lunes, 4 de abril de 2022

DEDICADO A LUIS CARRIZO

 Fotografías de "establecimientos" en el Barrio Húmedo de León con "DENOMINACIÓN DE ORIGEN".

Seguro que le llaman la atención a Luis Carrizo.






8 comentarios:

RAMON HERNÁNDEZ MARTÍN dijo...

Ya lo decían los revolucionarios parisinos del 68: “la imaginación al poder”, que es lo que yo veo en ese barrio: mucha imaginación y, por tanto, mucho poder. Que la “sed sea santa” redime al ebrio y lo encumbra en las alturas del ser (alguien importante). Por su parte, la metáfora del “Infierno” connota divertimento, razón por lo que la gente divertida lo prefiere al cielo y, claro, siguiendo en esa misma dirección, no es lo mismo cometer un “pecado” con un bocado de “sidra” que con un buen vaso de vino, sin que la fuerza masculina de este quite, desde luego, ningún mérito al atractivo femenino de aquella, dicho sea sin connotación alguna al conflictivo binomio histórico hombre-mujer. Y, como no podía ser menos, lo mejor, a los postres: la “guerra de paz”, bien embutida y orquestada, en la que solo se permite tirar bombas de sonrisas y lanzar proyectiles de besos (casi, casi, como lo que está ocurriendo en Ucrania en versión rusa). ¡Ahí es na lo que contiene la “denominación de origen” del Barrio Húmedo de León!, ese precioso “cielo” de humanidad. ¡Ánimo, Luis, pues la ocasión la pintan calva!

RAMON HERNÁNDEZ MARTÍN dijo...

En mi comentario anterior se me olvidó la guinda del pastel: ¡que los disfrutes, Alberto!

Luis Carrizo dijo...

Hombre, Cortés, muchas gracias por la dedicatoria. La verdad es que has acertado de lleno con el asunto del las fotografías, porque me encantan los detalles de ingenio donde sean, pero especialmente en los rótulos de las tiendas, y más especialmente todavía cuando se refieren a un "establecimiento de hostelería". De hecho, me sucede con relativa frecuencia pararme y tirar de móvil durante mis viajes, cada vez que descubro alguna pieza que me llama la atención. Y Ese de "La Santa Sed" merece, desde luego, parada y fonda. Es el que más me gusta, no solo por el nombre del bar, sino por el nombre de la plaza en que se halla, "la Plaza el grano", que los peregrinos, que allí al lado tienen la suerte de albergarse, y otros forasteros sin especificar, pronuncian "del grano". Preciosidad de plaza, vive Dios.
En la plaza las Palomas (los peregrinos, etc., dicen "de las" Palomas), en el bar Los Pelayos, he visto durante mucho tiempo un cartelito de papel pegado con una chincheta sobre una viga de la que colgaban las copas, y que sobrevolaba el pequeño mostrador, en el que se leía un mensaje que podría ser el lema de una vida: "Alegra esa cara". Yo no dejaba de entrar en los Pelayos a tomar un vino cada vez que me acercaba a León, solamente por leer el consejo. Y hablo en pasado por culpa del covid, que me retiene lejos de esas amadas geografías y me impide comprobar que todo sigue igual.
Lo de "Guerra de Paz", también tiene lo suyo. Seguro que ha hecho desenfundar igualmente el móvil a muchos turistas, que dirán, por una vez, como debe ser, Gerra de Paz y no "de la" Paz.
Y el amigo Alberto, haciendo un pedido on line. Como debe ser

JOSE MANUEL GARCÍA VALDÉS dijo...

Llama la atención el giro radical tan radical que Josemary le da al Blog. Todo giraba en torno al colegio, los colegiales y, sobre todo, el Santuario. Estábamos sumergidos de pleno en un ambiente religioso o cuasi. El Santuario es como el ombligo del Blog. Aquí se ha escrito mucho sobre el antiguo y el nuevo, el ejemplo más contundente es el Isidro y su hermoso libro sobre el asunto. Y ahora, de forma súbita, Chemary nos introduce en un santuario civil, el Santuario del Barrio Húmedo, lleno de capillas en las que se celebran a diario actos de confraternización y, como en el religioso, se reparte pan y vino a todo el que se acerca al altar/mostrador. Puede resultar fuerte decir que, si bien en el religioso el santo es Froilán, en el civil podría ser Genaro ( Genarín), patrono de comulgadores del vino. Si resulta herética esta comparación ruego a la Santa Sed-e que no tenga en consideración mi osadía y me lleve de los Pecados de Vino a las puertas del Infierno y me lleve a transitar de la Guerra a la Paz.
No soy de León pero me gusta León, visito León y su santuario laico del Barrio Húmedo. Conocido es que los bomberos de León cuando acuden a un incendio pasan por el bar Colón, el bar Exprés, Cipriano ... sin importarles que se haya quemado la población. No se puede peregrinar por la vida sin orar en esos santuarios de oan y vino.
Un hurra por Josemary. Carrizo se dice de León pero la vaca
(I'msorry mucho, pero mucho) es de donde pace no de donde nace.
Abrazos cuaresmales.

Luis Carrizo dijo...

Qué listo has sido, Pitu. Ahora entiendo lo de la Aldea Global en la que habitas, pues de esta forma nada del Universo te es ajeno. Así cualquiera.

JOSÉ MANUEL GARCÍA VALDÉS dijo...

Ojo, Luís, en la esa Aldea tan Grande yo soy el más torpe; si mi CI es "inmedible" imagínate el nivel global de CI que allí habita; en el global, entre todos alcanzamos, dentro de la campana de Gaus,la media de 100. Cadi ná.
Bebe y vive.
Abrazos

Isidro Cicero dijo...

Hombre, Carrizo, cómo te conocen. Cómo sabían que te daban por el gusto con esas fotos. Lo has contado tú, te pirras por esos golpes de humor que algunos emprendedores ponen en marcha como reclamos, chistosos pero industriales. Golpes y quiños que buscan la sonrisa inteligente y a la vez van es serio porque con ese juego tratan de ganarse la vida. En captar eso tú eres maestro.
Te diré que en esta ocasión echo en falta un ingrediente que siempre pones en tus guisos, se ve que siempre lo tienes a mano: echo a faltar alguna referencia del que para ti es el libro de los libros. Seguro que alguna razón tendrás para no ponerlo en la sartén esta vez, a mí me habría encantado, como siempre. Con motivo de la sed, santa o no santa o no santa, algún dicho te habrá soplado el asendereado caballero. En cuanto a mí, nada más leer lo de "Alegra esa cara", me ha venido al oído una música de rumba: “Alegra esa cara, que ya no vives en Marte, que ya no sueñas con tener alas, con tener alas, ay, con tener alas”. Se llamaban los Estopa, creo.

Luis Carrizo dijo...

Amigo Cicero, aunque nuestro muy querido furriel me tiene rodeado de mí mismo, como has podido comprobar, no quiero dejar sin responder a tus insinuaciones quijotiles.
Sabes, igual que yo, que hasta hace cuatro días, como aquél que dice, los cantineros no se complicaban la vida buscando nombres para sus locales. Ni ingeniosos, ni normales, ni paranormales. Les bastaba con poner una rama de laurel a la puerta para que el personal se orientara, aunque fuera hecho mosto. El Quijote, en lógica consecuencia, está ayuno de cualquier referencia en este sentido. Item más, se abstiene en mencionar si dentro ya del establecimiento "del ramo" había carteles diciendo "alegra esa cara" o "prohibido blasfemar y escupir en el suelo". De lo que no se priva Cervantes es de tratar, a su manera, los asuntos tocantes a la bucólica. Entre ellos voy a transcribir un pasaje que es muy pertinente, porque en él cuenta Sancho una sabrosa anécdota de dos famosos mojones, que es lo mismo que decir catadores. Seguro que quien no la conozca disfrutará leyéndola.

II, 13 Anécdota de los dos mojones → [catadores], que Sancho cuenta al escudero del Caballero del Bosque, después de darle un buen toque a la bota que éste le ha pasado

—Pero dígame, señor, por el siglo de lo que más quiere: ¿este vino es de Ciudad Real?
—¡Bravo mojón! —respondió el del Bosque—. En verdad que no es de otra parte y que tiene algunos años de ancianidad
—¿A mí con eso? —dijo Sancho—. No toméis menos sino que se me fuera a mí por alto dar alcance a su conocimiento. ¿No será bueno, señor escudero, que tenga yo instinto tan grande y tan natural en esto de conocer vinos, que, en dándome a oler cualquiera, acierto la patrie, el linaje, el sabor y la dura y las vueltas que ha de dar, con todas las circunstancias al vino atañederas? Pero no hay que maravillarse, si tuve en mi linaje por parte de mi padre los dos más excelentes mojones que en luengos años conoció la Mancha, para prueba de lo cual les sucedió lo que ahora diré. Diéronles a los dos a probar del vino de una cuba, pidiéndoles su parecer del estado, cualidad, bondad o malicia del vino. El uno lo probó con la punta de la lengua; el otro no hizo más de llegarlo a las narices. El primero dijo que aquel vino sabía a hierro; el segundo dijo que más sabía a cordobán. El dueño dijo que la cuba estaba limpia y que el tal vino no tenía adobo alguno por donde hubiese tomado sabor de hierro ni de cordobán. Con todo eso, los dos famosos mojones se afirmaron en lo que habían dicho. Anduvo el tiempo, vendiose el vino, y al limpiar de la cuba hallaron en ella una llave pequeña, pendiente de una correa de cordobán. Porque vea vuestra merced si quien viene desta ralea podrá dar su parecer en semejantes causas.

LAS TRES ENTRADAS MÁS POPULARES EN EL BLOG