miércoles, 22 de mayo de 2024

FALLECE EL P.ADRE JESÚS MARTÍN

 Lamento informaros, hoy me he enterado, del fallecimiento el pasado día 10 del muy querido Padre Jesús Martín.

Descanse en paz con mi mejor recuerdo.












9 comentarios:

Malvárez dijo...

Descanse en paz.
Siento mucho su fallecimiento.
Conocí al P. Jesús Martín cuando llegué a Corias después de salir del colegio apostólico de la paramera.
Cuando supo que venía de La Virgen del Camino, donde el P. Cura había "aconsejado" a mi padre que "era mejor que no volviera", Jesús Martín me regaló una gramática de latín y un diccionario, diciéndome que, una vez terminado el bachillerato en Corias, y si perseveraba, podría reengancharme con los antiguos compañeros de La Virgen del Camino.
La vida, como sabeis, me llevó por otros derroteros pero, de algún modo, fr. Jesús fue profeta ya que, andando el tiempo, y gracias al blog, efectivamente llegué al reenganche con vosotros.
Según el dicho, ya acuñado entre nosotros de que en la paramera "casi logran educarnos", en mi caso, entre el P. Jesús y el P. Basilio Cosmen, también recientemente fallecido, "casi lo logran" también.





Lalo dijo...

Lamento muchísimo el fallecimiento del pJesús. Me dio clase de arte y, sobre todo, de Francés. Montaba sus clases con el entonces moderno método Assimil, apoyado por cintas de casete, y cuando los del 64 llegamos a Palencia (donde nos matriculamos en el instituto para hacer Preu en su último año, ya que al siguiente se instauró el COU) asombramos por nuestros conocimientos del idioma a la profesora que nos tocó, que aquel curso sin duda lo disfrutó como docente. Yo no volví a estudiarlo, pero quedó tan bien prendido lo que me enseñó el pJesús, que sigo defendiéndome en francés. Incluso me he atrevido a traducir (con el apoyo, eso sí, del traductor de Larousse) una biografía del general Dupont escrita en el siglo XIX.
El pJesús Martín fue el profesor más culto, apasionado con la enseñanza y respetuoso con los alumnos que tuvo entre sus obligaciones enseñarme algo en toda mi carrera. Ese al menos es mi recuerdo. Confío en que haya disfrutado de su larga vida en lo que fue su vocación religiosa y de servicio a los demás. Muchois de nosotros lo vimos disfrutar mostrándonos "sus" libros en la biblioteca de Caleruega, que conserva una excelsa colección.
Ahora mismo recibe de mí una oración sentida y unas lágrimas emocionadas por su recuerdo. Descanse en paz.
Salud
Lalo

Isidro Cicero dijo...

ALGUNOS RECUERDOS DEL PADRE JESÚS MARTÍN

Era uno de los profesores más activos y originales. Hizo que nos acercáramos, que nos familiarizáramos incluso, con algo tan insólito como “el género chico”: le recuerdo destripando para los alumnos “La verbena de la Paloma”, el rijoso don Hilarión, el chotis,aquello de “tiene usté razón don Sebastián, tiene usté muchísima razón, y si me gustan las hijas de Eva, ¿qué he de hacer yo”?

Tenía, con razón, mucha fe en el método assimil para familiarizarnos de forma intuitiva con el francés. Era inseparable del magnetofón.

Nos inició en la metodología del comentario de textos, utilizando un manual de Guillermo Díaz Plaja que ya me habría gustado conservar.
Proponía textos como el “En Flandes se ha puesto el sol”, de Eduardo Marquina. Ponía tanto énfasis en los versos de Marquina, que mi querido amigo Mariano Tobes (qepd) logró que muchos, no sé si todos, le llamáramos “Marquina”.

En una ocasión, me contó con talante balsámico el recuerdo más trágico de su vida. Siendo niño “apostólico” en Las Caldas (era el más pequeño de todos, increíblemente pequeño, según veo ahora), se llevaron a los religiosos, sus profesores, el director de la escuela apostólica y otros, y los mataron. Otros niños como él, que nosotros conocimos, un poco mayores, eran el padre Lanz y el padre Morán.

En Caleruega tuvo el primor de intentar reunir los libros escritos por todos los autores dominicos contemporáneos, o que hubiéramos rodeado de alguna forma el dominicanismo. En aquella biblioteca burgalesa era el artífice y el amo: nos mostró algunos tesoros bibliográficos, le encantaba ayudar a estudiosos que se acercaban allí a investigar. A nosotros nos enseñó un raro incunable en cuya portada aparece un Santo Domingo cruzado, cuya lanza terminada en punta se clavaba en la boca de una cierva moribunda quebrepresentaba la herejía. En Caleruega nos mostró también una mesa antigua, de nogal o de roble, procedente del antiguo convento de Vergara. Nos aseguró que sobre esta mesa habían sellado el fin de la primera guerra carlista el general Espartero y los representantes del general Maroto. En el vecino convento de las monjas nos mostró la colección de niñosjesuses que posee la comunidad, explicando la necesidad psicológica de las religiosas de clausura de mantener cierto equilibrio emocional respecto a su instinto maternal.
Este hombre sí intentó formarnos.
Ahora que hemos visto la esquela del padre Jesús Martín, si los datos que contiene son correctos, seguro que sí, compruebo con estupor e incredulidad que cuando ocurrió lo de Las Caldas, el 22 de diciembre de 1936, el niño Jesús Martín, procedente de la Aldehuela de la Bóveda, Salamanca, solo tenia siete años de edad. Siete años, madre mía. Entre los dominicos que sacaron para matarlos, estaba el director de la escuela apostólica, Enrique Cañal Gómez, asturiano del pueblo ðe Corias que apareció ahogado en la playa de Somo la víspera de Nochebuena de aquel año maldito de 1936.

NOTA. Este texto, aquí corregido y aumentado, apareció publicado días atrás en wasap,en el grupo 'Amigos' coordinado por Antonio Alonso.

J.L. Suárez dijo...

Siento profundamente la muerte de Jesús Martín, amigo y compañero entrañable de "fatigas".Descansa en PAZ,amigo.

RAMON HERNÁNDEZ MARTÍN dijo...

Mi oración de acción de gracias acompaña su tránsito o transformación. A lo largo de los 18 años que pasé con los dominicos, nunca lo tuve cerca. Después, creo que lo vi una vez en Caleruega, cuando a los cursarios allí reunidos nos sirvió de cicerone. Esta mañana he mantenido una larga conversaciòn con Valentín Tascón, quien me ha contado cosas suyas, en el tono de las aquí apuntadas en los comentarios (gracias, Isidro, una vez más por lo mucho que compartes) y más. Dos cosas me llevan a expresar esta condolencia: que fuera salmantino significativo y que, a la vista está, haya dejado profunda huella y sendimentos como importantes nutrientes incluso para la equilibrada vida actual de tantos miembros de esta extensa familia de antiguosalumnosdominicos. Loado sea el cielo por su vida, ahora consumada. En la foto que acompaña la noticia, apenas lo reconozco, si bien me ha encantado la prestancia y el empaque de Alfonso Losada, a quien echo de menos en estos comentarios, con lo mucho que antes solía aportar.

Fernando Alonso Diez dijo...

Mi recuerdo para el P Jesús Martín es de cariño y agradecimiento. Excelente persona, modelo a imitar. Como profesor comprometido, fue punta de lanza en aplicación de métodos novedosos y eficaces en aquellos lejanos sesenta, tan escasos en ese tipo de actuaciones en la educación española. DEP

Luis Carrizo dijo...

En mi opinión, y así tuve el placer de comentárselo a él de viva voz, el mejor profesor que he tenido, dentro y fuera del ámbito dominicano.
No hay vez que no me encuentre con Manolón que no me repita, imitando el soniquete con que el admirado padre Marquina nos lo leía, aquel pasaje del cuento de Fernán Caballero: "¡Dale bola, dale!Caramba contigo, Juan Holgado, que tienes la cabeza a prueba de bomba"
El mejor, con diferencia, en entender y llevar a la práctica el principio docente de que la principal función del profesor es hacer que el alumno ame la asignatura.

Esa era una de sus virtudes.Espero y deseo
que ahora se encuentre en el lugar donde se le reconozca y premie esa virtud y otras de mucho mayor fuste que tenía.
Descanse en paz

Luis Heredia dijo...

Siento profundamente la pérdida del Padre Jesús Martín. En el encuentro de Abril supe por Fray Emilio que estaba realmente mal. Es curioso que a mis dos últimos profesores que tuve también en Sto. Domingo de Oviedo no les he podido despedir como se merecían. La Capilla Ardiente del Padre Basilio estaba en el mismo lugar del encuentro pero no me dio tiempo para llegar a despedirme. Y el Padre Jesús estaba tan malín que no era recomendable visitarle.
Al Padre Jesús Martín le descubrí con el paso del tiempo. Durante mis estancia en Sto. Domingo yo había optado por el idioma inglés en 2º de Bachillerato. Mi contacto con él en Sto. Domingo había sido muy escaso. Es más, me parecía el clásico profesor serio de trato. Al llegar a La Virgen, ingresando directamente en 3º, resultó que me "doy de bruces" con él al encontrármelo dando clase de francés. Os confieso que lo pasé realmente mal. Ya no porque llegaba yo con una idea errónea del Padre Martín sino porque yo no tenía ni idea de francés y me costó Dios y ayuda ponerme al nivel de los demás que ya llevaban un año de adelanto en el idioma, reto que nunca logré superar a pesar de la facilidad con la que nos enseñaba. El Assimil fue uno de nuestro libros de cabecera. Luego llegó el Padre Braidandwater y todo el francés que había yo "assimilado" como principiante se fue al garete. Con el paso del tiempo, y a través de los encuentros que tuvimos, las percepciones cambian y conocí realmente al Padre Jesús Martín. Era un fraile culto, educador vocacional, accesible, empático. Se esfumó el respeto que me infundía su presencia.
Padre Jesús Martín, conocerte y compartir contigo mis momentos de enseñanza y luego como en un "tú a tú" fue de lo mejor que me ha pasado en la vida.
Siempre estarás en mi recuerdo.
Mi sentido pésame a su familia y a toda la dominicana.
Descansa en paz

Vibot dijo...

Querido padre Jesús, todos te recuerdan, entre otras muchas cosas buenas, por tus clases de francés. Yo no te tuve en francés sino en Historia del Arte y en Literatura.
Siempre que empleo los términos arquitectónicos del románico, del gótico, del renacimiento, del barroco...hasta de la arquitectura moderna de aquellas nuevas iglesias -muchas de ellas dominicanas- agradezco haberme embelesado en aquellas clases tuyas con tus diapositivas y tus palabras comentándolas...aquellos exóticos y musicales vocablos que se hacían piedra y cielo en la penumbra de tus clases con imágenes proyectadas...ajedrezado, pantócrátor, ajimez, parteluz, arbotante, pechina, arco conopial, nave, triforio, ábside, visigótico, mudéjar, cúpulas y cimborrios, tímpanos, balaustradas, paramentos, contrafuertes, baldaquinos...
Aquellas clases fueron para mí un pequeño paraíso deslumbrador, casi una cueva de Alí Babá que tú sabías abrir para mis ojos y mi corazón.

Aquel acento tuyo un poco afónico y aquel hablar pausado y matizado también me descubrieron a Gabriel Miró: el otro paraíso, la escritura.
Un día bajaste a clase -siempre llegabas con los brazos cargados de aquellas suntuosas golosinas de tus libros- con un tomo impecablemente encuadernado en piel granate con sus obras completas y nos leíste -como para mí sólo yo sentí- párrafos que pintaban en el aire, y se hundían en el alma hipnotizada de un hondo asentimiento, escenas ya vividas, paisajes ya soñados, olores y sabores prometidos, qué sé yo...
Bajo esa luminosa estela ya busqué yo otro día aquel Humo dormido que hasta hoy me acompaña en la misma edición amarillenta.
Años después también busqué aquella edición tuya de sus obras completas, granate ábrete sésamo de tan ricas lecturas e inspirados momentos.

Y por si fuera poco todo esto,
me acogiste de nuevo en el colegio en aquel curso del 75-76 para dirigir la Escolanía, que tan apasionadamente defendiste.

¿Te puedo deber más?
Gracias enormísimas por todo, querido padre Jesús Martín, inolvidable entre el humo dormido de aquellos años nuestros compartidos.

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