En la iglesia parroquial de San Pablo, en el popular barrio de la Trinidad del centro de Málaga, encontré sobre un altar lateral esta representación del dichoso pelícano, mucho más clásica que la realizada por Subirachs, de la que se escribió largo y hermoso semanas atrás en este blog.
Podríamos decir que esto es lo que nos quería pintar el artista catalán si hubiera tenido más tiempo para hacerlo y la puerta del santuario no hubiera sido tan dura.
La inclusión aquí de esta imagen no tiene, faltaría más, ninguna intención comparativa de estilos, sino simplemente mostrar una curiosidad que encontré en una reciente visita al templo que acoge a Jesús Cautivo, llamado “el Señor de Málaga” por la devocion que recibe de los malagueños y una de las estrellas de los pasos procesionales de la Semana Santa en esta ciudad.
En este caso, no hubiera habido duda alguna sobre la identificacion de la imagen.
Siento no poder dar más datos sobre la autoría ni la época en que se realizó. Aunque puedo intuir que bastante antes de 1960.
Salud
Lalo
5 comentarios:
Leo en la entrada "pelícano": "El pelícano es uno de los pocos animales capaz de lastimarse a sí mismo para alimentar a su progenie, por lo que en el cristianismo ha pasado a ser un símbolo del altruismo llevado hasta el sacrificio completo de sí mismo. Precisamente lo que hizo Jesús por nosotros". En el pie de la hermosa escultura que Lalo nos ofrece a la contemplación, San Agustín concreta el significado en la interacción de la esperanza, el amor y la fe. Digamos, para no aburrir, que la sangre como redención es lo de menos y que lo de más es su significación eucarística como pan que alimenta, pan preparado y ofrecido por las manos de otros, siendo nosotros mismos ese otros para otros, es decir, siendo en definitiva pan para ellos. Casi na frente a la que está cayendo, cuando el más listo parece ser el que, sin dar un palo al agua, más embolsa.
Mis queridos apostólicos, conocéis sobradamente el adagio del dedo que apunta a la luna: CUANDO EL SABIO SEÑALA LA LUNA, EL NECIO MIRA EL DEDO.
Parece ser que esta antológica frase es de Confucio, un filosófico chino cuya enseñanza se centra más en la ética que en la metafísica. Es decir, lo contrario al corpus filosófico del Casorvidense, centrado en la ontología del ser y sus propiedades.
Estoy divagando un poco para evitar que me tildéis de necio por haberme fijado en el pedestal cuando el dedo de Lalo apuntaba al pelícano.
¿Qué se puede leer en el basamento de la foto?
Aunque un tanto fragmentada, aparece una reflexión de San Agustín donde combina magistralmente las tres virtudes teologales del cristianismo:
“No hay amor sin esperanza, ninguna esperanza sin amor, ni amor ni esperanza sin fe”
Enhorabuena, Lalo.
Mataste dos pájaros de un tiro sin pretenderlo.
Por algo te apodamos EL GRANDE.
Colgué mi comentario sin darme cuenta de que Ramón fue mucho más avispado y miró a la vez al dedo y a luna, armonizando una reflexión del conjunto, que es lo correcto.
Si queréis motejarme de NECIO os sobran razones.
Sin pasaros, eh. Porque el Casorvidense saldrá siempre en mi ayuda. Y es más duro que el primo de Zumosol.
!Madre del Amor Hermoso!! Qué cantidad de cosas y misterios aprendo y descubro con vosotros. No sé si me quedaré con todo.
Desde que leo a los teológico-eucarísticos ya me he desligado de lo ontológico incluso de lo lógico, y no digamos de lo físico, por eso ni vi el dedo ni la luna ni a Lalo, por ello hoy he pedido cita para el que arregla ojos, el tal no se qué mólogo. Lo que más "presta" de esto es que un simple paxarín despierte los ánimos dormidos de tanto metafísico, odontólogo, filólogo como hay por ahí agazapado. Juanín, ya sabes que el casirvid nse siempre seguirá tus pasos siempre que haya olor a buen jamón y castañas, medianamente nuevas, esas que están a medio abrir, las que tú buscabas por los castañeros de S. Feliz y que tanto tardaste en encontrar. Yo ya no me acuerdo cómo saben.
Que habléis de amor, fe, esperanza y caridad y yo hablé de castañas no tiene perdón de ningún dios, si los hubiese, pero siempre es bueno mezclar lo divino y lo humano para "haiga" intercomunicación.
A Lalo le cantaría aquello de "... no quiero que me traigas, que me lleves sí".
Abrazos hiperantológicos.
P.D. Juan, si topes castañes has de chamamé.
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