hubiera tocado a ti.

Nunca he olvidado la expresión de tu cara en aquel momento, siempre te he tenido un cariñó especial desde entonces. Y ayer o antes de ayer, en medio de calle, quizás en el momento en que estabas dejando este mundo, me asaltó sin ton ni son ese recuerdo.

Con todo mi cariño 

Sarmiento

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